miércoles, 11 de agosto de 2010

LAS MUJERES DE LA CORTE (II): LA CAMARERA MAYOR DE MARIANA DE AUSTRIA, MARQUESA DE LA VALDUEZA

Doña Mariana de Austria por Diego Velázquez (h. 1660).

Una de las figuras más importantes de la Corte de Mariana de Austria fue doña Elvira Ponce de León, marquesa viuda Villanueva de la Valdueza por su matrimonio con don Fadrique Álvarez de Toledo y Osorio, I marqués de Villanueva de la Valdueza (muerto en 1634) e hija de don Luis Ponce de León, marqués de Zahara, y de Victoria de Toledo, hija de Pedro de Toledo Osorio, V marqués de Villafranca del Bierzo y II duque de Fernandina. Recibió el cargo de Camarera Mayor el 8 de enero de 1654 (1), cinco años después de la llegada a la Corte de Mariana de Austria, a la que sirvió durante toda su época como consorte, regente y reina madre.

Las competencias de la Camarera Mayor en Palacio eran muy amplias ya que ésta se encargaba de acompañar a la Reina en todas sus actividades diarias; así, debía estar a su lado tanto en los actos oficiales como en los lugares más recónditos de Palacio, pues a ella le competía vestir a la Reina, ayudarla en su aseo personal y velar su sueño en las largas noches del Alcázar.

El caso de la Marquesa de la Valdueza fue especial, ya que tuvo la oportunidad ejercer el puesto en tiempos de una regencia femenina, por lo que las posibles alteraciones del protocolo cortesano se percibieron como un peligro real por parte del sector masculino de Palacio. La Camarera de la Reina logró acaparar la función de concertar el régimen de visitas políticas de la Reina, en detrimento del Mayordomo Mayor, tal y como demuestran los testimonios del embajador francés D’Embrun y del Conde de Pötting, embajador imperial (2), y, al parecer, también debieron de ser frecuentes los billetes que hizo llegar a ciertos ministros informando del envío de notificaciones de la Reina. Además, doña Elvira no sólo acompañaba a la Reina en los actos públicos, sino también en todas las reuniones de carácter político-institucional. Esta asidua actividad le provocó más de un conflicto con el Mayordomo Mayor, Fernando Álvarez de Toledo, VI duque de Alba, que consideró las funciones atribuidas a la Camarera excesivas.

Los investigadores del período como Gabriel de Maura, se han puesto de acuerdo en señalar el talante “austriaco” de la Marquesa de la Valdueza (3). Su apoyo a la red imperial del Conde de Pötting parece claro y conocido por el resto de las facciones: de hecho, el conflicto protocolario protagonizado por la Camarera de doña Mariana y el Aya de Carlos II con respecto a quién de las dos debía ocupar el lugar preeminente en diversos actos cortesanos y que ya se comentó en la anterior entrada, demuestra la afección de la Marquesa de la Valdueza por los intereses austriacos, ya que el conflicto, que se saldó con la victoria del Aya por ser “nitharda” y opuesta en cierta medida a los intereses imperiales, dio a conocer públicamente las ambiciones de ambas mujeres, líderes simbólicas de los dos grupos de poder más influyentes de la Corte de doña Mariana en los inicios de la Regencia (4).

Desde luego, el Conde de Pötting no ocultó sus simpatías por la noble señora con la que mantenía frecuentes conversaciones tras su audiencia diaria con la Reina:

Hable con la Camarera mayor”, “Hable con la Camarera Mayor en su quarto, señora de toda bondad y virtud”, “La Reyna me embio a deçir por la Condessa que si ya me hallava prevenido [preparado] podia mañana cumplir con mi función. Embiando a pedir la hora a la Camarera” (5). E incluso el Conde de Pötting remitía las cartas del Emperador destinadas a la Reina a través de la Camarera Mayor, prueba de la fidelidad y servicio que ésta demostraba a su partido en la corte de Madrid.

