viernes, 13 de agosto de 2010

LAS MUJERES DE LA CORTE (III): DOÑA LEONOR DE VELASCO, DAMA IMPERIAL (PARTE I)

Don Iñigo Fernández de Velasco, condestable de Castilla y jefe e la Casa de Velasco, por Bartolomé Esteban Murillo (h. 1659). Museo del Louvre de París.

Entre el personal palaciego de Mariana de Austria destacaban ciertas damas vinculadas políticamente con la red imperial tejida por el Conde de Pötting, embajador del emperador Leopoldo I: la Camarera Mayor, marquesa de Villanueva de la Valdueza, doña Francisca Manrique (1), la Marquesa de Lançarote o la Condesa de Benavente ejercieron una notable influencia en el círculo de Palacio favoreciendo sutilmente a una red de poder cortesana opositora al confesor Nithard y orientada a beneficiar los intereses imperiales.


Entre las damas de Palacio destacaba de forma notable doña Leonor de Velasco, en la que el Conde de Pötting tuvo a una de sus grandes colaboradoras políticas, con la que conversaba tras las audiencias con la Reina e intercambiaba impresiones sobre los asuntos cortesanos, y a la que el Conde definía como una “dama de gran entendimiento”.

Leonor de Velasco, en su juventud, había acompañado a la emperatriz María (2), hermana de Felipe IV y futura madre de doña Mariana de Austria, a la corte de Viena, destino al que fue enviada junto con su hermana doña Ana María de Velasco, y donde ejercería el cargo de tocadora. Allí, las dos hermanas Velasco debieron aprender la lógica de la política cortesana: en la casa de la Emperatriz actuarían más de una vez como garantes de los intereses de su familia. Tras sus años de servicio en Viena, en 1648, año en que la archiduquesa doña Mariana de Austria, hija de aquella adolescente infanta a la que las Velasco acompañaron a su destino imperial desde Madrid, fue destinada a convertirse en la nueva esposa de su tío Felipe IV, las dos damas españolas hicieron de nuevo el largo viaje a la inversa para atender esta vez, a la futura Reina de la Monarquía Hispánica. El regreso de las Velasco a Madrid, las consolidó como verdaderas damas experimentadas en asuntos cortesanos. En la corte que las vio partir años atrás, cerca de su red de poder familiar, comenzarían a jugar un importante papel en la política “austriaca” que haría que doña Leonor comenzase a resaltar como líder de la camarilla de damas “austriacas” opositoras a Nithard.

Doña Leonor pertenecía a una de las familias más importantes de la grandeza castellana: los Velasco, de tradicional inclinación hacia el partido austriaco. A la altura de 1666 su máximo representante político en el gobierno era el Condestable de Castilla y Duque de Frías, don ĺñigo Fernández de Velasco (3), joven lleno de ambiciones que, como el resto de los Grandes, se sintió marginado por el gobierno de la Regencia. La inclinación política de Leonor de Velasco, vinculada familiarmente con la Condesa de Pötting (4), fue claramente imperial como así demuestra el constante apoyo mostrado al embajador austriaco en todos sus proyectos.


Las referencias de las hermanas Velasco desde su arribo a Madrid hasta la muerte de Felipe IV y el ascenso de Mariana de Austria a la Regencia, son escasas. Juan Francisco Davila, en la crónica sobre el primer cumpleaños de la joven Reina celebrado en la corte de Madrid (5), mencionó a doña Ana María de Velasco que, al parecer, ese 21 de diciembre de 1648, en la obra de teatro de carácter mitológico de las damas de la Reina, protagonizó una loa en la que hizo el papel del dios Apolo. Noticias de las dos damas, Ana María y Leonor, vuelven a aparecer en la descripción del bautismo de la infanta Margarita María realizada por Bocángel (6), ceremonia a la que parece ser que las dos damas no pudieron asistir por encontrarse al cuidado de doña Mariana, aún convaleciente tras el parto, o por culpa de un luto inoportuno.

