viernes, 1 de noviembre de 2013

Tal día como hoy moría Carlos II


1. Muerte de Carlos II, grabado de Pieter van der Berge (c. 1700). Museo de Historia de Madrid.


UNA LARGA AGONÍA...

A finales de junio de 1699 se produjo una nueva recaída de Carlos II. Se decidió entonces el tratamiento con quina y recuperar los remedios tradicionales. El doctor Geelen (1) se mostraba muy preocupado por la salud del monarca y no creía que el tratamiento de los médicos reales fuese el más adecuado:

Los médicos no le dejan tomar más de una onza de vino aguado, con lo cual no se tonifica el vientre. He tratado de convencerles de su error proponiendo que se someta el caso a una Universidad, pero no lo he conseguido. En un verdadero crímen purgar y sangrar a cuerpo tan débil e hidrópico y negarle los elementos para robustecerse” (2).

La ligera mejoría experimentada en el final del verano, y que los frailes Díaz y Tenda atribuyen a las curas exorcísticas practicadas, permiten al monarca un ansiado viaje a El Escorial desde el 24 de septiembre al 24 de noviembre. Incluso se planteó un posible viaje al Monasterio de Guadalupe, ante el deseo de Carlos II de visitar su santuario y prolongar el regreso a Madrid, ciudad que acabó aborreciendo, pues le recordaba las numerosas situaciones críticas que había vivido a causa de su enfermedad. Se reunió la junta de médicos de cámara para deliberar sobre la posibilidad de tal viaje. Preguntado el catedrático de Prima del Real Colegio de San Lorenzo, fray Ventura de San Agustín, conocedor de las características del monasterio:

nos aseguró que la situación de él era áspera y montuosa, sin tener salida ninguna para la diversión, ni aún disposición para pasearse en el convento por ser unos callejones angostísimos y toda su vivienda muy lógebra y tan maltratada que por muchos que sean los reparos que Su Magestad mande poner no han de ser bastantes para la defensa de las aguas y aires. Y además de esto nos notició como en esta última feria (que siempre es de gran concurso) apenas hubo gente por el miedo de la gran epidemia en este lugar, señal de que los aires son impuros, poco ventilados y húmedos, por consiguientes enfermos” (3).

Finalmente, se desaconsejó al Rey el viaje a Guadalajara, pues no se encontraba en las mejores condiciones de emprender semejante trayecto en plena temporada invernal.

Desde el regreso del monarca a la Corte, en diciembre, se observó un retroceso considerable en su salud. El Conde de Benavente, jefe de la Real Cámara, pese a los fracasos de todos sus proyectos encaminados a recuperar a salud de Carlos II (4), decide intentar una nueva alternativa terapéutica. En septiembre de 1699, ante el fallecimiento de tres médicos de cámara que era de su completa satisfacción, decide entrar en contacto con el virrey de Nápoles, el Duque de Medinaceli (5), y pedirle informes sobre dos médicos napolitanos de gran reputación: Tommaso Donzelli (1654-1702) y Lucantonio Porzio (1639-1723). Previamente, Benavente había contactado con los virreyes de Aragón y Valencia, en el intento de buscar algún médico de prestigio, pero no había encontrado a ninguno de su plena satisfacción.

Donzelli y Porzio pertenecían a la Accademia degli Investiganti, de marcado carácter iatroquímico, lo que demuestra que Benavente, tras sus pasados escarceos alquimistas (6), decidía apostar nuevamente por la terapéutica renovadora.

Medinaceli se apresura a emitir sus informes. Sobre Lucantonio Porzio considera su gran reputación como científico en toda Europa ya que había ejercido en Viena, Roma y Nápoles, pero fallaba a nivel personal:

“…es un filósopho antiguo en su trato y desaliño, de pocas palabras, y ninguna exornación en ellas, y de tal sinceridad, que si el enfermo a quién asiste le pregunta, si le aprovechará el remedio que le aplica, le responde, que mal no le hará…” (7)

Tommaso Donzelli era descrito por Medinaceli como un hombre de grandes estudios y experiencia, con gran éxito profesional pues era el médico de gran parte de la alta aristocracia napolitana, entre ellos, el mismo Duque de Medinaceli y su familia.

