miércoles, 18 de febrero de 2015

Carlos Fernando de Austria, canónigo de la Catedral de Guadix e hijo de Felipe IV (Parte III)

1. Firma de Carlos Fernando de Austria. 
En 1675 la segunda mujer de Carlos Fernando moría en Madrid. Pero el real bastardo, antes del fallecimiento de doña Francisca, había obtenido un poder de ella para que, en su nombre, otorgase testamento en Madrid, lo que así hizo ante el escribano de Su Majestad don Jerónimo de Espinosa, quien asistía en el Consejo de Indias, con fecha 24 de abril de 1675. En el propio testamento de Carlos Fernando de 1690, declara que la última voluntad de doña Francisca está cumplida.

Ante su nueva viudedad, en el año 1676 se vio por segunda vez obligado a escribir a la reina regente doña mariana de Austria un memorial en atención a su mucha necesidad, y “por no haber tenido efecto cuantos decretos hizo a mi favor Su Majestad”. Nuevamente pide ayuda a la Reina para que mande al Mayordomo Mayor que le ocupe en cualquier asunto. A la vista de este segundo memorial y de lo que el propio Carlos Fernando declara en su testamento, en donde dice que el rey Felipe IV y la Reina Regente continuaron alimentándole y amparándole, se deduce que este memorial surtió algún efecto positivo en la vida del bastardo.

Después del año 1677 y en todo caso antes de 1685, Carlos Fernando de Austria es ordenado sacerdote por Antonio de Benavides y Bazán, Arzobispo de Tiro y Patriarcas de las Indias, además de gran amigo de su madre y hombre que gozaba de gran ascendiente en el Real Alcázar. Carlos Fernando fue posteriormente enviado por una Real Cédula a Córdoba para ocupar una canonjía vacante en la Real Colegiata de San Hipólito, instalándose en la colación de San Nicolás. Es en esta ciudad se encontraba, como se comentó en una entrada anterior, su hijo menor Antonio. Se sabe además que el 8 de febrero de 1685 otorgó un poder a favor de Martín Gavilán y Tello para que en su nombre cobrase del Consejo de la ciudad de Málaga 200 ducados que por Real Cédula le había hecho gracia el Rey, “sobre los propios y rentas de la ciudad”.

Carlos Fernando pasaría, por tanto, a ocupar su cargo de canónigo en la ciudad de Córdoba. En 1688 de produce la renuncia a la legítima paterna y materna que a 8 de abril del mismo, hizo su hijo fray Antonio ante el escribano público Juan de Paniagua en favor de su hermana Mariana, que por entonces seguía viviendo con su padre. Esta renuncia se sumaría a la que en su día hiciera su hijo mayor, Francisco.

2. Real Colegiata de San Hipólito de Córdoba, de la que Carlos Fernando fue nombrado canónigo.

Carlos Fernando de Austria, quizás al sentir que le fallaban las fuerzas, tenía ya 51 años, decidió otorgar testamento en la ciudad de Córdoba el 20 de febrero de 1690. En él, hace referencia a su cuidado durante tres años por parte del Cardenal Infante don Fernando, su tío, probándolo con una información que muestra ante “el señor Don Juan del Corral Paniagua, siendo alcalde de la Corte en el oficio de Pedro de Careaga, Escribano de Provincia, y ante Pedro del Pozo, Escribano de su Majestad”. Relata también que su vuelta a España se produjo por mandato de Felipe IV, su padre, y su posterior educación, cuidado y alimentación corrieron por parte del mismo y de la reina regente doña Mariana de Austria. Hace alusión a su fervorosa fe, pide a Dios por la salvación de su alma y manda misas de Réquiem, ordena limosnas, manda cobrar a sus albaceas lo que se le deba, y pagar lo que conste que se debe. Manda también que su cuerpo sea enterrado en la Iglesia de San Hipólito, y que muriendo fuera de la dicha ciudad de Córdoba, se realice allá en donde él tenga cargo u ocupación. Manda además que se digan trescientas misas por su ánima y las de sus dos mujeres, que se manden cien reales para una alhaja que sirva en la sacristía de la Iglesia de San Hipólito, que se den tres ducados de limosna a la iglesia donde estuviere, uno a la Fábrica, otro a la Casa Santa de Jerusalén y otro destinado a la redención de los cristianos cautivos en tierras de infieles. 

