lunes, 3 de diciembre de 2018

Meléndez y la construcción de Felipe V "El Animoso"

1. Felipe V ecuestre, atribuido a Miguel Jacinto Meléndez. Colección Conde de Revilla.

Aunque nacido en Oviedo a finales del siglo XVII, en cierto modo se puede considerar a Miguel Jacinto Meléndez como el prototipo del pintor madrileño del primer tercio del siglo XVIII. Su vida y su obra estuvieron marcadas por las circunstancias históricas que le tocó vivir: el advenimiento de la nueva dinastía borbónica con Felipe V y la Guerra de Sucesión (1702-1714). Su producción pictórica es un fiel reflejo del panorama artístico en el Madrid de los primeros años del nuevo siglo, aunando una serie de corrientes barrocas tardías: española, italiana, flamenca y francesa. 

Aunque Elena María Santiago afirma que Meléndez partió de una formación precaria ya que no pudo aprender trabajando junto a ninguno de los grandes artistas del barroco madrileño, parece que éste sí que se formó el taller de José García Hidalgo, antiguo discípulo de Juan Carreño de Miranda, y en la Academia del Conde de Buena Vista del modo tradicional: copiando estampas y dibujos, luego al natural y, finalmente, copiando cuadros de grandes maestros del siglo XVII. Después del fallecimiento de los últimos tres grandes pintores del barroco en la corte de los Austrias, Juan Carreño de Miranda, Francisco Rizi y Francisco de Herrera "El Modo" y de la vuelta de Luca Giordano a Nápoles en 1702, Miguel Jacinto se consolidó al captar el estilo de los citados maestros, cumpliendo así satisfactoriamente los encargos de una clientela aferrada a los gustos tradicionales y que, en cierto modo, hacía gala de "españolidad" frente a los nuevos gustos traídos por los pintores franceses imperantes en la Corte. 

2. Retrato de Felipe V, obra de Miguel Jacinto Meléndez (1716/1717). Palacio de Viana, Córdoba.

Las circunstancias históricas del cambio dinástico y la llegada de Felipe V le brindaron una oportunidad que supo aprovechar convirtiéndose en Pintor del Rey, con la consiguiente autorización para retratar al monarca y su familia, y así atender a los numerosos encargos de particulares e instituciones que solicitaban disponer de la efigie del soberano. De este modo, Meléndez  intentó crear un modelo que satisfaciera a una clientela tradicional y a quienes gustaban de los nuevos gustos imperantes en la Corte, aunque no hay constancia de que se le encargara ningún retrato real desde Palacio.

En fecha tan temprana como 1703, Meléndez creo un prototipo de retrato de Felipe V caracterizado por un rostro alargado con una mandíbula algo prognática terminada en una barbilla redonda y acusada, con un hoyuelo pronunciado, los ojos azules muy achinados, algo juntos, la nariz bastante afilada y labios ondulados, sobresaliendo el inferior. Un Felipe V muy Austria que buscaba legitimar al nuevo Rey. Posteriormente el ovetense comenzó poco a poco a cambiar el rostro de Felipe V: los ojos menos achinados y más separados, la nariz toma una forma más equina, acentuada por unos toques de brillo muy característicos del pintor, la boca se vuelve algo más regular y con el labio inferior menos sobresaliente. Es el inicio de un proceso de idealización del monarca que se ve ya claramente en el retrato del Museo Cerralbo (1712), más evidente aun en el del Palacio de Viana del Córdoba y que finaliza en el de la Biblioteca Nacional. 

Pero lo que ahora nos interesa analizar es la construcción de Felipe V como Rey Guerrero, como Felipe "El Animoso", que llevó a cabo Meléndez durante la contienda sucesoria.


FELIPE "EL ANIMOSO":

La Guerra de Sucesión estalla en 1702 en el norte Italia con varios encontronazos entre los ejércitos borbónicos e imperiales. Tras su paso por Cataluña (septiembre 1701-abril 1702) Felipe V se embarcó hacia tierras italianas, desembarcando primero en Nápoles para luego trasladarse a Lombardía y unirse al ejército. Allí participaría con arrojo en la famosa Batalla de Luzzara (15 de agosto de 1702). Más tarde, el joven monarca acaudillaría sus tropas en la campaña de Portugal (1704). Todo esto le valdrían el apelativo de "El Animoso" y le granjearían la admiración y el cariño de sus vasallos. Era pues importante transmitir esa imagen del Rey como Guerrero al mando de sus tropas.

