jueves, 9 de diciembre de 2010

EL ARCHIDUQUE LEOPOLDO GUILLERMO: MECENAS Y COLECCIONISTA (PARTE I)

El archiduque Leopoldo Guillermo en su galería de pinturas, obra de David Teniers (h. 1650). Palacio de Scheissheim, Munich.

Como se dijo en la serie de entradas dedicadas a su biografía, el archiduque Leopoldo Guillermo fue educado en la Corte de Madrid, lugar en el que tuvo fácil acceso a las colecciones de pintura de sus reales parientes. Su estudio y su contemplación se convertirían después en un eco muy perceptible en sus propias posesiones pictóricas, pues llegaron a condicionarlas un tanto, llevándole a obtener para ellas determinadas obras semejantes a las vistas en lugares como El Pardo, El Escorial o el Real Alcázar de Madrid, sobre todo en lo que concierne a los maestros venecianos.

Una vez nombrado gobernador general de los Países Bajos, se instaló en el Palacio de Coudenberg (1) tras hacer su entrada en Bruselas el 11 de abril de 1647. Una vez allí tuvo ocasión de rodearse de un ambiente acorde a su sensibilidad y a la tradición allí imperante, en el cual, pese a lo poco alentador de un panorama siempre ensombrecido por la guerra, el pintor David Teniers se convirtió pronto en una presencia decisiva: de ese mismo año data su nombramiento como responsable (es decir, custodio, experto, restaurador y abastecedor) de las colecciones leopoldinas de arte.

Sin embargo, la presencia de Leopoldo Guillermo en el mundo del coleccionismo de arte parece haber sido insignificante hasta su llegada a Flandes. En 1636 recibió en Viena la visita del Conde de Arundel, famoso coleccionista de arte, la cual quedó descrita por una de las personas de su séquito. Aún considerando que el Archiduque sólo contaba entonces con 22 años de edad, la descripción de su palacio revela una desnudez casi vergonzosa:

Al día siguiente, que fue el domingo 26 de junio, Su Excelencia [Arundel] tuvo audiencia con la reina de Hungría y el archiduque Leopoldo, hijo segundo del emperador. El palacio del archiduque no tiene nada notable, aparte del espacioso patio. Cuando al otro día visitamos alo archiduque en sus aposentos, vimos sólo unos pocos cuadros”.

En los años sucesivos Leopoldo Guillermo adquirió obras de pintores de la corte de Viena que ahora no son casi conocidos, pero nada parecía indicar su futuro como uno de los grandes coleccionistas de pintura del sigo XVII. Una de sus primeras incursiones documentadas en el mercado de arte lleva fecha de 4 de enero de 1648, cuando Jan van den Hoecke, pintor de la corte, escribió al marchante Matthys Musson aconsejándole con miras a la anunciada visita de Leopoldo Guillermo:

Su Alteza me ha dicho que cuando vaya a Amberes desea ver todo lo que de hermoso pueda verse en Amberes en el arte de la pintura, y que desea comprar las cosas bellas que según su gusto considere”.

Nada se sabe de los resultados de esta expedición de compra, ni de ninguna adquisición hecha durante el primer año de su gobierno en los Países Bajos. Pero el de 1648 estuvo marcado por un suceso que repercutió profundamente en las motivaciones del Archiduque como comprador de pintura: el saco de Praga por parte de las tropas suecas, que le costó a la colección imperial la pérdida de 570 cuadros. Leopoldo Guillermo decidió compensar este quebranto, y justamente un año después se le presentó la ocasión con el fin de la guerra civil inglesa. El 30 de enero de 1649 tenía lugar la ejecución del rey Carlos I de Inglaterra tras su derrota frente a las tropas del Parlamento, a partir de ese momento el nuevo gobierno de la Commonwealth empezó a hacer planes para la enajenación pública de su amada colección de pinturas y esculturas. En 1640 el conservador de la colección real, Abraham van der Doort, había completado un inventario del Palacio de Whitehall, donde estaban colgados los mejores cuadros. Ese inventario se incorporó a las listas redactadas por los nueve comisarios encargados de gestionar la venta de los bienes del rey fallecido.

