jueves, 24 de septiembre de 2009

ICONOGRAFÍA DE UNA REINA REGENTE II: LOS RETRATOS DE JUAN CARREÑO DE MIRANDA

Siguiendo el modelo establecido por Martínez del Mazo, también Carreño eligió el Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid para retratar a la regente, desde los lienzos de los museos de Bilbao y Sarasota, fechados en 1673, hasta los del Museo del Prado y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, datables hacia 1674-1675, es decir, poco antes de proclamarse la mayoría de edad de Carlos II (fijada por Felipe IV en su testamento a los 14 años). Pero mientras en la tela de Mazo no aparece más que la solería de cerámica vidriada, quedando el resto del espacio velado por el enorme cortinón de luto, Carreño hace ostentación de la espléndida decoración del recinto, decorado con algunos de los mejores cuadros de la colección real y alhajado con riquísimas mesas de pórfido y piedras duras, sostenidas por leones de bronce, y con os espejos venecianos enmarcados por águilas que dieras su nombre al salón.


Leones y águilas eran atributos paradigmáticos del poderío de los Austrias, los cuales reforzaban el simbolismo del cuadro. Pero para subrayar aún más el efecto "propagandístico" que se pretendía en este tipo de retrato, Carreño efigió a la regente sentanda junto al bufete donde hay recado de escrbir y, sobre todo, el pliego de papel en el que se halla apuntor de estampar su firma a fin de conferir validez jurídica a los decretos y decisiones emanados de la Junta y los Consejos.


Un detalle importante a considerar (especialmente visible en el ejemplar de la Academia de San Fernando) son los cuadros que aperecen al fondo sobre la cabeza de doña Mariana, donde destacan dos que confieren una nueva lectura simbólica al retrato. Uno es el Judith y Holofernes del Tintoretto (hoy en el Museo del Prado), que connota la fortaleza manifestada por doña Mariana contra sus enemigos y detractores; el otro es el cuadro de Tiziano en el que Felipe II ofrece a su hijo Fernando a Dios en acción de gracias por la victoria de Lepanto (hoy también en el Museo del Prado), el cual simbolizaría idéntica actitud piadosa en la regente, pero con la variante de que ella estaría dispuesta a mostrar a su hijo al pueblo como justificación de su poder vicario, reibido de ésto.


(Fuente principal: "Retrato de Estado y propaganda política: Carlos II (en el tercer centenario de su muerte" de Alfonso Rodríguez G. de Ceballos)

No hay comentarios:

Publicar un comentario