jueves, 19 de noviembre de 2009

LA FAMILIA DEL REY: LA REINA MADRE DOÑA MARIANA DE AUSTRIA (V PARTE)

Tras la fallida jornada de don Juan José de Austria a Madrid, Carlos II aceptó la continuación de la Junta y el asesoramiento de su madre. Desde aquel día doña Mariana comprendió que se debía ejercer una exhaustiva vigilancia del comportamiento del Rey, encaminando sus decisiones y conduciéndolo a través de las tortuosas vías burocráticas del gobierno de la Monarquía, ya que de lo contraio el ánimo del Rey podría volverse de nuevo favorable a su hermano don Juan. Él y sólo él tenía en sus manos el gobierno de sus reinos, él era libre en dictaminar lo que le pareciere pues sólo tenía que rendir cuentas ante Dios; sin embargo, como todo rey justo, no debía despreciar los consejos de sus fieles vasallos: la experiencia de su madre y la buena disposición de sus ministros podían ser útiles a su persona en el gobierno de tan grande monarquía.

La imagen del rey niño comenzó a difundirse tras el bochornoso episodio de la fulminante llegada y salida de don Juan de la corte, ordenada por un don Carlos indeciso y sobretodo, apegado a las faldas de su madre. Los contrarios a la Reina madre utilizaron este argumento para deslegitimar a un gobierno “manejado” por una reina “ambiciosa” que quería continuar ejerciendo el poder.

Esta imagen apareció con claridad en el Libro nuevo Pérdida de España por Mariana, citado por el profesor Antonio Álvarez Ossorio-Alvariño en su artículo "El favor real: liberalidad del príncipe y jerarquía de la república 1665-1700”: "Ayer nació Carlos 2º el mayor Monarca del Mundo y a las seis de la tarde se declaró que era Niño". (1)

En el primer mes del gobierno de mayoridad, el Conde de Villaumbrosa, presidente del Consejo de Castilla, solicitó encarecidamente la ayuda de la reina madre en las sesiones de los viernes. Todo parece indicar que Villaumbrosa tenía dificultades para convencer a Carlos II, por lo que la presencia de doña Mariana podía dar más confianza al monarca. El conde pidió a doña Mariana lo siguiente: "que al Rey se le aliente en quanto a que haga juicio por si en lo que ocurre, si hubiere reparo advertírsele y encaminarlo mejor, si fuere bueno aplaudirle y cebarle con esto en el acierto" (2). El aviso era muy explícito: aleccionar con prudencia a un monarca inexperimentado e indeciso, una personalidad que no sorprendía a la vista de su anodino desarrollo; Carlos daba muestras de abulia y de impersonalidad, por lo que era incapaz de tomar resoluciones por sí mismo.

Existía la necesidad de controlar y dirigir al Rey en sus dictámentes; Carlos II se revelaba incapaz y así comenzaron a verlo cortesanos, nobleza y pueblo: un rey niño, hechizado o prisionero; “Rex Inutilis”. (3)
Tras el fallido intento de noviembre de 1675 de liberar al rey, Valenzuela fue enviado a Málaga con el puesto de Capitán General de las costas de Andalucía, para después pasar a Granada con el título de Capitán General de ese reino. Allí se instaló en la Alhambra e inició una desastrosa gestión que enervó al pueblo y a la nobleza. No obstante, en abril de 1676 Valenzuela regresó a la corte después del descontento provocado en Andalucía. La Reina recibió a su protegido con todos los honores y como una demostración de su triunfo sobre las rebeldías del pasado 6 de noviembre, lo colmó de prebendas: Valenzuela recuperó sus puestos cortesanos y en junio fue nombrado marqués de Villasierra. Todos estos hechos enfurecieron a una nobleza cada vez más consciente de sus responsabilidades políticas.
Ante esta situación, a principios de 1676 la nobleza de título comenzó un proceso de auto- convencimiento de su potencial político. Como parientes de reyes y príncipes que eran su sangre les capacitaba y les otorgaba derecho para dirigir los destinos de una monarquía sin cabeza que amenazaba con su naufragio; sólo la gran nobleza podía evitar aquel desastre. Panfletos y memoriales recogieron los derechos aducidos por la nobleza junto con las llamadas de atención a don Juan José, el príncipe salvador que debía aliarse con la alta aristocracia.
La situación estalló cuando el 2 de noviembre Valenzuela fue nombrado Grande de España por Carlos II en el transcurso de una cacería, aquel hecho inaudito, nunca antes conocido, terminó de convencer a los más precavidos… los "magnates" (como los llama Oliván Santaliestra) se atrevieron a desobedecer a la autoridad real enfrentándose a un favorito sin linaje.

Nobles-cortesanos que incluso debían sus puestos a Valenzuela y Grandes desatendidos por un rey “marioneta”, mantuvieron comunicaciones desde agosto de 1676 con el fin de elaborar estrategias de actuación para derrocar al valido y erigirse en los nuevos árbitros de la Monarquía. Así, la nobleza, de manera casi espontánea, se hizo dueña de la opinión pública y cortesana. No obstante, don Juan José de Austria era quien desde Zaragoza (donde de había recluido tras su fallido intento por alzarse con el poder) movía todos los hilos de la conspiración nobiliaria.

Como ha sido ya dicho, la situación estalló definitivamente cuando Valenzuela, fue nombrado Grande de España durante el desarrollo de una cacería en la que el adolescente Carlos II hirió en el pie al valido. Carlos quiso resolver el incidente con un gesto escandaloso que enervó a los nobles allí presentes: llamó a don Fernando y le pidió que cubriese su cabeza para nombrarle Grande de España, con derecho a compartir posición y privilegios con los más altos linajes de la
Monarquía.

