sábado, 22 de enero de 2011

LA FAMILIA DEL REY, LOS TÍOS DE CARLOS II: EL CARDENAL-INFANTE DON FERNANDO DE AUSTRIA (PARTE II)

El cardenal-infante don Fernando hacia 1623. Autor desconocido.

El 3 de agosto de 1619 Pablo V expidió un nuevo breve a Felipe III anunciándole la misión diplomática de monsignore Marsilio Petruzzi, Arzobispo de Chieti (Nápoles), llevando al infante don Fernando las acostumbradas insignias cardenalicias (1).

Tardó unos meses la expedición de los documentos de la Curia que, según el estilo, se hacía a través de la Cancillería y Dataría Apóstolicas. Por eso monsignore Petruzzi no llegaría a Madrid hasta comienzos de 1620. Sin embargo, ya en el mes de octubre se había recibido por medio de la Nunciatura el breve con el nombramiento de cardenal, a lo que el Infante contestó con la siguiente carta firmada cuando contaba con tan sólo 10 años de edad:

Santísimo Padre. El Nuncio de V. Santidad me dio un Breve de V. Beatitud de 29 de julio con la gracia que ha sido servido de hacerme del capelo, con que he recibido la merced y favor que esperaba de su santa mano. Y quedo con particular contentamiento de tener esta causa más para desear muchas ocasiones del servicio de V. Santidad y de esa Santa Sede y emplearme en ellas con el gusto que lo he de hacer por esta nueva obligación y lo que debo imitar al Rey, mi señor, en quien conozco tan gran voluntad a V. Beatitud.

Espero en Dios que me ayudará a parecerlo con el cumplimiento de mis buenos deseos y ser agradecido y obediente a V. Santidad, cuya persona guarde N. Señor largos y felices años como la Cristiandad ha menester. En Madrid (en blanco) octubre 1619.

Santísimo Padre, besa los muy santos pies de V. B., su humilde hijo, El Cardenal Infante de España” (2).

Monsignore Petruzzi llegó finalmente a Madrid el 30 de enero de 1620 portando las citadas insignias. Y ese mismo día se entregó el birrete al infante don Fernando “de secreto en el oratorio de Sus Altezas y en presencia del Rey, su padre” (3).

El 2 de febrero siguiente, fiesta de la Purificación de Nuestra Señora, el Cardenal Zapata dio el capelo al infante don Fernando en la Capilla Real del Alzázar en la hora de la misa mayor. El capelo fue llevado a Palacio por Petruzzi en una hasta alta, forrada de terciopelo carmesí, yendo a su mano izquierda el Duque de Alba y delante todos los Grandes y títulos que se hallaban en la Corte. Fue un día muy solemne, porque se juntó la fiesta de la Candelaria con el primer día que el Rey salía por los corredores de la Villa y Corte después de su jornada a Portugal (4) y de una larga enfermedad que le tuvo apartado durante un tiempo. A partir de entonces entró don Fernando en la administración del Arzobispado de Toledo, siendo nombrado como gobernador el doctor Álvaro de Villegas, canónigo de aquella catedral, a quien el 3 de mayo de 1620 el nuevo Cardenal-Arzobispo otorgó los poderes para que en su nombre tomara posesión de dicho Arzobispado en lo espiritual y temporal (5).

El destino de don Fernando en la administración de la Iglesia obligaba a darle la correspondiente educación eclesiástica: la formación humanística desde las primeras letras, el aprendizaje de las letras clásicas y modernas, el estudio de las artes, la teología y el derecho canónico. Igualmente, su más que probable futuro en un alto cargo político dentro de la Monarquía suponía también una preparación particular. Su padre, Felipe III, ya había iniciado esta delicada labor, sin embargo, su temprana muerte en 1621, cuando don Fernando no había cumplido aún los 12 años, hizo que esta labor educativa pasase al nuevo hombre fuerte de la Monarquía, el Conde-Duque de Olivares, más que al nuevo Rey, su hermano mayor Felipe IV, que tan sólo contaba con 16 años cuando subió al trono.

Un presupuesto básico en la mente del valido era lo que expresaba en 1632 en su conocido programa educativo para la nobleza, válido también para los infantes: “sin la buena crianza no hay buen sujeto. Y así imposible sin milagro el haber sin la buena instrucción personas idóneas para el gobierno: ni para el Estado, ni para la guerra” (6).