La almoneda de Carlos I, o almoneda de la Commonwealth como a veces se la denomina, se abrió en el otoño de 1649, ofreciendo unos 1.570 cuadros a compradores de Inglaterra y el extranjero. Era una cantidad de obras difícil de digerir, máxime habiendo otras tantas sobre la mesa, pues recién acabada la guerra civil también se pusieron en venta partes considerables del patrimonio artístico de los tres mayores coleccionistas cortesanos del llamado Grupo de Whitehall: el Conde de Arundel, el Duque de Hamilton y el Duque de Buckingham. No cabe imaginar mercado más ventajoso para el comprador. Sin embargo, Leopoldo Guillermo no participó en la almoneda de la Commonwealth ya que se lo desaconsejaron desde Madrid, y concretamente don Luis de Haro, valido de Felipe IV, que canalizaba fondos para sus adquisiciones a través del fisco de Bruselas. Sin embargo, esta prohibición parece que fue providencial pues dejó solo al Archiduque para regalarse con dos de las principales colecciones inglesas, la de los duques de Buckingham y Hamilton.


El archiduque Leopoldo Guillermo en su galería de pinturas (h. 1650), obra de David Teniers. Museos Reales de Bellas Artes de Bruselas.

En la primera fase de la Guerra Civil inglesa, la Cámara de los Comunes había confiscados los bienes del II Duque de Buckingham, dando orden de que los cuadros se vendiera. Por suerte para el Duque, éste tenía amigos y parientes que se habían declarado a favor del Parlamento y pudieron detener la operación. El 4 de octubre de 1647 le fue devuelta su propiedad, y éste, como precaución frente al desastre que se avecinaba, trasladó al continente una parte sustancial de la colección. El 25 de febrero de 1648 obtuvo permiso para sacar del país otras 16 cajas de cuadros, que fueron confiadas a William Aylesbury, un miembro de su casa. Buckingham se incorporó entonces al ejército real en su último intento desesperado de salvar a la Corona. Cuando ese esfuerzo fracasó, huyó al continente en el mes de agosto, pensando proveer a su sustento y el de su familia con el capital que representaban sus cuadros.

Entretanto Aylesbury había llevado los cuadros a Amsterdam, pero en junio de 1648, por consejo del doctor Stephen Goff, asesor financiero de la reina Enriqueta María, mujer de Carlos I, que consideraba que entonces la capital holandesa no era un mercado importante de pintura antigua, se decidió expedirlos a Amberes para su posible venta allí, siendo depositados en los locales del merchante Justus Collimar.

A partir de este momento se conoce al detalle la suerte que corrió la colección. El 12 de diciembre de 1648 se presentó el propio Duque en Amberes y empeñó parte de la colección a Lionel Corham, un comerciante inglés, y a Frans Wouters, un pintor local, a cambio de un préstamo de 30.000 florines, a devolver con un interés del 8 % cuando el Duque alcanzara la mayoría de edad, en mayo de 1649. En caso de impago, Corham y Wouters estarían legitimados para vender la colección en subasta pública en Amberes a partir del 15 de mayo, y recobrar el principal y los intereses con el producto. El 29 de abril de 1649 Aylesbury solicitó y obtuvo una extensión del préstamo. Ocho meses después, en diciembre, Buckingham, mediante enrevesadas maniobras financieras, puso redimir los cuadros, que eran casi dos centenares. Su paso siguiente fue enviarlos a Bruselas para que allí los examinara Leopoldo Guillermo y sus consejeros. El 1 de julio de 1650 se cerró el trato: el Archiduque, representado por su pintor Jan van den Hoecke, adquirió el lote por 70.000 florines.

Por lo que respecta a la colección del Duque de Hamilton, se dispone de menos información. El duque fue ejecutado el 9 de marzo de 1649. En su testamento nombraba heredero universal a su hermano William, y éste pudo escapar a Holanda llevándose una parte sustancial de la colección de arte. Ya el el 19 de abril de aquel año el archiduque Leopoldo Guillermo había adquirido un grupo de pinturas de Hamilton como atestigua una salvoconducto expedido en La Haya, por el que se autoriza el transporte de dichas obras a Bruselas. Puesto que en ese documento sólo se enumera una parte de lo comprado por el Archiduque de esta pinacoteca, parece obvio que en los meses siguientes hubo otras transacciones, pero aún no han salido a la luz. Al final, Leopoldo Guillermo quedó poseedor de poco más de 200 cuadros italianos de la colección de Hamilton (6).

