martes, 27 de septiembre de 2011
Sigo vivo
domingo, 18 de septiembre de 2011
2º aniversario de Reinado de Carlos II
sábado, 17 de septiembre de 2011
Tal día como hoy moría don Juan José de Austria
En el último de los años de su vida, 1679, cuentan las crónicas que en la tradicionalmente fastuosa procesión del Corpus, don Juan José de Austria, a diferencia de lo exhibido en el año anterior, portaba en opinión de muchos de los que le vieron un semblante agotado, además de sentirse afectado por la soledad del poder, por más que su capacidad de acción continuase siendo grande. En efecto, desde que a finales de 1676 se convirtiese en el cerebro e instigador de los actos que llevaron a la caída de don Fernando de Valenzuela y obligaron a la reina madre doña Mariana de Austria a “exiliarse” en el Alcázar de Toledo, desafiando de paso la legalidad vigente, contando además con el aplauso de las clases populares, venía ostentando un poder casi absoluto.
Pero es que además don Juan José contaba como elemento básico a su favor con el carácter apático de su hermano Carlos II, incapaz de mantener todo criterio personal, en cualquier acto que supusiera pasar el filtro de la recia personalidad de su hermano.
El rey Carlos sentía verdadero pánico cuando se le obligaba a fijar la atención en un asunto concreto y, seguramente por ello, aborrecía los tediosos asuntos de gobierno. Además, la infantil bondad de su persona y la irascibilidad caprichosa de su temperamento le empujaban a estar siempre asistido y acompañado. Y eso precisamente fue lo que hizo siempre don Juan José, desde aquel mismo instante de la mañana del 23 de enero de 1677 cuando el bastardo se presentó en el Palacio del Buen Retiro para asumir el poder, proclamándose allí miso la mayoría de edad de Carlos II al librarle de las influencias de su madre y de aquella camarilla que liderase don Fernando de Valenzuela.
En todo caso, y como queda dicho, en la procesión del Corpus del 1679 el envejecimiento del bastardo era evidente. Y si Carlos II portaba elegantes bordados y tafetanes, además de famosa perla Peregrina (1), mostrándose exultante y feliz, a la par que como un adulto capaz de asumir sus responsabilidades como Rey, su hermano don Juan carecía ya del brío necesario para lucir su magnífico traje. Cuan diferente era ahora de épocas pretéritas, épocas de juventud cuando se paseaba por media Europa en busca de aquel lugar que por su nacimiento pensaba le pertenecía. Valga de ejemplo la descripción que de don Juan José hiciese una dama de la Corte francesa cuando éste pasó por allí camino de España tras los desastres de los Países Bajos:
“Vino vestido de camino con grueso traje gris, coleto de terciopelo negro y botones de plata, todo ello a usanza francesa. El príncipe nos pareció pequeño de estatura, pero bien formado. Tenía rostro agradable, cabellos negros, ojos azules llenos de fuego; sus manos eran bellas y su fisonomía inteligente”.
En este momento don Juan José aparece y se siente más frágil que nunca. El desengaño asaltó su espíritu y, aún sin querer reconocerlo, sentiría que el peso del hastío y de la melancolía se presentaban ahora muy cercano a él, adueñándose de su espíritu que antes fue altanero y ahora veía como se postraba a su languidez. En este momento observa con relativo desprendimiento, las miradas entre agresivas y torvas de aquellos que poco antes le alababan e idolatraban; y percibe de primera mano la fragilidad de la ambición, lo vano de los sueños, como si de una de esas vanitas barrocas pintadas por Valdés Leal se tratase.
Cuentan las crónicas que el verano del año que vio morir a don Juan José de Austria fue fresco. En este sentido, el Duque de Maura en su obra sobre el reinado de Carlos II relata como el hijo bastardo de Felipe IV, en ese intento de acompañar al joven Carlos II hasta casi en los momento más íntimos de su vida, ante el temor de que su frágil carácter se viese expuesto a cualquier perturbación por parte de terceros, y con ello a perder su afecto, continuaba a su lado a pesar de no encontrarse en buen estado de salud
Ese notable afán por acompañar al joven Carlos II, quizás en ese intento ya observado por controlar su voluntad, le acarrearía, obviamente, a don Juan José no pocas críticas por parte de sus adversarios políticos. Así rezan numerosos pasquines que circulaban por aquel Madrid que le vio desarrollar sus tareas de gobierno:
“colocado Don Juan en el alto ministerio, no puedo corresponder a los buenos deseos, ni a las esperanzas de la Nación. Se le censuró que se ocupara más de preocuparse de las distinciones de su empleo, que en buscar la felicidad de los pueblos ya que las desgracias que padecía la Monarquía en su tiempo eran todavía mayores que las que habían padecido en los años antecedentes” (2).
