viernes, 18 de diciembre de 2009

LA FAMILIA DEL REY, LOS HERMANOS DE CARLOS II; MARGARITA TERESA DE AUSTRIA, INFANTA DE ESPAÑA Y EMPERATRIZ DE ALEMANIA (PARTE I)

Margarita María Teresa de Austria (Madrid, 12 de julio de 1651 – Viena, 12 de marzo de 1673) , era hija de Felipe IV y de su segunda mujer, Mariana de Austria y, por tanto, hermana de Carlos II.

Ante la falta de un heredero varón, Margarita Teresa, al igual que su medio-hermana María Teresa , se convirtió en una valiosa pieza de la política de Estado. Ya en 1663 fue prometida a su tío, el emperador Leopoldo I, hermano de su madre Mariana de Austria (1). Años antes se había incluso rumoreado su posible enlace con su primo Luis XIV.

Tras la muerte de Felipe IV en septiembre de 1665, la reina Mariana de Austria quedaba como regente en nombre de Carlos II, que entonces contaba apenas con cuatro años de edad. La fragilidad de la regencia que el Rey legaba a la Monarquía tras su muerte obligó a éste a establecer en su testamento unas cláusulas que contemplaran todas las posibilidades de sucesión posibles (cláusulas 15 y 16). Según las mismas, la rama francesa quedaba completamente excluida de la herencia en virtud de la renuncia a sus derechos sucesorios por parte de la infanta MaríaTeresa tras su matrimonio con Luis XIV, acordado durante la Paz de los Pirineos (2). Es decir, en ningún momento Felipe IV contempló la posibilidad de que el monarca francés o sus herederos pudieran acceder a la sucesión de la Monarquía Hispánica en caso de muerte prematura de Carlos II. La herencia (en caso de muerte del rey-niño) recaería en los sucesores de la infanta Margarita Teresa, entonces prometida del emperador Leopoldo I, es decir, se seguía la lógica de la Casa de Austria de fidelidad a la familia y a la dinastía . La siguiente mujer destinada a continuar la línea sucesoria sería la hermana de Felipe IV, la emperatriz María, mujer del emperador Fernando III, la ya fallecida madre de Mariana de Austria, por lo que serían sus descendientes (Leopoldo I, o los hijos que éste pudiera tener con Margarita Teresa, pues se suponían que ésta iba a a renunciar también a sus derechos tras su matrimonio con el Emperador), los llamados a la sucesión.

La Casa de Austria debía recoger los derechos sucesorios en caso de muerte del rey carlos, tras los cuales estaba la Casa de Saboya que recibía su candidatura a través de una tía de Felipe IV, la infanta Catalina Micaela, hija de Felipe II, que se había casado con el duque Carlos Manuel I de Saboya; sus descendientes ostentarían la corona en caso del agotamiento de la candidatura de los Habsburgo austriacos. En definitiva, la sucesión francesa quedó descartada en el testamento de un Felipe IV fiel a la tradicional alianza entre las dos ramas de la Casa de Austria.

Los poderes sucesorios de Margarita Teresa plantearon diversas controversias en el seno de las discusiones políticas del Consejo de Estado y a pesar de su temprano compromiso con el Emperador, la Infanta no dejó de ser una candidata en potencia a la sucesión desde su nacimiento hasta su matrimonio (cuyas negociaciones fueron ralentizadas intencionadamente tanto por Felipe IV como por doña Mariana de Austria) (3) .

En 1657 nació el príncipe Felipe Próspero, que vivió sólo cuatro años, pues murió el 1 de noviembre de1661, planteando de nuevo la cuestión sucesoria. Francia, tras la muerte de este último, volvió la mirada hacia su reina María Teresa, hija primogénita de Felipe IV: si su hermana se casara con el Emperador y las renunciaciones de los Pirineos se consideraran nulas, la herencia podría recaer en los descendientes de Luis XIV. No obstante, este espejismo duró apenas cinco días pues el 6 de noviembre nacía el futuro Carlos II, circunstancia que abrió de nuevo las esperanzas de sucesión masculina para la Monarquía Hispánica. Sin embargo, la débil salud del niño hizo temer en no pocos momentos por su supervivencia, lo que hacía que las grandes cortes europeas tuviesen que jugar sus cartas ante una posible muerte prematura del heredero.