Desde aquel bochornoso episodio, la gran nobleza, los cortesanos descontentos y don Juan, decidieron que Valenzuela debía ser expulsado de la corte y con él la Reina madre, su gran valedora y defensora ente los ojos del Rey.

El primer acto de rebeldía de la nobleza fue lo que Álvarez Ossorio denomina "la huelga de Grandes": los Grandes se negaron en rotundo a incluir a Valenzuela en su selecto círculo, así, en un acto de desobediencia al Rey, legitimado por su discurso de las leyes de la gracia, el día 4 de noviembre, honomástica del monarca, los Grandes dejaron a Valenzuela solo en el banco de la Capilla Real, reservado para las altas dignidades y, el día del cumpleaños del Rey, el 6 de noviembre, sólo acudieron a la ceremonia del besamanos cinco de los Grandes de la Monarquía como protesta ante el reciente ascenso del favorito. Por primera vez los nobles cortesanos manifestaban su descuerdo con la política regalista del monarca desatendiendo sus funciones y negándose a participar en el ceremonial cortesano, gran instrumento de domesticación nobiliaria y sin duda, la principal expresión del orden de la Monarquía.

Finalmente la nobleza firmó el llamado “Manifiesto de los Grandes” del 15 de diciembre de 1676 (4), que ratificaba la rebeldía de la nobleza y su respaldo incondicional a las milicias de don Juan José que se dirigían hacia Madrid con el objetivo de sacar a Valenzuela de la corte, tal y como ya habían hecho en febrero de 1669 con Nithard.

Don Fernando buscó inútilmente apoyos en los linajes no firmantes del manifiesto y en la persona real, que, debido a sus circunstancias, poco podía garantizar su protección. El Consejo de Castilla
solicitó la inmediata prisión de Valenzuela, a lo que ni la Reina ni el Rey se avinieron. Valenzuela decidió entonces ampararse en la jurisdicción eclesiástica del Real Monasterio de El Escorial, pero antes de que se cumpliera un mes de su al monasterio, un contingente de quinientos soldados liderados por el primogénito de la Casa de Alba y por el duque de Medinasidonia, se presentaron a las puertas de El Escorial solicitando la entrega inmediata de don Fernando de Valenzuela. Las negativas del prior y las amenazas de las penas que podían recaer en sus cuerpos y almas si se atrevían a profanar el templo, poco asustaron a los dos Grandes que, sin más miramientos y a pesar de la exposición del Santísimo Sacramento en la nave central de la Iglesia para contener una posible osadía, entraron armados en el templo y apresaron a don Fernando.

Valenzuela sería encerrado en el castillo de Consuegra por orden de don Juan y posteriormente enviado a las lejanas islas Filipinas para evitar que pudiera volver de nueva a la corte. Finalmente don Juan José de Austria consiguía su anhelado propósito: alzarse con el supremo poder de la Monarquía.

Tras alzarse con el poder Juan José de Austria vetó cualquier contacto entre la reina Mariana y su hijo, no accediendo tampoco a mantener una audiencia con ella:l miedo de don Juan a Mariana era evidente visto como fue capaz de desbaratar su anterior intento de conquista del poder. Ante esta situación el bastardo optó por el alejamiento inmediato de la corte de la Reina madre, a custodia de su persona y la emisión de una propaganda política que tergiversara la realidad de un obligado destierro.

Carlos II emitió el 17 de febrero de 1677 (5) su real orden para que la reina saliera inmediatamente de la corte para fijar su residencia en el Alcázar de Toledo; el Rey argumentó para ello que tal retiro estaba contenido en el testamento de Felipe IV y que ninguna excusa era válida para desoír la voluntad del fallecido rey.


(1) Desde aquí un sentido agradecimiento al profesor Álvarez Ossorio por haber despertado en mí el interés por el reinado del segundo Carlos.

(2) AGS. Estado, legajo 8817/11. Minuta del Presidente del Consejo de Castilla y del Consejo de Estado Junta de Gobierno del Reino fechada en Madrid el 3 de diciembre de 1675.

(3) Sobre la aplicación del concepto de "Rex Inutilis" a Carlos II léase Álvarez Ossorio: "El favor real: liberalidad del príncipe y jerarquía de la república 1665-1700”.

(4) Los firmantes fueron los duques del Infantado, Medina Sidonia, Alba, Osuna, Arcos, Pastrana, Camiña, Veragua, Gandía, Híjar, Terranova; los marqueses de Móndejar, Villena y Falces y los condes de Benavente, Altamira, Monterrey, Oñate y Lemos. Los únicos nobles importantes que no firmaron este manifiesto fueron el marqués de Leganés, el Duque de Medinaceli, el conde de Oropesa, el Almirante de Castilla, el Condestable de Castilla y los titulares de las familias Velasco, Moncada, Enríquez, Cerda y Zúñiga.

(5) En otras fuentes consultadas la fecha es 14 de febrero, día en el que Carlos II despacha una cédula a la ciudad de Toledo informando que su madre, doña Mariana de Austria, se trasladaba a vivir al alcázar.

Fuentes principales:

* Oliván Santaliestra, Laura: "Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII". Universidad Complutense de Madrid. 2006.

* Ruiz Rodríguez, Ignacio: "Fernando de Valenzuela: orígenes, ascenso y caída de un Duende de la Corte del Rey Hechizado". Universidad Rey Juan Carlos. 2008

1 comentario:

  1. Quisiera hacerte una consulta, pero no veo tu correo por ningún sitio.
    Si queires escribirme, el mío es: ezarzas@terra.es
    Muchas gracias.
    P.D.: impresionante blog.

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