lunes, 16 de enero de 2012

El asunto del tratamiento de don Juan José de Austria


1. Juan José de Austria como San Hermenegildo, obra de Eugenio de las Cuevas (h.1642). Monasterio de las Descalzas Reales.

En abril de 1642 Felipe IV reconocía como hijo a don Juan José de Austria, poniéndosele casa en 1643 y recibiendo el tratamiento de “Serenidad”. Uno de los temas que a partir de entonces llenaría los debates del Consejo de Estado sería el tratamiento que debía recibir el nuevo miembro de la Familia Real.

El tratamiento que se debería dar a don Juan, así como el que éste debía dar a terceros, ocasionó más de una disputa a lo largo de toda su vida, incluida aquella idea que muchos años le rondase la cabeza de ser designado Infante de España. En relación a ello, se conservan ciertos documentos relativos al tratamiento que se le debería dispensar desde su reconocimiento como hijo legitimado del Rey, tanto por los miembros de la Familia Real, como por el resto de la nobleza española, en particular, y en europea, en general, así como el que debería prestar el bastardo real a los que entraran en contacto con él, tanto a nivel de correspondencia como de manera personal:

Sobre el tratamiento y Cortesías que se debían hacer a don Juan de Austria, hijo del Rey nuestro señor don Felipe 4º.

En Madrid, a 29 de abril de 1642. El Consejo de Estado en que concurren el marqués de Santa Cruz, duque de Villahermosa, cardenal Espínola, duque de Nájera y Marqués de Castañeda. Sobre la forma como se ha de tratar y poner en el sobre escrito de las cartas del príncipe nuestro señor, y de la Reina nuestra señora, al señor don Juan de Austria.

El escribano Pedro de Arce, ha hecho relación en el Consejo de un papel del Conde-Duque en el cual refiere que conviene se vea, como se ha de tratar y poner en el sobre escrito de las cartas del príncipe nuestro señor, y de la Reina nuestra señora, al señor don Juan, y que al Conde-Duque le parece que la Reina nuestra señora podría poner: a don Juan de Austria, mi hijo. Y el príncipe nuestro señor: a don Juan de Austria, mi hermano. Y que el ponerle señor ha de ser de aquí abajo.


El Consejo ha conferido con toda atención lo que el Conde-Duque propone, y el marqués de Santa Cruz dijo que siendo Vuestra Majestad servido, la Reina nuestra señora le podía poner en el sobre escrito: a don Juan de Austria, mi hijo. Y el príncipe nuestro señor. Hermano, y parece que no se puede excusar, el ponerle el príncipe nuestro señor. En el principio de la carta, señor, pues V. Majestad le pone a los duques de Saboya, y Florencia se conforma con el Conde-Duque.
El duque de Villahermosa se conforma con el Conde-Duque.

El cardenal Espínola se conforma con el Conde-Duque en la forma que ha declarado el marqués de Santa Cruz.

El duque de Maqueda y el marqués de Castañeda se conforma con el de Santa Cruz. Vuestra Majestad mandáre lo que fuere servido, en Madrid a 29 de abril de 1642” (1).

Pocos días después, el 2 de mayo de ese mismo año, nuevamente se trataban ante el Consejo de Estado asuntos relativos a don Juan de Austria. En este caso se hacía referencia al tratamiento de Cortesía que debería dispensar don Juan a los embajadores y otros diplomáticos que vinieran a visitarle.

También vendrían a ser tratados otras cuestiones protocolarias, tales como el lugar que deberían ocupar en su coche aquellas dignidades extranjeras, además de las patrias:

En Madrid a 2 de Mayo de 1642. El Consejo de Estado en que concurrieron el cardenal de Borja, el conde de Oñate, marqués de Santa Cruz, duque de Villahermosa, cardenal Espínola, marqués de Casrtofuerte y duque de Maqueda. Con un papel del conde duque de Sanlúcar, para el secretario Pedro de Arce, y otro de conferencias que el duque de Villahermosa y marqués de Castañeda han tenido sobre la forma en que el señor don Juan ha de tratar a los que le visitaren…podría votar sobre lo que convendría que se haga en materia de Cortesía a los embajadores y residentes de quién no se hacen mención en el papel, y sobre el lugar que dará en su coche a los grandes, consejeros de Estado, y títulos, y el tratamiento que hará a los potentados de Alemania e Italia.

