Retrato del archiduque Segismundo Francisco, obra de Giovanni Maria Morandi (h. 1665). Kunsthisrisches Museum de Viena.
Tras la muerte a finales de 1662 del archiduque Fernando Carlos, el gobierno del Tirol pasó a manos de su hermano menor, el archiduque Segismundo Francisco (1).
Segismundo, nacido el 28 de noviembre de 1630 en Innsbrück, era el cuarto hijo del archiduque Leopoldo V del Tirol y de Claudia de Medici. Al igual que su padre, desde muy joven fue dedicado a la carrera eclesiástica, algo por otro lado normal entre los “segundones” varones de la Casa de Austria (2). En 1646 fue nombrado Obispo de Augsburgo, sin ser previamente ordenado sacerdote, aunque debido a su juventud (16 años), la diócesis fue gobernada por administradores. En 1653 se convierte en Obispo de Gurk, en Carintia, y finalmente, en 1659, el emperador Leopoldo I le nombra Príncipe-Obispo de Trento tras la muerte del anterior Obispo, Carlo Emanuele Madruzzo (3). Con este nombramiento se ponía fin al dominio de la familia Madruzzo sobre el Trentino (4), al tiempo que el Principado-Obispado pasaba nuevamente a la órbita tirolesa tras casi más de cien años de semi-independencia política, aunque en 1662 tuviese lugar la firma, entre los Habsburgo y el Capítulo de Trento, de un acuerdo sobre la jurisdicción eclesiástica favorable a Trento. Sin embargo, el Papa no confirmó jamás el nombramiento de Segismundo Francisco, por lo que sólo el apoyo de su primo el Emperador le permitió ostentar el dominio temporal y las regalías sobre el territorio, pero no el espiritual. El archiduque tomó posesión del Principado el 14 de septiembre de 1660 a través de sus representantes. El Obispado sería siempre gobernado por vicarios en nombre de Segismundo Francisco.
El archiduque Segismundo Francisco fue, al igual que su hermano Fernando Carlos, un gran amante y mecenas de las artes. De hecho, en 1652, acompañó a la pareja archiducal en un viaje que les llevó a recorrer varias cortes del norte de Italia, entre ellas la de Módena, donde residía su hermana, la archiduquesa Isabel Clara, casada con el duque de Mantua Carlos II de Gonzaga-Nevers. De esta visita se conservan numeroso escritos, entre ellos uno referente a un torneo celebrado en honor de los archiducales huéspedes, obra de Giuliano Cassiani: “La Gara delle stagioni, Torneo a cavalle, rappresentato in Modena nel passaggio de’ Ser. Arcid. Ferdinando Carlo, Sigismondo Francesco d’Austria, e l’Arciduchessa Anna di Toscana” (1652).
Como se comentaba, a la muerte Fernando Carlos, Segismundo Francisco subió al trono tirolés con precedencia sobre las hijas de su hermano. Durante su corto reinado parece ser que destacó mucho más que su predecesor en las tareas de gobierno, aunque es escasa la información que sobre su persona y reinado se conserva (5). Un hecho destacado de su gobierno fue el pago de tres millones de libras tornesas que le efectúo Luis XIV por la cesión que de Alsacia hizo la Casa de Austria al monarca galo como consecuencia de la Paz de Westfalia (6). Por otra parte, Felipe IV le concedió el Toisón de Oro el 28 de agosto de 1663, enviándole la insignia por medio del tesorero de la Orden, Jacques Bruneau, la cual le llegaría el 19 de enero de 1664 (7).
En 1665, tras la dispensa papal que le permitía renunciar a sus cargos eclesiásticos (8), el archiduque Segismundo Francisco contrajo matrimonio con Eduviges del Palatinado-Sulzbach (1660-1681), hija del conde Cristiano Augusto del Palatinado-Sulzbach (1622-1708) y de Amalia de Nassau-Siëgen (1615-1669), con la intención de buscar un heredero que le sucediese en el trono y continuase la dinastía. El matrimonio por poderes se celebró en Sulzbach el 3 de junio (o 5 de junio) de ese mismo año. La nueva archiduquesa se puso enseguida de camino para Innsbrück, sin embargo, durante este lapso de tiempo Segismundo Francisco cayó enfermo, muriendo el 25 de junio a la edad de 34 años, sin haberse podido consumar el matrimonio. Su cuerpo sería enterrado junto al de su hermano Fernando Carlos y el de sus padres, Leopoldo V y Claudia de Medici, en la Iglesia de los Jesuita del Innsbruck (Jesuitenkirche).
