martes, 22 de octubre de 2013

Estatuaria carolina (XV): Nueva estatua de Carlos II obra de Giacomo Serpotta


Recientemente, la londinense galería de arte Tomasso Brothers presentó una interesantísima pieza en la TEFAF de Maastricht, la feria de antigüedades más importantes del mundo.

La pieza en cuestión se trata de un bronce plateado de pequeño tamaño que representa a Carlos II ecuestre, vestido con armadura y portando el bastón de mando. El bronce es obra de Giacomo Serpotta y al igual que se encuentra en el Museo Pepoli de Trapani (Sicilia), del mismo autor, y del que ya hablé en mi entrada "Estatuaria carolina VIII: la estatua ecuestre de Mesina y su boceto del Museo Peopoli de Trapani", parece ser un trabajo preparatorio para la gran estatua ecuestre de Carlos II venciendo a la hidra de la rebelión erigido en la Piazza del Duomo de la ciudad siciliana de Messina en el lugar donde estuvo el palacio del Senado. 

Recordemos que la revuelta de Messina fue el conflicto interno más importante de cuantos tuvo que afrontar la Monarquía Católica en la segunda mitad del siglo XVII. La ciudad siciliana, que gozaba de amplia autonomía en virtud de sus numerosos privilegios y que basaba su prosperidad en la economía sedera, vivió un prolongado enfrentamiento con los grupos de poder y los intereses vinculados a Palermo, la capital del Reino. El predominio de los grupos e intereses parlemitanos llevó, en los años setenta, a la intensificación de los conflictos entre Messina y el poder real y al levantamiento armado de la ciudad.

El levantamiento de los mesineses del bando senatorial contra los representantes del Rey se trasformó en una guerra cuando Luis XIV decidió apoyar a los rebeldes. Con ello, no sólo prolongó la resistencia de Mesina, sino que otorgó una dimensión internacional al conflicto. La revuelta duraría casi 4 años y sólo acabaría en marzo de 1678 con la retirada de las últimas tropas francesas y la rendición de los rebeldes (1).

La derrota de la revuelta supuso el fin de la autonomía política de Messina siendo abolidos todos sus privilegios, así como la Universidad, las academias y la Orden de los Caballeros de la Estrella. De igual modo, su ceca fue trasladada a Palermo, pero quizás el acto de mayor simbolismo fue que el virrey Conde de Santisteban ordenó la completa destrucción del Palacio del Senado que se encontraba enfrente del Duomo, lo cual efectivamente se realizó en 1679. Parece que incluso se ordenó arar el terreno que había ocupado y cubrirlo de sal con el fin de que ni tan siquiera la hierba pudiese crecer allí donde los mesineses habían tenido el edificio que representaba físicamente sus derechos políticos y civiles. Es evidente que el acto se encontraba cargado de un profundo simbolismo muy hiriente para la ciudad. Pero aún es más, porque precisamente en el solar que ocupara el palacio senatorial, el Virrey proyectó erigir una plaza, cuyo diseño fue encargado al ingeniero Scipione Basta, que debía acoger un monumento ecuestre de Carlos II aplastando la hidra, símbolo de la ciudad y de la revuelta. Un paso más en la ofensa y el sometimiento hacia la ciudad rebelde lo constituye el modo en como se obtuvo el bronce necesario para la realización de la escultura, pues éste provenía de la gran campana del Duomo, utilizada durante siglos como medio para convocar a los mesineses constituyendo, por tanto, otro símbolo ciudadano. La campana fue hecha pedazos y enviada a Palermo donde sirvió para fundir la estatua.

Como comenté también en "Estatuaria carolina VIII: la estatua ecuestre de Mesina..." la estatua ecuestre de Carlos II fue destruida durante la Revolución de 1848, quedando tan sólo como recuerdo suyo algunas estampas y el citado bronce del Museo Pepoli. Es por ello que este nuevo descubrimiento nos permite conocer con mayor detalle la que fue probablemente las más espectacular de las estatuas de Carlos II, al nivel de la de su padre hoy situada en la madrileña Plaza de Oriente, o la de su abuelo Felipe III en la también madrileña Plaza Mayor.

