domingo, 14 de noviembre de 2010

OTROS MIEMBROS DE LA CASA DE AUSTRIA: EL ARCHIDUQUE LEOPOLDO GUILLERMO (PARTE I)

Retrato del archiduque Leopoldo Guillermo (h. 1638), obra de Frans Luycx. Kunsthistorisches Museum de Viena.

El archiduque Leopoldo Guillermo nació el 5 de enero de 1614 en Graz, siendo el séptimo y último de los hijos del emperador Fernando II y de la emperatriz María Ana de Baviera, hermano, por tanto, del emperador Fernando III. Desde pequeño estuvo llamado a hacer carrera como príncipe de la Iglesia: a los doce años era ya obispo de Passau y Estrasburgo sin ser ordenado sacerdote, cargos que heredó de su tío, el archiduque Leopoldo V, tras la renuncia de éste para convertirse en soberano del Tirol (1625); en 1628 fue nombrado Obispo de Halberstadt, en 1631 de Magdeburgo, y en 1637 de Olomuc, en Moravia. En 1641 fue nombrado además Gran Maestre de la Orden Teutónica, sucediendo en el cargo a Johann Kaspar von Stadion (1).

Leopoldo Guillermo fue educado en la corte de Madrid, como lo fueran en su día los archiduques Ernesto y Rodolfo, hijos del emperador Maximiliano II (2). Durante este período el joven archiduque tuvo fácil acceso a las colecciones de pintura de sus reales parientes; su estudio y su contemplación se convertirían después en un eco muy perceptible en sus propia colección, una de las más importantes de la época, pues llegaron a condicionarla un tanto, llevándole a obtener para ellas determinadas obras semejantes a las vistas en lugares como El Pardo, El Escorial o el Alcázar de Madrid, sobre todo en lo que concierne a los maestros venecianos.

El 15 de febrero de 1637 moría el emperador Fernando II, siendo sucedido en la dignidad imperial por su hijo, el archiduque Fernando (3). Fernando III, tras su elevación al trono, se retiró del teatro de la guerra, donde había ejercido como comandante de los ejércitos imperiales desde la muerte de Albrecht von Wallenstein en 1634, tomando parte en batallas tan importante como la de Nördlingen (6 de septiembre de 1634) junto a su primo el cardenal-infante don Fernando de Austria, hermano de Felipe IV. El nuevo emperador decidió entonces conceder el mando supremo de sus ejércitos al general Matthias Gallas (4). Sin embargo, las derrotas de éste frente a Johan Banér que llevaron a los suecos a internarse una vez más en Bohemia y a amenazar Praga, decidieron a Fernando III a prescindir de sus servicios y nombrar a su hermano Leopoldo Guillermo como nuevo Capitán General de los ejércitos imperiales en 1639, apoyado por el experto general Ottavio Piccolomini (5), que de está forma, como antes había hecho el cardenal-infante, tuvo que abandonar la vida religiosa por las tareas marciales.

El archiduque Leopoldo Guillermo y Piccolomini consiguieron echar a los suecos de Baner de Bohemia y reconquistar las plazas que éste había tomado sobre el río Elba, persiguiéndole hasta Sajonia. Sin embargo, el 23 de octubre de 1642 ambos sufrieron una aplastante derrota frente al sucesor de Baner (que había muerto en 1641), Lennart Torstensson, que masacró casi por completo al ejército imperial en la conocida como segunda Batalla de Breitenfeld (6) apoderándose sin problemas de Sajonia, para posteriormente adentrarse en Moravia. Tras estos hechos, Leopoldo Guillermo abandonó su cargo, aunque volvió en 1645 para expulsar a los suecos de Franconia.


El obispo-archiduque Leopoldo Guillermo (h. 1642), obra de Jan van den Hoecke. Kunsthistorisches Museum de Viena.