Pero su salud seguía empeorando. En este sentido, el jueves 24 de agosto de 1679 sintió don Juan a su regreso de un paseo campestre, una ligera destemplanza acompañada de dolor de cabeza, retirándose a su habitación para descansar. Ya al día siguiente no pudo levantarse, debiendo continuar con su recuperación.
Cuenta un texto de la época, que ya el 27, a las dos de la tarde, le repitió crecimiento manifiesto con leve frío en los extremos y algún quebranto en todo el cuerpo, que terminó después de ocho horas de calentura con un sudorcillo universal, quedando libre todo el día siguiente, en el cual se le sangró, precediendo la seguridad del vientre. Y ya nunca más volvería don Juan a recuperar la salud por completo, continuando en ese trance cuando el 31 de agosto se celebró la ceremonia del juramento de las paces entre las monarquía de España y Francia, la llamada Paz de Nimega.
Poco después, el 7 de septiembre, y a la vista de que la enfermedad de don Juan de Austria continuaba agravándose por momentos, vino éste a realizar testamento. Cuenta el Duque de Maura que se hallaba atormentado por los cirujanos con purgas, sangrías, sajas, sedales y “cuantas puertas fueron posibles para dar éxito a tanta y tan maligna materia”. La cosa se agravó cuando el lunes 11 de ese mismo mes hizo mella en su espalda y tórax una erisipela, que vino a durarle dos días. A partir del día 13 no cesaría su situación de delirio, repitiéndose constantemente ataques compulsivos.
El sábado 16 de septiembre de 1679 don Juan de Austria agonizaba en su lecho, muriendo al día siguiente, catorce años después de que lo hiciese su padre, Felipe IV el Grande (17 de septiembre de 1665). Don Juan tenía 50 años.
La muerte de don Juan José de Austria supuso la desaparición del hombre probablemente más importante de la segunda mitad del siglo XVII español y uno de los más destacados de la Europa de la época. General victorioso y político capaz y de amplias miras, don Juan se pasó toda su vida luchando por conseguir una posición que creía que le correspondía por nacimiento, como hijo que era de Rey. Sin embargo, comenzando por su propio padre que jamás le consideró para la línea sucesoria, anteponiendo incluso a parientes lejanos antes que a su propio hijo y que en su último testamento le apartó incluso de la Junta de Regencia del pequeño Carlos II, lo que suponía apartar al hombre más capaz de aquella España; y siguiendo por sus adversarios políticos que no veían en él más que a un vanidoso bastardo hijo de una vulgar comediante, hicieron que don Juan, el mesías del pueblo, no pudiese alzarse con el poder hasta el final de su vida y tras dos fallidos intentos por conseguirlo. ¡Qué distinta hubiese sido esa España de haber llegado a reinar don Juan José!
A tenor de los resultados de la autopsia del cuerpo de don Juan, algunos de sus partidarios vinieron a atribuir el fallecimiento al veneno, como si aquel intento que años atrás protagonizara el Conde de Aranda o el Marqués de Aytona ahora se hubiese manifestado nuevamente. En este sentido, los forenses, tras analizar su cadáver proporcionan algunos datos importantes: “halláronse en la vejiga de la hiel dos piedras blancas, redondas y leves como piedra pómez: la una del tamaño de una nuez de especia, la otra del de una avellana; ésta tapaba el ducto o vena por donde se expurga la cólera en su estado natural, y se halló muy enviscado y teñido el hígado de este humor y difundido por la masa de la sangre. Ha causado admiración el no haber visto en el hábito del cuerpo ni en la orina (que siempre estuvo natural) señal de ictericia, y no menos el haber hallado gangrenado por lo interno del tórax, en correspondencia de la erisipela, sin haber precedido dolor ni dificultad de respiración. En las venas de la cabeza se halló la sangre concreta; mucho hubo extravasada en los ventrículos y demás espacios”.
Mientras tanto, Carlos II, como si la cosa no fuese con él, seguía su actividad ociosa, incluso se dice que no se acercó a su lecho a lo largo de toda la enfermedad de su hermano o, tras ésta, a su ataúd por temor a contagiarse. Don Juan José de Austria murió solo y olvidado por muchos que en otras épocas aprovecharon su poder.