Fuentes principales:

* Pascual Chenel, Álvaro: “El retrato de Estadi durante el reinado de Carlos II. Imagen y propaganda”. Fundación Universitaria Española. Madrid, 2010.

* Salas, Antonino: “Di un bozzetto del monumento messinese di Carlo II modellato da Giacomo Serpotta”. Archivio Storico Siciliano, año VIII, 1884, pp. 483-490.

* Salinas, Antonino: “Aggiunta all’articolo sulla Statua di Carlo II modellata da Giacomo Serpotta”. Archivio Storico Siciliano, año IX 1884, pp. 241-243.


Notas:

(1) Para saber más véase Ribot, Luis: “La Monarquía de España y la guerra de Mesina (1674-1678)”. Actas. Madrid, 2002.

jueves, 17 de octubre de 2013

Tiempo de exposiciones

Con el otoño llegan nuevas e interesantísimas exposiciones. Aquí os dejo las que más relación tienen con este blog:



1. "Del Bosco a Tiziano. Arte y maravilla en El Escorial" - Palacio Real de Madrid (Septiembre 2013-Enero 2014):

Coincidiendo con el 450 aniversario de la colocación de la primera piedra del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Patrimonio Nacional inaugura una exposición centrada en el ornato artístico de este edificio y en el papel que desempeñaron artistas como El Bosco, Tiziano, Patinir, Navarrete “el Mudo”, Alonso Sánchez Coello, Antonio Moro, Gerard David o Bernard Van Orley.

Gracias a estos nombres y a las obras de arte allí depositadas, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se convirtió en el mejor conjunto de arte y maravilla de la España del Renacimiento con el que solo podía competir el Vaticano de los papas del siglo XVII.

La mayoría de las obras de la exposición pertenecen a las colecciones de Patrimonio Nacional y se complementarán con otras procedentes del Museo Nacional del Prado, de la National Gallery de Londres, de la National Gallery de Irlanda, del Museo del Louvre y de la Biblioteca Nacional de España.


2. "Blas de Lezo, el valor del Mediohombre" - Museo Naval de Madrid (19 de septiembre 2013 - 13 de enero 2014): 

Ochenta piezas y un gran apoyo audiovisual recuperan la memoria del marino que defendió Cartagena de Indias frente a los ingleses en 1741.

Invicto en todas las batallas en las que  participó, Blas de Lezo ingresó en la Marina con 15 años y destacó pronto por su coraje y valor.

Con solo 23 años alcanzó el empleo de capitán  de navío. A los 25, quedó cojo, tuerto y manco  por las heridas recibidas en combate, lo que le  valió el apodo del Mediohombre.

Combatió en el Mediterráneo al lado del futuro Carlos III; en el Pacífico, contra los corsarios ingleses y holandeses; y en América, para mantener los territorios españoles.

En 1741, con solo 6 barcos y 2.800 hombres,  defendió Cartagena de Indias enfrentándose a la segunda flota más importante de la historia, formada por 180 buques y 23.600 soldados ingleses.
El desconocimiento de la figura de Blas de Lezo es, también, la mejor baza para abordar con éxito cualquier iniciativa vinculada a él. Su trayectoria y personalidad son tan insólitas y abrumadoras que el anonimato causa asombro entre quienes por primera vez se acercan a su biografía. 



3. "La exploración del Pacífico: 500 años de historia" - Casa de América de Madrid (2 de octubre de 2013 - 2 de febrero de 2014):

La exposición 'La exploración del Pacífico: 500 años de Historia', conmemora el quinto centenario de la llegada de Vasco Núñez de Balboa al Océano Pacífico. Se trata de un proyecto conjunto de la Casa de América y el Museo Naval, que además de la citada muestra consta de un programa complementario de actividades de carácter divulgativo.

'La exploración del Pacífico: 500 años de Historia' está concebida, diseñada y montada por el Museo Naval, que exhibe parte de sus importantes fondos relacionados con el Pacífico en las salas de exposiciones de la Casa de América.

