jueves, 28 de enero de 2010

LA FAMILIA DEL REY, LOS HERMANOS DE CARLOS II: DON JUAN JOSÉ DE AUSTRIA, BASTARDO REAL Y MESÍAS DEL PUEBLO (PARTE VI)


Retrato de Juan José Austria por Peter de Iode (Biblioteca Nacional de España).

Al margen de los acontecimientos bélicos, don Juan tuvo que enfrentarse igualmente a una activa labor diplomática respecto a las demás naciones que también tenían voz en el concierto internacional. Es especial destacaron las relaciones mantenidas con Inglaterra, la cual se encontraba desdoblada a raíz de la revolución que supuso la ejecución del rey Carlos I en 1649 (1), entre el gobierno de Oliver Cromwell, república oficial y reconocida internacionalmente, y el gobierno en el exilio, encabezado por el futuro Carlos II (2) y su hermano, el Duque de York (3), hospedados por el Rey de España en Flandes. También tuvo un capítulo a parte la ratificación o no de ciertos puntos establecidos en la Paz de Münster (1648) con las independientes Provincias Unidas.

Entretanto, Francia intentó establecer negociaciones de paz con España, pero a costa de la obtención de grandes ventajas. A comienzos de julio de 1656, llegó a la Corte Monsieur Leone, enviado por Luis XIV para tratar el tema de la paz con el Rey Católico. En septiembre regresó de nuevo a Francia sin haberse conseguido acuerdo alguno, y quedando rotas las conversaciones. Según consulta real vista en el Consejo de Estado "se pidieron de parte de Francia cosas tan fuera de razón y contra todos los ejemplares anteriores" que el Rey se negó a entrar en más negociaciones porque éstas, tal y como estaban planteados por Francia, atentaban a "su honor y Real Decoro".

Por lo que se refiere a la Inglaterra de Cromwell, continuaban las hostilidades tanto en Europa como en las Indias, no obstante, se consiguieron algunos éxitos como cuando en la primavera de 1656 cinco fragatas de Ostende apresaron a diez navíos ingleses. Poco después, siete fragatas de Dunkerque hicieron lo propio con otras siete naves inglesas. En cuanto a las relaciones con el exiliado Carlos Estuardo, éstas estaban fundamentalmente mediatizadas por el tratado suscrito entre este monarca y Felipe IV, el 12 de abril de 1656 (4). Èste se trataba en realidad de una liga ofensiva-defensiva que ratificaba la establecida en un acuerdo de paz firmado en Madrid, el 15 de noviembre de 1630, entre Felipe IV y Carlos I de Inglaterra. El Rey de España se comprometía a asistir al monarca inglés con 4.000 infantes y 2.000 caballos a los largo del año 1656 , "bien entendido que S.Magestad de la Gran Bretaña haya de tener a su devoción algún puerto, lugar o sitio en Inglaterra donde pueda con seguridad, desembarcar esta gente...". En contrapartida, el rey inglés, una vez coronado de nuevo en su país, se comprometía a asistir a Felipe IV en la recuperación de Portugal mediante levas de ingleses e irlandeses, así como de 12 navíos de guerra. Incluso los ingleses devolverían al Rey Católico las ocupaciones llevadas a cabo en las colonias americanas desde 1630.

Pronto, el monarca inglés, comenzó a solicitar el cumplimiento del tratado, a través del Conde de Bristol. Sin embargo, don Juan de Austria, que además no había tenido ni arte ni parte en la suscripción de este acuerdo, no estaba dispuesto a restar del ejército de Flandes, los 4.000 soldados y los 2.000 caballos prometidos, encontrándose en tan precaria situación y en medio de una amenaza bélica continua.

Por lo que respecta al terreno militar, la campaña de 1657 se inició muy temprano, ya que en marzo emprendieron las tropas del Rey de España la toma de la plaza de Saint-Ghislain al llegar noticias sobre las intenciones de los franceses de introducir un convoy y refuerzos en dicha plaza.
Tras este primer y exitoso paso, sobrevino una larga interrupción que los historiadores atribuyen a las tirantes relaciones entre don Juan y el Príncipe de Condè. A pesar de estos problemas, existían dificultades de índole económica suficientemente importantes como para provocar una interrupción en la campaña bélica.

