jueves, 15 de enero de 2015

LOS HIJOS ILEGÍTIMOS DE FELIPE IV, UNOS DESCONOCIDOS PARIENTES DE CARLOS II




Aprovechando la admisión a trámite de una demanda de paternidad de una ciudadana belga contra el rey "emérito" don Juan Carlos I, quiero recuperar una de las entradas más populares de este blog, en concreto, la dedicada a los hijos ilegítimos menos conocidos de Felipe IV. Por tanto, no incluiré en esta lista a sus dos bastardos más conocidos, don Juan José de Austria (1629-1679), al que ya dediqué una extensa serie, y fray Alonso Enríquez de Santo Tomás, Obispo de Osma. Plasencia y Málaga (1631-1692), del que también tracé una biografía en dos partes hace algún tiempo.

La entrada ha sido revisada y ampliada con un nuevo nombre, el de Carlos Fernando de Austria y Manrique:

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Legendaria fue la promiscuidad sexual de Felipe IV, hecho que causó no pocos escándalos entre sus contemporáneos. En este sentido, el prelado Garcerán de Albanell, considerando que tales aventuras y amoríos dañaban el prestigio de la Corona, escribía al Conde-Duque de Olivares, al que hacía en gran parte responsable de ello, lo siguiente: “Suplícole cuanto me es posible que evite las salidas del rey de noche y mire la mucha parte de culpa que tiene pues las gentes publican que le acompaña en ellas y de las aconseja […]; en realidad ese gusto no es bueno, aunque se tome por entretenimiento por las muchas circunstancias que le hacen dañoso y por la libertad que se toman los vasallos para hablar y reconocer algunas cosas que contradicen el decoro de un monarca […]. V.E. considere bien que ha de dar cuenta a Dios de lo que al rey aconseje, asegurándole que si complace a S.M. en cosas poco lícitas, correrán riesgo su alma y el estado”. El Conde-Duque le contesta, entre negativas de las acusaciones y amenazas veladas, diciéndole al prelado que no se meta en los que no es de su incumbencia. Ante el Consejo Real, con presencia real y del inquisidor general, llegó a decir textualmente el de Olivares: “la misión de los frailes es sólo rezar y la de las mujeres sólo parir”.

En esta misma línea abunda Quevedo (enemigo declarado del valido) en una carta que escribe a un amigo en 1629 en la que dice: “El conde, sigue condeando y el rey durmiendo, que es su condición. Hay, parece, nuevas odaliscas en el serrallo y esto entretiene mucho a Su Majestad y alarga la condición de Olivares para pelar la bolsa, en tanto que su amo pela la pava”.

Con toda esta promiscuidad sexual, dejó Felipe IV un gran número de bastardos de los que sólo ocho o nueve están bien documentados, pero que según algunos autores llegan hasta los sesenta. Por su parte, Fernando González-Doria reduce la cifra de ilegítimos a treinta. Sólo se conoce el nombre de alguno de ellos, todos con su tratamiento de don:

1. Don Francisco Fernando Isidro de Austria (Madrid, 1626 – Isasi, 12 de marzo de 1634), que fue el primero y que murió a los ocho años de edad en la villa de Isasi. Parece que fue muy amado por Felipe IV, que incluso le legitimó póstumamente, mandándole enterrar en el Real Monasterio de El Escorial, en el panteón de infantes (1) , lo que niega la afirmación que muchos historiadores mantienen sobre el hecho de que Felipe IV solo reconoció a don Juan José de Austria como hijo habido fuera del matrimonio. Don Francisco Fernando era fruto de los amores del Rey con la hija del Conde de Chirel.

