miércoles, 6 de enero de 2016

Fernando de Valenzuela, un valido advenedizo (Parte VI)

1. Mariana de Austria ecuestre, dibujo atribuido a Sebastián de Herrera Barnuevo (h. 1670). Museo del Prado de Madrid.

Durante aquellos días en Aranjuez, la prioridad de Mariana de Austria consistió en asegurar la permanencia de Valenzuela en Madrid y reforzar su papel en las casas reales. La estrategia de fortalecer la posición del Marqués de Villasierra en la Cara de la Reina había comenzado desde su vuelta a Madrid a comienzos de abril. A mediados de mayo Valenzuela aprovechó la estancia de los Reyes en Aranjuez para solicitar que se asentase la plaza de primer caballerizo que le habían concedido en 1673, garantizándole la continuidad en el cobro de 400 ducados de rente como caballerizo de la Reina, situados en los ingresos de la Mesta. Doña Mariana le concedió esta merced, venciendo la resistencia del grefier y contralor que se resistían a realizar el asiento del puesto de primer caballerizo manteniéndole la renta mencionada. El encunbramiento de Valenzuela en la Casa de la Reina culminó con la obtención de una jefatura. Justo cuando espiraba su licencia de dos meses para residir en la Corte y tenía que regresar a Granada a servir el cargo de Capitán General, la Reina le nombró caballerizo mayor. Las jefaturas de las casas reales por lo general estaban reservadas a los Grandes de España o a nobles titulados pertenecientes a antiguos linajes.

Hasta su nombramiento como caballerizo mayor, Valenzuela había sido un instrumento que habían utilizado los Grandes de España para obtener mercedes y oficios supremos. El 14 de junio su carrera había dado un salto cualitativo. Se había adentrado en la reserva aristocrática, en las dignidades reservadas a la Grandeza y la alta nobleza. Durante el siglo XVII las jefaturas de la Casa del Rey y de la Reina eran instancias cruciales para ganarse el favor de las personas reales y asegurar el flujo de mercedes de patronazgo regio hacia las casas aristocráticas, sus parientes y clientes. Mariana de Austria rompió una norma no escrita con la promoción de su favorito. Villasierra no se conformaba con ejercer en la práctica la dirección de la caballeriza de la Reina, gracias a su cargo de primer caballerizo y aprovechando la vacante del puesto de caballerizo mayor desde la muerte del Marqués de Castel-Rodrigo en noviembre de 1675. De servir oficios medianos, Valenzuela pasaba a ser jefe en un espacio clave en la Corte. Este ascenso a la jefatura en la Casa de la Reina presagiaba su nuevo papel en el gobierno de la Monarquía.

En el pequeño mundo del coche de la Reina, símbolo del universo cortesano, el Marqués de Villasierra lograba el reconocimiento de su preeminencia. El cuerpo aristocrático de los mayordomos de la Reina cedió ante la primacía del privado. Por fin, Valenzuela era jefe.

La jefatura de las casas reales era el medio para optar a la privanza y el ministerio supremo. La opinión común de la Corte asociaba dicha jefatura de la casa con la escenificación del ministerio. Desde mediados de junio Villasierra comenzaba a aparecer en público como primer ministro. Además, se le otorgó un papel cada vez más relevante en el control de la hacienda regia. Ya desde el 22 de mayo se le había encomendado la gestión de la hacienda de la Reina, administrando la renta anual de 300.000 ducados que debía cobrar Mariana de Austria durante el resto de su vida, situados en los ingresos del tabaco.

A finales de junio Valenzuela ya despachaba cotidianamente negocios de hacienda con Lope de los Ríos, que había ejercido el puesto de presidente del Consejo de Hacienda entre 1667 y 1673. Villasierra se informaba con este ministro de la planta de los Consejos, así como del aumento de plazas como la que él había recibido de forma hereditaria en el Consejo de Italia.