Se recomienda finalmente a Donzelli, quien se mostró algo remiso a venir a España pues tenía muy buena situación en Nápoles y sabía las trabas que se ponían en la Corte a los sanitarios extranjeros, pero acudiría siempre y cuando se lo mandase el Rey, pues quería ser, ante todo, buen vasallo.

El Conde de Benavente eligió a Donzelli, aunque inicia gestiones para intentar contratar los servicios del también médico napolitano Lucca Tozzi, que servía como físico del Papa y que era considerado por Medinaceli como el mejor médico que ha conocido. Se encargó al embajador español ante la Santa Sede que informara a Tozzi sobre los deseos de Carlos II de tenerle a su servicio. El fallecimiento del pontífice se preveía inmediato, por lo que se habían tomado las medidas necesarias para que Tozzi se trasladase a Madrid tan pronto como le fuera posible.

En enero de 1700 se produce el nombramiento de Donzelli como médico de Cámara de Carlos II y se le insta para que venga a la corte madrileña lo antes posible, pero la llegada del médico napolitano se retrasa hasta julio, debido a la enfermedad de pelagra que sufría y a que hacía el viaje por tierra para su mayor seguridad. Dada la categoría de este nuevo médico, se le asignó un sueldo muy por encima del ordinario.

2. Alegoría de la inspiración divina de Carlos II, grabado de Jacobus Harrewyn (1700).

El proceso irreversible en la enfermedad de Carlos II se inicia en septiembre de 1700, coincidiendo con la llegada de Donzelli. Éste propuso un nuevo régimen terapéutico: sales de abstinio por la tarde y masajes de aceite en el estómago, pero la decadencia del monarca era total. Se conoce la opinión de Donzelli a través de una carta que el embajador imperial Harrach envió a Leopoldo I:

Su Majestad tuvo ayer fuerte vómito después de comer, pero no arrojó sino flemas, y nada de los que habíha comido, síntoma que preocupa al médico. Salió, no obstante, como de costumbre y ha salido también hoy, con lo cual no se puede decir que esté enfermo. Pero el famoso doctor napolitano Doncelli, que acaba de llegar, cree imposible que se prolongue su vida” (8).

Inicialmente, el tratamiento propuesto por Donzelli parecía eficaz pero a mediados de septiembre se produjo una nueva recaída, que los médicos reales se encargaron de atribuir al tratamiento:

La salud del Rey ha empeorado más porque tiene más vómitos que antes, lo cual se atribuye al tratamiento del nuevo doctor. Su majestad está afligidísimo y aprensivo como nunca” (9).

Desde entonces se retiró toda medicación y se impuso un régimen alimenticio estricto: nada de alimentos fuertes y agua con un poco de vino por la mañana.

Las diarreas eran constantes. Geelen, muy pesimista sobre la enfermedad del Rey, escribía:

“…lleva cuarenta días inapetente y, no obstante el flujo de vientre, que en otras ocasiones bastó para curarle, persiste la desgana absoluta. Está muy flaco, de palidez extraordinaria, débil, melancólico en extremo, como no lo estuvo jamás. Todos los alimentos, aún los más inocuos, se le descomponen, determinando evacuaciones frecuentes y pútridas. Se piensa en algún remedio general y heroico; por ejemplo, el acero; pero es muy de temer que no lo resista su estómago; razón por la cual nos hemos de contener con administrarle leche de burras y otros remedios igualmente suaves. Sabe Vuestra Alteza (el Elector Palatino) que fui siempre optimista, pero no puedo seguirlo siendo, porque únicamente un milagro retardará lo inevitable” (10).