El primer amor extra-conyugal conocido de Felipe IV ocurre cuando aún no había cumplido los veinte años; se enamoró de la hija del Conde de Chirel, una niña de familia de ilustre prosapia, y para poder conseguir su propósito de llegar a una relación más íntima, envía al padre de la joven a Italia al mando de unas galeras. El padre, ignorante de la situación, zarpa orgulloso hacia su destino; la madre, que sabía perfectamente lo que ocurría y el porqué de esta distinción hacia su marido, calla y no pone obstáculo a lo que se avecinaba. Con el frecuente trato real llega un embarazo del que nace como hemos visto el primer bastardo real, al que se llamó Francisco Fernando de Austria, que murió niño, siendo seguido a la tumba por su madre poco tiempo después. La casa de la familia primero fue cerrada a cal y canto y posteriormente el Rey la convirtió en convento, y con el nombre de la “Concepción Real” fue entregado a las monjas Calatravas, conservándose todavía hoy este convento con este mismo nombre en la Calle Alcalá de Madrid. Una autor anónimo escribía estas decimas:

Caminante, ésta que ves
casa, no es quien ser solía;
hízola al rey mancebía
para convento después.
Lo que un tiempo fue y lo que es,
aunque con rojo señal
y título en el umbral,
ella lo dice y enseña
que casa en la que el rey empreña
es la “Concepción Real”.

2. Carlos Fernando de Austria (Madrid, 1639 - Guadix, 31 e marzo de 1696): fruto de los amores de Felipe IV con la vizcaína Casilda Manrique de Luyando y Mendoza, Guarda Mayor de las damas de su primera mujer, la reina Isabel de Borbón. A los pocos meses de nacer, y como era costumbre, fue apartado de su madre y enviado a Flandes a cargo de su tío el Cardenal-Infante don Fernando. A la muerte de éste en 1641 fue llamado de vuelta a Madrid por el Rey, en donde fue mantenido y educado en secreto. Carlos Fernando se casó en dos ocasiones, primero con doña Isabel Garrido Muñoz, natural de Huete (Cuenca), en una fecha entre 1657 y 1661, aunque el matrimonio duró poco ya que doña Isabel fallecería en 1665. De este matrionio nació un varón llamado Francisco Fernando de Austria, que profesó como agustino descalzo. Al año siguiente de la muerte de su primera mujer, 1666, Carlos Fernando contraería segundas nupcias con doña Francisca Díaz de Lavandero y Córdoba, familia del Marqués de Torrenueva. De este matrimonio nacerían una niña y un niño, la primera, nacida en 1668, recibiría el nombre de Mariana Fernando de Austria, en honor a la reina regente doña Mariana de Austria; mientras que el niño, nacido entre 1669 y 1671, llevaría por nombre Antonio Fernando de Austria, que con el tiempo profesaría como trinitario descalzo en el Convento de la Santísima Trinidad de Calzados de Córdoba. 

Carlos Fernando de Austria enviudaría de nuevo en 1675, viéndose obligado a pedir ayuda a la Regente para poder sobrevivir. Entre 1677 y 1685, fue ordenado sacerdote por don Antonio de Benavides y Bazán, Patriarca de las Indias y Arzobispo de Tiro, que había sido amigo de su madre. Posteriormente fue enviado a Córdoba para ocupar una canonjía en la Iglesia Real y Colegial de San Hipólito para finalmente, en 1690, recalar en Guadix (Granada), donde se hizo cargo de una canonjía en el cabildo catedralicio de dicha ciudad. A Guadix le acompañaría su hija Mariana, que en 1694, en ese mismo lugar, contraería matrimonio don Juan Manuel de Cea Carvajal, matrimonio del que nacería una hija en 1701, doña Francisca de Cea, cuya descendencia llega hasta nuestros días. Carlos Fernando de Austria fallecería en Guadix el 31 de marzo de 1696, siendo enterrado en la catedral y nombrando como única heredera a su hija doña Mariana Fernando de Austria.

**Debido a la importancia e interés de este personaje le dedicaré una próxima entrada más en profundidad.

3. Ana Margarita (Madrid, ¿? – Madrid, ¿?): desconozco tanto su fecha de nacimiento (aunque debió ser en torno a 1630), como la de su muerte. Según las fuentes consultadas entró como religiosa agustina en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid a los 12 años, donde profesó con el nombre de Margarita de San José en 1650. Se dice que murió a los 26 años (1) como Superiora de dicho convento. Parece ser que el Rey sintió un gran afecto por ella y por ello le otorgó el tratamiento de Serenidad.