Un día después de la muerte de don Juan, al mismo tiempo que su cadáver era embalsamado conforme a los mandatos del propio Carlos II, un correo portaba billete del Rey a su madre doña Mariana de Austria: “Madre y señora mía: ayer no pude escribirte por la muerte de don Juan, que se le llevó Dios a las dos, y ahora te despacho con este aviso, y después de él responderé a tus cartas. Tu hijo que más te quiere, Carlos”.
Se acercaba la hora de que la antaño Regente regresara a la Corte, dejando atrás su destierro en el Alcázar de Toledo. Carlos II esperaría al día siguiente del destierro del bastardo para salir al encuentro de su madre, anunciándolo así el mismo día del entierro de su hermano: “Madre y señora de mi vida: he recibido tu carta, de ayer, y no dudando de que te habrá causado todo el gusto que dices la noticia de habernos de ver tan presto, puedo asegurarte que no es menor el mío. Yo llegaré a esa ciudad, queriendo Dios, mañana a las once, y no tienes que salir de casa, sino aguardarme en ella, y si hubieras de responder me enviarás la respuesta a Aranjuez, donde dormiré esta noche”.
El martes 19 de septiembre los restos mortales de don Juan José, excepto su corazón que volvería a sus amadas tierras de Aragón para que encontrase cobijo en la Basílica del Pilar de Zaragoza, serían introducidos en una caja de plomo, y ésta en otra de madera forrada en brocado rojo, metiéndose en la bóveda abierta bajo el coro de la iglesia del convento de las Descalzas Reales.
Llevaba por mortaja el mismo traje que lució en la boda de Carlos II, además del bastón y el manto capitular de la Orden de San Juan, de la que era Gran Prior para los reinos de Castilla y León. Esa misma noche partirían sus restos mortales en dirección al monasterio de El Escorial, para depositar su cadáver en el pudridero, siendo acompañado en este su último viaje por sus más fieles partidarios.
Hoy día es posible acercarse a ver los restos de este gran hombre, situados en el Panteón de Infante de El Escorial junto a la tumba del primer don Juan de Austria, hijo del emperador Carlos V. El visitante podrá leer en ella una simple frase en latín: “Iohannes Iosephvs. Philippi IV filivs notvs”.
Fuentes principales:
* Ruíz Rodríguez, Ignacio: “Don Juan José de Austria en la Monarquía Hispánica. Entre la política, el poder y la intriga”. Dykinson, 2007.
Notas:
(1) La perla Peregrina fue pescada en los mares del sur en 1515, perteneció a un antepasado del Conde de Puñonrostro, luego a doña Isabel de Bobadilla, de la casa de Chinchón y, finalmente, a la emperatriz Isabel de Portugal, que la incorporó al patrimonio de la Corona. Pesaba 52 quilates y 3 gramos y tenía un valor de unos 222.605 reales de plata.
(2) BN, mss. 18.206.
PD: gracias a Pedro de Mingo del blog España Eterna por este premio Fidelitas que me otorga en el primer aniversario de su blog:
jueves, 15 de septiembre de 2011
Para zanjar el tema
Para zanjar el tema del nacionalismo catalán que tan entretenidos nos ha tenido en los últimos días, querría compartir con todos vosotros algunos libros presentes en mi biblioteca personal que ayudarán a entender mucho mejor el tema del austracismo y el felipismo, sus idearios políticos, así como la derrota del primero en 1714, hecho que constituye el mito fundacional del catalanismo a finales del s. XIX. Como veréis son libros tanto en castellano como en catalán, lengua ésta última que no hablo pero que entiendo bastante por su semejanza con el italiano:
· Actas del Congreso” L´aposta catalana a la Guerra de Successió (1705-1707)”, Museu d’Història de Catalunya, Barcelona, 2007.
· Albareda, Joaquim: “Felipe V y el triunfo del absolutismo. Cataluña en un conflicto europeo (1700-1714)”. Generalitat de Catalunya, 2002.
· Albareda, Joaquim (Coord.): “Del patriotisme al catalanisme”. Eumo Editorial, Vic, 2001.
· Albareda, Joaquim: “La Guerra de Sucesión de España (1700-1714)”.Crítica, 2010.
· Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio (Coord.): “La pérdida de Europa. La guerra de sucesión por la Monarquía de España”. Fundación Carlos de Amberes, 2007.
· Amor de Soria, Juan – Lluch, Ernest (Ed.): “Aragonesismo austracista”. Institución Fernando el Católico, 2010.
· Bernardo Ares, José Manuel de (Coord.): “La sucesión de la Monarquía Hispánica (1665-1725) (I)”. Universidad de Córdoba, 2006.
· Bernardo Ares, José Manuel de (Coord.): “La correspondencia entre Felipe V y Luis XIV (I). Estudio histórico, informático y traductológico”. Universidad de Córdoba, 2006.
