miércoles, 11 de noviembre de 2009

LA FAMILIA DEL REY: LA REINA MADRE DOÑA MARIANA DE AUSTRIA (III PARTE)

Como se comentó en la anterior entrada, si la regencia de doña Mariana de Austria había nacido ya debilitada debido a los conflictos entre la Junta de Regencia y el Consejo de Estado, a lo que se sumaban la debilidad intrínseca de un "gobierno mujeril", así como a la lucha entre facciones cortesanas; el valimiento del padre jesuita austríaco Juan Everardo Nithard no hizo sino ahondar en el descrédito de la regente.

Cuando se abrió el testamento de Felipe IV, uno de los miembros de la Junta, el Arzobispado de Toledo, cardenal Baltasar Moscoso y Sandoval ya había fallecido, muerto sólo unas horas antes que Felipe IV. La reina hubo de buscar soluciones y con la intención de dejar vacante el puesto de Inquisidor General, obligó a don Pascual de Aragón a ocupar el arzobispado de Toledo. De este modo el puesto de inquisidor quedó libre para ser copado por su confesor, el padre Nithard. (1)

Una vez conseguida la destitución de don Pascual de Aragón, el segundo paso fue naturalizar castellano al jesuita pues un extranjero no podía alcanzar el puesto de Inquisidor General, lo que consiguió después de complicadas negociaciones con las diferentes ciudades con voto en Cortes.

Concluidas estas complicadas negociaciones que enfrentaron a la reina regente con poderes religiosos y municipales, faltaba un único paso para sellar la empresa iniciada: Nithard, como padre jesuita y, por tanto, debido a las reglas de su compañía no podía aceptar cargo alguno sin el consentimiento del Sumo Pontífice: sólo la autoridad papal podía salvar esta última traba. La reina no dudó entonces en dirigirse al papa Alejandro VII, quien eximió a Nithard de su voto jesuítico, que le impedía ejercer cargos políticos, en la bula promulgada el 15 de octubre de 1666. Con este último acto el padre jesuita obtuvo el cargo de Inquisidor General que instantáneamente lo convirtió en miembro de la Junta de Regencia. Este fue el primer acto de violencia contra la gran nobleza: un jesuita de orígenes poco dignos y extranjero, se había alzado de manera fulgurante con el valimiento.

Al descontento de la nobleza y de los dominicos (2) por el valimiento de Nithard, vinieron a sumársele la derrota militar frente a Francia durante la llamada Guerra de Devolución, así como la firma del Tratado de Lisboa de 1668 que reconocía, tras 28 años de guerra, la independencia oficial de Portugal.

Frente a Nithard se alzaba la figura de don Juan José de Austria, hermano del Rey e hijo bastardo de Felipe IV, figura militar y política de enorme calado, que había sido excluido de la Junta de Regencia por su padre, y que pronto consiguió reunir en torno a sí a todos los descontentos con el valimiento del confesor austríaco: la relegación de don Juan al grupo de nobles marginados del gobierno, así como la regalía regia practicada por la regente y que no gustó a los descontentos, constituyeron el inicio del denominado "juanismo". El duque de Medina de las Torres, el duque Montalto, el duque de Alba, el Cardenal de Aragón… por distintos motivos y con diversos intereses se aglutinaron alrededor del bastardo regio, personaje carismático, en grado de catalizar aquella disconformidad dotándola de un sentido político. Se puede decir que aquellos que se consideraron contrarios al gobierno de la regencia y sobre todo, al valimiento de Nithard, se posicionaron en el bando “juanista”. De esta forma don Juan pasó a ser una especie de “mesías salvador”, capaz de unir a su causa no solo a los nobles descontentos, sino también a los dominicos (2) y al pueblo llano.

De esta forma, entre 1668 y 1669 se desencadenó la guerra verbal entre don Juan y Nithard utilizando como arma principal la intoxicación propagandística como medio de formar una opinión pública favorable a su causa. Dicho enfrentamiento, que propició el primer pronunciamiento de don Juan, tuvo como consecuencia principal la firma por parte de Mariana de Austria del decreto de expulsión de Nithard, el cual se convertía así en el primer valido depuesto contra la voluntad real, por la fuerza de don Juan de Austria y de la opinión pública (3). Simultáneamente, y a instancias del conde de Peñaranda, la Regente admitió otra de las exigencias del bastardo, la formación de una Junta encargada de estudiar y debatir las propuestas de las ciudades, instituciones y arbitristas en orden a solucionar los graves achaques de la Monarquía y procurar
el beneficio de los subditos, la llamada Junta de Alivios (4).Sin embargo, don Juan no pudo hacerse con el poder y tuvo que acatar el destino que la Reina le otorgó como Vicario General de Aragón.