4. Don Alonso Antonio de San Martín (Madrid, ¿? – Cuenca, 20 de julio de 1705), fue hijo habido con doña Tomasa Aldana, dama de la reina Isabel de Borbón. Recibió el apellido San Martín por don Juan de San Martín, ayuda de Cámara del Rey y gentilhombre de boca, que le crió y prohijó por orden de Felipe IV (2). En el archivo de la Iglesia de Cuenca consta que fue colegial comensal de San Ildefonso de Alcalá (beca que se dio sin pruebas por la notoriedad de su sangre), arcediano de Huete, abad de Alcalá la Real (3), y Obispo de Oviedo, para cuyo puesto había sido promovido por la reina regente doña Mariana de Austria, vacante por la promoción al Obispado de Códoba de Fray Alonso Salizanes, que dio comisión de tomar en su nombre posesión a don Toribio de Mier Iguanzo, arcediano de Babia, y canónigo de esta iglesia, cosa que hizo el 20 de marzo de 1676. En 1681 fue promovido al Obispado de Cuenca, cuya sede gobernó durante 23 años, hasta el mismo día de su muerte el 20 de julio de 1705. Se encuentra enterrado en la Catedral de Cuenca.

5. Fray Juan del Santísimo Sacramento (Juan Cossío) (Ciudad Real?, ¿? – Nápoles, ¿?), fue criado por un tal don Francisco Cossío en Liébana. Entró como religioso en la Orden de San Agustín, trasladándose después a Nápoles donde parece que sobresalió como predicador en los púlpitos. Escribió la famosa “Vida del venerable Siervo de Dios Vicente de Paul” (Nápoles, 1701). Sobre él escribía fray Enrique Florez en su “Memorias de las Reynas Catholicas…” (Madrid, 1761): “Al verle por la calle, solían algunos pronunciar sin cautela: Allí va el hermano del Rey, (que era Carlos II) como oyó un Religioso, à quien traté. El interesado se mantuvo bajo el velo en que el padre le dejó, sin blasonar jamás su nacimiento: pero los que le trataron, convenían en que todas sus acciones eran de sangre Real”.

6. Don Fernando Valdés (¿, ¿? - ¿Milán?, 1702), fue gobernador de Novara y General de Artillería del Estado de Milán hasta su muerte en 1702. Parece que fue hijo de una tal Ana María de Uribeondo y que contrajo matrimonio con una tal María de Capece En muchas fuentes se cita que tuvo un hermano llamado don Carlos, hijo también de Felipe IV, mientras otras fuentes funden los dos nombres dando a entender que fue solo un don Carlos Fernando el hijo del Rey.

7. Doña Luisa de Orozco Calderón (¿?, ¿? - ¿?, ¿?), hija de María Inés Calderón “La Calderona”, y, por tanto, hermana de don Juan José de Austria. Es un personaje que he descubierto recientemente y del que no tenía la más mínima idea sobre su existencia por lo que aún duda bastante. Poco es lo que se sabe sobre ella.


Fuentes:

* Álvarez y Baena, José Antonio: “Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes. Diccionario histórico”. Tomo primero. Madrid, 1789.

* Álvarez Lobato, Pablo y Álvarez San Miguel, Carlos: “Felipe IV, el sexo y su época” en “Sexualidad, psquiatría y biografía”. Barcelona, 2007.

*Florez, Enrique: “Memoria de las Reynas Catholicas”. Madrid, 1790.

Miranda Rivas, Marcelo Fernando: "Nuevas luces acerca de Carlos Fernando de Austria". Revista "Nieve y Cieno", opúsculo anual, Guadix, nº 61, año 2015. 