Por cuanto se refiere al matrimonio de María Teresa, éstea era un asunto de suma importancia para el futuro de la Monarquía, pues en el testamento de Felipe IV la herencia de las infantas era una facultad casi inalienable. El derecho castellano no excluía a las mujeres ni de la línea sucesoria ni de los derechos de heredabilidad y esta circunstancia tuvo importantes consecuencias en la formulación del testamento del Rey. No obstante y a pesar de todo, los derechos sucesorios primaban al varón sobre la mujer, por lo que el príncipe era quien heredaba el trono, mientras las infantas, unidas en matrimonio con otros monarcas o con el emperador, generalmente tenían que renunciar a estos derechos sucesorios que ostentaban casi en igualdad de condiciones con sus hermanos varones.

La principal candidata considerada por Felipe IV para heredar la Monarquía tras una posible prematura muerte de Carlos II, fue la infanta Margarita Teresa, destinada casi desde su nacimiento a casarse con el emperador. No obstante, el matrimonio de la infanta con Leopoldo I sufrió unas demoras inusitadas durante el reinado de Felipe IV. Las verdaderas razones de tal retraso no hacían sino responder a los entresijos de la política internacional del momento: una previsible minoría de edad complicada, la posible muerte prematura de un heredero universal, así como la lucha encarnizada de las grandes cortes europeas por la vastísima herencia territorial de la Monarquía Católica. Además, la conclusión de las nupcias con el emperador nunca fue algo seguro, sino que símplemente respondía a un línea tradicional de acción política que en ningún caso fue percibida desdeMadrid como una obligación ineludible; de hecho se llegó a pensar en casar a Margarita con Carlos II de Inglaterra con el fin de evitar que este monarca se desposara con Catalina de Braganza, princesa de la dinastía rebelde lusa de los Braganza que Felipe IV, en plena guerra con Portugal, se negaba a admitir entre las casas reales europeas.

El testamento de Felipe IV no hacía ninguna alusión al posible matrimonio de Margarita con Leopoldo I, lo cual, según Oliván Santaliestra, confirmaría el hecho de que el monarca dilató intencionadamente esta promesa nupcial con la esperanza de que, en caso de primera necesidad, su hija heredara el trono de la Monarquía. Por otra parte, Felipe IV, en la cláusula 21 de su testamento dejaba entrever que le podía suceder tanto un hijo como una hija: [...] para que como tal tutora del hijo o hija suyo y mío que me sucediera tenga todo el gobierno y regimiento de todos mis reinos en paz y en guerra hasta que el hijo o hija que me sucediera tenga catorce años cumplidos para gobernar [...] (3)

(1) El conde de Pötting fue enviado a la corte de Madrid para cumplir con las funciones de la embajada imperial en 1663, teniendo entre sus principales objetivos el conseguir la mano de la infanta para su señor Leopoldo I. El 6 de abril de 1663 se publicaron los esponsales, siendo firmadas las capitulaciones el 18 de diciembre de ese mismo año por el dicho conde de Pötting y por el duque de Medina de las Torres.

(2) Para más detalles léanse las anteriores entradas sobre la infanta María Teresa de Austria, reina de Francia.

(3) Se refiere a Mariana de Austrua. Cláusula 21 del Testamento de Felipe IV en la que se hace referencia a los poderes de la reina regente doña Mariana de Austria.


Fuentes principales:

* Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "La sacralización de la dinastía en el pulpito de la Capilla Real en tiempos de Carlos II". Universidad Autónoma de Madrid, 2002.

* Oliván Santaliestra, Laura: "Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII". Universidad Complutense de Madrid, 2006.

* Polleross, Friedrich: Entre "majestas" y "modestas": sobre la representación del emperador Leopoldo I. Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior.

* Rodríguez Villa, Antonio: "Dos viajes regios (1679-1666)". Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 42 (1903), pp. 250-278.

* Rudolf, Karl & Opll, Ferdinand, España y Austria (Madrid: Ediciones Cátedra, 1997.

** Esta entrada está basada en un artículo que yo mismo escribí en Wikipedia hace poco tiempo.

*** La imagen es un retrato de la infanta Margarita Teresa con traje de luto obra de Juan Bautista Martínez del Mazo,1666 (Museo del Prado de Madrid).


4 comentarios:

  1. Muy buena entrada. La vida de la infanta Margarita Teresa pasa mucho más desapercibida que las desdichas de su hermana Maria Teresa en la corte del rey Sol. Gracias por acercarnos estos personajes ignorados de la corte de Felipe IV. Un saludo, Majestad.

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  2. ¡¡¡ Feliz Navidad y próspero año nuevo 2010 !!!!. Salud, paz y amor en su corte, Majestad.

    Un fuerte abrazo

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  3. Hola Alberto, disculpa que te contacte por aquí, luego borro este comentario.
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