miércoles, 30 de julio de 2014

Nuevo retrato de don Juan José de Austria



Recientemente he descubierto un nuevo retrato de don Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV y medio-hermano de Carlos II y probablemente la figura militar y política más importante de la segunda mitad del siglo XVII español.

El lienzo, perteneciente a una colección privada, es obra del pintor milanés Carlo Francesco Nuvolone (1609-1662) y está fechado en 1656 por lo que con casi total seguridad podemos afirmar que fue realizado durante la estancia de don Juan en Milán entre el 28 de marzo y el 5 de abril de ese año en su viaje de Cataluña a los Países Bajos, territorio del que había sido nombrado Gobernador y Capitán General tras la conclusión de su trienio como virrey del Principado. 

Don Juan José, que mira al espectador con aire altivo, viste un traje amarillo con mangas doradas, valona y banda de general, al cinto la espada, mientras que con la mano derecha sostiene el bastón de mando, que denota su status de jefe supremo del Ejército de Flandes.

Como mucho sabréis, don Juan José de Austria es uno de los personajes estrella de este blog y os animo a leer (o releer) la biografía por partes que le dediqué ya hace algún tiempo pinchando en este ENLACE.




martes, 15 de julio de 2014

'La cámara de Felipe IV en el Real Sitio del Buen Retiro', obra de Vicente Poleró Toledo


Desde hace un largo periodo ando inactivo en esto del mundo bloguero, más por falta de tiempo que de ganas, aunque, pese a que no comente con asiduidad, sigo leyendo y ojeando las entradas de todos los amigos de este mundillo.

Vuelvo para comentar un lienzo que he descubierto recientemente y que, aunque no contemporáneo de la época de Carlos II, de hecho es muy posterior (firmado en 1881), refleja muy bien lo que era aquella austera corte de los Austrias y en especial la de su último representante.

'La cámara de Felipe IV en el Real Sitio del Buen Retiro' (Museo del Prado, en depósito en el Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo) es obra del gaditano Vicente Poleró Toledo (1824-1911), cuya obra pictórica es poco conocida y ha quedado subordinada a su faceta de escritor y restaurador del Museo del Prado. 

El lienzo nos muestra una escena cotidiana de la Corte de Carlos II en la época de la regencia de doña Mariana de Austria, en concreto en una de las estancias del Palacio del Buen Retiro (palacio mandado construir por su padre Felipe IV bajo la iniciativa del Conde-Duque de Olivares y que constituyó uno de los principales espacios propagandísticos de los dos últimos monarcas españoles de la Casa de Austria): en la misma podemos ver a la Reina Regente conversando con el padre jesuita Juan Everardo Nithard, su valido, ambos sentados y mientras son observados por el rey-niño Carlos II que apoya su mano en la silla del jesuita. La escena se completa con otros personajes: dos frailes, otro hombre que parece estar tomando nota (¿un escribiente?) y finalmente alguien junto a la puerta que podría ser el aposentador (misma función que el personaje José Nieto Velázquez en Las Meninas). 

En esta 'cámara de Felipe IV' podemos reconocer numerosos cuadros que evidencian el gran conocimiento que el autor tenía de los mismos a través de su trabajo en el Museo del Prado. De esta manera son perfectamente reconocibles por ejemplo, sobre la puerta los dos retratos de grandes dimensiones de Felipe III y su esposa Margarita de Austria, obra de Velázquez; en la pared izquierda, también obra de genio sevillano, 'Las Meninas', y 'Felipe IV, cazador', que hace pareja con los dos otros retratos en atuendo de cazador del cardenal-infante don Fernando y del príncipe Baltasar Carlos; sobre los mismo el Cardenal-Infante ecuestre y victorioso en Nördlingen, obra de Rubens, etc...también a los laterales de la puerta podemos ver dos espejos decorados con las águilas heráldicas de la Casa de Austria que tantas veces aparecen en los retrato de Carlos II obra de Carreño de Miranda.

Sin duda, un gran lienzo historicista de inspiración áurea que nos permite, aunque no 100 % riguroso, viajar a aquella España de la segunda mitad del siglo XVII en un espacio luminoso, pero que al mismo tiempo parece transmitir una cierta nostalgia con todos aquellos cuadros de épocas pasadas, épocas más gloriosas y seguramente alegres, que aquella coyuntura de la regencia con una Reina viuda enfrentada a las diversas facciones cortesanas y a los tejemanejes de don Juan José de Austria, que parece buscar refugio en las palabras de su valido-confesor, y un niño débil, representante último de la Agustísima Casa de Austria.