A finales de septiembre, Carlos II no retenía ningún tipo de alimento ni medicina. El día 28 e le administró la extremaunción e hizo testamento el 2 de octubre a favor del Duque de Anjou (11), hijo segundo del Delfín de Francia. En la primera semana de octubre se observó una ligera mejoría, tal y como describía Benavente en carta a Medinaceli:

Nos hallamos de la conocida mejoría de nuestro Amo, que ha padecido lo que tú habrás sabido. Pero nuestro Señor, usando de su gran misericordia, ha mejorado las horas y al presente estamos fuera del cuidado en que nos había puesto su achaque, pues queda corregido casi enteramente y el Rey con nuevos alientos y con apetito a la comida y será su divina Majestad servido se continué con felicidad su convalecencia”(12).

El doctor Geelen era más preciso en la descripción:

Parecía imposible que resistiese el Rey, después de 250 cursos padecidos en diecinueve días; pero empieza a convalecer, se contiene la diarrea y mejora su materia; renace el apetito, y se atenúa el aspecto cadavérico, aunque no es raro que estas enfermedades adulen así antes de reaparecer con acometida más recia” (13).

Se iniciaron en ese momento los trámites para que viniese a Madrid Lucca Tozzi, pues Inocencio XII había fallecido a principios de octubres. Pero todo sería en vano. La supuesta mejoría de Carlos II no fue más que un espejismo. El 24 de octubre comenzó una agonía que se prolongaría hasta el 1 de noviembre, fecha en que se produciría la muerte del Rey. La descripción que del suceso hacía Geelen era sumamente breve:

Lleno de aflicción he de dar a Vuestra Alteza Electoral la noticia de la muerte del rey, acaecida el día de Todos los Santos hacia las tres de la tarde, después de cuarenta y dos días de flujo de vientre, agravados los últimos cuatro por una apoplejía” (14).

Mucho más detallada era la descripción del embajador de Luis XIV, Marqués d’Harcourt:

Una hora después de la salida del correo que envié a Vuestra Majestad, el Rey Católico mejoró algo. Le dieron leche de perlas y descansó un poco, aunque continuó la diarrea. A las seis, tomó un caldo y descansó hasta las dos de la tarde del 29, en que subió la fiebre. A las cuatro, le sobrevino un leve desmayo, respirando difícilmente, perdido el oído y con grandes dolores de vientre. Hubo consulta de médicos; se acordó ponerle cantáridas en los pies y pichones recién muertos en la cabeza, para evitar los vahídos; y se practicó así, hasta las nueve de la noche. Hace cuatro o cinco días se están sacrificando carneros, para aplicarle las entrañas humeantes aún sobre el estómago y a flor de piel, a fin de devolverle el calor natural. Pasó la noche del 29 al 30 delirando y en continua inquietud, acentuándose este síntoma hacia las diez de la mañana. Estuve en palacio al mediodía, como de costumbre, y me dijeron que agonizaba. No tenía apenas voz, según me comunicó el Nuncio, quién acababa de verle y bendecirle junto a su lecho; nadie creía posible que llegase a la noche; los médicos hacen cuanto pueden por prolongar su existencia y le dieron un líquido que se llama Agua de la Vida, que le hizo sudar cuatro horas sin interrupción, y le devolvió el uso de la palabra, casi perdida desde que le acometió un estertor continuo. A las diez de la noche de ayer estaba bastante tranquilo; no lo ha pasado mal, consiguiendo dormir y tomando tres caldos hasta las siete de la mañana. Se le creyó agónico hacia las once y se rezaron las oraciones por los agonizantes. A las diez había reaparecido la fiebre” (15).

El martes, día dos de noviembre, se procedió al embalsamiento del cadáver. Nos ha llegado una descripción del estado en que encontraron el cuerpo del monarca:

“…le han hallado todas las entrañas, hígado y bazo de tan mala calidad que era imposible vivir, sin sangre, con una piedra en la vejiga, y el corazón tan consumido y seco que ha manifestado bastantemente el trabajo que ha padecido Su Majestad” (16).

Fuentes principales:

* Contreras, Jaime: “Carlos II el Hechizado. Poder y melancolía en la Corte del último Austria”. Temas de Hoy, 2003.