· Bernardo Ares, José Manuel de (Coord.): “La sucesión de la Monarquía Hispánica (1665-1725) (II)”. Sílex Ediciones, 2007.
· Bernardo Ares, José Manuel de: “Luis XIV español. De los imperios plurinacionales a los estados unitarios”. Iustel Publicaciones, 2008.
· Bernardo Ares, José Manuel de y Echeverría Pereda, Elena (Coords.): “Las Cortes de Madrid y Versalles en el año 1707. estudios traductológico e histórico de las correspondencias real y diplomática”. Sílex Ediciones, 2011.
· Castro, Concepción de: “A la sombra de Felipe V. José Grimaldo, ministro responsable (1703-1726)”. Marcial Pons, 2004.
· Fernández Albadalejo, Pablo (Ed.): “Los Borbones. Dinastía y memoria de la nación en la España del siglo XVIII”. Casa de Velázquez/Marcial Pons, 2002.
· García Cárcel, Ricardo: “Felipe V y los españoles. Una visión periférica del problema de España”. Plaza Janés, 2002.
· García González, Francisco (coord.): “La Guerra de Sucesión en España y la batalla de Almansa. Europa en la encrucijada”. Sílex, 2007.
· González Mezquita, María Luz: “Oposición y disidencia en la Guerra de Sucesión Española. El Almirante de Castilla”. Junta de Castilla y León, 2007.
· Kamen, Henry: “Felipe V, el rey que reinó dos veces”. Temas de hoy.
· Lama Romero, Eduardo: “Macanaz memorialista. Una aproximación a la formación del Estado borbónico”. Universidad de Córdoba, 2009.
· León Sanz, Virginia: “Carlos VI. El emperador que no pudo ser rey de España”. Aguilar, 2003.
· León Sanz, Virginia (Ed.): “Memorias de Guerra del capitán George Carleton”. Universidad de Alicante, 2002.
· Lluch, Ernest: “L’alternativa catalana (1700-1714-1740). Ramon de Vilana Perlas i Juan Amor de Soria: teoria i acció austriacistes”. Vic: Eumo, 2000.
· Peña Izquierdo, Antonio Ramón: “La Casa de Palma, la familia Portocarrero en el gobierno de la Monarquía Hispánica (1665-1700)”. Universidad de Córdoba, 2004.
· Peña Izquierdo, Antonio Ramón: “De Austrias a Borbones. España entre los siglos XVII y XVIII”. Akrón historia, 2008.
· Pérez Álvarez, Mª Berta: “Aragón durante la Guerra de Sucesión”. Institución Fernando el Católico, 2010.
· Ribot García, Luis Antonio: “Orígenes políticos del testamento de Carlos II: la gestación del cambio dinástico en España” RAH, 2010.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Segunda réplica al bloguero Daniel
A continuación paso a replicar de nuevo y punto por punto en negrita al bloguero Daniel. Sin embargo, lo haré sólo en lo que respecta a temas históricos ya que he notado que aprovechando la historia nos está intentando colar sus ideas nazi-onalistas, creando para ello un ficticio enfrentamiento Madrid-Cataluña que no viene al caso y que es muy del gusto de aquellos tristes nacionalismos, y que no voy a permitir en este espacio:
“Antes de nada decir, que me gusta mucho la primera imagen, y me parece horrorosa la segunda. La primera es el retrato ideal de un príncipe, que probablemente, en Cataluña se haya convertido en un "rey Sebastián". La segunda es la caricatura de lo que deploro, tanto por lo que representa, como por la visión simplista y malintencionada de los que la han dibujado y ven así de simplificadas las sensibilidades de los españoles...