En poco más de un año Leopoldo Guillermo había adquirido más de 400 cuadros, muchos de excelente calidad: lo que hoy constituye el núcleo de los fondos italianos del Kunsthistorisches Museum de Viena. En el total de adquisiciones los cuadros italianos llegaron a ser unos 617. El resto de su colección comprendía cuadros norteños, flamencos en su mayoría y algunos alemanes. Casi todos eran de pintores de la época, entre ellos los que servían a la Leopoldo Guillermo en la corte de Bruselas. Pero el Archiduque intentó comprar con mirada retrospectiva, y no le faltó suerte para reunir una antología de la pintura flamenca desde aproximadamente 1450 hasta 1650.


Fuentes principales:

* Brown Jonathan: “El triunfo de la pintura. Sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII”. Madrid, 1995.

* Sáenz de Miera, Jesús: “El archiduque Leopoldo Guillermo de Austria y el emperador Leopoldo I”. SEACEX, 2003.


Notas:

(1) De origen medieval, fue la residencia oficial de los gobernadores españoles de los Países Bajos. Fue destruido por un incendio el 3 de febrero de 1731.

25 comentarios:

  1. Vaya, no fue precoz como coleccionista pero no cabe duda que acabó recuperando el tiempo perdido.
    Y mire qué suerte tuvo con las colecciones inglesas. Una ganga, sobre todo si me dice que son la base del núcleo de los fondos italianos del Kunsthistorisches Museum de Viena. Una pinacoteca extraordinaria, monsieur, sin duda una de mis favoritas.

    Buenas noches

    Bisous

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  2. Veo que Teniers pintó varios cuadros de los cuadros de la pinacoteca del archiduque. Ya vi uno en un artículo anterior, y ahora dos más, preciosos todos. Un saludo.

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  3. Una de mis debilidades es la pintura de la escuela flamenca (Van Eyck, Brueghel, Van der Weyden...)

    No sé si lo hiciste anteriormente pero un post de los tuyos (magnificamente documentado) sobre esta pintura no quedaría mal por este blog.

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  4. Madame: comparto su gusto por el Kunsthistorisches, junto al Prado, probablemente las mejores pinacotecas del mundo (recuérdese que en el Louvre y el British la pinacoteca ocupan partes más pequeñas y que se centran más en esculturas y otras formas de arte)...también Felipe IV se aprovecho de la "gran almoneda del siglo".

    Un beso.

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  5. Desdelaterraza: pues sí, Teniers se convirtió en un experto en este tipo de cuadros de cuadros.

    Un saludo.

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  6. Isra: no soy experto en arte, aunque a veces haga entrada dedicadas a cuadros y otras artes. Esta entrada ya la hice por petición popular, pero a ver que se puede hacer ;)

    Un saludo.

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  7. Pues menudo baile de viajes arriba y abajo de todos los cuadros, aunque siempre suele suceder que el que más poder tiene se los queda para el...¿por desgracia o por suerte? Es agradable saber que si te educas en un ambiente como se educó el archiduque, lo más normal es que te agradece intentes seguir ese maravilloso gusto por la cultura. Y si encima son los grandes pintores flamencos, pues buen gusto¡ Ahora, pedir préstamos para cuadros...
    Salud¡

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  8. O sea que el archiduque venía a ser, en cuanto a sus aficiones y gestiones en el mundo del arte, una especie de Barón Thyssen en aquellos ajetreados tiempos.
    Un saludo.

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  9. Javier: así es y serña siempre, los poderosos son los únicos que pueden pegarse estos gustos, pero al menos ahora disfrutamos de maravillosos museos públicos abierts a todas las clases.

    Un saludo.

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  10. Cayetano: muy buena comparación. El barón Thyssen era otro gran coleccionista que además nos ha dejado el maravilloso Museo Thyssen del Paseo del Prado.

    Un saludo.

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  11. Es un artículo de gran altura el suyo. Y es verdad que Felipe IV obtuvo su parte en la almoneda de las pinturas de Carlos I Estuardo. Fue, creo, a través del embajador Alfonso de Cárdenas.

    Y, si Dios quiere, escribiré algunas notas sobre doña Mariana de Austria.

    Saludos cordiales.

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  12. Retablo: muchas gracias, he podido contar con fuentes de gran altura. Dices bien en los del embajador Cárdenas.

    Gracias por colaborar en lo de doña Mariana de Austria.

    Un saludo.

