sábado, 10 de julio de 2010

LAS GUERRAS DEL REINADO I: LA GUERRA DE RESTAURACIÓN PORTUGUESA (PARTE VII)

Carlos II, Rey de las Españas (Carlsen Gallery, NY).


EL INICIO DE LAS NEGOCIACIONES DE PAZ (III):

El 6 de enero de 1666, Fanshaw escribía desde Madrid a Alfonso VI avisándole de su inmediata partida hacia Évora, donde esperaba entrevistarse con el Conde de Castel Melhor “para conferir un asunto de grandísima importancia” (1). El Consejo de Estado portugués, sin embargo, optó porque las conversaciones tuviera lugar en Benavente, cerca de Lisboa, donde residía el monarca. También se acordó por unanimidad que si el embajador británico no traía poderes para tratar “de rey a rey”, no habría nada que negociar. Mientras, con el fin de reforzar la labor de Fanshaw, Londres envió a Portugal a Sir Robert Southwell como nuevo embajador.


Fanshaw acudió con gran júbilo a Benavente por el acuerdo hispano-inglés que traía entre manos, recién suscrito en diciembre de pasado año pasado. Según éste, el Rey Católico aceptaba pactar una tregua de 30 años con el “reino de Portugal”, que implicaba, entre otras cosas, la reapertura del comercio mutuo, la puesta en libertad de los prisioneros sin pago de rescate y la anulación de las confiscaciones a los desafectos llevadas a cabo durante la guerra (2). El problema era que la ratificación del tratado por parte de Londres estaba condicionada al visto bueno que, previamente, debía conceder Lisboa.


Poco antes de que Fanshaw llegase a Benavente, Southwell había mantenido un par de encuentros con Castel Melhor. El embajador, que sospechaba de la naturalezza del acuerdo que Fanshaw traía de Madrid, insinuó al valido portugués si, en aras de la necesaria paz por la que clamaba el reino, no estaría dispuesto a aceptar que el rey-niño Carlos II apareciese en la tregua hispano-portuguesa bajo la fórmula de “Rey de las Españas”, subterfugio que serviría para incluir a Portugal en los dominios teóricos del monarca hispano y contentar así la honra de los españoles. Castel Melhor respondió con enfado: “¿Le parece a vuestra merced que están los portugueses en el abecé de la razón de estado para que les falte conocimiento de la gran maldad que hay debajo de esta propuesta?” (3). Ningún portugués, afirmó Castel Melhor, ignoraba que objetivo de Madrid era convalecer durante la minoría de Carlos II para reiniciar después la guerra. Este discurso caló hondo en Southwell, que salió de aquella entrevista convencido de que ninguna de la miserias que vivía Portugal harían cambiar de opinión al Conde. Su convencimiento de la alta estima que merecía la Corona le mantuvo firme en no aceptar nada que afectase “a la soberanía ni al título de rey, porque entonces no sería concierto”. Lo que Castel Melhor deseaba eran un tratado entre príncipes soberanos, porque “nosotros no somos holandeses, notoriamente vasallos rebeldes: somos portugueses y nuestro rey es legítimo” (4), comentaba haciendo referencia a la paz hispano-holandesa de 1609. El 13 de febrero se dio por concluida la conferencia. Tras convenir sobre lo deseable que sería firmar la paz con los españoles antes de que éstos, extremamente débiles, se aliasen con Francia para salvar los Países Bajos, el gobierno portugués entregó a Fanshaw sus condiciones para cerrar un tratado: restitución mutua de todas las plazas conquistadas, libertad para los prisioneros, restablecimiento del comercio y voluta de llegar a un acuerdo sobre la devolución de las confiscaciones.


En marzo, Fanshaw se hallaba de vuelta en Madrid. El embajador inglés no traía, a juicio de los españoles, buenas noticias. Tampoco a Londres se lo parecieron, ya que un mes más tarde fue relevado de su puesto por el Conde de Sandwich. Tras aquella destitución era fácil intuir el malestar causado en Inglaterra no sólo por su fracasada misión en Portugal, sino, y sobre todo, por el tratado anglo-español de diciembre de 1665, comercialmente poco generoso con los británicos. El relevo al frente de la embajada coincidió con el cambio de actitud de la Regencia con respecto a la demandas portuguesas. Sin duda, el rechazo a la tregua que doña Mariana se había dignado ofrecer a los lusos situó a la Reina en una incómoda situación frente a sus oponentes. En abril, doña Mariana pidió a los Consejos que dieran su parecer sobre la cuestión de Portugal. Al menos tres de ellos, el de Flandes, el de Aragón y el de Guerra, se mostraron contrarios a firmar la paz con Lisboa y, sobre todo, a tratar “de rey a rey” con un súbdito rebelde. Cabe destacar la argumentación dada por el Consejo de Flandes:


Con este tratamiento [de rey a rey] pueden esperar que si faltasen el duque de Bragança y su hermano, la reina de Inglaterra vendría a heredar sin que pudiesen los portugueses resistirse a ser vassallo de aquella corona. Pero faltando las circunstancias de tratar de rey a rey, es muy probable de que si llegase el caso de faltar el duque de Bragança y su hermano, los ministros portugueses vendrían de suyo a gozar de la protección del rey nuestro señor y quedar debajo de su dominio” (5).


