sábado, 7 de noviembre de 2009

LA FAMILIA DEL REY I: LA REINA MADRE DOÑA MARIANA DE AUSTRIA (PARTE II)

Mariana era joven y fértil y no tardó en presentar los primeros síntomas de gestación. Desde su llegada a la corte de Madrid, después de la celebración de las nupcias reales en Navalcarnero, los embarazos y alumbramientos de la reina se sucedieron casi interrumpidamente junto con muertes prematuras y algún que otro aborto.

A pesar de todo, Mariana de Austria no fue una consorte entregada exclusivamente a la maternidad, sino que, como demuestran los recientes estudios, jugó un importante papel político. Tanto en su corte de origen (Viena) como en la de su destino (Madrid), se esperaba mucho más de ella: la reina doña Mariana actuó como intermediaria tanto de su padre el emperador Fernando III como de su hermano Leopoldo I ante la corte de Madrid. Además, dentro de la corte, en sus círculos más íntimos, la reina también fue requerida como notable intercesora para negociar asuntos personales o políticos.

El 17 de septiembre de 1665 moría Felipe IV dejando dispuesto en su testamento el papel de regente de su viuda, la reina doña Mariana de Austria, durante la menor edad de Carlos II, que en aquellos momentos apenas contaba cuatro años de edad:

"[…] nombro por gobernadora de todos mis Reynos estados y señoríos, y tutora del príncipe mi hijo, y de otro qualquier hijo o hija que me hubiere de suceder a la Reyna doña Mariana de Austria mi muy chara, y amada muger con todas las facultades, y poder, que conforme a las leyes fueros, y privilegios, estilos y costumbres de cada uno de los dichos mis regnos, estados y señoríos…" (1)

La reina sería apoyada en sus funciones por una Junta de Regencia (2). El objetivo de este organismo parece que fue el aportar seguridad a la reina regente a la vez que a la propia Monarquía, víctima de un período de transición y de una notable incertidumbre política. Por tanto. este organismo se alzaba como supervisor de las acciones políticas de una mujer regente que carecía de la experiencia necesaria para dirigir la Monarquía y que por su condición femenina, necesitaba estar asesorada en todo momento; tranquilidad y sosiego frente a posibles desaciertos de la reina fueron sin duda las razones más primarias de la creación de la Junta. No obstante, la misma despertó numerosas sospechas entre los miembros de la gran nobleza, muchos de ellos pertenecientes a los Consejos, ya que el sistema polisinodial se veía claramente sesgado o eclipsado ante la presencia de una Junta dotada de un poder decisorio en el sistema de gobierno de la Monarquía.

La Junta de Regencia podía haber actuado también en la mente de Felipe IV como elemento para evitar un posible valimiento, es decir, evitar que la reina tomase como valido a una persona no apta para tal función. (3)

Durante los primeros meses de la regencia se multiplicaron los debates en torno al funcionamiento y potestades de la controvertida Junta asesora. Poca fue la confianza depositada en una reina inexperimentada a la que la lógica política otorgaba el poder y la práctica se lo quitaba; por ello en ciertos círculos cortesanos se creyó firmemente en la posibilidad de que la Junta adquiriera un poder desmesurado, agotando otras vías de poder canalizadas por el sistema polisinodial.

Por lo tanto, dos factores vinieron a perturbar los destinos de la Monarquía Hispánica: una minoría de edad regentada por una mujer y la “alteración” institucional con la implantación de una Junta asesora que despertaba sospechas no sólo con respecto al funcionamiento del organigrama político, sino también por la relegación inicial de la gran nobleza.

Al margen de estas irregularidades de carácter institucional, hay que destacar dos personalidades del periodo que modificaron el esquema político planteado por Felipe IV en su testamento: el padre Nithard y don Juan José de Austria. (4)

La elección como valido por parte de Mariana de Austria de su confesor austriaco, el jesuita Juan Everardo Nithard, dio lugar a una auténtica guerra dialéctica, entre el mismo y el hermanastro del rey, don Juan José de Austria (hijo de Felipe IV y las actriz María Inés Calderón) (5), que desembocó en el alzamiento de éste último en 1669 y que supuso la expulsión del jesuita de la corte, así como la formación de la llamada Junta de Alivios que recogía parte de ideario político del bastardo. No obstante, don Juan José no consiguió alzarse con el poder.