Cuando el 9 de noviembre de 1641 falleció el cardenal-infante don Fernando de Austria, hermano de Felipe IV y gobernador de los Países Bajos, Madrid nombró para sustituirle, con el cargo de gobernador interino, al portugués don Francisco de Melo y esto “hasta que podamos enviar a otra persona real de nuestra sangre” (7), ya que Felipe IV no quería romper con la costumbre según la cual los Países Bajos eran gobernados por un príncipe de sangre real (8). Se deliberó entonces sobre la cuestión de saber qué miembro de la Casa de Austria podría encargarse del gobierno general de los Países Bajos después del interinado de Melo. Pronto el Consejo de Estado llegó al consenso de que la persona más adecuada era el archiduque Leopoldo Guillermo. También se pensó en el archiduque Fernando, hijo primogénito del Emperador (9), pero como no tenía más que ocho años, pronto se abandonó la idea. El Consejo decidió pedir al Emperador que mandara cuanto antes a su hermano a los Países Bajos; se aprovechó además la ocasión para solicitar a Fernando III que instalara a Piccolomini como gobernador de las armas al lado de Leopoldo Guillermo, con sus tropas alemanas. La preferencia de Madrid por el archiduque también venía inspirada por la consideración de que, una vez el propio hermano del Emperador se viera envuelto en la Guerra de los Países Bajos, se podía esperar un interés más activo de parte de Fernando III por la situación del Ejército de Flandes. En ese caso, el apoyo del Emperador al Ejército de Flandes significaría al mismo tiempo una ayuda a Leopoldo Guillermo, lo que seguramente beneficiaría su poder militar y, por consiguiente, su reputación. En este supuesto, Melo podría seguir en los Países Bajos como mayordomo mayor y primer consejero del archiduque, pero hasta que Leopoldo Guillermo llegara, el portugués se iba a encargar del gobierno de los Países Bajos.

Tras la desastrosa derrota de Rocroi (1643) y la pérdida de Thionville (1644), Melo fue sustituido por el Marqués de Castel Rodrigo. Mientras tanto, se había esfumado la esperanza de que Leopoldo Guillermo llegara pronto a los Países Bajos. Las negociaciones al respecto con Viena habían empezado en 1642, pero Leopoldo Guillermo era, como se ha dicho, el general en jefe de las tropas imperiales y junto a Piccolomini estaba dirigiendo la guerra contra los suecos. Al sufrir la humillante derrota de Breitenfeld en noviembre de 1642, renunció a su función y se retiró hasta que el recuerdo de su fracaso militar se hubiera desvanecido algo (10). De momento no le interesaba el gobierno general de los Países Bajos. Piccolomini, por su parte, hizo saber que él sí estaba dispuesto a servir al Rey Católico en ese momento (11). En la primavera de 1643, en Madrid surgió la idea de nombrar, en vez de al archiduque Leopoldo Guillermo, a don Juan José de Austria, el hijo natural de Felipe IV, como nuevo gobernador general de sangre real (12). Éste tendría la asistencia del Marqués de Castel-Rodrigo como consejero político y de Piccolomini como gobernador de las armas (13). En realidad, don Juan, que apenas contaba con 13 años de edad, no sería más que la fachada real, pues el verdadero poder político-militar recaería en Caste-Rodrigo y Piccolomini. Finalmente, don Juan no salió de Madrid debido a las protestas de las élites de los Países Bajos que no aceptaban a un gobernador tan joven e inexperto. De este modo, a finales de mayo de 1644, el Marqués de Castel-Rodrigo fue nombrado gobernador general interino (14).

Las nuevas tentativas para que Leopoldo Guillermo viniera a los Países Bajos fracasaron. En la primavera de 1645 el archiduque había vuelto a encabezar el ejército imperial de su hermano (15). Sin embargo, con el embajador del Imperio en Madrid se había negociado largamente acerca de los márgenes dentro de los cuales Leopoldo Guillermo podría llevar una política propia (16); incluso ya se había firmado su patente de nombramiento (17). Los esfuerzos resultaron vanos. La estancia de Castel-Rodrigo sería más larga de lo previsto.

Finalmente, en 1647, el archiduque Leopoldo Guillermo aceptaría el cargo de gobernador general de los Países Bajos, haciendo su entrada en Bruselas el 11 de abril. Felipe IV, por su parte, pidió por su parte a Castel-Rodrigo que se quedara un tiempo más en Bruselas, a fin de acoger al archiduque, de familiarizarle con los asuntos de los Países Bajos, pero también para ejercer algún control (18), ya que, por muy estrechos que fueran los lazos familiares entre el Rey y Leopoldo Guillermo, al fin y al cabo éste era un extranjero cuyas actuaciones había que vigilar de cerca. A pesar de las protestas del Marqués, que dijo que después de la llegada del archiduque quería esperar “quince o veinte días o a lo más un largo mes” antes de salir para España (19), tuvo que quedarse en Bruselas hasta finales de 1647, cuando Felipe IV encontró en la persona del Conde de Fuensaldaña a un nuevo perro guardián para controlar a Leopoldo Guillermo (2).


Fuentes principales:

* Echevarrái Bacigalupe, Miguel Ángel: “Flandes y la Monarquía Hispánica”. Silex Ediciones, 1998.

* Vermeir, René: “En Estado de Guerra. Felipe IV y Flandes 1629-1648”. Servicio de publicaciones de la Universidad de Córdoba. 2006.



