sábado, 19 de febrero de 2011

LA FAMILIA DEL REY, LOS TÍOS DE CARLOS II: EL CARDENAL-INFANTE DON FERNANDO DE AUSTRIA (PARTE X)

Encuentro entre Fernando III de Hungría y el Cardenal Infante (h. 1634/35), obra de Peter Paul Rubens. Kunsthistorisches Museum de Viena.

El sábado 19 de agosto el Cardenal-Infante abandonó Kosstain para continuar su viaje. Delante de él iba su compañía de la guardia de arcabuceros a caballo al mando del Marqués de Orani, a continuación iba la “luzida tropa de la Corte con su Alteza”, seguidos del estandarte “que era de seda carmesí bordado todo de oro, tenia la una parte un Christo cruçificado, y de la otra nuestra Señora de la Conçepcion” (1). Tras ellos, la compañía de la guardia de lanzas. Don Fernando lucía, por primera vez, bastón de mando.

Todos llegaron finalmente a la llanura donde estaba la mayor la mayor parte de la Infantería formando en escuadrón, para posteriormente adentrarse en tierras de Baviera yendo a hacer noche a una aldea llamada Vlinspac. Hasta aquí llegó la buena nueva de que el Rey de Hungría había capturado la ciudad de Donavert (Donauwörth) a orillas del Danubio, obligando a retirarse a los generales suecos Bernardo de Sajonia-Weimar y Gustav Horn. El 21 de agosto se fue a hacer noche a Aibling, donde hubo de detenerse tres días. A este lugar llegó el aviso de que Su Majestad Apostólica había puesto sitio a la ciudad de Nördlingen. El 24 se retomó la marcha, yéndose a hacer noche a una aldea llamada Pais, donde don Fernando recibió una carta del Rey de Hungría donde le instaba a que abreviase su marcha lo más que pudiese para estar a su lado el día 29, pues Sajonia-Weimar y Horn estaba reorganizando sus fuerzas para venir a dar batalla.

El 25 de agosto don Fernando llegaba a Munich. Media legua antes de entrar en la capital bávara le salió a recibir el duque Carlos IV de Lorena, acompañado de 200 caballeros. Ambos hicieron su entrada en la ciudad a caballo. Tras despachar juntos, el de Lorena partió de nuevo para el campo del Rey de Hungría para ponerse al mando de su ejército, mientras que don Fernando permanecería allí un día más, mandando hacer una muestra general de las tropas que se hallaban acuarteladas en Munich desde el año pasado, y que ahora se agregaban a su ejército:

- 15 compañías de Infantería napolitana del Tercio del Marqués de Torrecusa: 150 hombres.

- 12 compañías de Infantería lombarda del Tercio del Conde de Panigarola: 800 hombres.

- 11 compañías de alemanes del regimiento del Conde de Salma: 2.400 hombres.

- 10 compañías del Coronel Vormes, a las que se agregó la de fuera de regimiento de todas las naciones de Succhi: 2.150 hombres.

- 18 compañías de Caballería napolitana y lombarda: 630 caballos.

- 5 compañías de Caballería borgoñona del Conde de Alberg: 450 caballos.

Sumando estas tropas a las que Su Alteza traía de Italia y a los españoles del Tercio de don Martín de Idiáquez que se agregaron en el Tirol, el ejército del Cardenal-Infant estaba formado por:

- 3.250 españoles repartidos en dos Tercios.

- 4.550 napolitanos en cuatro Tercios.

- 3.100 lombardos en tres Tercios.

- 4.640 alemanes en dos Regimientos.

TOTAL: 15.540 infantes en once Tercios.

A esto se sumaban 1.080 caballos repartidos en 23 compañías a cargo del teniente general Gerardo de Gambacorta; 2.017 en 26 compañías a cargo del teniente general Paolo Dentici, incluidas las dos compañías de la guardia de Su Alteza; 10 piezas de artillería entre cuartos de cañón, culebrinas, sacres y otras piezas, con los carros necesarios para transportar la pólvora, balas de todo género, cuerdas, mechas, capas, pontones, y todo lo necesario tocante al tren de artillería. A este ejército faltaba por agregarse dos Tercios de Infantería borgoñona de los Conde de Tour y Alberg, un Regimiento de infantes alemanes viejos a cargo de Liesler Irlandez (sic), y el Regimiento de Caballería alemana del Barón de Sebac, pues todos ellos habían sido enviados por el Cardenal-Infante para socorrer al Rey de Hungría en el sitio de Ratisbona, y que después volvieron a incorporarse.

Plano de la ciudad de Nördlingen.

Habiéndose repartido pan a la tropa para cinco días, el Cardenal-Infante salió de Munich el día 26 de agosto para hacer noche en Dachau. El 27 se hizo una gran marcha hasta llegar a un castillo perteneciente a una encomienda de la Orden Teutónica llamado Blumendael, a dos horas de camino de Augsburgo, a donde llegó nuevo correo del Rey de Hungría indicando que el enemigo se había fortificado en un alto a dos horas de camino de los cuarteles imperiales para esperar refuerzos. Posteriormente don Fernando salió a animar y alentar a la tropa, además de repartir gran cantidad de escudos (como había hecho en otra ocasiones) entre la Infantería española.

