jueves, 4 de abril de 2024

Vista del palacio de Coudenberg (Bruselas) con el príncipe José Fernando de Baviera

 

1. Vista del palacio de Coudenger, obra de Matthijs Schoevaerdts (h. 1698). Jean Moust, Brujas.


Recientemente he descubierto en la galería Jean Moust de Brujas (Bélgica) este paisaje, obra del pintor flamenco Matthijs Schoevaerdts (h.1662-h.1702), que muestra una vista del palacio de Coudenberg, residencia de los gobernadores de los Países Bajos que regían aquel entramado territorial el nombre del rey de España y duque de Brabante. 

La obra, fechada en hacia 1698, tiene un especial interés ya que en primer término y vestido con casaca azul celeste aparece elector Maximiliano II Manuel de Baviera, nombrado por Carlos II gobernador de Flandes a finales de 1691, cargo que fungió hasta 1701. Junto a él, con casaca gris, aparece su hijo, el príncipe José Fernando de Baviera, al que había hecho llamar a Bruselas desde Viena, donde llegó el 23 de mayo de 1698. El príncipe era hijo del primer matrimonio del elector con la archiduquesa María Antonia de Austria (1669-1692), única hija del emperador Leopoldo I y de la emperatriz Margarita María, la archifamosa protagonista de Las Meninas de Velázquez, y, por tanto, nieta de Felipe IV y de la reina madre Mariana de Austria.


2. Vista de la villa de Bruselas dedicada a Maximiliano II Manuel de Baviera (1697), obra de Jacobus Harrewijn. En el extremo sur-oeste, dentro de los muros de la ciudad, se observa la enorme mole de Coudenberg con sus jardines frente a la fachada sur que es la reflejada en el lienzo de Matthijs Schoevaerdts.


El testamento de Felipe IV establecía que, en caso de morir Carlos II sin hijos, la línea sucesoria debía pasar a los herederos de Margarita María, por lo que José Fernando era el legítimo heredero. Esta vía sucesoria fue confirmada por el propio Carlos II en su primer testamento de 1696, del que hasta la fecha no se ha encontrado rastro más allá de las menciones de los cortesanos y embajadores contemporáneos, y, muy especialmente, de aquel fechado el 14 de noviembre de 1698 conservado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y que fue consecuencia directa del tratado de reparto acordado entre Luis XIV y Guillermo III de Inglaterra en octubre de ese mismo año, en la que el rey designaba al príncipe de Baviera como su heredero universal.



3. Retrato del príncipe electoral José Fernando de Baviera (h.1698), obra de Augustin Coppens. Maison du Roi, Bruselas.


Por tanto, el lienzo tiene una clara intención legitimadora en la que el elector se muestra rodeado de toda su corte junto a su hijo, declarado heredero de Carlos II y quien un día debía regir la inmensa Monarquía de España. Evidentemente, el pintor muestra a un príncipe electoral idealizado y que parece mucho más mayor de lo que realmente era (en 1698 tenía seis años), capaz ya de montar a caballo, metáfora de que era capaz de llevar las riendas de sus futuros estados.

Desgraciadamente para Maximiliano II Manuel, su hijo pre-murió a Carlos II el 6 de febrero de 1699, tan solo cuatro meses después del segundo testamento regio, por lo que no pudo convertirse en rey, dando al traste con las esperanzas de que la Casa de Baviera-Austria rigiera la Monarquía de España. 

El duque de Baviera, casado en segundas nupcias con la princesa polaca Teresa Kunegunda Sobieska en 1695, hija del rey Juan III Sobieski, se mantuvo en el gobierno de los Países Bajos hasta la muerte de Carlos II, convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza para Madrid por sus ambiciones sobre aquellos estados y su autonomía a la hora de ejercer el gobierno gracias a sus propias tropas situadas sobre el territorio (en 1691 se había acordado el traslado a Flandes de 6.000 soldados bávaros). Allí en Bruselas nacieron tanto su sucesor en el ducado de Baviera, el futuro emperador Carlos Alberto de Baviera (así llamado en honor a Carlos II), nacido en 1697; como los príncipes Felipe Mauricio (1698), futuro príncipe-obispo de Padeborn y Münster; Fernando María (1699), general imperial; y Clemente Augusto (1700), futuro arzobispo-elector de Colonia y gran maestre de la Orden Teutónica.

Bibliografía relacionada:

  • Baviera, A., príncipe de (1922): "Mariana de Neoburgo y las pretensiones bávaras a la sucesión española", en Boletín de la Real Academia de la Historia.
  • Bravo Martín, A. (2023): ¿Una diplomacia familiar? Los Sobieski y la Monarquía de España (1674-1700). Universidad Autónoma de Madrid.
 "Luxemburgo y la guarnición del Elector del Palatinado-Neoburgo tras la Paz de Rijswijk (1697-1700)", en Revista Atenea, núm. 1.

  • Martínez López, R. (2018): El Imperio y Baviera frente a la sucesión de Carlos II. UNED.