Un auténtico recorrido por la historia marítima de los últimos 500 años es lo que descubrirá el visitante: desde el primer avistamiento europeo del Pacífico (en 1513), hasta la lucha por las islas de las especies con Portugal; de la primera vuelta al mundo, a la ruptura con los mitos y leyendas sobre el fin del mundo una vez traspasados los océanos; del Lago Español a la llegada española a Australia, pasando por el Galeón de Manila.
La muestra también recorre el Pacífico durante la época de la Ilustración, profundiza en los últimos viajes y exploraciones, y llega hasta la actualidad. Todo gracias a numerosas piezas originales (más de 170), como brújulas, mapas, cuadros, maquetas o cañones.



4. "Velázquez y la familia de Felipe IV" - Museo del Prado de Madrid (8 de octubre de 2013 - 9 de febrero de 2014):

A través de una treintena de obras, la exposición Velázquez: y la familia de Felipe IV pretende introducir al espectador en dos temas profundamente interrelacionados. Por un lado, la actividad como retratista desarrollada por Velázquez en los once últimos años de su carrera, y la continuación de esa labor por sus sucesores Juan Bautista Martínez del Mazo y Juan Carreño durante las décadas de 1660 y 1670. Siendo una exposición sobre retratistas cortesanos, también lo es sobre la familia real. De hecho, en 26 de esos treinta cuadros se representa al rey, a su mujer o a sus hijos, cuyas peripecias personales tuvieron una repercusión europea, pues afectaban al equilibrio de fuerzas del continente. La exposición invita a reflexionar, así, no sólo sobre uno de los momentos más brillantes y con mayor personalidad de la carrera de Velázquez y de la historia del retrato cortesano español, sino también sobre cómo este tipo de pinturas se convirtieron en instrumentos de intercambio diplomático, y cómo reflejaban las expectativas que en toda Europa se tejieron en torno al devenir de la familia real.

Cronológicamente la exposición abarca desde la entrada en Madrid de Mariana de Austria como nueva reina (a finales de 1649) hasta su retiro en Toledo en 1677, después de haber dado luz a un príncipe, haber enviudado y haber ostentado la regencia durante diez años. Cuando llegó a Madrid, Velázquez se encontraba en Roma, donde en 1650 realizó una docena de retratos relacionados con la corte papal, que constituyen hitos en la historia del género. A la exposición se traen cuatro de ellos, que permiten documentar lo que hacía Velázquez en un momento en el que debería haber estado en Madrid, retratando a la reina (una de las grandes paradojas de su carrera); y permiten también mostrar hasta qué punto se trataba de un pintor capaz de adaptarse a las diferentes expectativas de sus patronos. La comparación de los retratos romanos con los retratos de busto que hizo de Felipe IV, Mariana de Austria o Maria Teresa revelará cómo en Roma amplió la gama expresiva de

Además, y por lo que mas atañe a este blog, esta exposición contará con numerosos retratos de Carlos II, destacando entre todos ellos, el que puede que sea el retrato barroco más espectacular y aparatoso del siglo XVII español, el de Carlos II como Gran Maestre de la Orden del Toisón de Oro (1677) de Juan Carreño de Miranda, procedente de la Colección Harrach (Museo del Rohrau, Viena).



Hace 300 años se inició un intenso proceso de negociaciones de paz que acabó con la desmembración de la Monarquía Hispánica y estableció un nuevo orden en las relaciones internacionales. La serie de tratados bilaterales firmados en Madrid, Utrecht, Rastatt y Baden entre 1713 y 1715 constituyeron una aportación esencial en el proceso de cooperación y gestión diplomática de los conflictos entre las potencias europeas que perdura hasta nuestros días. Fruto de él fue el establecimiento de una política de equilibro (balance of power) y la aceptación de la diversidad confesional que había en el continente europeo.

La Guerra de Sucesión española (1701-1715) ha sido entendida y explicada en España a menudo como si se tratase de un conflicto civil e interno marcado por el disputado cambio dinástico entre Austrias y Borbones, la supresión de las constituciones y fueros en la Corona de Aragón al instaurarse el nuevo Reino de España y los decretos de la Nueva Planta, la pérdida de Gibraltar y Menorca, el exilio forzoso de los partidarios del archiduque Carlos… Sin embargo, este conflicto tuvo una amplia dimensión europea de consecuencias políticas y económicas globales (norte de África, América…), y por esa razón es considerada como un hito relevante en la historia y la cultura de Europa.