Las tensiones entre la reina Mariana de Austria y su hijastro don Juan José continuaron durante los siguientes años y marcaron las escena política de la época.

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(1) Cláusula 21 del Testamento de Felipe IV.

(2) Sobre la Junta de Regencia véase la entrada: "Testamento de Felipe IV: Mariana de Austria y la Junta de Regencia".

(3) Oliván Santaliestra ve este hecho en los miembros que formaban la propia junta, de la que fueron excluidos personajes claves de la política de los ultimos años del reinado de Felipe IV, como son el Duque de Medina de las Torres, o el de su hijo bastardo y hermanastro de Carlos II, don Juan José de Austria.

(4) No trataré en profundidad estos dos personajes ni sus consecuencias pues serán objeto de futuras entradas.

(5) Sobre estos hechos léase el magnífico libro de Anna Vermeulen: "A quantos leyeren esta carta: estudio histórico-crítico de la famosa carta de don Juan José de Austria". Leuven University Press. 2003. ISBN: 9789058672735

Fuente Principal:

* Oliván Santaliestra, Laura: "Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII". Universidad Complutense de Madrid. 2006.

** La imagen es un retrato de la reina regente doña Mariana de Austria, obra de Juan Carreño de Miranda pintado en 1671 y presente en el Museo de Bellas Artes de Vitoria.

2 comentarios:

  1. Imagino que tales rencillas palaciegas dieron lugar a la escisión en el seno de la nobleza de los partidarios de la Junta y de los contrarios a ella, y también entre los que defendían al padre Nithard y a los que, por contra, apoyaban a don Juan José. En suma, un antecedente de los bandos que aparecerán en el reinado de Carlos II.

    Es curiosa, por lo que veo, las funciones asumidas por la Junta de Regencia. Nunca me había dado cuenta de lo que supondría en aquélla ápoca una institución semejante, opuesta al sistema de Consejos que tan buenos resultados dio a la monarquía hispánica. Pero, claro, una situación semejante no tenía precedentes en ese siglo en España: un rey en minoría de edad, una reina madre regente y un posible valido al acecho. Más bien, a parte de las confrontaciones entre la nobleza por la ofensa que suponía la Junta de Regencia, veo un deseo irrefrenable de imponer un valido que, desde luego y probablemente, no era Nithard (un extranjero).

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  2. En realidad la gran nobleza estuvo siempre en contra de dicha Junta así como de Nithard. La principal característica del "valimiento" del jesuita fue el hecho de que jamás estuvo en grado de organizar un grupo de poder en torno a sí, como en cambio si habían hecho los dos grandes validos del siglo, el duque de Lerma y el conde-duque de Olivares. Este hecho se debió sobre todo a su carácter de extranjero, pero también al hecho de su baja extracción social (pertenecía a la baja nobleza austriaca), así como a su condición de jesuita (debemos recordar el enconado enfrentamiento entre dominicos, que tradicionalmente habían ostentado los cargos de confesor no solo de la familia real, sino también de la nobleza, y que veían como una humillación su fulminante ascenso),...Es decir, Nithard se valió solo de su "amistad" con la reina regente para ejercer su influencia, si bien como presentaré en su correspondiente entrada, este poder no fue el que tradicionalmente se le ha atribuido.

    La oposición al valimiento del jesuita se fue organizando en torno a la figura de don Juan José de Austria, personaje clave de los últimos años del reinado de Felipe IV y de los de los primeros de Carlos II, ya que se veía en el a un hombre joven, gran caudillo militar, y además de sangre real, que podía ser el "mesías" (es interesantísimo el carácter mesiánico que se quiso dar a su persona y que ya comentaré) de la Monarquía.

    Por último, las juntas no eran un instrumento extraño en el siglo XVII español, baste recordar que el conde-duque de Olivares se valió de ellas durante todo su valimiento sumiendo al sistema de consejos en el ostracismo (sobre las juntas de consúltese el libro de Dolores M. Sánchez, "El deber de consejo en el estado moderno: las juntas "ad hoc" en España, 1474-1665")...el problema es el momento histórico en el que se enmarcaba la junta de regencia, la debilidad de un gobierno mujeril así como la menor edad del rey, hecho que no se producían en los reinos hispánicos desde la Edad Media, aunque si se habían producido en otras cortes europeas como la de Francia.

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