lunes, 19 de septiembre de 2016

Fernando de Valenzuela, un valido advenedizo (Parte XIII)

      1. Plaza ensenada de Cavite con sus fortificaciones y pueblos cercanos (1663). Archivo General de Indias, Sevilla.

Una real cédula de 28 de febrero de 1678 dirigida al Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas don Juan de Vargas Hurtado venía a organizar la vida de Fernando de Valenzuela en su nueva morada, el Castillo de San Felipe de Cavite:

“(…) Y os mando que luego que llegue deis orden al castellano del castillo de San Phelippe del Puerto de Cavite, para que le reciba y tenga en dicho castillo,con toda custodia y seguridad, y sin permitir que para effecto alguno salga de él, ni ninguno de los dos criados, con advertencia que si alguno de ellos saliere, no ha de bolber a entrar. Y siendo necessario le señalareis persona que acuda a lo que hubieren menester de afuera. Y al castellano ordenareis que no le dexe hablar con nadie, sino en presencia de guardas (que le pondrán de toda confianza) y no en secreto con persona alguna, no le permita escribir ni recibir cartas, ni a ninguno de su familia.Y para que tenga lo necesario para alimentarse, os mando que le hagais acudir con lo que juzgáredes precisso e innescusable, con que a lo más no exeda de lo que importa el salario de un oydor de mi Audiencia de Manila, procurando que sea menos, todo lo que se pueda.Y como quiera que para este effecto, quede qualquiera caudal que me pertenezca le hagais acudir y que se le acuda, os encargo, en las primeras vacantes que hubiere de encommiendas a vuestra distribuction, appliqueys a este gasto lo necessario para escusarle a mi Real Hacienda, fiando de vuestro zelo y applicación a mi serbicio que lo executareis todo con la precissión y puntualidad que os mando. Y que en la primera ocassión que podáis, me dareis cuenta, remittiendo testimonio authéntico de quedar en el dicho castillo, y de lo que hubiéredes dispuesto, assí enquanto a la forma de asistirle como en las prevenciones con que ha de estar”.

Por no haberla, y para su habitación, se construyó una casa en el citado Castillo de San Felipe. De los diez largos años de su prisión, se conservan algunos documentos referidos a la situación del prisionero: dos reales cédulas de 8 de febrero de 1684 y una reducida correspondencia mantenida entre el Gobernador y Capitán General de Filipinas y el castellano de Cavite don Alonso de Aponte y Andrade transladan la preocupación de las autoridades insulares ante un posible intento de fuga del antiguo Primer Ministro, o ante la eventualidad de que alguna de las naves de naciones vecinas atracadas cerca del castillo intentasen su liberación en una acción sorpresa.

En una carta de 27 de noviembre de 1686 dirigida por Carlos II al Gobernador don Gabriel de Curucelaegui y Arriola en contestación a la suya de 31 de mayo de 1685 se decía que: “(…) en cumplimiento de la Cédula de 31 de julio del de 1682, alzasteis a don Fernando de Valenzuela las prohibiciones de ablar, escrivir, recivir cartas y salir sus criados del Castillo deCavite, donde decís quedava asegurado, de que remitis testimonio. Y visto en mi Consejo de las Indias, ha parecido deciros, como lo hago, que esta bien lo que en esto aveis executado (...).

Era así como la dureza de su cautiverio se veía aliviada al permitírsele, entre otras cosas, escribir y recibir cartas, aspecto prohibido en los años antecedentes de su encarcelamiento. Circunstancia que Valenzuela aprovechó para dirigir al Rey un memorial en donde exponía su pesar por lo que a sus ojos era una injusta prisión y castigo:

Señor, favorecidos y Ministros han perecido a la ciega influencia de la emulación o a la justa calumnia de su crimen, acreditada en el castigo público. Pero que en el Católico Gobierno de V.M. se oiga y vea castigar al vasallo (y de la constitución en que la magnificencia de un Rey puede ponerle) sin que el vasallo sepa su delito, dé descargo ni escuche el nombre de su Rey (siquiera para logro de sacrificar a su orden, el padecer), no tiene ejemplar, ni el eco de tan irregular golpe puede dejar de resonar en todo el orbe”.

Ahondaba también en la pesadumbre de su prisión, en su difícil y vigilada vida en Cavite, implorando a Carlos II la gracia de un alivio a tanto pesar. Acerca de su situación dice también que cuando llegó a Cavite:

“(…) donde luégo le entregaron preso al castellano del Castillo San Felipe, y en él le tienen, y ha estado hasta el presente dia en tan rigorosa prision que no se le permitia ver ni hablar á persona alguna sin guardas de vista, ni salir de dos aposentos que tiene por habitación, con todos los gravámenes que caben en los criminales más execrados. Esto, sobre tantos y tan contínuos trabajos y necesidades como ha pasado desde que le sacaron del Escorial (…)”.

De sus palabras se desprende el desengaño, incomprensión ante las injusticias, fugacidad de la fama, el recuerdo de la familia dejada atrás…precisamente los temas que aparecen en una de las facetas más desconocidas de Valenzuela, la de literato. Según Wenceslao Emilio Retana, máximo representante de "Filipinismo" moderno, Valenzuela compuso en su prisión de Cavite varias obras literarias, poesías y comedias, que desgraciadamente no conocemos por ahora, tocaba la guitarra y solía recibir muchas visitas, frecuentemente de religiosos. Hecho que, por otra parte, no debería sorprender si tenemos en cuenta que es bien sabido que durante la regencia de doña Mariana de Austria, Valenzuela organizó varias representaciones teatrales a las que asistía la Corte. En ellas, ejerció como director de escena, encargándose también de los decorados y del vestuario. Su ayudante era el Conde de Galve, hermano del Duque de Pastrana, que más adelante será Virrey de la Nueva España y protector del don Fernando durante el período en que, tras abandonar Filipinas, pasase a residir en México.


CONTINUARÁ...


Fuentes:

1. Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Precedencia y dirección del Gobierno. El ascenso ministerial de Fernando de Valenzuela en la Corte de Carlos II" en García García  Bernardo J. y Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Vísperas de Sucesión. Europa y la Monarquía de Carlos II". Fundación Carlos de Amberes, 2015.

2. Castillo Soto, Josefina: "Don Juan José de Austria (hijo bastardo de Felipe IV): Su labor política y militar". UNED, 1991.

3. Luque Talaván. Miguel: "La inconstante fortuna de Fernando de Valenzuela y Enciso. Su destierro en las islas Filipinas y los últimos años en la ciudad de México (1678-1692)". Archivo Agustiniano, XCV (2011), 213-244.

4. Ruiz Rodríguez, Ignacio: "Don Juan José de Austria en la Monarquía Hispánica. Entre la política, el poder y la intriga". Dykinson, 2007.



2 comentarios:

  1. El confinamiento es cruel, pero permite disponer de tiempo propio para retomar viejas aficiones. Desconocía la faceta literaria del valido advenedizo.
    Un saludo.

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  2. Cavite, un lugar tan apartado para un exilio forzado que da idea de lo peligroso que era para algunos miembros de la corte la presencia de Valenzuela. No se le exiliaba a Mallorca, Tenerife, Cartagena de Indias o La Habana, sino más lejos, como si así pudieran conjurar el fantasma del brillante Valenzuela.
    Un saludo

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