Dejando a parte el aspecto puramente festivo-cortesano, lo que interesa aquí recalcar es la actuación política de doña Leonor que, sin duda, revierte gran importancia. Las frecuentes conversaciones entre Pötting y la dama así lo confirman, El embajador, tras las audiencias ordinarias con la Reina, solía hablar con la Camarera Mayor, marquesa de la Valdueza, también “austriaca”, y con doña Leonor de Velasco, con la que empezó a compartir críticas hacia el padre confesor de la Reina en la temprana fecha de enero de 1666: “por la tarde me fui a hablar a doña Leonor de Velasco adonde hicimos buena conmemoración de los disparates del Reverendissimo Padre Neithart, y de sus desmesuradas ambiciones” (7).

La animadversión política de Leonor de Velasco hacia el jesuita confesor, no se debe interpretar como un odio aislado, ya que éste era común entre los miembros de su familia, Grandes de España que se sentían marginados por el nuevo gobierno de la Regencia, orquestado por el advenedizo Nithard y la reina doña Mariana, como se ha dicho con anterioridad. El también citado Condestable de Castilla, jefe de la Casa de los Velasco, experimentó el desplazamiento del que por esas fechas, fue víctima la casta nobiliaria; otro familiar de “la Velasco”, don Pedro Fernández de Velasco y Tovar sufrió las consecuencias de este cambio en el favor real: don Pedro, II marqués del Fresno, cuñado del Conde de Peñaranda y ex-embajador en Inglaterra, tuvo un enfrentamiento con Nithard cuándo éste le negó el Virreinato del Perú para otorgárselo al Conde de Lemos. Leonor de Velasco se declaraba anti-nitharda, haciendo gala de una gran compenetración entre sus intereses y los de su familia. Sus claras tendencias “austriacas” se demuestran por tanto en su fluida relación con el embajador imperial Pötting, al que no sólo le unían lazos políticos, sino, como se ha dicho con anterioridad, también familiares, pues la esposa del embajador, la condesa de Pötting, era prima de doña Andrea de Velasco, condesa de Albadeliste (8), cuyo marido, el X Conde de Albadeliste, también familiar, era a su vez, un colaborador del diplomático.

Conversaciones “sobre todo género de materias” (9) en el cuarto de la Camarera Mayor o en “la pieça oscura de la Reyna”, y las correspondientes “finezas” de la entrega de regalos, son las dos actuaciones que vienen a justificar este mantenimento del vínculo político entre doña Leonor y el Conde de Pötting. En 1666, primer año de la Regencia, doña Leonor de Velasco estaba plenamente informada de gran parte de los asuntos políticos gestionados por el Conde de Pötting, informaciones que la dama supo asegurar y compensar a través de los regalos que entregó al diplomático en aquellos meses. En el mes de abril, doña Leonor regaló a Pötting una “donosa cajilla de tabaco” (10), mientras el 22 de junio el embajador recibía un regalo muy especial: “Hable en el quarto de la Camarera Mayor a doña Leonor de Velasco, la qual me regalo con una cuenta original de la Sancta Juana de la Cruz, encajada en oro, y ensartada en una cadenilla, poniendomela en el braço izquierdo para traerla en su memoria, alaja muy estimada y rara” (11); en esta ocasión, doña Leonor quiso que el Conde la recordara continuamente, que no la olvidara ni la apartara de su lado político, la joya que le había regalado debía cumplir su función del mantenimiento del favor y la confianza entre ambos. Leonor de Velasco tenía un especial interés por conservar el vínculo político con el embajador imperial. Las tendencias “austriacas” de su familia a la altura de 1666 y el beneficio político que la dama estaba experimentando en aquellos momentos de la relación con el conde de Pötting, le motivaron para sellar y prolongar, con un valoradísimo obsequio, esta buena correspondencia política.




Fuentes principales:

* Oliván Santaliestra, Laura: “Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII”. Universidad Complutense de Madrid, 2006.

