lunes, 18 de abril de 2011

¿NICOLASITO PERTUSATO O DON NICOLÁS PERTUSATO?

Las Meninas o La familia de Felipe IV de Diego Velázquez (1656). Museo del Prado de Madrid.

En 1724 Antonio Palomino facilitaba los nombres de los protagonistas de la más famosa obra de Velázquez, “Las Meninas”. A parte de los reyes Felipe IV y doña Mariana de Austria, y del propio pintor, aparecen retratados la infanta Margarita con las meninas María Agustina Sarmiento e Isabel de Velasco y la enana Maribárbola, en segundo plano doña Marcela de Ulloa, señora de honor, conversando con un guardadamas y también “en principal término está un perro echado y junto a él Nicolasico Pertusato, enano, pisándolo, para explicar a el mismo tiempo, que su ferocidad en la figura, lo doméstico, y manso en el sufrimiento; pues cuando le retrataban se quedaba inmóvil en la acción, que le ponían; esta figura es obscura, y principal, y hace a la composición gran armonía” (1).

Palomino únicamente no daba el nombre de dos figuras, el del guardadamas y el de la persona que se incorpora a la estancia por la puerta del fondo, cuya identidad desveló Ceán Bermúdez (2) al afirmar que se trataba de José Nieto, aposentador de la Reina.

Si se fija mirada en el ángulo inferior derecho del lienzo, el espectador se encontrará con un dinamismo que rompe con el aspecto de instantánea de la pintura. En él se observa a un personaje diminuto jugando con el perro. Nadie duda de su identidad, Nicolasito Pertusato y, casi nadie, de su condición de enano.

Tanto los tratadistas de los siglos XVIII y XIX como los autores del XX, se refieren a él por tal condición, lo que justifica el diminutivo de su nombre. Sorprende, sin embargo, no encontrar en sus rasgos ninguna deformidad y el aspecto que se suele tener de un enano, sino que más bien parece un niño o un hombre, perfectamente proporcionado, pero diminuto, una característica que compartía con, al menos, otro de los enanos de Carlos II al que Madame de Villars describía de la siguiente forma: “nunca vi cosa tan linda como el enano del rey llamado Luisillo, nacido en Flandes; maravilla su pequeñez y está perfectamente proporcionado. Tiene linda cara, bonita cabeza y más talento del que pueda imaginarse” (3).

Detalle de Las Meninas donde se puede apreciar a Nicolasito Pertusato.

En 1939, José Moreno Villa (4) unifica dos personalidades hasta entonces individualizadas: la de Nicolás Portosato, enano de la reina doña Mariana de Austria y la de don Nicolás Pertusato, ayuda de cámara, hecho que fue admitido con ciertas reservas al resultar un poco chocante que un enano pudiese ser elevado a la categoría de ayuda de cámara. Sin embargo, ¿por qué el archivo del Palacio Real guarda dos expedientes diferentes, uno para el enano y otro para el ayuda de cámara? Lo normal, y el caso de Velázquez es un claro ejemplo, es que sólo haya un expediente por cada persona, independientemente del número de cargos que tuviera en Palacio.

La primera mención que se tiene del cuadro es en el inventario del Real Alcázar de Madrid de 1666, en cuya descripción no se incluye a ningún Pertusato; hecho que se mantiene en el inventario realizado a la muerte de Carlos II en el que, con el número 286 y ubicado en el despacho de verano del Alcázar, figura “una pinttura de quatro Varas y media de altto y tres y media de ancho Rettrattada la Señora Emperatriz Ynfantta de España con sus Damas y Criados y Una Enana Original de mano de Diego Uelazquez Pinttor de Camara y Aposenttador de Palaçio donde se rettratto a si mismo pinttando con marco dorado tasada en Diez mill Doblones” (5). Por tanto, en las primeras noticias del cuadro, a Nicolás Pertusato no se le cita por su condición de enano, sino que se le incluye entre los criados.

