lunes, 18 de mayo de 2015

Los retratos dobles de Mariana de Austria y Carlos II (PARTE V Y FINAL)

Fig. 1. Retrato doble de Carlos II y doña Mariana de Austria (h. 1665), atribuido al círculo de Carreño de Miranda. Stredocesky Galerie de Praga.

Existe un último y curioso retrato doble prácticamente desconocido de Carlos II y doña Mariana de Austria. Se trata de un cuadro de gran calidad y fuerte influencia flamenca, en la órbita de Carreño, que se conserva en la Stredoceska Galerie de Praga (Fig. 1). En él se representa a madre e hijo dentro de un medallón que sostiene una figura alegórica con coraza y corona y que bien podría ser una alegoría de España o la Monarquía. En la parte inferior, una mujer con un pañuelo en el regazo mira hacia la pareja regia con expresión compungida. En este hermoso lienzo el Rey parece tener unos cuatro o cinco años, por lo que podría fecharse hacia 1665-1666. Es quizá este hecho el que pueda dar la clave del oscuro significado del retrato. Parece pues que, mientras la enigmática figura femenina aún llora por la reciente muerte de Felipe IV, la propia España le presenta al heredero y continuador de la Monarquía, y a quien de momento regirá sus designios: su madre doña Mariana de Austria.

Similar disposición al anterior puede observarse en un  dibujo de Herrera el Mozo conservado en la Albertina de Viena (Fig. 2). En este caso, quien sostiene el medallón (aquí asimilado a la esfera terrestre) con la doble efigie de Carlos II y Mariana de Austria es Hércules, de larga vinculación y significación para la Monarquía Hispánica (recuérdese sólo la serie de los trabajos de Hércules que Zurbarán realizó para el Salón de Reinos del Buen Retiro). Les acompañan las alegorías de la Justicia, la Fortaleza y la Fama. Se ha pensado que dicha imagen esté directamente inspirada en la obra del mismo tema de Carracci en el camerino Farnese de Roma, que tal vez Herrera pudo conocer durante su estancia en Italia, sólo que incluyendo ahora dentro de la esfera los retratos de Carlos II y doña Mariana, y sustituyendo las figuras de los filósofos por las alegóricas mencionadas. Este dibujo quizá estuvo destinado a la preparación de una decoración efímera para alguna fiesta pública o bien a la portada de un libro.
Fig. 2. Medallón con la imagen de Carlos II y Mariana de Austria (1668), obra de Francisco Herrera el Mozo. Biblioteca Albertina de Viena.

Aparte de los pintados, se conocen también varios significativos grabados con la doble imagen Carlos II y Mariana de Austria que se enmarcan también en torno a esas fechas de hacia 1671-1672, aunque aquí, al trasfondo político que se viene comentando, se unen además cuestiones de índole religiosa y moral. El más conocido es el grabado por Pedro de Villafranca (Fig. 3) en el que aparecen representados el rey-niño Carlos II y su madre. Ambos se encuentran sentados, el uno frente al otro, en un espacio enmarcado por un cortinaje. La Regente sostiene en alto con su mano derecha la corona real en ademán de entregársela a su hijo. En la parte superior, sobre las cabezas de ambos, se observan dos cuadros o cartelas con las imágenes de la Inmaculada y de una custodia, en clara alusión a los dos pilares fundamentales de la piedad de la rama hispana de la Casa de Austria: la devoción al Sacramento dela Eucaristía, compartida por ambas ramas de la dinastía tal y como indica el grabado ("patrocinium austriacum"), y a la Virgen Inmaculada, patrona de España como también evidencia la inscripción de la estampa ("patrona hispaniae"). Parece indicarse así que en la labor como rey de Carlos II, indicada por la Corona que ceñía por derecho hereditario, debería poner toda su esperanza ("spes caroli") en la divina providencia, materializada en la veneración del Santo Sacramento y la Inmaculada, que proveerán a la Monarquía de toda clase de bondades.

Fig. 3. Mariana de Austria entrega la Corona a Carlos II, grabado obra de Pedro de Villafranca (1672). BNE, Madrid.