Notas:

(1) Johann Kaspar von Stadion (1567-1641), perteneciente a una ilustre familia de caballeros. En 1603 entró al servició de la Casa de Austria. Fue Gran Maestro de la Orden Teutónica desde 1627 combatiendo a los suecos al mando del futuro Fernando III.

(2) Por desgracia es poca la información que sobre esta estancia madrileña del archiduque he podido recopilar. Las fuentes citan que estuvo en Madrid pero no en qué años, cuáles fueron sus ocupaciones, sus preceptores, etc. Sin duda, estas informaciones nos ayudarían entender muchos de los aspectos de la vida del archiduque Leopoldo Guillermo.

(3) Fernando III fue coronado rey de Hungría en 1625, de Bohemia en 1627 y fue elegido Rey de Romanos el 18 de diciembre de 1636 durante la Dieta de Ratisbona. A la muerte de su padre (15 de febrero de 1637) fue coronado Sacro Emperador.

(4) Matthias Gallas (1584-1647), duque de Lucera. Nacido en Trento, inició su carrera militar al servicio de España en Flandes y Saboya, para posteriormente pasar al servicio del Emperador durante la Guerra de los Treinta Años. Se convirtió en el brazo derecho de Wallenstein y tras su asesinato heredó el mando de su ejército. Se destacó en la Batalla de Nördlingen, pero sus posteriores derrotas frente a los suecos llevaron al Emperador a sustituirle. Se le volvió a entregar el mando en 1645 tras la derrota imperial en Jankov, sin embargo, viejo y cansado devolvió su mando para morir poco después en Viena.

(5) Ottavio Piccolo mini (1599-1656), fue un militar florentino al servicio de España y el Imperio. A los 18 años fue enviado por el Gran Duque de Toscana a Bohemia con un regimiento de caballería para ayudar al Emperador en su lucha contra los rebeldes. Piccolomini luchó en la famosa Batalla de la Montaña Blanca (1620) y posteriormente en Hungría. En 1624 , pasó al norte de Italia al servicio de España, para en 1627 volver al servicio del Emperador como comandante y capitán de Wallenstein. Participó en la famosa Batalla de Lützen (1632). Más tarde se distinguió en Nördlingen (1634) y en 1639, tras la vistoria sobre los franceses obtiene el título de consejero imperial y de Duque de Amalfi de manos de Felipe IV. Sin embargo, en 1642 compartió la humillante derrota de Breitenfeld junto al archiduque Leopoldo Guillemo, pasando posteriormente al servicio de España nuevamente en Flandes y recibiendo el Toisón de Oro. En 1648 es nombrado comandante general de los ejércitos imperiales hasta el final de la Guerra de los Treinta Años siendo el principal plenipotenciario imperial en la Paz de Westfalia. En 1650 fue nombrado Príncipe de Hegenau. Murió en 1656.

(6) De los 18.000 efectivos que componían el ejército imperial, hubo 15.000 bajas entre muertos y heridos, mientras que la mayoría de los 5.000 restantes fueron capturados.

(7) Felipe IV al Consejo de Estado, 6 de diciembre de 1641 (Aud, 1225, f. 38).

(8) Consulta del Consejo de Estado, 21 de febrero de 1642 (AGS, Estado, 3860, s.f.). Hasta ese momento los Países Bajos habían sido gobernados por las siguientes personas de sangre real: Margarita de Austria (1507-1515 / 1517-1530), María de Hungría (1531-1555), Manuel Filiberto de Saboya (1555-1559), Margarita de Parma (1559-1567), don Juan de Austria (1576-1578), Ernesto de Austria (1594-1595), Alberto de Austria (1596-1598), Andrés de Austria (1598-1599 - en nombre de su hermano Alberto mientras este llegaba a Bruselas en calidad de soberano); Alberto de Austria e Isabel Clara Eugenia de Austria, como soberanos, entre 1598 y 1621; Isabel Clara Eugenia (1621-1633, ya como gobernadora en nombre de Felipe IV), y el cardenal-infante don Fernando entre 1634 y 1641.

(9) El archiduque Fernando IV (1633-1654), era el hijo primogénito de Fernando III y la infanta María Ana de Austria, hermana de Felipe IV. Fue coronado rey de Bohemia en 1646, de Hungría en 1647, y electo Rey de Romanos en 1653, sin embargo, murió antes que su padre (9 de julio de 1654), siendo sustituido en todos sus títulos por su hermano menor, el archiduque Leopoldo, futuro emperador Leopoldo I.

(10) Rupert, K.: “Die Kaiserliche Politik”. Pag. 13 y pag. 16.