Nicolás Pertusato nació en Alessandria della Paglia, en el Milanesado (la actual Alessandria de la región italiana del Piamonte), en fecha que se desconoce. Moreno Villa afirma que murió en 1710, según sus cálculos, a la edad de 65 años (6), de lo que se deduce que debió de nacer en 1645, sin explicar en qué se basa para tal afirmación pero, de ser así, supondría que en 1656, cuando Velázquez pinta “Las Meninas”, tenía 11 años por lo que el personaje representado más que un enano sería un niño. No obstante, Paloma Sánchez no cree factible que la fecha de nacimiento dada por Moreno Villa sea correcta, pues implicaría que con tan sólo cinco años ya estaba sirviendo en Palacio (edad que le parece en exceso temprana), donde está documentado desde 1650.

Por su parte, el Catálogo del Museo del Prado indica que “murió antes del 20 de junio de 1710, de setenta y cinco años” (7) adelantando con ello su nacimiento a 1635 lo que significaría que en la fecha de realización de “Las Meninas” tenía 21 años. De ser esto cierto, el personaje representado sería, efectivamente, un enano. No obstante, Sánchez afirma que esta información debe ser considerada con reservas, ya que en ninguno de los documentos por ella consultados figura ni la fecha de su nacimiento ni la edad que contaba a su muerte y en el citado Catálogo no se indica de dónde procede la noticia.

Nada se sabe nada de su familia pero, o bien pertenecía a una clase social elevada o bien se sirvió de su cercanía a la familia real para encumbrar a sus parientes, puesto que en 1703 su hermano Lucas formaba parte del Consejo de su Majestad, siendo Presidente del Supremo Senado de Milán, según se desprende de su testamento.

La primera noticia que se tiene de su presencia en Madrid se remonta al 26 de junio de 1650, fecha en que se le concede una ración ordinaria, apareciendo en el documento como Nicolás de Portosato, enano de la Reina (8), por lo que es posible que pudiese llegar a España formando parte del séquito de doña Mariana de Austria.

De hecho, se sabe que tras la ceremonia que tuvo lugar en la Catedral de Milán el 17 de junio de 1649 y la celebración de diversos festejos que se desarrollaron en los días sucesivos, siguió doña Mariana su viaje con la comitiva nupcial hacia la corte de Madrid y “a onze del corriente [agosto de 1649] comió su Magestad en Castelferriol, 10 millas de Castelnovo y fue a tener la noche tres más adelante en la Ciudad de Alexandría de la Palía ... detúvose la Reyna nuestra señora el día siguiente 12 de Agosto y a 13 por la tarde se partió para Casin de Estrada” (9) llegando al Palacio del Buen Retiro el jueves cuatro de noviembre de 1649, a las cinco de la tarde (10).

Es decir, en el transcurso de su viaje desde Viena a Madrid para casarse con Felipe IV, doña Mariana permaneció dos días en Alessandria della Paglia, ciudad natal de Nicolás Pertusato, estancia durante la cual es más que probable que éste se incorporase al servicio de la Reina.

El 17 de septiembre de 1665 moría Felipe IV, asumiendo doña Mariana la regencia durante la minoría de edad de Carlos II, que en aquel entonces aún no había cumplido los cuatro años. Pocos días después, el 28 de septiembre, la Reina concede a Nicolás Pertusato una ración de cámara “demás de lo que oy goza (11), en considerazión de su continua asistencia y servicios” (12). Dicha merced consistía en enfermería y ración de criada de cámara, a lo que se añade, por decreto de la Reina del 3 de octubre, los mismos gajes que gozaba una criada de cámara, lo que, traducido a dinero, le suponían unos ingresos de 114.533, 30.415 y 39.615 maravedís anuales respectivamente.


La reina madre doña Mariana de Austria por Claudio Coello.

El favor de doña Mariana hacia don Nicolás Pertusato (13) se mantuvo durante toda su vida: el 8 de enero de 1675 la Reina decreta se le haga merced “de plaza de Ayuda de Cámara del Rey nuestro señor, la qual juró en manos del Excmo. Señor duque de Medinaceli, Sumiller de Corps de su Majestad en nueve del mismo mes de henero próximo pasado que es desde quando ha de goçar de los gajes, reconpensa, casa de aposento y demás emolumentos que pertenecen a la dicha plaça” (14). Quizá la Reina quería situar a su fiel sirviente cerca de Carlos II cuando éste asumiese sus funciones de Rey al alcanzar la mayoría de edad el 6 de noviembre de 1675.