A día 29 se llegó a Par. Antes Su Alteza pudo contemplar las asoladas tierras bávaras, de las más afectadas por los horrores de la Guerra, plagadas de poblaciones quemadas y saqueadas, así como de gente hambrienta y moribunda. Allí llegó el Coronel Contreras, español al servicio imperial, con correo de Su Majestad Apostólica instando nuevamente a que se diesen prisa en llegar. El día 30 se pasó el río Lech a la altura de Rain, así como el Danubio, para llegar a Donavert, donde se recibió la visita del Marqués de Grana, que venía de parte del Rey de Hungría, con noticias de que al enemigo se le habían agregado 6.000 infantes del Duque de Württemberg y unos 4.000 de Gratz, con los que hacían frente a los imperiales, que habían decidido permanecer en sus puestos. También traía el de Grana la planta de cómo se había decidido el reparto de los cuarteles de las tropas imperiales y del Cardenal-Infante, de manera que no se estorbasen los unos a los otros. Al campamento español llegó también Borso d’Este, hermano del Duque de Módena.

El 2 de septiembre el Cardenal-Infante salió de Donavert, llevando la Caballería de vanguardia y la Infantería de retaguardia. De camino le salió a recibir el Marqués de Castañeda, y media legua antes de llegar a los cuarteles su cuñado el Rey de Hungría (2), acompañado de Matías de Medici, hermano del Gran Duque de Toscana, del Gran Mestre de la Orden Teutónica, del general Ottavio Piccolomini y de los demás cabos y coroneles del ejército y “a cosa de cien passos, assi como se acostumbraron los dos Fernandes, se apearon a la par, y con el amor que pedia tan estrecho parentesco se abrassaron, interviniendo las cortesías y agasajos que era razón” (3). A continuación todos volvieron a subir a los caballos: “Yva su Alteza à la mano derecha de su Majestad Apostolica como huésped y rezien venido, y un poco mas adelante los Prinçipes de Florencia y Modena, y el gran Maestre; y luego todos los demás Prinçipes y Cavalleros” (4). Finalmente llegaron al cuartel de Su Majestad Apostólica, situado a un cuarto de legua de la ciudad de Nördlingen.

El día 3 se empezó a bombardear la ciudad con cuatro medios cañones y ocho culebrinas. Su Majestad Apostólica vino a buscar al Cardenal-Infante por la mañana para llevarle a un llano donde estaban formados toda su Infantería y Caballería, así como el de la Liga Católica, en escuadrones. Entre los dos ejércitos había 8.000 infantes, sin contar los que estaban en la trincheras, y 9.000 caballos, sin contar a los húngaros y croatas que estaban cerca del cuartel enemigo. Mientras los dos cuñados realizaban esta visita, fue llegando toda la Infantería del Cardenal-Infante que se situó en un alto pegado a su cuartel, formando en escuadrones. Eran entre todos nueve Tercios, dos de españoles, cuatro de napolitanos y tres de lombardos, más dos Regimientos de alemanes. Ese mismo día llegó el Duque de Lorena para ponerse al frente del ejército de la Liga.

La ciudad fue batida todo el día y toda la noche, bombardeos que continuaron a la mañana siguiente. Tras la negativa a rendirse, se comenzó el asalto de la ciudad por tres partes. Por dos de ellas con las tropas imperiales, entre las que se encuadraba la Infantería borgoñona del Cardenal-Infante, y por la tercera con las fuerzas de la Liga. Tras tres horas de asalto y 500 muertos, la ciudad no se puedo tomar debido a la gran resistencia. Al día siguiente se hizo una nueva muestra general de ejército de Su Alteza tras la incorporación de los Tercios borgoñones de los Conde de Tour y Alberg y del Regimiento de alemanes que habían estado sirviendo al Rey de Hungría desde el sitio de Ratisbona, resultando una suma de 17.000 infantes, 3.900 caballos y 500 dragones, por tanto, un número total de 21.400 hombres entre Caballería e Infantería.