Además, si se consolidaba “en España un rey en Portugal con las dependencias que ya tiene de Inglaterra, será una perpetua división puesta en nuestras entrañas que nos dará celos siempre que tengamos otra guerra fuera”.


Por su parte, el Consejo de Aragón, más dado a cuestiones jurídicas debido a la naturaleza foral del territorio al que representaba, hizo observar en su consulta que, si bien la Regente había quedado “con toda la potestad que el rey la dejó”, ésta debía entenderse sólo “por administración” del Reino y no “por dominio”. En otras palabras, la viuda de Felipe IV no podía enajenar un reino que pertenecía a su hijo, y no a ella (6). Sin embargo, el informe más áspero fue el redactado por el Barón de Bateville en nombre del Consejo de Guerra, para quien la paz con Lisboa “sería una extravagancia tan ajena de los posible como del valor y espíritu de nuestra nación”. Además, Bateville afirmaba que mientras durase la guerra con Portugal, Luis XIV no atacaría Flandes. Por tanto, en vez de desconfiar del Cristianísimo, lo que había que hacer era aliarse con él y con los holandeses para vengarse de Inglaterra y reconquistar Portugal, al que, de momento, había que imponerle una tregua, la quisiera o no (7).


Según Valladares no es fácil saber si quienes hablaban así a la Regente buscaban el acierto de sus decisiones o arrastrarla al descrédito. En cualquier caso, las presiones resultaron demasiado intensas como para ignorarlas, por lo que, tras esta ronda de consultas, doña Mariana se conformó en no tratar “de rey a rey” mientras encargaba al nuevo embajador británico en Madrid la misión de arrancar una tregua a Lisboa.





Fuentes principales:


* Valladares, Rafael: “La rebelión de Portugal: guerra, conflicto y poderes en la Monarquía Hispánica (1640-1680)”. Valladolid, 1998.

* Valladares, Rafael: “Portugal y la Monarquía Hispánica (1580-1668)”, Madrid, 2002.

Notas:


(1) BNL, Pombalina, ms. 548, fol. 44, Fanshaw a don Alfonso VI, Madrid, 6/I/1666.


(2) J.A. Abreu Bertodano: “Colección de los tratados de paz (…) hechos por los pueblos, reyes y príncipes de España”. Madrid, 1750, 10, pp. 22-26.


(3) BNL, Pombalina, ms. 548, fol. 51v., “Segunda conferencia con el enviado de Inglaterra”, 3/II/1666.


(4) BNL, Pombalina, ms. 548, fol. 60, “Conferencia que tuvo el secretario de estado António de Sousa de Macedo con el embajador de Inglaterra”, 8/II/1666.


(5) RAH, ms. 9/1.835, fol. 47v., “Consulta del Consejo de Flandes acerca de lapaz con Portugal de rey a rey”, Madrid, 4/IV/1666.


(6) BPR, ms. II-2.825, fols. 70-74, “Consulta del Consejo de Aragón sobre admitir o no paz con Portugal”, 6/IV/1666.


(7) BPR, ms. II-2.825, fols. 54-58v., “Voto del barón de Bateville en que repugna el ajustamiento de paz con Portugal” (1666).

6 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Artículo de un profesional de la historia moderna de España. Cyuando acabe esta serie de la guerra con Portugal voy a leer con detenimiento todas para estudiar bien este tema muy interesante y del que apenas sabía nada.
    Excelente como siempre Majestad.
    Saludos.

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  2. Juan: muchas gracias por tus palabras. Comentarios como el tuyo son los que me animan a seguir.

    Saludos.

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  3. Hay que ver la cantidad de detalles técnicos para que se sienten a una mesa dos partes en contienda.

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  4. y que dice Su Majestad de los eventos recientes? jajaja FELICIDADES!

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  5. Jordi: así es, cualquier "tontería" podía dar al traste con estas negociaciones.

    Saludos.

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  6. Mathías: muchas gracias, aún no me creo que somos CAMPEONES DEL MUNDO.

    Saludos.

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