Esta exposición forma parte del proyecto de cooperación internacional «Peace was made here» seleccionado por el Programa Cultura 2007-2013 de la Comisión Europea. Entre sus actuaciones, destacan la organización de un ciclo expositivo iniciado en el Centraal Museum de Utrecht (Abril-Septiembre de 2013), que proseguirá en Alemania en el Wehrgeschichtliches Museum de Rastatt (Marzo-Junio de 2014), y se asociará finalmente a la muestra ofrecida en Suiza por el Historisches Museum de la ciudad de Baden (Septiembre de 2014 a Enero de 2015). 

lunes, 7 de octubre de 2013

Dos recomendaciones

Como es costumbre de este blog, me gusta dejaros alguna recomendación de libros nuevos relacionados directa o indirectamente con Carlos II que van saliendo al mercado. Aquí van dos recientemente llegados a las librerías de historia:


1. "El Cardenal Portocarrero y su tiempo (1635-1709)", coordinado por José Manuel de Bernardo Ares.

Como hemos comentado en alguna ocasión, el Cardenal Portocarrero fue uno de los hombres más poderosos e influyentes de los últimos años del reinado de Carlos II desde su sede arzobispal de Toledo. Fue él seguramente la persona que más influyó en las decisiones testamentales de Carlos II, primero en la persona de José Fernando de Baviera y, finalmente, en la de Felipe de Anjou, para acabar sus días desilusionado con el felipismo y reconvertido en austracista, recordemos que fue él quien ungió como Rey de España al archiduque Carlos de Austria en Toledo el año 1706.

Aquí va la recensión de un libro, en el que la coordinación del profesor Bernanrdo Ares, probablemente la mayor eminencia española y europea sobre el problema sucesorio español, aseguran su calidad y rigor:

"A la luz de estas biografías estelares y de estos procesos influyentes se podría concluir de una manera general que el cardenal Portocarrero -hilo conductor de la mayoría de los planteamientos anteriores- encerró en su rica y compleja personalidad pública una auténtica y genuina contradicción.


Fue decididamente 'borbónico' en el plano de las relaciones internacionales, porque su objetivo primordial era la preservación de la integración territorial de la extensísima monarquía hispánica.



Pero, asimismo, también fue plenamente 'austracista', porque no quería modificar de ningún modo la vieja tradición polisinodial de la monarquía a nivel central, ni tampoco alterar la vieja relación de los distintos 'reinos' (fueros y privilegios propios) con el 'rey', cuyo poder soberano era compartido en ambos niveles -plurinacional o central y territorial o local- de la organización política de la sociedad".



2. "La Paz de Utrecht y su herencia. de Felipe V a Juan Carlos I (1713-2013)", digirido por Ignacio Ruiz Rodríguez y Fernando Bermejo Batanero.

En este 2013 se cumplen 300 años de una de las paces más decisivas de España y Europa, la Paz de Utrecht, que cambió para siempre la configuración político-territorial del continente dando paso a la Europa del equilibrio de poderes, o los que algunos han querido llamar la "Europa británica", es decir, el nacimiento del Reino Unido como gran potencia en detrimento de España y Francia, así como el nacimiento de Austria como el nuevo gran poder continental, gracias a sus adquisiciones territoriales a consta de Felipe V y sus decisivas victorias frente al Imperio Otomano. Recordemos además que este 300 aniversario se presenta aún más candente si tenemos en cuenta el actual conflicto con el anacrónico y, aún, británico Peñón de Gibraltar, y el desafío nacionalista del señor Mas en Cataluña basándose, entre otras cosas, en hechos históricos como la toma de Barcelona por el Duque de Berwick en 1714, acto casi final de la Guerra de Sucesión Española a la que Utrecht puso fin.