Tras el fracasado asalto a Nördlingen hubo a la mañana siguiente, martes 5 de septiembre, Consejo en la tienda del Rey de Hungría con los cabos de todos los ejércitos sobre lo que se debía hacer. Se decidió que se volviese a dar otro asalto, destruyendo el foso con las baterías, para facilitar el mismo. Sin embargo, Fernando III se encontraba con escasa Infantería por lo que el Rey de Hungría pidió a don Fernando mil infantes, que éste entregó de la siguiente manera: 100 españoles del Tercio de don Martín de Idiáquez, 100 del del Conde de Fuenclara, 100 napolitanos del Príncipe de San Severo y 100 del Marqués de Torrecusa, 300 alemanes del Conde de Salma, y otros tanto del Coronel Vormes, y por cabo de todos ellos a don Pedro de León, teniente de maestre de campo general. Sin embargo, mientras se trataba de todo esto y al día siguiente se situaban las tropas para iniciar el asalto, llegó un aviso de los croatas de que el enemigo se movía bajando la montaña al encuentro de las tropas de la Casa de Austria. Enseguida se avisó y se llamó a armas a todos los cuarteles del Rey de Hungría, del Cardenal-Infante y del Duque de Lorena, mandándose que se situasen en las plazas de armas asignadas. Pronto llegaron nuevos avisos en los que se informaba de que el enemigo, tras dejar atrás el Danubio y la ciudad de Ulm, a donde fingió encaminarse, avanzaba ahora con sus batallones hacia unos bosques cercanos a los cuarteles de Su Alteza, por lo que se mandó encaminar hacia ese lugar a la Infantería y a la Caballería.

Fuentes principales:

* Aedo y Gallart, Diego de: “El memorable y glorioso viaje del Infante Cardenal D. Fernando de Austria”. Amberes, 1635.

* Aldea Vaquero, Quintón: “El cardenal-infante don Fernando o la formación de un príncipe de España”. Real Academia de la Historia, 1997.

* Elliott, J. H.: “El conde-duque de Olivares”. Crítica, 2004.

* Vermeier, René: “En estado de guerra. Felipe IV y Flandes 1629-1648”. Universidad de Córdoba, 2006.


Notas:

(1) Aedo y Gallart, Diego de: “El memorable y glorioso viaje del Infante Cardenal D. Fernando de Austria”. Amberes, 1635. P. 105.

(2) Recuérdese que Fernando III de Hungría (futuro emperador Fernando III) estaba casado con la infanta María Ana, hermana de Felipe IV y el Cardenal Infante, con la que don Fernando se había reencontrado en Passau como vimos en la anterior entrada.

(3) Aedo y Gallart, Diego de: “El memorable y glorioso viaje del Infante Cardenal D. Fernando de Austria”. Amberes, 1635. P. 114.

(4) Íbidem, p. 115.

14 comentarios:

  1. Uy uy uy, qué susto, monsieur. Ya los tienen ahí. Y me parece que en esos bosques no van a hacer un picnic.
    Ya nos contará.

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  2. Qué complicados movimientos en el campo de batalla. Se comprende bien el porque a la estrategia se le llega a llamar Arte. Un saludo.

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  3. Se está montando una buena. No me gustaría estar en el pellejo de esos soldados, porque van a caer como moscas. Tampoco me gustaría tener una casita de vacaciones en aquel bosque.
    Un saludo.

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  4. Vaya tablero de ajedrez en plena efervescencia.
    El general Contreras que nombras es Esteban de Gamarra y Contreras ¿no?.
    Ansioso estoy por el desenlace.
    Un saludo.

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  5. Qué complicación de asedio y que ejercito montó el hombre. La batalla promete. Como las otras anteriores, superdocumentada entrada, Majestad. Y menos mal que iba a estar cerrado el blog hasta el lunes... Reales saludos para usted.

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  6. Estoy viendo en la imagen inferior la forma de atacar, incluyendo plataformas rodeadas de batallones, y disparando sus cañones al mismo tiempo. Debía de haber una resistencia descomunal para poder aguantar toda esa presión bélica.
    Saludos¡¡

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  7. Madame: pues un picnic seguro que no jejeje, estos vienen con sed de sangre :)

    Un beso.

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  8. Desdelaterraza: así es, todo un arte sólo apto para los más grandes generales y doctos en estrategia militar.

    Un saludo.

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  9. Cayetano: jejeje sí y sobre todo los suecos van a caer :)

    Un saludo.

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  10. José Eduardo: sinceramente no te lo puedo asegurar pues en la documentación tratado se habla del "Coronel Contreras" y ya en aquella época a Gamarra se le conocía como don Esteban de Gamarra, aún así me informaré.

    Un saludo.

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  11. Paco: jejeje hombre hasta el lunes de la semana pasado ;), muchas gracias por tus palabras.

    Un abrazo.

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  12. Javier: precisamente ese grabado corresponde a la Batalla de Nördlingen y en el se distingue, como bien, dices la manera de atacar y la formación en escuadrones de los Tercios.

    Un abrazo.

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  13. Por fin hemos llegado a Nördlingen y con un despliegue impresionante. Llama la atención la constante petición de los austríacos a los españoles, y la poca ayuda que ellos siempre ofrecieron.

    Te sigo apsaionado, como siempre.

    Un abrazo, Alberto.

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  14. Jordi: sí ya hemos llegado a una de las batallas que más gloria dio a la armas del Rey Católico. Los austríacos siempre pidiendo y luego nunca dando (valga de ejemplo la Guerra de Devolución) y eso sería uno de los motivos que les costará la sucesión en 1700.

    Un abrazo.

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