* Maura Gamazo, Gabriel de: “Vida y reinado de Carlos II”. Aguilar, 1990.

* Rey Bueno, Mar: “El Hechizado: medicina, alquimia y superstición en la Corte de Carlos II”. Ediciones Corona Borealis, 1998.


Notas:

(1) Médico flamenco llegado a la Corte de la mano de la reina Mariana de Neoburgo, ejerció una gran influencia en los años finales del reinado.

(2) Duque de Maura: “Vida y reinado de Carlos” (1990), pag. 577.

(3) A.G.P. SA, leg. 645.

(4) Para conocer la labor del Conde de Benavente véase la obra de Mar Rey Bueno: “El Hechizado: medicina, alquimia y superstición en la Corte de Carlos II”. Ediciones Corona Borealis, 1998.

(5) Luis Franccisco de la Cerda y Aragón, IX duque de Medinaceli (1660-1711). Fue virrey Nápoles de 1695 a 1702.

(6) Rey Bueno, Mar: “El Hechizado: medicina, alquimia y superstición en la Corte de Carlos II”. Ediciones Corona Borealis, 1998.

(7) A.G.P. SA, leg. 645.

(8) Duque de Maura, pag. 648.

(9) Íbidem, pag. 648.

(10) Íbidem, pag. 651.

(11) Este tema será tratado con mayor profundidad en futuras entradas.

(12) A.G.P., SA, leg. 645.

(13) Duque de Maura, pag. 667.

(14) Duque de Maura, pag. 670.

(15) Duque de Maura, pag. 669-670.

(16) Diario de la enfermedad del rey D. Carlos Segundo, y cosas sucedidas antes y al tiempo de su muerte. B.N., mss. 2272763, fol. 6vº.

21 comentarios:

  1. Resultado final de una política equivocada de uniones consanguíneas, murió el rey joven, aunque parecía ya por sus achaques un anciano, tras padecer mil males y dolores y dejó el país a merced de las sanguijuelas europeas que se disputaban el pastel ibérico.
    Un saludo.

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    1. Equivocada o no, fue la creencia de la época. La Casa de Austria sólo podía enlazar con su propia familia vienesa, o a lo mucho con sus pares europeos: los reyes de Francia...y de esta uniones austro-borbónica nacería Felipe V.

      Un saludo

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  2. Seguramente no lo diría, no lo sé, pero se le atribuyeron aquellas palabras dirigidas a la reina poco antes de morir cuando ésta le pregurntó como se encontraba: "Me duele todo". Desde luego motivos para ello había.
    Saludos.

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    1. Así es amigo, parece ser que los dolores (y más para persona tan débil) debieron ser insufribles.

      Un saludo

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  3. Desde luego fue un final triste para una dinastía en decadencia. Y las potencias europeas al acecho.
    Un saludo.

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    1. Decadencia dinástica y esplendor de la cultura barroca en España como veremos en próximas entradas.

      Un saludo

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  4. Tal vez ya se sepa por otras fuentes, pero ¿No se sabe cual fue su enfermedad?
    Por otro lado, me despierta curiosidad la concepción medieval del calor como fuente energética (el ejemplo de las entrañas de carneros sacrificados con ese fin).

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    1. Carlos II sufrió, como puedes leer en la entrada, numerosas enfermedades desde bien pequeño: raquitismo, problema psico-motores, problemas de atención y concentración...aunque no era retrasado ni estaba loco como algunos apuntan...de hecho sus problemas de personalidad hoy en día se habría solucionado con una educación adecuada...en cuanto a sus aspecto físico muchos apuntan que sufría el conocido síndrome de Klinefelter. Hay un buen libro relativo a estas enfermedades obra de la profesora Mar Rey Bueno: "El hechizado. Medicina, Alquimia y Superstición en la Corte de Carlos II". Un saludo

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  5. Muy fuerte debía ser el rey para sobrevivir tantos días a los embates de aquellos galenos.
    Una lástima que no aguantara tres días más para coincidir con su onomástica.