En 1677, don Juan José de Austria se hace con el poder y la Reina se ve obligada a abandonar la Corte, retirándose a Toledo, donde residiría hasta que la muerte de su rival político, el 17 de septiembre de 1679, le permita regresar a Madrid. Por lo que respecta a don Nicolás Pertusato, fiel a su señora, la acompañó en su exilio toledano, cesando en su cargo de ayuda de cámara.

En un documento referente a la etiqueta de la servidumbre en Toledo de doña Mariana de Austria, en el que se indican los nombres de las personas que la acompañaron, y los puestos que ocuparon: dueñas de honor, damas, azafatas, etc., y tras las doce criadas de cámara se añade que, además, “Nicolás Pertusato goçaba una razión entera de cámara con los gajes que a ella corresponde, y una gallina más en cada un día” (15).

Todo esto hace pensar que, efectivamente, el enano Nicolás Portosato y don Nicolás Pertusato son la misma persona. El que existan dos expedientes en Palacio puede estar justificado, según Paloma Sánchez, tanto por el cambio de grafía del apellido como porque el enano estaba al servicio de la Reina mientras que el ayuda de cámara era un criado del Rey, lo que quizá explique el que en el segundo caso reciba el tratamiento de “don”. Por otra parte, si bien no era muy corriente el que un enano llegase a ser ayuda de cámara, también Manuel Gómez obtuvo este cargo, siendo un bufón (16).

A su regreso a Madrid, la reina doña Mariana, por decreto del 29 de julio de 1680, ordena no sólo que se le restituyan todos los gajes y mercedes que disfrutaba sino que, además, se le paguen por el tiempo en que estuvo a su servicio en Toledo. El 12 de noviembre de 1691 se le concede una merced añadida de cuatro libras de nieve diarias (17).

La relación entre ambos no se rompió hasta el fallecimiento de la Reina el 16 de mayo de 1696. Un día más tarde, don Juan de Larreas comunica al Conde de Benavente, sumiller de corps de Carlos II, lo siguiente: “Su Magestad me manda diga a V.E. que esta tarde, antes de las quatro, esté V.E. en su real quarto, adonde han de concurrir a la misma hora los señores Govemador del Consejo, Mayordomo Mayor y un ministro de la Cámara para la función de abrir el testamento de la Reyna madre nuestra señora (que esté en Gloria), en la conformidad que está dispuesto por real etiqueta” (18).

Por desgracia, no se ha podido localizar el testamento de doña Mariana de Austria, sin embargo, se sabe que una de las cláusulas mandaba a sus testamentarios que pagasen a don Nicolás Pertusato la cantidad de 432 doblones y medio de a dos escudos de oro que le debía (19) y que le entregasen “una joya rredonda de oro y diamantes, con su copete de lo mismo, y dos sortijas y quatro botones correspondientes a ella”, que él a su vez legará a su hermano “no tanto por su valor quanto por haver sido manda que me hizo la Reyna madre nuestra señora doña Mariana de Austria, que está en Gloria, en su testamento y por esta razón, digna de que se conserbe en el dicho señor mi hermano y en sus subcesores”, según se desprende del testamento de don Nicolás Pertusato.

El 1 de noviembre de 1700 moría Carlos II y el 18 de febrero de 1701 el nuevo rey Felipe V hacía su entrada en Madrid. Los años sucesivos fueron sumamente inciertos y Nicolás Pertusato quizá fue apartado de la Corte, tal vez por su conocida adhesión a la fallecida reina doña Mariana, firme defensora del príncipe-elector José Fernando de Baviera como sucesor de Carlos II, aunque nada hace pensar, como en ocasiones se ha afirmado, que regresase a Italia en 1700 (20). De hecho, está documentada su presencia en Madrid el 11 de septiembre de 1703, cuando otorga su testamento cerrado ante el escribano Sebastián Navarro, por el que se sabe que vivía en la calle del Estudio (en casa de don Francisco Hugón) (21) que tenía cinco criados a su servicio y que, aparte de varias joyas, poseía un efecto de 418.000 reales de capital sobre la villa de Madrid, de la renta del tabaco y nueva sisa de la nieve, que producía una renta anual de 16.720 reales. En dicho testamento nombra como heredera a doña Paula Esquivias, que le había asistido durante más de cuarenta años, legándole de forma vitalicia los intereses de dicho efecto cuyo capital, a su muerte, se repartiría entre el Colegio de niñas del Refugio y Piedad, de cuya Hermandad era miembro, y el Hospicio de pobres del Avemaría y San Fernando.