La intervención del Marqués de Villasierra en negocios de la hacienda regia, así como los planes de reforma trazados con el apoyo de Lope de los Ríos, tuvieron lugar cuando el partido de los malcontentos censuraba el gobierno de la Reina por los gastos en las obras en Palacio y los sitios reales, así como en los divertimentos en Aranjuez. Los reveses militares se sucedieron en aquellos días en Mesina (Sicilia) y en el frente catalán, mientras que en Flandes las tropas aliadas no conseguían avances significativos frente al ejército de Luis XIV. El retraso en las provisiones militares y la carencia de fondos se asociaba al lujo cortesano que exhibían la Reina y sus hechuras. De este modo, las medidas de austeridad y el proyecto de reforma de los consejos y tribunales podían servir también para contrarrestar los ataques propagandísticos de la oposición política al régimen de Mariana.

A finales de junio el ascenso de Valenzuela a la jefatura de la Casa de la Reina fue activando los mecanismos habituales de oposición política en la Corte durante el siglo XVII. Las batallas de papeles coincidieron con la guerra de púlpitos. Salieron desterrados de Madrid el dominico Antonio de Vegara y el carmelita Antonio de Jesús María por sus sermones y por frecuentar a los malcontentos. Según un aviso "el atrevimiento de la malicia puso un pasquín en palacio, el más desvergonzado que se ha visto. Dos días después apareció un hombre muerto en la obra nueva de palacio, y se dijo que él le había puesto". Por las calles de la Villa Coronada circulaban escrito en impresos que justificaban u levantamiento armado contra la Reina. Desde los púlpitos algunos predicadores con capa de celo evangélico censuraban con rigor el Gobierno. E incluso en los espacios más simbólicos del régimen de doña Mariana, como el Real Alcázar, se colocaban pasquines contra el decoro y el honor de la Reina. De forma reveladora, se asociaba la muerte del posible autor con la aparición de un cadáver en la zona de obra que supervisaba Villasierra como superintendente, con la ayuda de José del Olmo.

CONTINUARÁ...


Fuentes:

1. Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Precedencia y dirección del Gobierno. El ascenso ministerial de Fernando de Valenzuela en la Corte de Carlos II" en García García  Bernardo J. y Álvarez-Ossorio Alvariño, Antonio: "Vísperas de Sucesión. Europa y la Monarquía de Carlos II". Fundación Carlos de Amberes, 2015.

2. Luque Talaván. Miguel: "La inconstante fortuna de Fernando de Valenzuela y Enciso. Su destierro en las islas Filipinas y los últimos años en la ciudad de México (1678-1692)". Archivo Agustiniano, XCV (2011), 213-244.

5 comentarios:

  1. Hola, quería preguntarte si conoces la existencia de algún retrato en lienzo de don Gaspar de Haro (sé que tuvo porque existen grabados a partir de algunos, pero no los he encontrado).

    Gracias de antemano.

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    1. Hola Alberto, grabados y multitud pero, por desgracia, no conozco ningún retrato en lienzo del Marqués del Carpio, aunque tengo constancia que en tiempos de su embajada en Roma Giuseppe Pinacci le hizo uno, pero desconozco si se conserva y si, de hacerlo, dónde se encuentra. Un saludo.

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    2. Muchas gracias de todos modos. Si doy con alguno, se lo haré saber. Un saludo.

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  2. De encumbrador pasó a ser encumbrado. No está nada mal. Valenzuela sabía jugar sus cartas en el entorno de la Reina Regente muy bien. ¿Sabrán digerir este ascenso los otrora demandadores de mercedes?
    Un beso

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  3. Si a su condición de advenedizo se une su gestión en una nación en guerra, derrotada en los frentes de batalla, pero malgastando en fastos y lujos la reina, no es extraño que los malcontentos se expresaran con todo su vigor. Veo que hasta muertes hubo.
    Un saludo.

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