1. Desde un punto de vista histórico, en mis comentarios no he puesto en duda la legitimidad de las cortes catalanas de 1702: esto es, Felipe V aceptó el sistema pactista catalán, y los representantes del Principado reconocieron al rey. Antes de seguir considerando el tema de las Cortes me gustaría hacer una reflexión importante. El entrar a decir que fueron los intereses económicos de una oligarquía catalana los que motivaron el cambio de rey (de Felipe V a Carlos III) me parece malintencionado. Todos sabemos que la representación de los reinos (y en este caso del principado) que encarnaban las cortes no era una representación "democrática" como hoy la entendemos. Tampoco el rey representaba los intereses de los "no representados" por los procuradores de cortes. En cualquier caso las cortes eran la forma de representatividad (y perdón por la redundancia) de una sociedad que se pensaba como corporativa y estamental. Me parece una consideración malintencionada el decir que la "traición" de los catalanes a Felipe V fue responsabilidad de una oligarquía comercial egoista. La nobleza y el clero catalán apoyaron decididamente al archiduque!: por citar solo a algunos de los miembros más destacados de las más relevantes familias del principado, los Cardona, los Rocabertí y los Pinós. No solo fueron Austracistas convencidos, sino exiliados. Por otro lado el archiduque concedió el consejero 6º a consell de cent, esto es el conseller "menestral". Se puede pues afirmar que el apoyo al archiduque en Cataluña era transversal, no una cuestión de clase como Carolus afirma (permíteme que usando tu expresión te diga que "retocas la historia"). Es cierto, claro, que no toda la sociedad catalana en "masa" se pronunció por el archiduque, pero sí que en los términos de representatividad de la epoca, el cuerpo político de la "republica catalana" se posicionó a favor del archiduque a partir de 1705.
1. Daniel, comparto tu gusto por la imagen de Carlos III como Conde de Barcelona, en cuanto a la segunda la veo al revés, es decir, es la visión simplista que los nacionalistas tienen del resto de los españoles allende sus fronteras autonómicas.
Me alegra que no niegues la importancia de las Corte de 1702 porque te considero una persona bastante formada en historia. Es obvio que las Cortes eran un acto de reconocimiento mutuo y negociación en las que unos y otros daban y recibían, pero no olvidemos que no siempre se llegaba a un acuerdo y si no recordemos las desastrosas cortes catalanas de 1626 presididas por Felipe IV y el Conde-Duque de Olivares.
En lo de la oligarquía catalana no me has entendido o no me has querido entender: no hay ninguna duda (absolutamente ninguna) de que el movimiento austracista fue promovido inicialmente por esa oligarquía comercial catalana de la que formaban parte importantes familias como los Dalmau, Teixidor, Lledó, etc que estaban estrechamente emparentados con la baja nobleza y con el virrey Darmstadt, que a su vez contaba con importantes apoyos en
Te dejo un párrafo de historiador Germán Segura García en su artículo “
“[…] una incipiente burguesía, bien conectada con la pequeña nobleza catalana, empezaba a adquirir fuerza en el Principado gracias a la neutralización comercial de Francia y a la sustitución de sus productos vitícolas por los catalanes en los mercados del norte de Europa. La prosperidad de estos mercaderes y, según ellos, la de toda la monarquía residía en sacar mejor partido de las posibilidades que ofrecía el comercio, ya fuera exportando sus excedentes a otras naciones o simplemente dando respuesta a la creciente demanda de productos en sus vastos territorios. Pero para conseguir la aceptación de estas propuestas era necesario algo más que la simple teoría, se imponía la intervención en la política económica de la monarquía”.
Queda bastante clara de nuevo la participación de la burguesía mercantil.
2. Dicho esto, las Cortes de 1702, fueron en efecto las más "ventajosas" para la provincia, pero ¿y para el rey?, las Cortes, como el autor y los lectores de este blog sabemos, no eran una "donación graciosa del rey", sino una negociación entre rey y reino en la que uno y otros (representantes del reino) aspiraban a satisfacer intereses, calibrando los riesgos: política. El hecho de que se tratase de negociación no menoscaba que hubiera una fidelidad que rey y reino sintiesen recíprocamente. Felipe V en 1702 estaba necesitadísmo de hacerse reconocer, de legitimar un derecho al trono que, seamos francos, era endeble. Luis XIV se había pasado todo su reinado (desde 1660) intentando provocar una sublevación en Cataluña. La política agresiva francesa sobre el principado, comprendía también una retórica de propaganda que llamaba a los catalanes a la rebelión. Algunos de los colaboradores catalanes (en el Rosellón) de la política francesa eran antiguos dirigentes de la revuelta de 1640. Luis XIV había firmado un pacto secreto de reparto de
En definitiva : no hay bien intencionados y mal intencionados, a mi modo de ver, sino una continuidad tanto en la defensa de unos intereses mutuos, los de
2. Vamos por puntos. Los catalanes consiguieron en estas Cortes importantísimas ventajas como
En cuanto a que la posición de Felipe V era “endeble” pues hay que relativizarlo. La legitimidad de Felipe V era absoluta en cuanto emanaba del testamento de Carlos II y recordemos que en aquella época el testamento de un Rey era ley universal e irrefutable pues emanaba de la voluntad divina de quien el Rey era su vicario en la tierra. Está claro que Felipe V, conocedor de la reticencia catalana hacia los Borbones tras 40 años de guerra casi continuada, quiso favorecer y ganarse a aquellos que tenían dudas sobre su persona, pero, por otra parte, se mostró intratable con la petición de la devolución de las insaculaciones retenidas por Felipe IV en 1652, lo cual demuestra su posición de fuerza. En cambio, a Carlos III no le quedó más remedio que aceptar esta petición en las Cortes de 1706 para asentar su poder ganado por la fuerza de las armas tras la toma de Barcelona en 1705 y carente de la legitimidad testamentaria, pero ten por seguro que esta concesión fue hecha con gran dolor pues suponía su sumisión a los poderes locales y las perdida de sus prerrogativas regias…otra cosa es que después el romanticismo decimonónico edulcorase este hecho.