Es posible, aunque difícil de probar hasta que aparezca algún ejemplar firmado, que sea Meléndez el autor de tres lienzos que representan a Felipe V a caballo en los que se ha copiado un prototipo de retrato ecuestre utilizado en España desde el siglo XVII, diferenciado de otros retratos ecuestres del Rey que aparecieron en los almanaques franceses de 1702, 1703 y 1704; y del que dibujó Teodoro Ardemans y que grabó Edelinck para ilustrar la obra del secreatrio Antonio de Ubilla "Succesión de el Rey D. Phelipe V...en la corona de España" (1704).

3. Retrato ecuestre de Felipe V, atribuido a Miguel Jacinto Meléndez. Ayuntamiento de Sepúlveda.

En los tres retratos citados el prototipo del rostro del Rey se aproxima bastante al creado por Meléndez y el tipo de pinceladas también se ajustan a las suyas. Son de distinto tamaño, el más pequeño procede de la Colección Torrecilla y luego del Conde de Villagonzalo; el segundo procede de la Colección Conde de Revilla y el de mayor tamaña y calidad se encuentra en el salón principal del ayuntamiento segoviano de Sepúlveda, procedente de la casa del Marqués de Quintanar. Éste título fue concedido por Felipe V al primer titular el 28 de agosto de 1714 y en la ejecutoria correspondiente figura una miniatura muy semejante del Rey. En éste último retrato aparece una inscripción posterior que reza "Don Carlos, Príncipe de Asturias a la edad de 17 años", en la que el autor confundió a Felipe V con Carlos III o Carlos IV cuando eran príncipes.

3. Felipe IV ecuestre, copia del original del Rubens perdido en el incencio del Alcázar. Galleria degli Uffizi, Florencia. 

Estos retratos, encargados por la nobleza fiel a Felipe V como muestra de su lealtad durante la contienda sucesoria están claramente inspirados por el Felipe IV ecuestre de Rubens que éste pinto durante su estancia en Madrid entre 1628 y 1629 perdido en el incendio del Alcázar de 1734 y del que se conserva una copia en la Galleria degli Uffizi de Florencia. El retrato de Rubens estaba situado en el Salón Nuevo del Alcázar frente al Carlos V en la Batalla de Mühlberg de Tiziano. Este prototipo de rey español al frente de sus tropas, con traje militar y sobre un brioso caballo en posición de corveta, difícil ejercicio ecuestre que supone un total dominio del animal por parte del jinete, al igual que un buen gobernante sostiene las riendas del poder, se consolida y se adapta de manera que años más tarde Luca Giordano vuelve a utilizar la misma composición para los retratos ecuestres de reducidas dimensiones de Carlos II; y que de nuevo hará Jean Ranc en el de Felipe V, ambos en el Museo del Prado.

Meléndez copia con fidelidad el modelo de Rubens, simplificándolo al máximo en los dos cuadros de menor tamaño antes citados (colección Torrecilla y Revilla), y en el de Sepúlveda, sustituyendo las brillantes figuras de la Justicia divina y la Iglesia del lienzo de Rubens por dos angelotes que entregan a Felipe V el Toisón de Oro y un globo terráqueo. El mensaje es claro: el Cielo entrega el trono de España a su legítimo dueño, Felipe V, frente al candidato austracista, apoyado por las fuerzas herejes anglo-holandesas.


BIBLIOGRAFÍA:

  • Santiago Páez, Elena María, "Miguel Jacinto Meléndez (1679-1734) pintor de Felipe V" en "Philippe V d'Espagne et l'art de son temps", actas del coloquio, Sceaux, Le Musée, 1995, pp. 179-188.
  • Santiago Páez, Elena María: "Miguel Jacinto Meléndez: pintor, 1679-1734". Arco Libros, 2012.

2 comentarios:

  1. Meléndes supo aprovechar esa transición dinástica para enlazar lo nuevo y lo viejo, lo austriaco y lo borbónico, el gusto español con el francés. No debía de ser fácil complacer a un Felipe V tan amante de lo galo, desde luego.
    Un beso

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    1. En verdad Meléndez no pintaba para el Rey, sino que tenía autoridad para retratarlo. El pintabapara la nobleza y las instituciones. Para el Rey pintaba Jean Ranc, más de su gusto

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