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  13. Habría que pensar en qué hubiese sido de loas colecciones reales, entre otras las de Felipe IV, si en Inglaterra ni se hubiese producido la guerra civil. Probablemente hubiese habido menos cuadros en circulación. Leopoldo Guillermo se benefició mucho de este asunto por lo que veo. La retirada de la subasta real no le privó en albsoluto de convertirse en un gran mecenas y regalarse los ojos a partir de entonces con los cuadros de su colección.

    Saludos

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  14. Desconocía que núcleo de los fondos italianos del Kunsthistorisches Museum de Viena tuvieran esta historia.
    Lo que más me llama la atención es que los Austrias en general fuesen tan amantes del arte y posteriormente los Borbones españoles fueran tan cenutrios (perdón por la expresión) especialmente Fernando VII que no sólo no se interesó por nuestra magnífica colección sino que regaló muchos de nuestros cuadros a los ingleses por su ayuda en la guerra de la independencia. De ahí todos los Velázquez, Murillos etc. que se pueden ver en los museos británicos.
    Gracias por la entrada, me encantan también las dos impresionantes obras que la ilustran.
    Un saludo amigo :-)

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  15. Francisco Manuel de Melo del que hablabamos el otro día por lo del marquesado, tengo entendido, lo leí en algún sitio, que se trajo buen cargamento de objetos, joyas y obras de arte, cuando dejó su cargo en Flandes y volvió a España.
    Un saludo.

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  16. Siempre alabé el gusto del archiduque por el arte, pero no sabía que fuera tan tardía su vocación. Y gracias a ello, se quedó con unas magníficas collecciones reales y nobiliarias británicas. También me ha gustado conocer el origen del núcleo del Kunsthistorisches de Viena. Ah, me encantan los cuadros de Terniers, especialmente el que va de cabecera de entrada, ¿ya salió en alguna entrada tuya?. Un cordial saludo.

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  17. Como ya comentamos anteriormente, algunso de estos archiduques no tenían grnades luces políticas (recuerdo a aquel conde del Tirol), pero como coleccionistas valían una mina.

    Saludos, Alberto

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  18. Carmen: así es, esta gran almoneda permitió incrementar las colecciones de media Europa, en especial las reales españolas, germen del actual Museo del Prado.

    Un saludo.

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  19. Pedro: desde luego que los Austrias tuvieron una gran sensibilidad por el arte de la pintura, pero los Borbones tampoco fueorn unos cenutrios. No debemos juzgar a toda la dinastía por Fernando VII o Isabel II, sus predecesores Felipe V, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV fueron grandes mecenas y coleccionistas. Recordemos nombres como los de Palomino, Meléndex o Goya; obras como la fachada de la catedral de Santiago, el hospital de Tribunal en Madrid, el Palacio Real de Madrid, el de Aranjuez, etc; expediciones como la de Malaspina o Mutis; las fundaciones de academias como la de la lengua o la de historia...fueron, por tanto, reyes ilustrados y con una buena formación cultural, recordmeos por ejemplo la última exposición del Palacio Real sobre la figura como mecenas de Carlos IV. Además, y a pesar de todo, Fernando VII fue el fundador del Museo del Prado...

    Un saludo ;)

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  20. José Eduardo: casi todos los gobernadores generales, virreyes y embajadores se volvían con un buen botín artístico entre sus manos, en especial los de Flandes, Nápoles y Roma.

    Un saludo.

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  21. Paco: me alegra que te haya gustado conocer el origen del Museo de Arte de Viena. No, no tengo ninguna entrada sobre Teniers, aunque sí alguna dedicada a obras suyas, puedes buscarla en la nibe de etiquetas.

    Un saludo.

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  22. Jordi: al menos compensaban con eso ;), y la verdad es que sus ansias de colección nos han legado museos como el del Prado o el Kunsthistorisches de Viena.

    Un abrazo.

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  23. Majestad, Mucho me placen, como siempre, Vuestras Aportaciones, tan Mibuciosas, como bien REdactadas. Un Aplauso Cual es Costumbre de Vuestro POeta Cortesano. Honráis "Nuestro Gremio".
    Un Reverencioso Saludo.

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  24. Old Nick: muchas gracias cortesano y grandioso poeta, siempre sois bienvenidos en esta vuestra Corte.

    Un saludo.

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  25. Tienes razón amigo, pero me temo que si no es por Isabel de Braganza, Fernando VII no funda nada de nada. Efectivamente no puedo juzgar a toda una dinastía por 4 personajillos, pero es que me encienden la verdad.
    Un saludo y ya queda menos para el aniversario :-))

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