Poco tiempo después, el 13 de abril de 1705, Felipe V afirmaba que “por los especiales motivos que concurren en don Nicolás Pertusato, Aiuda de Cámara que fue del Rey mi tío (que haya Gloria), he resuelto se le restituya al entero goze, exercicio y antigüedad de esta ocupación” (22), a lo que se le añade “lo que tocava a la porción que tenía en gastos secretos [4 reales de ayuda de costa al año]” (23).

Nicolás Pertusato murió el 21 de junio de 1710, procediéndose a la apertura de su testamento, que fue protocolizado por el escribano Baltasar de San Pedro Acevedo y, siguiendo sus deseos, fue enterrado ese mismo día en la iglesia de Santa María la Real de la Almudena, de donde era parroquiano y miembro de su real congregación.

Casi 300 años después de su muerte, su imagen, inquieta y vivaracha, en el ángulo de un cuadro, hoy convertido en paradigma universal de la pintura, le han permitido vivir a lo largo de estos siglos. No es común que un servidor palaciego salga de su anonimato pero, gracias a que Velázquez le inmortalizó en “Las Meninas”, se conoce su identidad y los historiadores se han preocupado por conocer su vida y avatares. Sin embargo, según Paloma Sánchez, esta no es la única imagen suya que se conserva: considerando que fue un fiel servidor de la Reina, a la que acompañó como si fuera su sombra, parece más que probable que sea uno de los representados en los retratos de “Doña Mariana de Austria, viuda” realizados por Juan Bautista Martínez del Mazo (1666, Casa-Museo del Greco de Toledo/National Gallery de Londres), al fondo de los cuales aparece, en una escena similar a “Las Meninas”, Carlos II niño con algunos criados y dos enanos.

Igualmente, por las mismas razones apuntadas, Sánchez cree que sería uno de los enanos sentados junto al balcón real en el “Auto de Fe de 1680” de Francisco Ricci (1683, Museo del Prado) y que, asimismo, fue incluido en el grupo de la familia real que Luca Giordano pintó en la bóveda de la escalinata principal del Real Monasterio de El Escorial (1692). Finalmente, y bajo mi punto de vista, Pertusato aparecería también en la escena de fondo del retrato de la infanta-emperatriz Margarita del Martínez de Mazo (1666, Museo del Prado).

Detalle del retrato de la reina regente doña Mariana de Austria por Martínez del Mazo (1666). National Gallery de Londres.

Detalle del Auto de Fe de 1680 por Francisco Ricci (1683). Museo del Prado de Madrid.

Detalle de la Apoteosis de la Monarquía Española de Luca Giordano (1692-1693). Escalinata del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Detalle del retrato de la infanta-emperatriz Margarita Teresa, obra de Martínez del Mazo (1666). Museo del Prado de Madrid.


Fuentes principales:

* Bouza, Femando:Locos, enanos y hambres de placer en la corte de los Austrias”. Temas de Hoy, Madrid 1991.

* Sánchez Portillo, Paloma:En torno a las Meninas: algunas noticias de Nicolás Pertusato”. Universidad Complutense de Madrid. Anales de historia del arte, 2002.


Notas:

(1) Palomino, Antonio:El museo pictórico y escala óptica” (1724). Aguilar, Madrid 1988, III, 248- 249.

(2) Ceán Bermudez, José Agustín: “Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España”. Imprenta Viuda de Ibarra (1800), facsímil París-Valencia 1996-1998, V, 172.

(3) Citado por Valdivieso, Enrique:El Niño de Vallecas: consideraciones sobre los enanos en la pintura española en Velázquez”. Fundación de Amigos del Museo del Prado/Galaxia Gutenberg, Barcelona 1999, 387.