Tras este alzamiento militar, Mariana de Austria respondió con la creación de la llamada Guardia Chamberga, que comenzó a funcionar a finales de mayo de 1669, y que nació de una primitiva idea de Nithard que reelaboró después el conde de Peñaranda tras la expulsión del jesuita y las exaltadas reivindicaciones de don Juan José. El mando le fue concedido al marqués de Aytona y la principal razón aducida para su reclutamiento fue la de proteger a la Reina y a su hijo de posibles incursiones militares de rebeldes que pudieran poner en riesgo la legitimidad real, sin embargo, Mariana de Austria no supo calibrar las consecuencias de la imposición de un regimiento en la Villa y Corte: la Chamberga prontó comenzó a distinguirse por sus por crímenes, saqueos y robos desmedidos a la población. Además, desde sus inicios la Guardia Chamberga,
llamada así por el parecido atuendo al de los soldados del general francés Schomberg, se destacó más que por su labor de garantizar la tranquilidad de la Reina, como un cuerpo reclutador de
aquellos descontentos que habían dejado de apoyar a don Juan José.

Tras la muerte del marques de Aytona en marzo de 1670, la Mariana de Austria buscó otro personaje que apaciguara su soledad. Aytona, tras la expulsión de Nithard, si bien no llegó a tener el favor real del que disfrutó el jesuita, logró granjearse la confianza de la Reina, lo que le permitió obtener títulos como los de Mayordomo Mayor de la Reina o el de general de la Guardia Chamberga. La ausencia de Aytona inclinó a la reina a buscar un nuevo “valido” que le acompañara en la tarea de gobernar. El elegido fue un oscuro cortesano de orígenes humildes que, desde el puesto de caballerizo que había obtenido en 1661 al casarse con una dama de la corte (doña María Ambrosia de Ucedo) consiguió alzarse con el control de los diversos resortes del poder de la Monarquía. Tal personaje fue don Fernando de Valenzuela.

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(1) Para más información sobre la Junta de Regencia y sus miembros iniciales véase la entrada "Testamento de Felipe IV: Mariana de Austria y la Junta de Regencia".

(2) Recuérdese que la Orden Dominicana era la principal enemiga de la Compañía de Jesús. Fueron numerosos los dominicos que escribieron contra el valimiento de Nithard.

(3) Dicho pronunciamiento será tratado con mayor profundidad en futuras entradas.

(4) Para saber más sobre dicha Junta de Alivios consúltese el artículo de Juan A. Sánchez Belén: "La Junta de Alivios de 1669 y las primeras reformas de la regencia".

Fuentes principales:

* Oliván Santaliestra, Laura: "Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII". Universidad Complutense de Madrid. 2006

* Vermeulen, Anna: "A quantos leyeren esta carta...Estudio histórico-crítico de la famosa carta de don Juan José de Austria, fechada en Consuegra, el 21 de octubre de 1668". Leuven University Press. 2003.

* Castilla Soto, Josefina: "El valimiento de don Juan de Austria (1677-1679)".

3 comentarios:

  1. Cómo me ha sonado eso de que la reina Mariana de Austria busacara otro personaje para "apaciguar su soledad"...(es broma, no creo que la altiva y monjeril reina buscase esos "consuelos").

    No me soreprende nada que ante los designios de la corona de alevar a un extranjero como Inquisidor General se procediese a desmontar todo procedimiento basado en la ley la costumbre. Todo un desafío para los Grandes de España, gobernados por una mujer y un austriaco. Debían de estar algunos pensando en las mismísimas Comunidades.

    Un saludo

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  2. Evidentemente me refería a una soledad política, ya que tras la expulsión de su confesor austríaco la reina perdió todos sus apoyos políticos y además una persona de extrema confianza en quien confiar ciegamente, como fue el padre Nithard, que había desempeñado el cargo de confesor de Mariana de Austria desde que esta era una niña ya en la corte de Viena.

    Era ABSOLUTAMENTE impensable que un miembro de la catolicísima Casa de Austria pudiese tener un escarceo amoroso de este género, y aún más una mujer viuda y extremadamente religiosa como era la reina regente doña Mariana de Austria (recordemos que fue educada en la "pietas austriaca" de la corte contrarreformista de Viena)

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  3. Acerca de Fernando de Valenzuela hay demasiada información parcial, libros escritos por sus enemigos, quienes buscan enlodar a el "válido" de la Reina Mariana.

    Sin embargo aquel hombre de origen "humilde"... (Esto parece extraido de testimonio de odio, porque los de Valenzuela siempre han registrado grandes propiedades en España (y América) desde la reconquista. ¿Realmente era humilde (materialmente) o es otra calumnia para conseguir enlodar a Fernando?). Bastantes opiniones de "Nobles" resentidos enlodando a Fernando de Valenzuela, desean culpar a Fernando de las propias ineptitudes de una Nobleza incompetente, y don Fernando, el cual también fué Noble, Hidalgo e Hijo de buen Militar al servicio de la Monarquía, para engrandecerla. ¿Donde está aquella "Nobleza" de estos "Nobles" que atacan a Valenzuela?. Comprendo que todo es una gran mentira para enlodar la hazaña de Valenzuela, y nadie se ha preguntado si Fernando solo buscaba riquezas o BUSCABA ENCUMBRAR A ESPAÑA POR SOBRE LOS DEMAS PAISES Y REINOS DE EUROPA. Esto último ha sido intencionalmente ocultado por quienes arbitrariamente exiliaron a don Fernando en Filipinas, confío en que todo mal se devuelve en esta vida, Fernando fué digno de ser un Grande de España, afectado también por la brujería de oscuros personajes que anhelaron la destrucción de esa España que dominaba Europa.

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