(11) Barker, T.M.: "Army, Aristocracy, Monarchy”. Pag. 102.

(12) Don Juan José de Austria había sido legitimado por Felipe IV el año anterior, 1642.

(13) Consulta de una Junta de Estado, 22 de marzo de 1643 (AGS, Estado, 2062, s.f.).

(14) Felipe IV a Castel-Rodrigo, 24 de noviembre de 1643 y 21 de marzo de 1644 (BRB ms. 16.150, f. 2-4 y 11v-12v).

(15) Broucek, P.: “Erzherzog Leopold-Wilhelm und der Oberbefehl”.

(16) El plenipotenciario español en el Congreso de Paz de Münster, Conde de Peñaranda, describió a Leopoldo Guillermo como “harto amigo de obrar por si”. (Peñaranda a Felipe IV, 10 de mayo de 1645).

(17) Patente de nombramiento, 7 de marzo de 1645 (AHN Estado, libro 978, s.f.).

(18) Felipe IV a Castel-Rodrigo, 13 de mayo y 17 de agosto de 1647 (AGS, Estado 2257, s.f.).

(19) Castel Rodrigo a Felipe IV, 16 de octubre de 1646 (SEG 237, f. 1-6).

(20) Felipe IV a Leopoldo Guillermo, 8 de noviembre de 1647 (AHN Estado, leg. 1414, s.f.).

31 comentarios:

  1. Parece que Felipe IV no se fiaba demasiado del tal Leopoldo Guillermo, aunque supo rodearse de gente que pudiera vigilar sus movimientos. Su aspecto en general dista mucho de la de un bravo guerrero o enérgico capitán, más bien parece un hombre de facciones delicadas y con gustos poco belicosos.
    Un saludo.

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  2. Cayetano: así es, Felipe IV no se fiaba demasiado de su primo. En cuanto a sus aspecto, como veremos en la próxima, efectivamente Leopoldo fue un hombre delicado y amante de las artes, uno de los mayores coleccionistas del Barroco, aún así algún éxito militar obtuvo...

    Un saludo.

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  3. Curiosos los cambios y sustituciones. Si ganas o pierdes una batalla, fuera, otro de más valía. También veo que las preferencias dinásticas cambiaban el rumbo de una Europa cambiante...
    Saludos¡

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  4. Javier: así es, aquí no se andaban con chiquitas y en cuanto a las preferencias dinásticas debemos recordar que nos encontramos en una Europa de monarquías absolutas donde primaba la propia dinastía a los intereses "nacionales" de ahí la férrea defensa de los Países Bajos durante 80 años...

    Un saludo.

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  5. Sabía muy poco de este personaje, epro ahora gracias a tí, se mucho más
    Besos
    nela

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  6. Nela: me alegra que puedas descubrir la figura de Leopoldo Guillermo, una de las grandes figuras del Barroco europeo.

    Un beso.

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  7. No se fiaba el rey de Leopoldo Guillermo, no. Vuestro augusto padre era un poco desconfiado, pero en ello hacia bien.
    Y temprano comenzaban las andaduras de Juan Jose de Austria.

    feliz tarde

    Bisous

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  8. Madame: ya sabe aquello que es mejor prevenir que curar ;)...don Juan José fue metido en labores político-militares desde muy jove, de ahí que a la muerte de Felipe IV fuese uno de los políticos más expertos del Reino y su enfado por no ser incluido en la Junta de Regencia.

    Un beso.

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  9. Teniendo derecho a dirigir sus reinos como tuviera por conveniente, vemos una vez, de modo indirecto, que los problemas endogámicos de los Austrias españoles aún eran más graves que los austríacos: a la gran mortalidad infantil de la época, quizá se uniera la debilidad de los vástagos de Enrique, que le dejaron poco de donde elegir. Eso sin tener en cuenta la gran cantidad de hembras nacidas en comparación con los varones.
    Veo que conoces bien Salamanca. Es una ciudad preciosa. Me alegro que te gustara el paseo por ella. Muchas gracias. Un saludo.

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  10. Desdelaterraza: así es, más hembras que varones y de "mejor calidad", además vemos también como los "bastardos" gozaron de mejor salud y capacidades personales, baste ver a don Juan José respecto a su hermano Carlos II. Con Enrique supongo que te refieres a Felipe IV?

    Sí, Salamanca la conozco muy pero que muy bien ;)

    Un saludo.