En cuanto a la malintencionalidad pues obviamente cada cual miraba a sus propios intereses, pero lo cierto es que la burguesía catalana, aún siendo entendible, condujo a una terrible guerra a todo el Principado por sus propios intereses de grupo, que fueron los que igualmente guiaron la acción de los austracistas Neoburgo-Darmstadt que querían asegurar su posición política.
* Por lo que respecta a tus ideas sobre el catalán y el castellano, me gustaría sólo decirte que las lenguas no tienen derechos, sino que son los ciudadanos los que los tienen, y que tanto derecho tiene un castellano-parlante en Cataluña como derecho tiene un catalano-parlante.
Y en cuanto a tus ideas políticas nacionalistas-austracistas-carlistas que nos has comentado extensamente te dejo sólo esta frase del gran Pío Baroja:
“El carlismo se cura leyendo y el nacionalismo, viajando”
martes, 13 de septiembre de 2011
Respuesta al bloguero Daniel
Como era de esperar mi entrada dedicada a
“La entrada reservada al 11 de septiembre, igual que sucediera el año pasado ante la misma efeméride, me parece desproporcionada y considero que afea la alta calidad de este blog.
Tanto desde un punto de vista historiográfico como ideológico me parece que se hace una interpretación sesgada y tendenciosa.
1. El detalle con el que se describe la estancia de Felipe V (IV de Aragón) en Cataluña, muestra que el rey respetó el sistema pactista, como le correspondía hacer por obligación, y que los catalanes hicieron lo propio.
Sin embargo, desde un punto de vista del "imaginario" o sentimental, los catalanes (más que cualquier otro pueblo de
Conviene señalar que si bien el archiduque-rey Carlos III y su gobierno tuvieron sus tensiones naturales con las intituciones forales catalanas, la dinámica general fue de entendimiento y de mutuo aprecio. Carlos llevó Barcelona siempre en su corazón como diversos episodios de su vida demuestran”
1. Daniel, no hay ninguna duda del recelo que el nieto de aquel que había bombardeado y tomado brutalmente Barcelona en 1697, durante el último acto de
No hay duda, de que las Cortes de 1706 presididas por Carlos III de Austria y que Germán Segura García denomina como “la cumbre del sistema pactista catalán” fueron una copia de las de 1702, que eran hasta ese momento, como comento, las más ventajosas para Cataluña.
No hay que olvidar antes de cerrar este punto que para la burguesía catalana era fundamental el comercio con Inglaterra y Holanda que tanta importancia había alcanzado durante el reinado de Carlos II gracias a los tratados de amistad y comercio entre
Finalmente, hay que señalar el importantísimo papel que en este alzamiento tuvo la figura de Jorge de Hesse-Darmstadt, virrey de Cataluña durante la toma de Barcelona de 1697, además de primo de la reina Mariana de Neoburgo y la emperatriz Leonor Magdalena, mujer del emperador Leopoldo I y madre del archiduque Carlos. Fue Darmstadt, junto al Almirante de Castilla (los dos austracistas más destacados de estos primeros momentos, aunque entre ellos no existiesen muy buena relación) quien sabía de las inquietudes de esta burguesía y es por ello que propuso el alzamiento por Cataluña y no por la frontera andaluza (recuérdese que el archiduque Carlos-Carlos III había llegado a Lisboa en 1704 y que la toma de Barcelona se produjo en 1705). En cuanto a la relación del archiduque Carlos con Cataluña queda claro que fue buena aunque con momentos de tiranteces que se volvieron bastante más graves tras la partida de éste al Imperio en 1711 dejando a su mujer al mando, junto a la figura clave del austracismo: el catalán Ramón de Vilana Perlas, Marqués de Rialp. Pero también hay que añadir que la política seguida por Carlos III-Carlos VI durante su reinado de Austria no se diferencia mucho de la llevada a cabo por Felipe V en España, es decir, ambos tenían un claro concepto del absolutismo centralizador que empezaba a ser la base del sistema político europeo del XVIII.