Como se ha comentado con anterioridad, la Camarera Mayor, se convirtió en la principal reguladora de las visitas y audiencias de la Reina; situación que a principios de la Regencia desembocó en una disputa de competencias con el Mayordomo Mayor y que la Reina saldó a favor de doña Elvira. Esta sentencia favorable a la Marquesa de Villanueva de la Valdueza, no significó sin embargo, la consolidación de una amistad política con la Regente si se atiende al grave conflicto de precedencias que enfrentó a la Camarera Mayor con el Aya del Rey en 1667 y que doña Mariana resolvió a favor de ésta última. No obstante, el definitivo apoyo del Aya a don Juan José de Austria en los momentos previos a la publicación del Manifiesto de los Grandes de 1676, selló el fin de su amistad y el principio de una mayor correspondencia entre doña Mariana y su Camarera Mayor. Una prueba de esta relación de fidelidades mutuas es el hecho de que la Camarera Mayor se convirtió desde los primeros conatos de la caída en desgracia del Aya, en la dama de indentidad desconocida que hizo de intermediaria en el correo secreto mantenido entre la Reina y Nithard (6).

Tras la subida al poder de don Juan (1677), doña Elvira acompañó a la otrora regente en su destierro toledano y después en su retorno a la Corte con ejemplar dedicación. Aunque la profesora M. Victoria López-Cordón comenta que no se conoce con exactitud la fecha de la muerte de la Marquesa de la Valdueza (7), según las fuentes consultadas por el que aquí escribe, ésta debió producirse el 30 de septiembre de 1691 (8).


Fuentes principales:

* López-Cordón Cortezo, M. Victoria: “Entre damas anda el juego: las camareras mayores de Palacio en la edad moderna”. Universidad Complutense de Madrid, 2003.

* Oliván Santaliestra, Laura: “Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII”. Universidad Complutense de Madrid, 2006.



Notas:

(1) Su predecesora en el cargo fue la Condesa de Medellín, doña Ana de Cardona y Aragón, que antes había sido camarera de la infanta María Teresa desde noviembre de 1644 y que pasó a ocupar el cargo de Camarera Mayor de la Reina en 1647. Falleció en diciembre de 1653.

(2) Comentaba el del Conde de Pötting: “La Reyna me embio a deçir por la Condesa que si ya me hallava pevenido podia mañana cumplir con mi funcion. Embiando a pedir la hora a la Camarera”.

(3) No obstante, el mismo Maura afirma que en algún momento se la llegó a considerar “juanista”.

(4) Para conocer este litigio llevado al Consejo de Estado véase Duque de Maura: “Vida y reinado de Carlos II”. Madrid, 1954, pp. 104-105.

(5) Véase: “Diario del conde de Pötting, embajador del Sacro Imperio en Madrid (1664-1674)”. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, 1993.

(6) Lozano, Julián: “La compañía de Jesús y el poder en la España de los Austrias”. Ed. Cátedra. Madrid, 2005.

(7) No obstante, comenta que debió producirse en torno a 1691. López-Cordón Cortezo, M. Victoria: “Entre damas anda el juego: las camareras mayores de Palacio en la edad moderna”, pp. 25-26. Universidad Complutense de Madrid, 2003.

(8) Página web de los
Grandes de España.


14 comentarios:

  1. Intrigas cortesanas hasta en la sopa. Todo este entramado de camareras, mayordomos, ayas, etc. y su enorme capacidad de influencia revela una auténtica partida de ajedrez entablada entre gentes ambiciosas que se disputan en la sombra parcelas de poder.
    No sé si habrá considerado su majestad la oportunidad de incluir en esta serie de "mujeres de la corte" a un personaje que aparece en el cuadro de Las Meninas, doña Marcela de Ulloa, quien conversa con un guardadamas en segundo plano tras la infanta Margarita, sus Meninas, Maribárbola y Nicolasillo.
    Un saludo.