Para conseguir la buena instrucción señalaba cuatro fases que debían cubrir el aprendizaje de las primeras letras tanto en romance como en latín; dominar los poetas y autores latinos, aún los más difíciles, aprender las lenguas francesa e italiana, y las matemáticas. Además, había que aprender a montar a caballo, tanto a la brida como a la jineta, esgrimir, danzar, jugar a la pelota, luchar, tirar la barra y saltar. Todo esto hasta los 18 o 20 años. Después de esto, había que recorrer el mundo o por lo menos España y conocer el sistema de gobierno de las demás naciones, su situación, sus costumbres (buenas y malas) y la marcha general de la vida en España y en el extranjero (7).

Don Fernando, a pesar de su carácter eclesiástico, empezó a recibir también lecciones sobre el arte militar, es decir, el estudio de las fortificaciones y la estrategia.

Pero más importante que la enseñanza de las disciplinas era la educación total del hombre, cuya clave estaba en la selección de las personas que le rodeaban. De ello era plenamente consciente Olivares, como ya lo expresó en su “Gran Memorial” de 1624 dedicado a Felipe IV. En él llamaba la atención al Rey sobre este peligro porque, como se vio ya en las entradas dedicadas al infante don Carlos, advertía signos inequívocos de que ambos infantes estaban en el punto de mira de algunos nobles desafectos con el nuevo régimen olí barrista, el particular los familiares del anterior valido Duque de Lerma, es decir, la facción de los Sandovales.

Por estas razones, el principal objetivo de Olivares fue afianzar a don Carlos y don Fernando en la más rendida sumisión y obediencia al Rey, su hermano. Y en esto no se les debía consentir ninguna falta de respeto ni la menor desobediencia “porque en consintiendo una, se perderá infinito y se aventurarán graves daños”. Y, para eso, como medio indispensable, había que excluir de su ambiente a todos aquellos que no fuesen de la absoluta confianza del Rey y el valido.

Era de opinión de Olivares que se les había de imponer a los Infantes “criados” que fuesen de clase media, es decir, “que ni por pocas obligaciones no tengan que aventurar ni por muchas osen intentar cosas grandes con fines torcidos” (8).ç

En conclusión, al darle Casa al Cardenal-Infante don Fernando, había que proceder con la máxima cautela en la selección de las personas de la misma.



Fuentes principales:

* Aldea Vaquero, Quintón: “El cardenal-infante don Fernando o la formación de un príncipe de España”. Real Academia de la Historia, 1997.

* Elliott, J. H.: “El conde-duque de Olivares”. Crítica, 2004.

* Vermeier, René: “En estado de guerra. Felipe IV y Flandes 1629-1648”. Universidad de Córdoba, 2006.


Notas:

(1) El breve reza así: “Paulus P.P.V. Carissime in Christo, fili noster. Salutem et apostolicam benedictionem. Mittimus venerabilem fratem Marsilium archiepiscopum theatinum ob ejus virtudes nobis valde carum, qui dilecto filio nostro Ferdinando Infanti, Sanctae Romanae Ecclesiae Diacono Cardinali, Maiestatis tuae filio, biretum ac pileum deferat Cardinalitiae dignitatis insignia”.

(2) Archivo de la Embajada de España ante la Santa Sede, E. 57, fol. 55.

(3) Gascón, Gerónimo: “Gaceta”. P. 74.

(4) Sobre la Jornada de Portugal de Felipe III en 1619 léase Ares Montes, José: “Los poetas portugueses, cronistas de la Jornada de Felipe III a Portugal”.

(5) Gascón, Gerónimo: “Gaceta”. P. 369.

(6) Elliott, John. H y Peñas, José Francisco de la: “Memoriales y Cartas del Conde Duque de Olivares". Ed. Alfaguara, Madrid, 1981. Tomo II, p. 87.

(7) Íbidem, p. 88.

(8) Íbidem, p. 52.

22 comentarios:

  1. Aunque me salgo un poco del tema no de la época, decirte que hoy venía en "El País" interesante artículo sobre la estancia de Rubens en Madrid, no me acuerdo quien lo escribía, lo he visto en el periódico del bar tomando café.
    Un saludo.

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  2. como siempre, muy ameno tu post, Carolvs.

    Un abrazo.

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  3. Una muy cuidada educación la reservada a la nobleza y a los infantes, atendiendo a lo que se estilaba en aquella época, que no descuidaba nada de lo que se consideraba importante, tanto para moldear la mente como para ejercitar el cuerpo. Hoy se llamaría educación integral: ciencias, letras, idiomas y ejercicio físico.
    Un saludo.