Retrato de la emperatriz Claudia Felizitas, obra de Carlo Dolci (1675). Galleria degli Uffizi de Florencia.
Con la muerte del archiduque Segismundo Francisco se extinguía la línea masculina de la rama tirolesa de la Casa de Austria. A partir de ese momento el Tirol y los otros territorios del Austria Anterior pasarían a la rama vienesa representada por el emperador Leopoldo I, el cual viajaría hasta Innsbruck ese mismo año (29 de octubre) para hacerse jurar como nuevo soberano del Tirol. Leopoldo I crearía un consejo especial para gobernar el país, pero a partir de ese momento el Tirol sería regido por gobernantes nombrados desde Viena, perdiendo de esta forma su independencia para siempre. Sin embargo, no hay que olvidar un hecho importante y que muchos historiadores han pasado por alto: a la muerte de Segismundo Francisco la rama tirolesa no se había extinguido completamente, ya que aún quedaban con vida las hijas del archiduque Fernando Carlos y de Ana de Medici, las archiduquesas Claudia Felizitas y María Magdalena, que vivían en Innsbruck (?) junto a su madre.
La archiduquesa María Magdalena moriría el 21 de enero 1669 a la edad de 13 años, sin embargo, su hermana, Claudia Felizitas contraería matrimonio el 15 de octubre de 1673 en Graz con el emperador Leopoldo I, para el que serían sus segundas nupcias tras la muerte de su primera esposa, la infanta-emperatriz Margarita Teresa, hija de Felipe IV y doña Mariana de Austria. Este matrimonio, bajo mi punto de vista, fue ideado para “legalizar” la situación del Tirol, ya que de esta forma se unían las dos ramas austriacas de la Casa de Austria y los hijos nacidos de este matrimonio serían los legítimos herederos tanto del Tirol, como de los otros territorios patrimoniales de la Agustísima Casa. Sin embargo, Claudia Felizitas moriría apenas tres años después (8 de abril de 1676) siendo el único fruto de este matrimonio dos pequeñas archiduquesas que morirían siendo muy niñas: Ana María Sofía (muerta el 21 de diciembre de 1674) y María Josefa (muerta el 11 de julio de 1676).
Ana de Medici, que se había trasladado a Viena junto a su hija tras el matrimonio de ésta con Leopoldo I, moriría el 11 de septiembre de 1676, desapareciendo con ella el último vestigio de la rama tirolesa de la Casa de Austria.
A modo de conclusión, podemos decir que la muerte en junio de 1665 del archiduque Segismundo Francisco sin hijos varones, apenas 3 meses antes de que lo hiciese su primo Felipe IV (17 de septiembre de 1665), hizo imposible que el monarca español pudiese considerar a un miembro de la rama tirolesa en su testamento para sucederle en caso de muerte prematura o sin hijos de Carlos II. Así, Felipe IV estableció que en caso de morir sin descendencia el futuro Carlos II, los derechos sucesorios recaerían, por este orden, en la infanta Margarita Teresa y sus sucesores, en los descendientes de su hermana, la emperatriz María, casada con el emperador Fernando III, y por tanto, en la persona del Leopoldo I, hijo de ambos; y, por último, en defecto de estas dos ramas, en la descendencia de la infanta Catalina Micaela, duquesa de Saboya e hija de Felipe II.
Fuentes principales:
* Barbacovi, Francesco V.: “Memorie storiche della città e del territorio di Trento”. Volumen 2. Trento 1824.
* Mora y Casarusa, Diego de: “Los Héroes y las maravillas del mundo. Dios, la tierra y los hombres”. Madrid, 1855.
* Schlachta, Astrid von: “To rule and to prepare: Claudia de’ Medici an her european fellow widows”. Det Kongelige Bibliotek.