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  2. Cayetano; sì, sì, he pensado incluir a la dama que cita, sobre todo, por ser la madre de uno de los personajes màs importantes del reinado de Carlos, el cardenal Portocarrero, que serà la persona que decidirà el testamento carolino hacia el Duque de Anjou y que ejercerà como regente entre la muerte de Carlos II y la llegada de Felipe V.

    Todo se andarà.

    Un saludo.

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  3. La pobre doña Mariana parece que va a llorar en todos los retratos. No me diga que no da penilla verla con esa expresión. Y es que, claro, no paraban de darle disgustos.
    Yo creo que don Fernando tenía razón: lo de que la camarera acaparara la función de concertar el régimen de visitas políticas de la Reina, parece excesivo y aparentemente guarda poca relación con el cargo. Aquí les dabas la mano y querían el pie.

    Feliz dia, Majestad. Saludeme a la reina.

    Bisous

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  4. Madame: la verdad es que doña Mariana fue toda una sufridora, primero asistiendo a la muerte de 4 de sus 6 hijos, soportando toda la presiòn de la bùsqueda del deseado herdero varòn, después todo el peso de la regencia y la lucha contra don Juan, etc etc, al menos poco antes de morir pudo ver a su bisnieto José Fernando de Baviera como heredero de la Monarquìa, algo por lo que tanto lucho, una pena que murise apenas 3 anos después...sino ahora reinarìa la Casa de Wittelsbach en Espana.

    Salduos.

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  5. Para este tipo de intrigas, nada mejor que una mujer de este tipo.

    Muy buena reseña.

    Un abrazo.

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  6. Gaucho: una mujer experimentada, viuda y noble, todo lo necesario para un puesto de este calibre.

    Saludos.

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  7. Hola Carlos II,

    Le agradezco con un poco de retraso el gallardón que me otorgó la semana pasada. ¡Me siento halagada con su noble gesto! Lo siento no haberle agradecido antes, estuve unos días de viaje.

    La Marquesa de Valdueza dá la impresión de haber sido una mujer muy dominante y rigurosa, seguramente la melancólica Mariana de Austria estaría agobiada por su presencia en múltiples ocasiones. Un abrazo

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  8. Lady Caroline: no se preocupe, había leído en su blog que estaba de vacaciones ;)

    La Valdueza fue rigurosa sí, pero también hay que reconocerle la dedicación que mostró siempre hacia doña Mariana.

    Saludos.

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  9. Majestad Católica, realmente cada una de sus entradas me sorprende, es que no sé un comino de lo que son las cortes en realidad, :D.

    Me alegra saber que, dentro de tantas intrigas, aún había gentes que tenían la palabra "Lealtad" en su diccionario.

    Un real abrazo

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  10. Mathìas: es normal, el mundo de las cortes modernas y, en especial, la de los Austrias espanoles era realmente compleja, un microcosmos de pequenos planetas que giraban en torno al Sol que era la persona real.

    Como dices, algunos aùn daban un sentido a la palabra lealtad.

    Un real abrazo.

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  11. Curioso como este sistema cortesano dirigido según numerosos historiadores a la "domesticación de la nobleza" adquirió una fuerza y complejidad tan enormes. Los agentes de distintos países jugando sus cartas y cada facción buscando su propio interés mientras unos pocos permanecen leales. Me pregunto como funcionaría en esta época el "servicio de inteligencia" (por llamarlo de alguna manera) español fundado por Felipe II al crear el cargo de Espía Mayor del Reino.
    Un saludo Carlos!!

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  12. Bragi: era la lucha de facciones entre los "austriacos", los "nithardos" y los "juanistas" (aùn no habìa una facciòn francesa) que luechaban por hacerse con el poder segùn los propios intereses de cada uno.

    El servicio secreto y la diplomacia siguieron funcionando a niveles bastante altos a pesar de las horas bajas de la MOnarquìa como prueban aùn la fuerza de ciertas embajadas como la de Roma o Londres.

    Saludos.

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