lunes, 2 de marzo de 2015

Carlos Fernando de Austria, canónigo de la Catedral de Guadix e hijo de Felipe IV (Parte IV y Final)

1. Catedral de Guadix (Granada).

Aunque tras redactar el testamento podría parecer que Carlos Fernando de Austria fuese a fallecer en la ciudad de Córdoba, una Real Cédula con fecha 6 de diciembre de 1690 iba a dar un inesperado giro final a su vida. En dicha Real Cédula se le otorgaba una canonjía vacante en el cabildo de la Catedral de Guadix (Granada).

Muy posiblemente dicha cédula fuera consecuencia de las influencias que don Antonio de Benavides Bazán, Arzobispo de Tiro y Patriarca de las Indias, de quien ya hablamos en anteriores entradas, tenía en la Corte y en el propio Guadix, con fuertes vínculos familiares. Ante tal nombramiento, Carlos Fernando otorgó un poder con fecha 23 del mismo mes de diciembre de 1690, designando al arcediano de la Catedral de Guadix, doctor don Francisco Delgado, para que en su nombre tomase colación y posesión de la prebenda que le había concedido el Rey, su hermano. Entre tanto y hasta su instalación definitiva en Guadix, pasaron los meses de invierno en los que se detendría en cerrar los diferentes asuntos que le tuviesen ocupado al tiempo de la recepción de dicha Real Cédula.

El día 7 de marzo de 1691 Carlos Fernando de Austria, acompañado de su hija Mariana, llegaba finalmente a su nuevo destino. Unos días más tarde, el 19 de marzo, tomaba posesión de su canonjía en el cabildo catedralicio, donde desempeñaría sus funciones con gran diligencia, como por ejemplo su mediación ante los orfebres de Córdoba para la adquisición, por parte del cabildo, de la Custodia para la festividad del Corpus Christi, que había sido diseñada por Alonso Cano. En tiempos de su llegada a Guadix, la Catedral estaba aún en construcción, si bien la importancia de dicha sede episcopal era y es máxima, por tratarse de la primera diócesis de España, fundada por San Torcuato en la antigua Acci en tiempos de los siete varones apostólicos, de los que él era el primero de ellos, durante el siglo I d.C. Circunstancia que tal vez influiría para decidirse a venir a la diócesis “primada” de España.

Tres años después, el 20 de febrero de 1694 su hija Mariana casaría en la Catedral con Juan Manuel de Cea Carvajal, nacido el 13 de mayo de 1658 en la misma ciudad. De este matrimonio nacería una hija, Francisca de Cea, venida al mundo en 1701, cuatro años después de la muerte de su abuelo Carlos Fernando de Austria, cuya descendencia llega aún hasta nuestros días.

Carlos Fernando de Austria fallecería 31 de marzo de 1696 en Guadix, siendo su cuerpo inhumado en la cripta de la Catedral. En su acta de defunción se puede leer: “fue muy ajustado sacerdote y de ejemplar vida y costumbres”, y en el acta de entierro se lee: “En dos de abril de mil seiscientos noventa y seis años. Falleció en esta parroquia mayor de la Ciudad de Guadix don Carlos de Austria canónigo de esta Santa Iglesia. Recibió todos los Santos Sacramentos, testó ante don Gabriel de Freile, dejó trescientas misas, le acompañó su cuerpo el Ilustrísimo y Reverendísimo el Sr. Fray Pedro de Palacios (Obispo) y el Deán y Cabildo. Fue sepultado en sepultura propia, dejó por sus albaceas al Sr. Francisco de Estudillo racionero de esta Santa Iglesia y a Antonio de Molina y a Juan Manuel de Cea, herederos: doña Mariana de Austria, su hija. Firma Licenciado don Juan de Freyle, cura”.  

Finalizaba así la vida de un hombre estigmatizado por su bastardía real que sin embargo, y con muchas dificultades, supo salir adelante por sí mismo y con esa pesada carga que era en este caso su sangre real.

2. "La espada de Miramolín"

A modo de curiosidad citaré que la interesante novela histórica "La espada de Miramolín" de Antonio Enrique (Roca Editorial de Libros, 2010) recrea el período que el canónigo vivió en Guadix:

Así entra en la ciudad, a siete de marzo de 1691, un carruaje que lleva los faroles encendidos.  Va un hombre adentro y también una mujer. Ésta de veinticuatro años, es su hija. Adentro sólo reluce el espeso cabello entrecano del señor. La señora, sentada a contramarcha, es un bulto cóncavo hacia el hombre, pues parece que departen. Por el contrario, el señor, que es muy obeso y algo corpulento de talla, se le ve tan fatigado a través de la ventanilla que incluso bosteza. Tiene si reparamos bien, las mejillas largas y lasas con carrillos amplios y salientes, que hacen asemejar su cara al morro tristísimo de un hipopótamo. Y sí, da la impresión de que la dama va diciéndole algo. Se la oye, o cree escuchársele, más bien por cómo adereza las vocales con su boca. La cerró mucho, como para besar, luego la abrió hasta mostrar sus dientes, y por fin rozó con la lengua los incisivos, mientras estiraba hacia atrás las comisuras de los labios, como prolongando un resoplo: Gu-a-di-x, había proferido, por este orden


Fuentes:

* Miranda Rivas, Marcelo Fernando: "Nuevas luces acerca de Carlos Fernando de Austria". Revista "Nieve y Cieno", opúsculo anual, Guadix, nº 61, año 2015. ISSN: 1697 - 1647

* Rodríguez Sánchez, Sergio Antonio: “Un canónigo de la Catedral de Guadix era hijo de Felipe IV”. Revista “Nieve y Cieno”, opúsculo anual, Guadix, nº 46, año 2001, págs. 111-112.

6 comentarios:

  1. Bueno, parece que el hombre se adelantó un poco con lo del testamento; pero nunca está de más dejar las cosas bien atadas. Parece también que supo sacarse las castañas del fuego a pesar de llevar sobre sus hombres la mochila de la bastardía.
    Un saludo.

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    1. Era tradición cuando se iba entrando en la vejez empezar a dejar las cosas del mundo terrenal, nunca se sabía donde la parca podía atacar.

      Un saludo

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  2. Su final fue plácido y, habiendo podido disfrutar de los placeres de la vida, no me parece un personaje demasiado estigmatizado por su bastardo origen. Otros fueron menos señalados por la suerte. Sus descendientes pueden presumir de llevar en su sangre el ADN de los Austrias mayores.
    Un saludo

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    1. Sin duda corrió mejor suerte que la mayor parte de la población y aún teniendo una cómoda posición no llegó a los niveles de otros bastardos de Felipe IV como don Juan José de Austria o Fray Alonso Enríquez de Santo Tomás.

      Un beso

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  3. No sabía de la antigüedad de esa catedral, no del templo barroco actual. Siendo así es de suponer que tendrá el título de Apostólica. Bien, como dicen los anteriores amigos, finalmente pudo mantenerse en una relativa buena posición.
    Un saludo.

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