En el citado testamento, nombra tutor y curador de la persona y bienes de Mariana Fernando de Austria, su hija, a Nicolás Díaz de Lavandero, oficial mayor de la secretaría de Alcántara y Calatrava y juez de la villa de Madrid, rogando que no se pidan garantías al mismo por constarle a él su calidad, además de ser el tío de su hija. Manda también que, una vez fallecido, se escriba un memorial al rey Carlos II, su hermano, y a la Reina Madre, en el que conste el desamparo y soledad en que quedará su hija Mariana, para que así le hagan merced de dar alguna ayuda para tomar estado. También pide al presbítero canónigo de San Hipólito, Cristóbal Tejero de Almogávar, que cuide de su hija para que esté con la debida decencia en el internado al que se dispone a llevarla su tío. Declara también que deja un libro de “cubierta de pergamino” escrito de su mano y firmado, siendo su voluntad que se cumpla lo que en él se contenga, además de que se cumpla el memorial o memoriales que en su caso y de su mano estuvieren escritos y fueren presentados por dos de sus hermanos canónigos en el plazo de seis días desde su muerte. Ordena que a las criadas y al paje que estuvieran a su servicio al momento de su muerte, se les pague lo debido y dos meses más de ración, además de asignarles ciertos objetos. Para pagar todo lo mandado, ordena a sus albaceas y heredera que dispongan de sus bienes y hacienda, y sobrando algo una vez cumplido, instituye única y universal heredera a su hija, Mariana Fernando de Austria, no llamando a sus dos hermanos a la herencia por tenerla renunciada en su momento. Termina revocando y anulando cualquier testamento, manda o legado escrito con anterioridad a éste. Da fe el escribano de la ciudad de Córdoba, siendo testigos don Antonio de Abendaño, Clérigo Capellán, Alonso de Molina Enciso, Procurador del Número de la ciudad de Córdoba y Francisco Alonso, maestro albardonero, vecinos de Córdoba.

CONTINURÁ...

Fuentes:

* Miranda Rivas, Marcelo Fernando: "Nuevas luces acerca de Carlos Fernando de Austria". Revista "Nieve y Cieno", opúsculo anual, Guadix, nº 61, año 2015. ISSN: 1697 - 1647

* Rodríguez Sánchez, Sergio Antonio: “Un canónigo de la Catedral de Guadix era hijo de Felipe IV”. Revista “Nieve y Cieno”, opúsculo anual, Guadix, nº 46, año 2001, págs. 111-112.

8 comentarios:

  1. Un detalle que en el testamento siempre hubiera una compensación para las personas que le hubieran servido en vida. Era una manera de dejar todo decentemente dispuesto para que en la otra vida nadie le reclamara nada. Irse de este mundo con las cuentas hechas.
    Otra cosa es que con tanto bastardo la corte tendía a convertirse en una especie de oficina de empleo, donde los cargos religiosos eran los más frecuentes.
    Un saludo.

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    1. Los conventos y los puestos eclesiásticos fueron, en efecto, la salida más cómoda a la incómoda situación que suponían los reales bastardos. Un saludo

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  2. El testamento de Carlos Fernando de Austria es un ejemplo más del ars moriendi de la Edad Moderna, ya que se preocupa de bien morir y lega parte de su dinero y propiedades a sufragar misas por su alma (imagino) y no dejar abandonados a sus criados y familiares. Como también fue usual en otros caballeros de la época decidió entrar en religión a la mitad de su vida, al estilo de Lope de Vega, por ejemplo.
    Un beso

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    1. No sólo había que saber vivir sino, como dices, también saber morir como buen católico y dejar todo listo para la nueva vida eterna, cumpliendo con la familia y criados en la vida terrenal, y con tu alma en el cielo, preparando cuentas misas y rogatorias permitiese el bolsillo.

      Un beso

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  3. Los testamentos son una fuente muy valiosa. Bien lo demuestra su entrada. Es una historia barroca, sin duda alguna, y coincido con los comentarios de doña Carmen y de don Cayetano.

    Saludos.

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    1. Los testamentos barrocos aportan muchísimos datos sobre la vida, personalidad y preocupaciones del protagonista de los mismos.

      Un saludo

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  4. Los testamentos, a diferencia de los actuales, limitados únicamente a lo material, eran aquellos disposición, pero también declaración de un modo de vivir. Por eso nos han enseñado tanto.
    Un saludo.

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