* Oliván Santaliestra, Laura: “Mariana de Austria: imagen, poder y diplomacia de una reina cortesana”. Editorial Complutense, 2006.



Notas:


(1) Hija del Conde de Frigiliana, murió soltera el 3 de mayo de 1670.


(2) Hija de Felipe III y Margarita de Austria. En 1631 contrajo matrimonio con el emperador Fernando III. Fue madre de Leopoldo I y de doña Mariana de Austria.


(3) Don Iñigo Fernández de Velasco y Tovar (1629-1696), condestable de Castilla, general de la caballería de España, gobernador de Flandes entre 1668 y 1670; tras su paso por la Junta de Regencia desempeñó importantes cargos en los Consejos: presidente del Consejo de Órdenes, presidente del Consejo de Flandes para ocupar en 1676 la dignidad de la Mayordono Mayor del Rey.


(4) El embajador imperial, Conde de Pötting, estaba casado con una mujer de la dinastía Dietrichstein, emparentada con la Casa de Cardona desde el matrimonio, en 1553, de Margarita Folch de Cardona y Requesens, nieta del I Duque de Cardona, con Adam Herr zu Dietrichstein-Nikolsburg, Mayordomo Mayor del emperador Rodolfo II, que posteriormente entroncaría con los Velasco. Marie Sophie de Dietrichstein, que así se llamaba la condesa de Pötting, tenía, por tanto, fuertes lazos de parentesco en la Corte y los miembros de su familia constituyeron pilares fundamentales de la red de poder de su marido.

(5) Davila, Juan Francisco: “Relación de los festivos aplausos con que celebró esta corte católica las alegres nuevas del feliz desposorio del rey nuestro sennor don Felipe quarto (que dios guarde) y el cumplimiento de años de la Reyno nuestra señora”. 1649.

(6) BNM. Mss. 8333. Bocángel.

(7) “Diario del conde de Pötting…” 15 de enero de 1666. p. 170.

(8) La condesa de Pötting solía visitar a su prima doña Andrea de Velasco con frecuencia. El 21 de julio de 1666 “la condessa fue a visitar a su prima doña Andrea de Velasco, que esta parida de una hija” p. 225. ò 7 de abril de 1669. p. 29 vol 2. Y, en otras ocasiones, la condesa iba a ver a casa de su prima las procesiones…

(9) “Diario del conde de Pötting…” 15 de enero de 1666. p. 170.

(10) Ibídem, 27 de abril de 1666. p. 196.

(11) Ibídem, 22 de junio de 1666. p. 215.

12 comentarios:

  1. Claro, Leonor de Velasco, de gran acogida entre los partidarios de Mariana de Austria, sería la madre de Isabel de Velasco, una de las dos "meninas" al servicio de la infanta Margarita, junto con Agustina Sarmiento. Isabel sería la que está a la derecha en el cuadro de Velázquez en posición más erguida.
    Otra cosa: aunque comparto tu opinión de que este gobierno debía ser algo más contundente a nivel diplomático en sus relaciones con Marruecos, creo que calificarle de traidor y de tirano es introducir un elemento valorativo subjetivo, para mi gusto algo exagerado, que posiciona políticamente al que lo utiliza.
    Un saludo.

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  2. Cayetano: debo comprobarlo, pero creo que la Isabel de la que hablas no es hija de nuestra Leonor de Velasco sino de Pedro López de Ayala y Zúñiga, VII Conde de Fuensalida y de Francisca Luisa Portocarrero, VI marquesa de Villanueva del Fresno...

    en cuanto al tema polìtico, es obvio que es algo subjetivo y que es mi opiniòn que puede no ser compartida. Como dije con la entrada de ayer no es una crìtica partidista sino al gobierno de turno que no actùs como se espera.

    Un saludo.