Aquí va la recensión:

"A lo largo de este año de 2013 se ha conmemorado, no solamente en España sino que también en otras tierras de Europa y del Nuevo Mundo, singularmente en aquellas que a lo largo de los siglos vinieron a formar parte de la Monarquía Hispánica, el tercer centenario de la firma en la localidad holandesa de Utrecht, en concreto el 11 de abril de 1713, de unos tratados a través de los cuales se ponía fin a una sangrienta contienda que se desarrolló tanto en tierras de España como de Europa, y que hemos venido a conocer como Guerra de Sucesión Española. Tras el fin de unas negociaciones en la que los embajadores de Felipe V habían intentado emplear cierta agresividad, la posterior firma de los Tratados vino a suponer múltiples pérdidas territoriales, así como compromisos y obligaciones de otra naturaleza que ahora había que asumir... Con todo, y a través de la Paz de Utrecht, se conseguía por las potencias europeas, con la evidente excepción de España y Francia, el siempre deseado equilibrio, ya que Felipe V quedaba al frente de una Monarquía ciertamente desmembrada, que limitaba sus posesiones a la península Ibérica y los territorios de ultramar en América y Asia. A pesar de ello, cuando se cerraba este difícil episodio para la historia de España, la Monarquía Católica seguía Sin Ponerse el Sol."


martes, 1 de octubre de 2013

El mártir de Buda, el "Buen Duque" don Manuel Diego

1. Don  Manuel Diego López de Zúñiga, IX Duque de Béjar, durante el Sitio de Oudenardee (h.1683), obra de Romeyn de Hooghe.

Don Manuel Diego López de Zúñiga y Sotomayor, que pasaría a la historia como el “Buen Duque”, nació en el Palacio Ducal de Béjar el 4 de enero de 1657. Además de duque de Béjar, fue también duque de Plasencia, Grande de España, VI duque de Mandas y Villanueva, XI marqués de Gibraleón, VI de Terranova, XIV conde de Belalcázar, XI de Bañares, XIV Vizconde de la Puebla de Alcocer, Justicia Mayor y Alguacil Mayor Hereditario de Castilla, así como Primera Voz de la Nobleza de Castilla, títulos que heredó de su padre, don Juan Manuel de Zúñiga, IX duque de Béjar, tras la muerte de éste el 14 de noviembre de 1660, siendo don Manuel Diego aún un niño.

Su madre, la duquesa viuda doña Teresa Sarmiento de Silva, hija de los Duques de Híjar, fue su tutora y curadora durante su minoría de edad. En 1667, contando don Manuel Diego 10 años de edad, se celebraron los desposorios con su prima doña María Alberta de Castro y Borja, nacida en 1665 e hija de don Pedro Antonio Fernández de Castro y Portugal, X conde de Lemos y virrey del Perú.

Don Manuel Diego fue investido, con tan sólo once años de edad, caballero de la insigne Orden del Toisón de Oro por Carlos II, o más bien, por la reina regente doña Mariana de Austria, el 27 de febrero de 1668 en el Real Alcázar de Madrid. Era ésta una tradición entre los Duque de Béjar desde que el emperador Carlos V nombrase caballero del Toisón al II Duque de Béjar en el capítulo que la Orden celebró en la Catedral de Barcelona en marzo de 1519.

Don Manuel Diego pasó a servir como piquero a Flandes con “muy tierna edad”, donde participó con valentía en diversos hechos de armas en las guerras contra Francia. Siendo ya maestre de campo del Tercio de Infantería Española, cargo que ocupaba desde 1681, tomó parte en el sitio de Oudenardee (23/26 de diciembre de 1683) donde, con sus propias manos, apartó algunas bombas encendidas que habían caído en un polvorín, demostrando así su gran coraje. El alférez de su tercio de infantería llevaba la bandera con el escudo de armas del Duque de Béjar. Finalmente, España tuvo que capitular frente a las armas de Luis XIV firmándose el 15 de agosto de 1684, en Ratisbona, una tregua de 20 años.

Tras la firma de la tregua con Francia, don Manuel Diego volvió a España a finales de 1684, para hacerse cargo personalmente de sus estados. Tras la llegada de los Duques a Béjar en 1685, la villa organizó en su honor un grandioso recibimiento que incluyó arcos triunfales, danzas y actuaciones de todo tipo (1).