A modo de conclusión, se puede resumir que, como un compañero bloguero ya comentó, el nacionalismo catalán es, por tanto, un nacionalismo de élite, alejado de los intereses del “pueblo llano”.
2. Sin entrar a hacer juicios de valores sobre la decisión de los catalanes, y aún aceptando como previsible o "natural" la represión (durísima represión) que siguió a la toma de Barcelona (y que se venía practicando desde 1707 en los reinos de Aragón y Valencia), hay un hecho incuestionable: la llegada de
2. Daniel aquí, con todos mis respetos, tergiversas un poco los hechos. La causa-efecto no es la que cuentas, es decir, no fue la llegada de los Borbones la que supuso el fin de
No defiendo los métodos llevados a cabo por Felipe V como digo en la entrada (si en cambio los llevados a cabo por Felipe IV en 1652) pero son claramente comprensibles con los ojos de aquella época y más con los de un Rey que se sentía traicionado por aquellos que tanto le alabaron en 1702. La historia hay que verla con ojos de la época y no con los nuestros actuales imbuidos de otros principios completamente distintos.
3. El 11 de septiembre es para los catalanes una fecha triste y una fecha que merece ser recordada institucionalmente. La historia es uno de los más importantes elementos articuladores de una sociedad. Los aragoneses y la memoria de la ejecución del justicia, o los madrileños y la conmemoración del 2 de mayo, no provocan el rechazo de nadie en el resto de España (y si nos ponemos a desmenuzar ¿no fue también el de 1591 un choque entre la "oligarquía aragonesa" y el rey? o ¿no era la monarquía de Carlos IV un régimen absoluto, cuyo soberano había cobardemente abandonado a sus súbditos?).
Cada 11 de septiembre los catalanes recuerdan una derrota que puso fin a una realidad política y cultural de 600 años. Y no seamos hipócritas, Cataluña quedó arrinconada dentro de España como una provincia conquistada y sometida militarmente (solo cabe recordar como ante una consulta del Capitán General sobre como se debía proclamar a Luis I en 1724 la corte respondió que se hiciera alzando el pendón real al grito de "Castilla, Castilla por Luis el rey n.s.").
3. Vuelves a contar una historia “retocada”: el 11 de septiembre fue, sin duda, una fecha triste para el austracismo pues supuso su fin, aunque ya para aquel entonces los barceloneses “rebeldes” propugnaban un sistema republicano tras el armisticio entre los aliados y las dos coronas borbónicas en Utrecht, y el abandono del Principado por parte de la regente Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel, mujer de Carlos VI, y de los ejército imperiales al mando de Guido Starhemberg.
Que se pueda celebrar o no, pues ahí ya no entro, pero que se celebre para tergiversar la historia y vincularla con el independentismo eso ya es otro cantar…nada tiene que ver el 11-S de 1714 con lo que los partidos nacionalistas propugnan y que no es más que un invento del siglo XIX, al igual que el del resto de nacionalismos. Ah! y no me mezcles el 11-S con el 2 de mayo, el dos de mayo fue el alzamiento del pueblo madrileño contra un invasor extranjero, no una revuelta contra un rey legítimo. Eso se llama populismo.
Finalmente, lo de que Cataluña fue militarizada es así sin duda pues era necesaria para, a ojos felipistas, mantener la paz y la tranquilidad en un territorio que se había mostrado demasiado belicoso (alzamientos de 1640-1652, revolta dels gorretes de 1687-1689 y finalmente alzamiento austracista de 1705-1714). Pero es igualmente cierto que ya a finales del reinado de Felipe V y durante los de
4.
4. Absolutamente claro que se impuso un centralismo y una castellanizacióon por los motivos citados en el punto anterior. El problema del 11-S es que no se celebra lo que se debería hacer que es precisamente lo que tan bien citas, sino que es aprovechado por esos partidos fascistas y xenófobos catalanistas (ya trataremos el punto del fascismo más adelante) para tergiversar y reivindicar falsedades en pos de su propio interés. Es precisamente por ello que Artur Mas considera de suma importancia el control de la educación, arma clave del nacionalismo para engañar al ciudadano ya desde su primera infancia, educándole en la mentira y el rencor a los “español”.
“Por último, y perdón si me extiendo, me parecen harto desproporcionadas las críticas al nacionalismo catalán "fascismo", "cáncer"...