(4) Moreno Villa, José: “Locos, enanos, negros y niños palaciegos. Gente de placer que tuvieron los Austrias en la Corte España desde 1563 a 1 700”. La Casa de España en México. Presencia, México 1939.

(5) Inventarios Reales I. Testamentaría del Rey Carlos II 1701-1703. Museo del Prado, Madrid 1975, 46.

(6) Moreno Villa, José: Op.cit., 128.

(7) Museo del Prado. Catálogo de las pinturas. Ministerio de Educación y Cultura, Madrid 1996, 421.

(8) A. P.: Expediente personal 843/50. En los tres documentos que contiene el legajo (1650-1660), figura con esta identidad.

(9) Lean Jarava, Fray Antonio:Real viaje de la Reyna Nuestra Señora Doña Mariana de AvstRia, desde la corte y civdad imperial de Viena hasta estos sus revnas de España”. Año 1649, 24v-25.

(10)Noticia de la entrada de la Reyna Nuestra Señora en Madrid”, 1 (impreso sin fecha ni lugar de publicación; existe un ejemplar en la Biblioteca Nacional).

(11) Desde el 10 de mayo de 1660 se habían incrementado con una gallina al día, además de la ración de que gozaba, concedida por orden personal de la Reina.

(12) A. P.: Expediente personal 82 7/22. En todos los documentos del legajo (1665-17 10) figura como Nicolás Pertusato, sin referencia alguna a que fuera enano.

(13) El primer documento en el que aparece con tratamiento de “don” es de fecha 28 de noviembre de 1672.

(14) A. P.: Expediente personal 82 7/22.

(15) A. P.: Reinado Carlos II, Caja 118/1.

(16) Bouza, Femando:Locos, enanos y hambres de placer en la corte de los Austrias”. Temas de Hoy, Madrid 1991, 85.

(17) A.P.: Expediente personal 82 7/22.

(18) A. P.: Fondo Carlos II. Caja 118/1.

(19) A. P.: Fondo Carlos II. Caja 118/1. 421. Gallego,

(20) Gallego, Julián: Manías y pequeñeces en Catálogo de la exposición Monstruos, enanas y bufones en la corte de los Austrias”. Museo del Prado, Madrid 1986, 22.

(21) Se trata de Francisco Hugón Samaniego, caballero de Santiago, que figura como testigo en las diligencias de apertura del testamento de Nicolás Pertusato.

(22) 27 A. P.: Expediente personal 827/22.

(23) Íbidem.

14 comentarios:

  1. Dando una vuelta a lo que últimamente nos has contado, y sin desmerecer las entradas, has presentado un artículo sumamente interesante sobre Nicolasito. Había leído alguna historia en las representaciones pictóricas y sus lecturas, pero esta, mira por donde, me ha abierto más los ojos sobre un personaje influyente, a pesar de su altura y proporciones.Una mirada histórica a un personaje forjado por el mismo y por Velazquez, para siempre...
    Salud¡¡

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  2. Con el título Enanos publiqué hace algún tiempo un artículo sobre Nicolasito, Mari Bárbola y otros enanos de la corte. No fue Nicolasito el único que logró medrar. Un saludo.

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  3. Yo siempre pensé que se trataba de un enano -y tal vez bufón- : Nicolasillo Pertusato. Ahora bien: un enano niño, enano de compañía de la infanta. En todo caso, un personaje inmortalizado gracias al lienzo de Velázquez.
    Un saludo.

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  4. Es un artículo excelente. La complejidad de la Corte queda perfectamente reflejada y la especial relación de los reyes con sus servidores. La ubicación en los cuadros que usted presenta es impresionante.

    Saludos.

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  5. Javier: la verdad es que las últimas entradas se habían alejado del tema del blog y las referentes al Cardenal-Infante están siendo muy largas y técnicas. Yo también he disfrutado mucho escribiendo esta entrada sobre este curioso personaje dela Corte de Carlos II.

    Un saludo.

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  6. Desdelaterraza: me pasaré a leer tu entrada. Como dices, aunque Pertusato sea el más famoso, otros "hombres de placer" consiguieron alcanzar elevados puesto de la Corte como el bufún Manuel Gómez que también llegó a Ayuda de Cámara.

    Un saludo.