Sin embargo, el espíritu guerrero del Duque no le haría permanecer mucho tiempo en tierras españolas. Como vimos en la serie de entradas anteriores dedicadas a la participación de España en la llamada Guerra de la Liga Santa, por estos años el emperador Leopoldo I y sus aliados, se encontraban sumergidos en una gran ofensiva contra el Imperio Turco tras la debacle de éstos a las puertas de Viena en 1683. Por este tiempo, la lucha se dirimía en suelo húngaro donde el duque Carlos V de Lorena, generalísimo de las fuerzas imperiales, puso por segunda vez a sitio, a mediados de junio de 1686, a la antigua capital del Reino, Buda, ayudado por tropas del Elector de Baviera y del Margrave de Baden, así como voluntarios de diversas nacionalidades. Como sabemos, la participación de Carlos II en estas campañas se limitó a ofrecer ayuda económica y alentar el paso de algunos de sus generales a suelo húngaro, así como de voluntarios de todo tipo atraídos ya sea por su afán de aventura o su Fe. Dos de los más destacados voluntarios españoles que pidieron licencia para acudir a la lucha contra el Turco, fueron el Marqués de Villena y Duque de Escalona, y el Duque de Béjar, ambos Grande de España.

2. Asalto a Buda en 1686. Al fondo se distingue la brecha en la muralla de la ciudad donde perdió la vida el Duque de Béjar.

Don Manuel Diego partió de España en 1686 acompañado de su séquito, entre los que se encontraban su hermano, Baltasar de Zúñiga Guzmán Sotomayor y Mendoza, II marqués de Valero y futuro virrey de Navarra, Cerdeña y la Nueva España; y su primo, don José Antonio de Zúñiga y Ayala, VI marqués de Aguilafuente.

El 13 de junio el Duque de Lorena pasó el puente sobre el Danubio con las tropas imperiales abriendo así el asedio de Buda. El 13 de julio a las 19 horas se decidió hacer el asalto final sobre la brecha abierta por la artillería imperial. El Duque de Béjar con sus compañeros y voluntarios españoles demostrando su valor intrépido fueron los primeros en subir a la brecha y tratar de conquistar la plaza, pero fueron recibidos por una fuerte lluvia de balas, bombas, flechas y piedras. La lucha duró más de dos horas. Don Manuel Diego fue herido por una bala de mosquete que le atravesó el brazo izquierdo y le salió por el espinazo, su hermano don Baltasar recibió un flechazo en la tetilla y un fuerte golpe con una piedra en el estómago, el Duque de Escalona quedó también herido, el Marqués de Aguilafuente recibió un balazo en la cabeza, de todos sus servidores y camaradas sólo cuatro quedaron sin heridas, los demás muertos o heridos de gravedad. El duque don Manuel Diego falleció el 16 de julio de 1686, perdiendo su vida para ganar fama y gloria eterna, quizás el objetivo que siempre había buscado.

Finalmente, Buda fue tomada el 2 de septiembre de ese mismo año. Su hermano don Baltasar, quien también fue herido el 13 de julio se repuso y trajo a España el cadáver del don Manuel Diego, que fue enterrado en la capilla del convento de Nuestra Señora de la Piedad de Béjar, fundado por los IV Duques de Béjar, don Francisco de Zúñiga y Sotomayor y su esposa doña Brianda Sarmiento de la Cerda. Ya desaparecida la capilla, años más tarde fueron sus restos trasladados al cementerio de San Miguel donde reposan hoy. Su corazón fue enterrado en la capilla de la Iglesia del Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, Cáceres, como consta por acta notarial del 24 de septiembre de 1686.