El Consejo confirió sobre la materia, y pareció poner en las reales manos de Su Majestad el papel del conde duque, y el de la conferencia del duque de Villahermosa y marqués de Castañeda. Y el cardenal Borja dijo que los puntos que se trataron en la conferencia del duque de Villahermosa y marqués de Castañeda se conforma con ellos, excepto en lo que toca a la precedencia de los cardenales en casa del señor don Juan, porque esto no vota por ser parte, y que por lo que toca a su persona siempre la tiene rendida a las órdenes de Vuestra Majestad, en cuanto a los residentes de potentados libres, les trate el señor don Juan como a los títulos de Castilla, que Vuestra Majestad suele honrar a alguno cuando va a caballo, que podría el señor don Juan yendo en su coche poner a su lado algún grande, y que en lo que toca a los consejeros de Estado, los honre conforme su clase a cada uno.

Los títulos en la proa del coche, no quitando el lugar a los criados mayores que les toca.
Que a los potentados de Alemania y Italia, supuesto que el señor infante don Fernando [el Cardenal-Infante] dio alteza a los duques de Saboya, Baviera y Lorena. Parece que a los electores de Alemania y potentados de Italia les habría de dar la misma Cortesía.

El conde de Oñate dijo que se conformaba con el cardenal Borja, y que en cuanto a los cardenales entiende que no se ajustarán en la precedencia de las puertas y silla, y que supuesto que el señor archiduque Alberto se trató con el cardenal Quiroga igualmente precediendo cada uno en la casa del otro, le parece que podría Vuestra Majestad manda se siguiese este ejemplar…” (2).


Fuente principal:

* Ruíz Rodríguez, Ignacio: “Don Juan José de Austria en la Monarquía Hispánica: entre la política, el poder y la intriga”. Dykinson, 2007.

Notas:

(1) AHN, Estado, leg. 2.783.

(2) AHN, Estado, leg. 2.783.

21 comentarios:

  1. No era asunto menor el del tratamiento.Similares problemas hubo con Don Juan de Austria,el hijo de Carlos V. E incluso, ya en el siglo XX, cuando Franco consideraba a Don Juan de Borbón como Infante lo que, naturalmente, exasperaba a quien era Rey de derecho.

    Saludos.

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  2. En verdad el tratamiento a un bastardo debía ser complejo, pues es real pero no legítimo y, claro, es más o menos que otros miembros de la familia real. Serenidad no se bien que significa, no es alteza ni nada parecido. Está bien que Carlos II le llamase hermano y él a Carlos II lo mismo. Buena semana, Carolus.

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  3. El uso de su Serenidad, tal vez tenga que ver con el ánimo de don Juan, entre frío y caliente pero es difícil. Aunque le molestase, sabiéndose bastardo, debía de encajar muchos entuertos con su linaje.
    El maldito protocolo...
    Un abrazo¡¡

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  4. Peliagudo asunto el del protocolo de la rígida etiqueta borgoñona implantada por la Casa de Austria. El asunto era serio, al igual que lo había sido, como bien dice Retablo, el de don Juan de Austria en la corte de Felipe II.
    Besos

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  5. Complicado el contentar a unos y a otros y reconocer la herencia recibida... El título de Serenidad, como que no me "pega"...

    Un saludo.

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  6. La de horas que se llevarían con ese asunto, tan importante en una corte tan protocolaria. Y lo que lucharía don Juan por ser reconocido como Infante. ¿Quizás de haberlo logrado hubiera estado por delante de su hermanastro en la linea de sucesión? ¿Quizás el destino de España hubiera sido otro?... Un saludo.