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  3. No sé si sabras, Carolvs, que el Condestable de Castilla y la Casa de Velasco eran oriundos de Alava.
    Al igual que otras de las familias importantes de los siglos XIII y XIV como los Mendoza y Guevara.

    Por cierto, el apellido de HURTADO DE MENDOZA proviene de una de esas guerras de oñacinos y gamboinos vascos entre Parientes Mayores o señorones de la tierra, en la que un Guevara secuestró a un Mendoza e intervino el rey de Castilla e impuso la pena de que en adelante los unos antepusieran a sus apellidos el Hurtado (robado) y los otros el LADRÓN de Guevara.

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  4. Tellagorri: aunque no soy un experto genealogista si habìa oido lo que citas de la Casa de Velasco, alaveses, al igual segùn creo, que la Casa de Haro, los Condes de Haro...de donde descendìa el famoso don Luis de Haro, sobrino del Conde-Duque y primer ministro de Felipe IV.

    Muy interesante lo de los Hurtado de Mendoza. Ya sabe Vd. que se decìa que el 99 % de la poblaciòn montañesa càntabra y vasca eran noble o hijosdalgo.

    Un saludo.

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  5. Monsieur, esas damas haciendo regalos a caballeros! Qué sofoco. Y es que vaya cómo buscaban su papel en la corte, y cómo intrigaban para hacerse con su cuota de poder. Menudo hervidero de intrigas. La pobre reina no debía saber dónde pisar sin que explotara una mina, porque incluso aquellos en quienes hoy confiaba, mañana podían traicionarla.
    "Tocadora". Curioso nombre para el cargo de doña Leonor de Velasco, por cierto.

    Feliz fin de semana

    Bisous

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  6. Madame: ya ve, no estaba lejos esta Corte de la de Luis XIV en cuanto a intrigas, y también porqué no decirlo en amorìos entre las damas de la reina y los jòvenes que deambulaban por Palacio...

    ...como dicen, el que no corre, vuelo, y la Velasco volaba muy alto.

    Por tocadora supongo que se debìa encargar del maquillaje y peluquerìa, pero no lo se con exactitud...

    Saludos.

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  7. Que lios... y luego me parecen irreales los argumentos de los culebrones... menudos tejemanejes se tenían...

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  8. Sí, la Casa de Haro es también linaje totalmente vasco.
    Respecto a la HIDALGUIA de los habitantes de Vasconia, proviene de los Fueros otorgados en los años 1.300 en cuya virtud todos los apellidados vascos disfrutaban del derecho de HIDALGUÍA UNIVERSAL, no pudiendo ser juzgados ni sometidos a las mismas normas fiscales que los pecheros o campesinos y artesanos del resto de España.
    Por ello, todo apellido vasco tiene derecho a anteponer el DE, cuyo equivalente alemán, holandés o francés sería el Von, Van, De. Algunos habitantes de Vasconia usan el "DE" citado pero no es exclusivo de ellos porque el mismo derecho a usarlo lo tiene cualquiera que lleve un apellido vasco, sea fontanero, labriego o conde.

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  9. José Luis: los lìos de las cortes de los Austrias o de Luis XIV sobrepasaban con mucho los culebrones venezolanos como puedes ver jejeje.

    Saludos.

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  10. Tellagorri: muchas gracias por la aportaciòn. Ahora entendemos el porqué de muchas cosas. Los vascos, los verdaderos vascos, no los peneuveros y etarras de hoy en dìa, fueron siempre un gran pueblo de comerciantes y estadistas y por ello se ganaron el respeto de los reyes castellano..valga decir que casi todos los secretarios en tiempos de los Austrias eran vascuences.

    Saludos.

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  11. Es interesante como se arma este tipo de vìnculos, entre personas que no tienen otras coincidencias.

    Que tiempos.

    un abrazo.

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  12. Gaucho: los vìnculos eran tan sòlo polìticos y de intereses, aunque aquì como puede leer existiese un vìnculo familiar entre la "embajadora" imperial y la Casa de Velasco.

    Un abrazo.

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