Se pueden hacer caricaturas del nacionalismo o deplorar una visión idealizada e interesada de la historia (no lo hace el "nacionalismo" español también?), pero cuidado, el nacionalismo tiene unos orígenes y en Cataluña estos orígenes no son solo "franceses" (me refiero a que no es un nacionalismo nacido de las ideas de
Daniel, ¿no podemos definir el fascismo como un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas que conduce a la violencia de cualquier tipo contra los que se definen como enemigos por un eficaz aparato de propaganda y un componente social interclasista? ¿no acaso eso lo que hace el nacionalismo catalán?
El fascismo es la tergiversación de un pasado supuestamente glorioso, una exaltación de lo propio y un desprecio por lo ajeno basado en una vil propaganda que inicia con la reeducación de las masas para utilizarlas como arma arrojadiza. El nacionalismo español, entendido como fascismo o ¿exaltación del franquismo? Es igualmente nocivo.
En cuanto a la última parte de tu discurso está claro que mezclas y confundes un sano regionalismo con un vil nacionalismo. El nacionalismo que se exalta el 11-S nada tiene que ver con esas sanas “reivindicaciones” y es claramente independentista (véase gritos a favor de la independencia durante la colocación de las coronas de flores de CIU o ERC).
En cuanto a tu pregunta final tiras de populismo baratejo, el que vota por ejemplo a ERC no es imbécil, pero sí es fascista y xenófobo (al menos a mis ojos).
Por cierto, el tema de la libertad de "enseñanza en castellano", me parece el ejemplo de libro sobre la manipulación:
1.
2. La nota media en el examen de castellano de los alumnos que pasan las selectividad en Cataluña es superior a la media global de toda España: es decir los alumnos que han sido educados según el modelo lingüístico de "inmersión" conocen perfectamente (o en todo caso no menos que los alumnos del resto de España) la lengua castellana.
3. La sentencia del Tribunal Supremo que cuestiona el modelo educativo catalán responde a una demanda hecha por 3 familias en Cataluña: 3. Muestra significativa que se trata de un enorme problema social y de que en Cataluña existen "ciudadanos castellanoparlantes oprimidos".
2. En la comunidad Valenciana, en 2010, 125.953 alumnos han visto denegada su petición de ser educados en catalán (o valenciano): el 61,2% de les familias valencianes piden que sus hijos sean escolarizados en valenciano y,
No creo en ningún momento haber defendido la eliminación del catalán de la educación de Cataluña, es más creo haberlo defendido como un bien cultural de incalculable valor. Lo que se defiende es la educación bilingüista y no la opresión del castellano que propone el sistema de “inmersión lingüística” del señor Mas. La educación debe ser conjunta catalano-castellana con total libertad de la última y que los que la utilicen no sean castigados por ello (¡¿cuantos casos de niños castigados por hablar en castellano vemos cada día?!, ¡¿cuántas multas a locales por poner carteles en castellano?!).
El punto 2 es puro populismo y sabes que no es así, la sentencia del TS sabes que responde a las continuas demandas de miles de ciudadanos que ven vulneradas continuamente sus libertades lingüísticas.
Punto 3, ¿nos facilitas la fuente de estos datos?
Para concluir, la quema de banderas y fotos de SM el Rey son actos execrables y merecen ser perseguidos y castigados, pero el 11 de septiembre, a pesar de los azares de la vida política y de los exaltados, es una fiesta bien fundada que como toda conmemoración en cualquier lugar del mundo (14 de julio, 12 de octubre, 2 de mayo y largo etc.) idealiza un episodio histórico ¿Que hay de malo en ello? Los mitos son necesarios en todas las sociedades, y cada una elige los suyos.
Personalmente la desaparición de
Me alegro que al menos condenes la quema de banderas y del retrato del Jefe del Estado. La fiesta no tiene nada de malo, lo malo es su utilización por el fascismo catalanista…lo de los mitos, pues siempre que sean basados en hechos reales seguramente sí…
La guinda me la pones o nos la pones tildando de catalanofobia, cuando este blog cuenta con tanto y tan buenos amigos catalanes y habla siempre con extrema objetividad de los conflictos en Cataluña durante los reinado de Felipe IV, Carlos II y Felipe V.
lunes, 12 de septiembre de 2011
El gobierno de España lo permite
domingo, 11 de septiembre de 2011
La Diada o la Gran Mentira del nacionalismo catalán
1. Felipe V vestido a la española, anónimo madrileño. Cartuja de Miraflores (Burgos). Foto del autor. |
3. Asalto final a Barcelona por parte de las tropas de Felipe V el 11 de septiembre de 1714. |
* Espino López, Antonio: “El frente catalán en la Guerra de los Nueve Años, 1689-1697”. Universidad Autónoma de Barcelona, 1994.