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    1. Así es Bwana, débil fue relativamente puesto que con todos sus problemas y carencias consiguió sobrevivir 40 años.

      Un saludo

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  6. Triste muerte para un rey que recibió sobre sus débiles hombres la tarea ardua y dura de gobernar territorios asediados por fuertes enemigos, ávidos de desmembrar el gran imperio español. Y lo malo es que los enemigos no sólo se encontraban fuera, sino que la corte era un nido de víboras dispuestas a matarse a mordiscos por repartirse las migajas.
    Un saludo

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    1. La España de Carlos II fue una continua lucha de facciones cortesanas desde pequeño: Mariana de Austria contra Juan José de Austria; las luchas cortesanas del Duque de Medinaceli y el Conde Oropesa; la camarilla de la reina Mariana de Neoburgo y su lucha contra los pro-franceses de Portocarrero...Un beso

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  7. Estupenda entrada, muy pormenorizada y muy trabajada, sobre los últimos días de Carlos II, que contra todo pronóstico logro vivir bastantes años.

    Saludos

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  8. I like this blog, Carlos II is one of my favourite historical figures.
    Can you give me info about the picture in the title page?
    Thank You.

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  9. I mean the picture under the title of the entire blog, in which Carlos II has a candle in his hand

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    1. The cover photo is "Carlos II adorando la Sagrada Forma" by Claudio Coello...this canvas is located in the "sacristia" of El Escorial and is considered one of the most beautiful spanish baroque painting and representing Charles II during the Eucharist or Holy Communion...as you mus know the Casa de Austria spanish kings were the biggest defensors of this catholic dogma...I will write a post about this painting in the future,,,there are another one like this that you can see here: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/57/Pedro_Ruiz_Gonz%C3%A1lez_-_Carlos_II_ante_la_Sagrada_Forma.jpg

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  10. Thank you, I'm waiting for your future post. I know that Spanish Habsburg were defensors of Eucharist, i read your post about the role of Spanish Habsburg in which concerned the dogma of Immaculate Conception too.

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  11. Sono italiano e sono davvero felice di avere scoperto questo sito sul Re Cattolico Carlo II. La figura di questo infelice monarca che, pur essendo malato cronico e con varii problemi intellettivi, ebbe tuttavia un altissimo senso della dignità sovrana e che cercò di conservare, di assicurare, per quanto gli fu possibile, l'unità dell'impero spagnolo, mi ha sempre affascinato e intenerito. Di lui, nel mio studio, conservo un bel ritratto a stampa inciso alla fine del Seicento: lo guardo mentre scrivo queste righe di riconoscenza e d'ammirazione.

    Carlo II, nella sua disperata lotta contro i suoi limiti fisici, mentali e le avversità politiche, fu davvero grande e nobilissimo. Amò, come suo padre, le arti, specialmente la pittura, e chiamò alla sua corte il bravissimo Luca Giordano perché con il suo dipingere barocco facile, grandioso e coinvolgente facesse ancor più bello l'Escurial e regalasse alla Spagna altri splendidi dipinti. Con Luca Giordano il buon re Carlo parlava poi personalmente.

    Su Carlo II gravano ancora pregiudizi, falsità, deformazioni storico- politiche: grazie, grazie molte per questo bel sito che onora la memoria di un principe tanto sfortunato quanto nobile d'animo e di buona volontà e che intende offrire un quadro veritiero della sua figura, delle sue azioni e del contesto storico -politico in cui Carlo II si trovò ad agire. Grazie ancora: realizzare questo sito era doveroso, necessario e santo. Sì, santo: anche perchè la stessa morte del sovrano, avvenuta proprio nel giorno d'Ognissanti ( el dìa de Todos Santos ), nonchè sua drammatica vita, sopportata con cristiana forza e cristiana rassegnazione e la sua sincera Fede Cattolica -- che bene s'evidenzia nell'amore portato all'Eucarestia -- ci fanno bene sperare che sia da tempo nel Cuore di Gesù.

    Andrea ( Andrés ) Andanti -- Arezzo, Toscana, Italia

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