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  11. Siempre me sorprenderán estos nombramientos a tan temprana edad ¡¡ a los doce años era ya obispo de Passau y Estrasburgo sin ser ordenado sacerdote !! Esto no viene sino a confirmarme más si cabe que Leopoldo Guillermo formaba parte de una enorme máquina, la de su dinastía, que usaba a sus miembros como peones dentro del gran tablero de la política europea de la época, y que en caso de mal funcionamiento era sustituido sin más ni más. No era fácil la vida en esta época ni siquiera para personajes con un poder tan grande como estos.
    Gracias por la entrada, muy interesante.

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  12. Pedro: una metáfora excelente de los que era la política de la Casa de Austria, cada miembro de la dinastía sabía que su fin era la mayor gloria de la familia.

    Gracias a tu por leerme.

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  13. A este Francisco Manuel de Melo, portugués, le hizo Marqués de Torrelaguna (Tordelaguna se llamaba entonces) el rey, por una batalla que ganó que ahora no recuerdo cual fue, la villa recurrió y le tuvieron que quitar el marquesado, curioso personaje al que le tengo que preparar una entrada en mi blog.
    Un saludo.

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  14. No le tenìan mucha Fe, al tal Leopoldo.

    Por algo serìa.

    buena reseña.

    un abrazo.

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  15. Lo que dice Cayetano es verdad, su padre no se fíaba mucho del archiduque, a pesar de ser de familia. Y que facilidad de este hombre para dejar la carrera eclesiástica y dedicarse con éxitos a la dirección militar en batallas. otra magnífica y documentadísima entrada, Majestad. un abrazo.

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  16. Otro personaje prácticamente desconocido que me descubres, Alberto.

    Pensaba mientras te leía, que la falta de personas reales de la sangre de los Austrias españoles quedaba agotada y se tenía que echar manos de extranjeros o nobles (aunque todavía quedaba don Juan José). Sigo lamentando la falta de hijos de Isabel Clara Eugenia. A veces hasta me indigna pensarlo. jajajaja.

    Saludos, Alberto.

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  17. José Eduardo: espero con ansia entonces esa entrada sobre Melo y sus problemas con Torrelaguna ;)

    Un saludo.

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  18. Paco: la verdad es que Felipe IV, su tío (no su padre) no se fiaba mucho de su sobrino, era uno al que le gustaba poco recibir órdenes...gracias por tus palabras.

    Un abrazo.

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  19. Jordi: para mi el gran y verdadero error fue no haber casado a los hermanos de Felipe IV, los infantes Carlos y Fernando (el cardenal-infante) como ya expuse en una entrada de la que te recordarás seguramente. Otro error, bajo mi punto de vista, no fue haber admitido a don Juan José en la sucesión, permitiéndole casarse y tener hijos por si las mosca. Don Juan era un hombre curtido político y militarmente en mil frentes y el mejor político con el que contaba aquella España...pero como siempre, esto son solamente silogismo...

    Un abrazo.

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  20. Físicamente me recuerda mucho a Felipe IV... y sobre lo de los Países Bajos... no le arriendo las ganancias... en esa época eso era un marrón de los gordos...

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  21. José Luis: sí, se dan un aire la verdad...lo de los Países Bajos bajos era un marronazo con mayúsculas, no todos valían para un cargo tan asfixiante...

    Un saludo.

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  22. Por lo visto el Águila Cansada no confiaba mucho en su primo, y como tu lo dices, mejor prevenir que curar.

    Estuve de excursion con mis compañeros de colegio, gracias por preocuparse, jajaja.

    Un real abrazo!

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  23. Mathías: así es, el tío no se fiaba mucho del sobrino, pero no era para menos como veremos en la próxima entrada...

    ...espero que SM lo pasase bien en la excursión ;)

    Un real abrazo.

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  24. Hablando de parecidos, el archiduque tenía cierto parecido físico con el rey Felipe IV, aunque éste, por lo que veo, no se fiara mucho de él. De todos modos, el dominio hispánico tocaba a su fin y no creo que don Juan José o mucho archiduque hubiesen podido hacer mucho al respecto.

    Saludos

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  25. El gesto del retrato es casi más decadentista que barroco. Es difícil representar con más fidelidad el hastío. O al menos eso parece.

    Saludos.

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  26. Majestad una entrada exquisita, no sabia mucho sobre este personaje.

    Muchos Besos

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  27. Carmen: sí, el parecido es indudable, por algo eran de la misma familia. La decadencia había empezado y frenarla sería ya algo imposible, demasiadas guerras, demasiados gastos, ...

    Un saludo.

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  28. Retablo: el retrato parece retratar la clásica cara o gesto melancólico de los Austrias, pero en el primero ese hastío y decadencia aún no habían llegado.

    Un saludo.

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