* Sterzinger, Anton von: “Istoria della principesca contea del Tirolo”. Innsbrück, 1780.
* Voltes Bou, Pedro: “Documentos de tema español existentes en el Archivo de estado de Viena”. Volumen 2. Instituto Municipal de Historia, 1965.
Notas:
(1) No he podido encontrar los motivos por los cuales la sucesión del Tirol recayó en Segismundo Francisco y no en la archiduquesa Claudia Felizitas, hija mayor del archiduque Fernando Carlos, ya que, a diferencia de los que sucedía en Francia, en los ducados austriacos, y en general en los territorios gobernados por la Casa de Austria, la mujer no quedaba excluida de la sucesión, aunque sí se daba preferencia a los varones.
(2) Ejemplos de este hecho serían el propio padre de Segismundo Francisco, el archiduque Leopoldo V, que antes de ser designado por su hermano Fernando II como Conde del Tirol, fue obispo de Passau y Estrasburgo; el archiduque Alberto, arzobispo de Toledo entre 1595 y 1598, antes de contraer matrimonio con la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II; el cardenal-infante don Fernando, hermano de Felipe IV, que fue cardenal-arzobispo de Toledo entre 1619 y 1641; el archiduque Leopoldo Guillermo, hijo del emperador Fernando II y hermano de Fernando III, que fue obispo de Passau, Estrasburgo, Halberstadt, Magdeburgo, Olomuc y Breslavia, además de Gran Maestre de la Orden Teutónica; el archiduque Carlos José, primer hijo del matrimonio entre el emperador Fernando III y la archiduquesa María Leopoldina, hija de Leopoldo V del Tirol, que sucedió en todos sus cargos a Leopoldo Guillermo tras la muerte de éste en 1662; etc
(3) Segismundo Francisco fue elegido en el Capítulo del 7 de febrero de 1659. Barbacovi, Francesco V.: “Memorie storiche della città e del territorio di Trento”. Volumen 2. Trento 1824.
(4) El Principado-Obispado de Trento fue gobernado consecutivamente por cuatro miembros de la familia Madruzzo: Cristoforo Madruzzo (1539-1567), Ludovico Madruzzo (1567-1600), Carlo Gaudenzio Madruzzo (1600-1629) y Carlo Emanuele Madruzzo (1630-1658).
(5) Por desgracia no he podido tener acceso a los documentos que se puedan conservar en los archivos de Estado de Innsbruck y Viena, ni a la única biografía que sobre su persona me consta que exista: Hans Sonnweber, “Erzherzog Sigmund Franz von Tirol", phil. Diss., Innsbruck 1949.
(6) “Los héroes y las maravillas del mundo: Dios, la tierra y los hombres…”, pag. 383. El 1648, el emperador Fernando III cedió, tanto en su nombre como en el de toda la Casa de Austria, la soberanía sobre la alta y la baja Alsacia, el Sundgaw y la prefectura de 10 ciudades imperiales a Luis XIV y a sus sucesores. El monarca galo, por su parte, para compensar las pérdidas que sufría el archiduque Fernando Carlos, le aseguró la suma de tres millones de libras tornesas, pero no quiso entregarlas sin que antes Felipe IV consintiese tal cesión territorial, lo que se llevó a cabo por a Paz de los Pirineos de 1659, por la que el Rey de España renunció a todos los derechos o pretensiones que pudiese tener sobre Alsacia, el Sundgaw y el Condado de Ferrette. Luis XIV, a través de un tratado firmado con Fernando Carlos el 16 de diciembre de 1660, prometió pagar los tres millones en cinco partes, en el espacio de tres años. Sin embargo, muerto Fernando Carlos el 30 de diciembre de 1662, el pago fue efectuado a Segismundo Francisco.
(7) Voltes Bou, Pedro: “Documentos de tema español existentes en el Archivo de estado de Viena”. Volumen 2. Instituto Municipal de Historia, 1965. Pp. 455-456.
(8) El 28 de mayo de 1665 renunció solemnemente al título de Obispo de Trento y a sus otras dignidades eclesiásticas. Barbacovi, Francesco V.: “Memorie storiche della città e del territorio di Trento”. Volumen 2. Trento, 1824.