El otro grabado que contiene también un retrato doble es el de Pedro de Obregón (Fig. 4). Presenta una disposición similar al anterior al estar Carlos y doña Mariana sentados uno frente al otro, ahora con la fachada del Real Alcázar de Madrid de fondo. En esta ocasión la Regente extiende hacia Carlos II una cartela que éste hace intención de recibir, en la que aparecen unas claras reglas u obligaciones religioso-morales que Carlos II deberá observar durante su reinado: temor a Dios, reverencia a los padres y amor a los vasallos. Temor a Dios, indicado por el sol que luce en lo alto con la palabra "Gehová". Reverencia y respeto a los padres y, por tanto, a la tradición y herencia dinásticas, representadas por la presencia de la misma Mariana y de un águila coronada que vuela hacía el sol, hacia Dios, alegoría del recientemente fallecido Felipe IV, que porta a su vez a su cría, es decir, a su sucesor, el propio Carlos II. Ambos vuelan hacia el Sol, único destino posible como reza la flacteria, amparados y guiados por sus rayos benefactores. Por último, amor a los vasallos a quienes Carlos II muestra la cartela a modo de programa moral de reinado aprendido, como no, de su madre.

Fig. 4. Carlos II y Mariana de Austria, grabado obra de Pedro de Obregón (1671). Museo de Historia de Madrid.

Como conclusión cabria recordar de nuevo que esta tipología de retrato doble no fue en absoluto frecuente ni en la tradición, ni en la escuela española de retrato regio. Existen, eso sí, algunos escasos antecedentes de retratos dobles del matrimonio real que, sin embargo, no debieron tener demasiado éxito, pues la fórmula habitual que perduraría en el tiempo es, como se ha indicado, la de representar a los monarcas por separado y en disposición complementaria para ser colocados formando pareja.

Fuentes: 

*Pascual Chenel, Álvaro: "Retórica del poder y persuasión política. Los retratos dobles de Carlos II y Mariana de Austria". Goya: Revista de arte, nº 331 (2010).

*Pascual Chenel, Álvaro: "El retrato de Estado durante el reinado de Carlos II. Imagen y propaganda". Fundación Universitaria Española (2010).

8 comentarios:

  1. Retrato doble equivale a decir dos por el precio de uno, doble mensaje. Hablamos de la madre y hablamos también del heredero. Continuidad ante todo. Hablamos de la abnegada regente (triste y compungida tal vez por lo que se le vino encima tras la muerte de su esposo y tío) y hablamos del futuro rey, de aspecto saludable, pues es lo que realmente conviene en estos casos.
    Un saludo.

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    1. Un Rey que no reina y una Regente que lo hace por él hasta que alcance la mayoría de edad. mensaje dinástico y legitimador del poder de la Reina para que a nadie se le olvidase porque ella y no otro regía los destinos de la Monarquía mientras su hijo no pudiera hacerlo por sí mismo.

      Un saludo

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  2. Un lenguaje político completamente desconocido en estos tiempos. La idea de la continuidad dinástica es clave.

    Saludos.

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    1. Los reinos antes no eran propiedad del pueblo representado en un parlamento por los políticos como hoy parece entenderse, sino que eran "solares" propiedad de una dinastía. El Rey y su dinastía eran elegidos como vicarios de Dios en la Tierra por la mismísima Providencia Divina para cuidar a sus vasallos.

      Un saludo.

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  3. A pesar de no haber existido precedentes en la monarquía Hispánica de la Edad Moderna de una regente, mujer, haciéndose cargo del gobierno durante la minoría de edad de su hijo, rey, los modelos representativos, siguiendo más o menos un mismo patrón (dualidad entre madre e hijo, las miradas hacia el espectador, los símbolos del poder mostrados, las tocas de viuda de la regente), aportan distintas variaciones formales interesantes a la hora de ser analizadas. Buen ejercicio.
    Un beso

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    1. Los precedentes se hundían en la Edad Media con figuras como las de Berenguela en Castilla o Blanca de Castilla en Francia, madres respectivamente de Fernando III el Santo y San Luis de Francia, ejemplos de madres de Santos que ejercieron la regencia durante la menor edad de sus hijos y que la publicística quería comparar con doña Mariana de Austria y Carlos II.

      Un beso.

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  4. Me ha gustado la serie y estos últimos ejemplos madre e hijo, reina y rey sentados una frente al otro curiosos. Y al hilo del último párrafo, efectivamente, son muy infrecuentes, pero me ha hecho recordar uno, triple en este caso con los bustos de Fernando VII, María Cristina, y la pequeña Isabel, (de no muy buena calidad, según mi opinión) que hay en un museo de Valencia.
    Un saludo.

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    1. Pronto abordaré un retrato triple de Carlos II príncipe junto a sus padres Felipe IV y Mariana de Austria, del que ya hablé hace algún tiempo. Espero que te guste esa entrada también.

      Un saludo y me pongo a buscar ese retrato familiar del Museo de Valencia ;)

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