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  7. Mucho protocolo, sin duda necesario, pero a mí al fin y al cabo Don Juan de Austria me parece una oportunidad perdida, al morir antes que Carlos II y que de todas las maneras hubiese tenido mil y un problemas para llegar al trono y en ese supuesto quien le sucedería...,la hija monja también bastarda. Menudo lío, ja, ja,

    Un abrazo,

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  8. No me parece que "Serenidad" cuadrara mucho al carácter de don Juan. Una cuestión delicada, pues no era precisamente frecuente que los bastardos reales fueran reconocidos y tuviesen un papel tan relevante en el seno de la familia y en los asuntos del reino. Cuestión peliaguda, porque además don Juan no se conformaba con cualquier cosa.

    Feliz tarde

    Bisous

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  9. Seguramente una solución de compromiso que no contentó a nadie y menos al propio don Juan José.

    Saludos.

    P.S.: Creo que en tu declaración de fidelidad a don Juan Carlos de Borbón insultas a los republicanos al llamarnos cínicos y al meternos en el mismo saco que a los extremistas de izquierdas o derechas. En lo de minoritarios te doy toda la razón, desgraciadamente.

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  10. En una corte tan protocolaría como era aquella eso de "legitimar" un bastardo real tenía su aquel... aún siendo un problema menor me imagino las deliveraciones de aquellas sesiones...

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  11. Retablo: el asunto del tratamiento era muy peliagudo en esta época y más para alguien con sangre regia que además se sabía capaz.

    Un saludo.

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  12. Paco: Serenidad es un título que se usaba con algunos potentados menores, en realidad era algo que pretendía estar por encima de un Grande, pero por debajo de un Infante...tema difícil para alguien de sangre real y plebeya al mismo tiempo.

    Un abrazo.

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  13. Javier: en realidad el carácter don Juan era más bien caliente, aunque una calentura controlada desde la inteligencia.

    Un abrazo.

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  14. Carmen: el asunto tanto de don Juan como don Juan José fueron dos temas peliaguados debido a la doble naturaleza de ambos y a su carácter y aires de grandiosidad.

    Un beso.

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  15. Negrevernis: como comentaba anteriormente, se trataba de un título de honor otorgado a potentados menores...algo que intentaba sin llegar ser parecido a un título regio.

    Un saludo.

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  16. DLT: el problema era ese...el reconocerle como INfante le ponía directamente en la línea de sucesión al trono, algo que no hacía mucha gracia a doña Mariana de Austria ni a Felipe IV...este hecho le habría situado por delante de Carlos II al ser mayor de edad, pero si el reconocimiento se hubiese producido en tiempos de Carlos II, quien sabe cuál hubiese sido el desenlace...

    Un abrazo.

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  17. Eduardo: de haber muerto Carlos II antes de don Juan se habría montado una buena desde luego. Habría habido candidato austriaco, francés y el propio don Juan, que seguro hubiese tenido el apoyo popular y de los Grandes, por lo que los más probable es que hubiese conseguido hacerse con el trono....pero esto es un bonito silogismo.

    Un abrazo amigo.

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  18. Madame: así es, aunque también Luis XIV involucró a muchos de sus bastardos en grands puestos dentro del Estado como al Duque de Maine (al que Orleans arrebató la regencia de Luis XV) o el Conde de Toulouse.

    Un beso.

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  19. Jordi: "insulto" a los que son cínicos, a los que no lo son y son consecuentes sabiendo distinguir mitos y relaidades como tú no...los extremismo, de cualquier género no son buenos y el no reconocimiento de la labor de los grandes hombres tampoco.

    Un abrazo amigo.

    PD: retiraré la palabra "cínico" si es que te has sentido molesto

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  20. JOsé Luis: hombre menor no era jejeje, un asunto tan peliguado en aquellos años necesitaba de muchas deliveraciones.

    Un abrazo.

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  21. Cuestión de protocolo. El tema era delicado por su condición de bastardo del rey. Y se tomase la determinación que se tomase, siempre habría algún descontento, incluyendo al propio Juan de Austria.
    Saludos.

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