lunes, 14 de mayo de 2018

El VIII Conde de Oropesa, una breve biografía (PARTE II)

1. Retrato de don Fernando de Valenzuela, Marqués de Villasierra, obra de Claudio Coello. Real Maestranza de Ronda.


Durante la privanza de Fernando de Valenzuela (1674-1677), el Conde de Oropesa, al igual que el Duque de Medinaceli, se mostró contrario al meteórico ascendo del advenedizo privado de doña Mariana de Austria. El verano de 1676, ambos, junto a don Pascual de Aragón, el Conde de Medellín, auspiciados por el Conde de Villaumbrosa (Presidente del Consejo de Castilla) y apoyados, en principio tangencialmente, por don Juan José de Austria, habrían iniciado una serie de contactos a través de misivas cifradas y reuniones secretas con el objetivo de convencer al joven Rey por medios persuasivos de su error e incluso encantamientos al mantener a su lado a Valenzuela y acatar sin réplica alguna las órdenes de su madre.

Medinaceli, Sumiller de Corps del Rey y Oropesa, gentilhombre de cámara, cortesanos muy cercanos a Carlos II fueron los encargados de dirigir el intento de atracción de la voluntad real hacia la causa nobiliaria. Sin embargo, los esfuerzos se rebelaron inútiles. Tomás Carbonell, confesor del Rey, certificó el hechizo de Carlos II, sin embargo, en una carta de escrita por don Manuel Joaquín a Pascual de Aragón, Arzobispo de Toledo, el Conde de Oropesa confesaba que él no pensaba que el aturdimiento del monarca se debiera a los hechizos sino más bien a su inexperiencia e infantilismo:

"…pero haviendo conferido con el duque de Medina y conmigo el confesor este miserable estado en que hay tanta sospecha de maleficio aunque yo me personado a que puede ser de la poca hedad y inexperiencias que da lugar y disposición a que se impriman y obren en el los influxos dela Reina y Valenzuela" (1). 

Los buenos modos orientados a conseguir el beneplácito de Carlos II habían fracasado, por lo que Oropesa y Medinaceli optaron en última instancia por el recurso a la violencia y la colaboración militar de don Juan José, que también intentó convencer al Arzobispo  de Toledo de su participación en la expulsión de Valenzuela. Sin embargo, ambos nobles, como expertos cortesanos, jugaron con la disimulación y la ambigüedad, mostrándose favorables a la expulsión del privado de la Reina, pero nunca demostrándolo abiertamente. 

En noviembre de 1676 la nobleza protagonizó lo que el profesor Antonio Álvarez Ossorio ha denominado “Huelga de Grandes”, cuando éstos se negaron en rotundo a incluir a Valenzuela en su selecto círculo. De este modo, en un acto de desobediencia al Rey sin precedentes en la monarquía de los Austrias, el día 4 de noviembre, día de San Carlos y onomástica del Rey, los Grandes dejaron a Valenzuela solo en el banco de la Capilla Real, reservado para las altas dignidades y, el día del cumpleaños de Carlos II, el 6 de noviembre, sólo acudieron a la ceremonia del besamanos cinco de los Grandes como protesta ante el reciente ascenso del adevnedizo. Incuso Medinaceli se disculpó por malestar físico en la audiencia pública de Valenzuela el día 10 de noviembre. 

Este descontento se plasmaría el 15 de diciembre con el llamado "Manifiesto de los Grandes", documento que certificó la rebeldía de la nobleza y su respaldo incondicional a las milicias de don Juan de Austria que se dirigían hacia Madrid con un único objetivo: derrocar a Valenzuela y expulsarle de la Corte. Entre los signatarios se encontraban los Duques de Alba, Osuna, Pastrana, Veragua, Gandía, Híjar, Camiña, Infantado, Lemos, Oñate o Medina-Sidonia. Sin embargo, dos de los nobles más destacados, Medinaceli y Oropesa, se negaron a estampar su nombre en tan comprometedor documento para evitar que les salpicaran las posibles represalias que pudieran venir de uno u otro bando, calibrando fríamente las consecuencias y decidiendo no firmar por lo que pudiera ocurrir. En caso de triunfo de don Juan, como así fue, ambos podrías argumentar sus intentos pasados por "liberar" a Carlos II. Tampoco estamparon sus nombres en el documento el Almirante, el Condestable o don Pascual de Aragón.

Finalmente, don Juan José de Austria entraría en la capital de la Monarquía el 23 de enero de 1677 haciéndose con las riendas del gobierno, mientras que Valenzuela, que se había refugiado en El Escorial, fue capturado por los juanistas encabezados por don Antonio de Toledo, hijo del Duque de Alba, y mandado al exilio en Filipinas.

CONTINUARÁ...

NOTAS: 

(1) Carta del Conde de Oropesa al Arzobispo de Toledo. Correspondencia del Arzobispo de Toledo. BNM. Mss 2043. pp. 295-297.


BIBLIOGRAFÍA:
  • Oliván Santaliestra, Laura: "Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII". Tesis inédita. Universidad Complutense de Madrid, 2006.

1 comentario:

  1. Sagaz Oropesa al no situarse en ninguno de los dos bandos. Él podía hacerlo por su ascendencia cortesana y son buen tino; otros seguramente sufrieron presiones para ponerse de un lado u otro de la balanza.
    Un beso

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