* Risco, Fray Manuel: “España sagrada: Tomo XXXVIIII de la Iglesia exenta de Oviedo desde el medio del siglo XIV hasta fines del siglo XVIII…”. Madrid, 1795.

Notas:

(1) No he podido interpretar si la fuente se refiere a que murió de edad de 26 años o si se refiere a que murió a los 26 años de profesar, por tanto, en 1676. Me decanto por la última opción.

(2) “Semanario Pintoresco Español: lectura de las familias” dirigido por Ángel Fernández de los Ríos. Madrid, 1848. Pag. 26.

(3) En Risco, Fray Manuel: “España sagrada: Tomo XXXVIIII de la Iglesia exenta de Oviedo desde el medio del siglo XIV hasta fines del siglo XVIII…”. Madrid, 1795pag. 174, se indica que fue además (o) abad de Tuñón, dignidad de la Iglesia de Oviedo, a cuyas rentas se agregaron después la Colegiata de Covadonga.


8 comentarios:

  1. Muy apropiado el recuperar esta vieja entrada tuya por su tremenda actualidad. Algunos de nuestros reyes (y alguna reina) han sido siempre proclives al asunto de las faldas. Cabría hacer alguna excepción con Carlos III, con el soso de Carlos IV, con Fernando VI que solo tenía ojos para doña Bárbara y pocos más. Ya Fernando VII recuperó la fogosidad borbónica, que transmitió a su hija Isabel y esta a su heredero. Y el heredero al heredero.
    En el caso de Felipe IV, el exceso es propio de la cultura del Barroco.
    Un saludo.

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    1. La verdad es que, salvo el catolicísimo Felipe III que nunca le fue infiel a su mujer, la reina doña Margarita, y que tras la muerte de la misma no se volvió a casar; Carlos II, por raciones obvias; y Carlos III y Carlos IV, como bien citas, los reyes españoles poblaron estas tierras de bastardos por doquier.

      Un saludo

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  2. Caramba, qué poco simpático era Olivares. Y el tema en cuestión le daría a usted para un libro entero, porque mire que era enamoradizo Don Felipe. Enamoradizo y fértil, todo hay que decirlo. Parecía que donde ponía el ojo ponía el hijo. Qué ironía tener tantos problemas para dejar descendencia legítima.

    Feliz fin de semana, monsieur.

    Bisous

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    1. La endogamía que acabó con la dinastía. Aunque tampoco hay que olvidar que cuando Felipe IV casó con su segunda mujer, doña Mariana de Austria, ya tenía 45 y que para esa época ya era una edad avanzada, ya no era el aquel joven de 20 que sembraba España de bastardos. De hecho los hijos de su primera mujer, la reina Isabel de Borbón, nacieron relativamente sanos, aunque Baltasar Carlos falleciese a los 16, aunque por causas ajenas a esas debilidades genéticas.

      Un beso

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  3. No leí en su momento esta entrada, y cuánto me ha gustado. No conocía a estos vástagos reales, y menos aún suponía que de la Calderona tuviera más hijos.
    Un saludo.

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    1. Muchas gracias amigo. Habrá que investigar más sobre esta hija de la Calderona...te adelanto que habrá más entradas dedicadas a otros vástagos ilégitimos de sangre real, hijos de infantes y bastardos.

      Un saludo

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  4. A la mayoría se les neutralizó del panorama cortesano y político metiéndoles en religión para que no pudieran tener descendencia que un día pudiera reclamar el trono. Me llama la atención el caso de don Fernando de Valdés, que rompe la regla. En todo caso, me parece una corta lista para la promiscuidad legendaria de Felipe IV.
    Un beso

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    1. Don Fernando Valdés, como don Juan José de Austria, siguió la carrera militar como bien dices. Aunque recordemos que don Juan José hizo voto de castidad, que no cumplió como veremos en otras entradas, al ser Gran Prior de la Religión de San Juan en Castilla y León. Espero poder ampliar la información de este personaje.

      Un beso

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