3. Tumba del Duque de Béjar en el cementerio de San Miguel de Béjar.
El Duque de Lorena, generalísimo de las tropas imperiales, fue el encargado de informar a Carlos II por carta de 20 de julio de 1686 desde el campo de batalla, sobre la pérdida del Duque de Béjar en el asedio de Buda, carta en la que reconoce sus grandes méritos, así como los de su hermano y de los caballeros españoles que le acompañaban. El emperador Leopoldo I por carta del 25 de julio de 1686 a su sobrino  Carlos II, expresa su profundo sentimiento por el sacrificio del Duque de Béjar en el sitio de Buda y le pide ayudar y asistir a su viuda y a sus hijos.  Además, por carta de condolencia del 31 de julio de 1686, Leopoldo I  afirma al Marqués de Valero, hermano de don Manuel Diego, profesar siempre en todas ocurrencias su benevolencia y gracia cesárea a la viuda y a los hijos del difunto duque de Béjar. El papa Inocencio XI, a su vez, escribió una carta de condolencia de fecha 18 de noviembre de 1686 a la Duquesa viuda, incluyendo un documento de última voluntad, legitimado por la curia, y firmado por el Duque de Béjar, estando herido de gravedad el 14 de julio de 1686, por el que nombra a su heredero y sucesor a su hijo Juan Manuel Diego, conde de Belalcázar, y dejando como tutora y curadora a su esposa María Alberta, X duquesa de Béjar.

4. Monumento en memoria de los españoles muertos en la toma de Buda de 1686 en uno de los bastiones de la muralla de Budapest.

El duque don Manuel Diego había otorgado testamento el 1 de marzo de 1681 ante el notario Francisco Arcipreste, nombrando a su hijo primogénito  don Juan Manuel Diego López de Zúñiga Sotomayor y Castro, hasta entonces Conde de Belalcázar, su legítimo heredero. Su esposa doña María Alberta comunica por carta del 4 de septiembre de 1686 a la Secretaría de la Cámara de Castilla el fallecimiento del X Duque de Béjar don Manuel Diego, su marido, y de haber sucedido en su casa su hijo don  Juan Manuel Diego.

5. "Sucinto y verdadero elogio de la heroyca vida, y gloriosa muerte del Excelentísimo Duque de Béjar...", obra del capitán don Antonio de Somoza y Quiroga.

Su valor y arrojo en la batalla le valieron fama y gloria en toda Europa. Sobre él corrieron ríos de tinta en sonetos y crónicas que alababan sus hazañas, convirtiéndole en paradigma del caballero cruzado, como este soneto de don Pedro de Medrano y Echauz en su “Elogio Funeral, en que se descrive parte del ardimiento generoso con que en todas ocasiones sobresalió el señalado Valor del excelentísimo señor Duque de Béjar, siendo el primero en el Assalto de Buda, con general aclamación de las naciones, y no inferior dolor de todas en su pérdida” (1686):

Aún si triunfar, venciendo, conseguiste
Lo mismo, Duque Excelso, à que aspiraste;
Pues el Timbre mayor te fabricaste,
Del Frágil Mortal Polvo en que caíste.

No te llore el Dolor, à que resiste
La Eterna Feliz Vida, que lograste;
Pues se debe al vivir, que despreciaste
La Corona inmortal, que te ceñiste.

Descansa, de Esplendores coronado;
Pues es Clarin Sonoro de tu Historia
La persuasión del Ejemplo tan Sagrado.

Descansa, pues que al Cebo de la Gloria,
Aun con motivo menos elevado
Basta la viva Voz de tu Memoria.



Notas:

(1) López Álvarez, Alejandro: “En torno a la cultura aristocrática del antiguo régimen: Fiestas, símbolos y ritos en la entrada a los estados de Béjar, 1685”, en  Revista de Estudios Bejaranos 2-3 (1996).

Fuentes:

  • Ceballos-Escalera y Gila, Marqués de la Floresta, Alfonso de: “La Insigne Orden del Toisón de Oro”. Fundación Carlos III edición. Madrid: Palafox & Pezuela, 2000.
  • Ponce de León y Corruchaga, Bartolomé: “Romances y Sonetos a la feliz, cuanto temprana muerte del...Señor Don Manuel Diego López de Zúñiga...en el asalto de la plaza de Buda”. Madrid, 1686.
  • Muñoz García, Emilio: “Historia del Buen Duque don Manuel de Zúñiga”. Béjar, 1976.
  • Muriel Hernández, Manuel: 300 Aniversario de la Reconquista de Buda, 1686-1986. Madrid, 1986.