**Entrada dedicada a Carmen Cascón del blog "Pinceladas de Historia Bejarana"
1. El sitio de Buda de 1686, obra de Frans Geffels.
A comienzos de 1686, los temores de
la Corte de Madrid se dirigían de nuevo a Francia, que acumulaba tropas en los
Alpes con la intención de expulsar a los hugonotes. Sin embargo, los ministros
de Carlos II, en cambio, se temía que prepararan una invasión de Italia para
interesarse por la sucesión de Mantua y Guastalla. Por ello, el Marqués de
Borgomanero intentaba convencer de nuevo al Emperador de que, conseguida la
toma de Buda, firmara la paz con el Sultán y retornara sus ojos hacia el oeste.
La Corte alentó expresamente el
paso de aventureros y militares españoles a Hungría para hacer presente a la
Monarquía Católica en la guerra. De avanzadilla había acudido en 1685 el
capitán de caballería Rodrigo de los Herreros, quien desde el comienzo abundó
en el complejo de la poca representación española en una guerra contra el
Infiel; en una acción de armas en la que unos caballeros franceses tomaban la
vanguardia les sobrepasó al grito de que “a donde ay un español, no serán franceses
los que mas se adelanten”. Su ejemplo fue muy valorado en el Consejo de Estado,
que le ofreció de merced un tercio de caballería en Flandes “para que a su
ejemplo se alienten otros a seguirle, y merecer el real agrado de V Magd. […],
más a vista de haver sido tan pocos los españoles que halli se hallaron”.
En abril pidió licencia para pasar
a Hungría el Marqués de Villena y Duque de Escalona, Grande de España. El
Consejo de Estado recibió con alborozo la petición y le dio publicidad para
alentar a otros a seguir su camino. Quien siguió su ejemplo fue un destacado
grupito de aristócratas con el que tenía vínculos familiares: el Duque de
Béjar, maestre de campo de tercio en Flandes y que llevaba la voz cantante; el
hermano de éste, Marqués de Valero, y a su primo el Marqués de Aguilafuerte. Si
bien no es claro identificarles como miembros de un supuesto “partido imperial”,
al menos era conocida la vinculación faccional de Villena con el valido, el
Conde de Oropesa. Este le apoyó para convertirse en embajador en Viena, en
sustitución del veterano Marqués de Borgomanero, quien se quejaba repetidamente
de sus aprietos económicos e insistía en ser relevado. El Consejo de Estado
valoró a ministros más experimentados para este puesto, pero el Rey antecedió a
Villena en una consulta de su puño y letra en septiembre de 1686. No obstante,
el nombramiento no llegó a realizarse porque Borgomanero, que había recibido
entretanto el gobierno de Galicia, no llegó nunca a abandonar la Corte de Viena
y siguió prestando en ella sus valiosos servicios hasta su muerte en 1695.
2. Placa conmemorativa a los 300 españoles que tomaron parte en la reconquista de Buda en 1686 (Budapest, Hungría).
La intervención de los españoles o,
en sentido más amplio, de los súbditos de Carlos II, no fue muy numerosa en sus
fuerzas: apenas eran 300 los hombres, provenientes la mayor parte de las tropas
licenciadas de Flandes y Milán o del séquito del Duque de Béjar o del Marqués
de Villena. Destacaron el artillero Antonio González, que proporcionó los
famosos “cañones españoles” de recámara elíptica, o el cuerpo de 55 catalanes,
de los que apenas sobrevivió una decena y a los que la Generalitat homenajeó enBudapest en 2000. Entre los veteranos había una representación variada de altos
oficiales, hasta 35, entre los que destacaron el maestre de campo Juan
Francisco Manrique, los marqueses de Laverne y Cusani, los condes Annibale
Visconti, D’Erps, Asel, Hornes y Merode y el Barón de Wernel.
Como es de suponer, los avances de
los aventureros españoles en el sitio de Buda se siguieron con sumo interés, y
ya por la correspondencia particular de los españoles, ya por las cartas del
Duque de Lorena, se conocían casi día a día las escaramuzas y bajas causadas.
La más destacada fue la del joven Duque de Béjar, don Manuel Diego López de
Zúñiga, que pereció el 16 de julio tras una arriesgada acometida, y cuya
desaparición hizo correr ríos de tinta en España, como estos versos de Bances
Candamo en su “La Restauración de Buda” (Madrid, 1686):
DUQUE E BÉJAR
Ea, heroycos españoles;
Quien al riesgo se abançare,
Ha de alcanzar la corona
De vencedor ú de mártir.
A morir vamos resueltos,
En tan horroroso lance,
Por la Fe, y la Casa de Austria,
Si es que pueden separarse
Fé, y Casa de Austria, supuesto,
Que en la consecuencia iguales,
Si falta la Casa de Austria,
Puede ser que la Fe falte
En tantos Reynos, à quien
Sombras sus Laureles hacen.
4. "Diario puntual de quanto ha passado en el famoso sitio de Buda...", de Juan de Clatayud Montenegro (Madrid 1686).
Se ordenaron rogativas por la toma
de Buda en los reinos peninsulares y la expectación en la Corte eran tan grande
que proliferaban cada día noticias falsas y contradictorias. Finalmente, la
ciudad cayó el 2 de septiembre; además de las celebraciones en la Corte, Carlos
II mandó al Marqués de Malpica a Viena para dar la enhorabuena a los
coaligados. La derrota turca de 1686 motivó que el Gran Visir Sari Süleyman
Pasha se decidiera a solicitar la apertura de negociaciones, lo cual no
interesaba lo más mínimo a la Corte imperial en aquel momento. Desde el lado
español, en cambio, esta idea iba ganando más peso según se iba concretando una
nueva liga contra Francia, la de Augsburgo.
A lo largo de 1687 fue produciéndose
un claro repliegue del interés español por la Guerra de Hungría, en parte por
la modestia de la campaña de ese año y en buena medida por la actividad
diplomática que se estaba desplegando para dar contenido a la Liga de
Augsburgo. En balance, la ayuda económica que se había brindado quedaba muy
lejos de la imagen que los ministros de la Monarquía Hispana tenían todavía de
esta. La mejor prueba se dio con la negativa de los consejeros de Estado a
acallar las críticas papales con la publicación de la cifra dada al Emperador.
Y es que “el Consejo no tiene por conveniente que se le remita la relación o
nota que pide porque no se llegue a conocer quan corta cantidad ha sido”.
FIN
Fuentes:
* González Cuerva, Rubén: “La última
cruzada: España en la Guerra de la Liga Santa (1683-1699)”, en Sanz
Camañes, Porfirio (ed.): “Tiempo de Cambios. Guerra, diplomacia y política
internacional de la Monarquía Hispánica (1648-1700)". Actas Editorial.
* Stoye, John: “L’Assedio di Vienna”.
Società editrice il Mulino.