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  4. A los diez años los niños tienen que estar jugando y dejarse de escribir cartas al Papa.
    Yo les acusaría de malos tratos.

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  5. Llámame mal pensado, pero me da a mi que el infante con 10 años no escribió la carta al papa dándole las gracias... :)

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  6. José Eduardo: Rubens fue diplomático en España por orden del Duque de Mantua y realizó algunos trabajo para la Corte de España y Bruselas como el famoso retrato ecuestre del Cardenal-Infante don Fernando victorioso en la Batalla de Nördlingen. Ahora iré a leerme el artículo, supongo que vendrá a cuento de la exposición del Prado.

    Un saludo.

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  7. Cayetano: ninguno podía hacer un comentario tan bueno sobre la educación como tú, profesor ;)

    Un saludo.

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  8. Aspi: ya sabes que la sangre regia obliga y no quita obligaciones ni a los niños.

    Un saludo.

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  9. José Luis: de eso no te quepa la menor duda jejeje ;)

    Un saludo.

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  10. No es un mal día coger el capelo catedralicio el día de la candelaria, Majestad, el día de la purificación del espíritu. Y como todo buen eclesiástico de la época, no podía faltar la educación militar. Recuerdo ahora la anécdota del Papa Julio II con Miguel Ángel, a propósito si lo pintaba con un libro o con una espada.
    Feliz incio de la última semana de la cuesta de enero. Abrazos.

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  11. Todos los nombres que salen en la viñeta, en aquellas circunstancias, tienen detrás una historia tan rica que parece difícil lograr la síntesis, ¿verdad?: la jornada de Portugal, el cardenal Zapata, Álvaro de Villegas....

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  12. Las ideas de Olivares sobre la nacesidad de formación de las elites es absolutamente cierta.

    Antes y ahora.

    Excelente entrada.

    Saludos cordiales.

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  13. Paco: pues no desde luego, un buen día para recibir la bendición divina jejeje. Y lo de la educación militar ya sabes que en aquella época los cardenales estaban más inclinados hacia las mujeres y los designios de Marte que hacia la vida recogida.

    Un abrazo.

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  14. Pablo: tantos personajes y tantos hechos destacados sin duda, pequeñas historia que forman la gran historia.

    Un saludo y bienvenido.

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  15. Retablo; sin duda alguna, Olivares fue un adelantado a su tiempo y quizás por ello un incomprendido.

    Un cordial saludo.

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  16. Olivares pretendía imponer un plan de estudios, que el infante cardenal seguiría sí, incluidas la buenas compañías, cosa que no estoy seguro sucediera (en lo que a las buenas compañías me refiero) con el joven rey. Conocidas son sus aventuras por los barrios bajos de Madrid. Un saludo.

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  17. Una educación esmeradísima la que se pretendía dar al infante-cardenal. Creo que como nos lo retratas lo prferiria como rey a su hermano Felipe.

    La carta de agradecimineto a S.S. es empalagosamente bella. Gran siglo aquel para las letras.

    Un abrazo, Alberto

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  18. Me maravillo de la formación que debían recibir, incluso lo menos solemne como podía ser jugara la pelota o montar a caballo debía dominarse.
    ¿Podríamos decir que su educación estuvo impregnada no sólo de la tradicional pietas austríaca de la casa de Habsburgo, sino también de los valores caballerescos de la antigua corte ducal borgoñona?....
    Muchas gracias por su entrada y sapiencia AMIGO.

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  19. Desdelaterraza: desde la compañía femenina y las visitas a las "casas de putas" de la Villa y Corte fueron frecuentes...este hecho le traté ya en una entrada dedicada a sus hijos ilegítimos: http://reinadodecarlosii.blogspot.com/2010/06/los-hijos-bastardos-del-cardenal.html

    Un saludo.

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  20. Jordi: el cardenal fue una persona de gran vitalidad y fuerte carácter, sin duda, para mí habría sido un excelente Rey y quién sabe, quizás también un rey guerrero como Carlos V o Luis XIV...

    Un abrazo amigo.

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  21. Pedro: sin duda que podemos decirlo, fue una educación basada en la figura marcial del emperador Carlos V y en la tradicional "Pietas Austriaca" de la Casa de Austria y que trataré en sucesivas entradas.

    Un abrazo amigo.

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