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  7. Cayetano: enano o pequeño, el caso es que llegó a ser alguien en la Corte como indica su cercanía al Rey y a la Reina que vemos en los cuadros, y que era el mayor honor en aquella época, al mismo tiempo que la mayor fuente de gracias, ya vemos como consiguió por ejemplo colocar a su hermano Lucas.

    Un saludo.

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  8. Retablo: muchas gracias, la verdad es que el "cursus honorum" de don Nicolás Pertusato nos permite conocer a la perfección los entresijos de la Corte.

    Un saludo.

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  9. Muy interesante el doble papel de los bufones- criados en la corte. Me recuerda mucho el caso de don Francés de Zúñiga, bufón del duque de Béjar don Francisco II del que tomó su apellido, por cierto. Este personaje viajó con los duques a la corte en donde, con su lengua afilada, lanzaba verdades como puños a la nobleza d ela corte de Carlos V. El emperador se encaprichó de él y acabó siendo su bufón. Parece ser, y pesar de que todo el mundo le llamaba don Francesillo por considerar que bufón y enano eran una misma cosa, en realidad este personaje no tenía ninguna deformidad física. Espeor hacer alguna entrada sobre él en el blog.

    Un beso

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  10. Amigo, me ha sorprendido gratamente su original entrada. Siempre me pregunté el por qué gustaban los últimos de los Austrias de rodearse de este tipo de personajillos que Velázquez entre otros inmortalizó en sus obras. Sin embargo tengo entendido que esta no fue una afición exclusiva de nuestros reyes y que en Europa se conoció idéntico fenómeno en otras muchas cortes reales de la Europa de la época. Hay una teoría que afirma que "la carga simbólica que se derivaría de la oposición entre unas figuras que entonces eran consideradas deformes o ridículas y las personas reales, principescas o aristocráticas, cuya perfección y galantería quedaría reforzada al compararse con la ridícula improporción de lo bufonesco" vaya usted a saber....

    Puede leer un buen artículo sobre este tema en este enlace del Museo del Prado :

    http://www.museodelprado.es/enciclopedia/enciclopedia-on-line/voz/monstruos-enanos-y-bufones-en-la-corte-de-los-austrias-a-proposito-del-retrato-de-enano-de-ju/

    Gracias por su magnífica entrada.

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  11. Carmen: muy interesante la historia sobre el bufón del Duque de Béjar, yo también espero poder leer esa entrada ;). Los "hombres de placer" o "sabandijas de palacio" no tenían porque tener deformidades físicas, algunos eran simplemente retrasados mentales o gente sin vergüenza, había de todo: locos, enanos, hombres negros, hombres peludos, obesos móbidos,...cualquier "esperpento" alejado de lo habitual.

    Un beso.

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  12. Pedro:lo de los "hombres de placer" no fue una cosas exclusiva de los Austrias, también los reyes de Francia, los papas o los potentados de Italia los tenían. Como dices su papel era una especie de juego barroco en el que se ponía a confronto la supuesta perfección principesca y nobiliar con lo más extravagante y extraño del mundo...ya se sabe lo aficionados que eran los hombres del Barroco por las cosas extrañas y exóticas, y de ahí todas esas galerías de curiosidades y cortes de "sabandijas de palacio".

    Un abrazo y me leo el artículo ;)

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  13. Vaya entrada tan documentada que ha hecho usted hoy, majestad. Nunca me hice tantas preguntas sobre los servidores reales, pero aquí se despejan muchas dudas, tales como que llegó a ser ayuda de cámara, nada más y nada menos de la reina, y que además aparece en otros lienzos de la época, incluso en el fresco de Luca Giordano. Guardo esta entrada como oro en paño. Feliz fin de semana santa.

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  14. Paco: muchísimas gracias por tus palabras. Para ser sinceros (aunque lo haya puesto en la entrada) no comparto la opinión de la prof. Paloma Sánchez en cuanto a la presencia de Pertusato en la escalinata de El Escorial y en el Auto de Fe de Ricci, creo que puede ser pero no tengo claro que alguno esos enanos sea don Nicolás...en cambio no tengo dudas de que sí aparece en los retratos de doña Mariana y la infanta Margarita de Mazo.

    Un saludo y buena semana santa a ti también.

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