Entretanto, Turenne invadía las costas flamencas con unos 25.000 efectivos y De la Ferté hacía lo mismo en la zona de Luxemburgo con otros 15.000 hombres:

En este estado queda Dunkerque, el cual, por ser la llave de esta Marina por el pie firme que da a los enemigos de otras conquistas, por cortarnos las esperanzas de recuperar Mardique, y por lo que dificultará las materias de la paz y arriesgarse las de la religión (además de las influencias exteriores),le juzgopor el golpe más mortal, que pueden recibir estas Provincias, si Dios por su infinita misericordia no abre algún camino para el reparo” (5).

No acababan aquí las desgracias en el gobierno de don Juan a lo largo DE 1657, ya que de la Ferté tomaba la plaza de Montmedy, que cubría la frontera de Luxemburgo.

Don Juan se mostró partidario de aplicar las escasas fuerzas disponibles en la recuperación de alguna plaza situada en el interior del país, como por ejemplo la villa de Danvilliers, a dos leguas de Montmedy. Pero tuvo que desistir de su idea ya que los franceses se presentaron ante Saint Venant. Las fuerzas hispanas trataron de impedirlo, pero la plaza acabó rindiéndose. Los franceses coninuaban avanzando sin cesar.

Don Juan igualmente tuvo que abandonar sus deseos de intentar la recuperación de Mardique (hoy Fort-Mardijk) a causa del rigor del tiempo, la escasez de tropas y la abundante guarnición de la plaza.

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Fuentes principales:

* Castillo Soto, Josefina. Don Juan José de Austria (hijo bastardo de Felipe IV) : su labor política y militar. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1991.

* Castillo Soto, Josefina. Las relaciones entre Felipe IV y Carlos II de Inglaterra, durante el protectorado de CromweII (1656-1659). Espacio, Tiempo y Forma, Serie IV, H." Moderna, t. 2, 1989, págs. 111-124.

* Ruiz Rodríguez, Ignacio. Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica : entre la política, el poder y la intriga. Dykinson, S.L. - Libros, 2008.


(1) La revolución inglesa estalló como consecuencia de la pugna existente entre dos tendencias protestantes diferentes. Por un lado, estaba la iglesia anglicana cuya cabeza visible era el monarca y que atraía, principalmente, a la clase nobiliaria y por otro, las creencias puritanas de corte calvinista que se daban, sobre todo, entre la burguesía. Mientras los anglicanos defendían a ultranza la monarquía absoluta, los puritanos, siguiendo fielmente los principios calvinistas, eran partidarios de despedir al monarca, mediante una insurrección, si éste se conducía tiránicamente

Así pues, resultaba evidente para estos burgueses calvinistas que el Rey de Inglaterra, dada su tendencia absolutista, se estaba comportando de una manera despótica

En 1640 estalló el conflicto entre ambos bandos cuando el Parlamento exigió a Carlos I, el reconocimiento de la supremacía de la institución parlamentaria frente a las decisiones reales. La revolución propiamente dicha se inició cuando el Parlamento condenó al ministro Strafford y después al arzobispo Laúd, representante
de ia Iglesia officia anglicana.

Carlos I se vio obligado a abandonar Londres y organizó un ejército, desencadenándose una auténtica guerra civil. En 1647 el ejército parlamentario, al frente del cual estaba Oliver CromweII, derrotó a las fuerzas reales e hizo prisionero al monarca. La idea de los puritanos era clara: derrocar la monarquía, proclamar la república y acabar con los privilegios de la aristocracia. El triunfo fue total: el 30 de enero de 1649, Carlos I era ejecutado, el Parlamento quedaba disuelto y se proclamaba la república mientras que la nobleza quedaba relegada a un segundo plano. Todo el poder quedaba concentrado en
la persona de Cromweil

(2) Con el estallido de la revolución inglesa capitaneada por CromweII y el consiguiente ajusticiamiento del monarca inglés, Carlos I, se inició el destierro de su hijo y sucesor, Carlos II, en diferentes países europeos, el cual, lejos de resignarse, buscó con la ayuda de sus consejeros, alianzas y respaldos traducidos en hombres y dinero, como medio de intentar la recuperación del trono, alentado por la existencia segura de un partido realista que le aguardaba en Inglaterra.

El exilio de Carlos II se vio profundamente mediatizado por los hilos de la diplomacia internacional en cuyo entramado concurrían de forma preeminente, la Francia de Mazarino, la nueva potencia inglesa encabezada por CromweII en busca de un espacio importante en el concierto europeo y la Monarquía Hispánica cuya delicada situación política y económica a nadie se ocultaba. Precisamente, Felipe IV, se convirtió en el anfitrión de Carlos II en los años inmediatamente anteriores a la Restauración de la Monarquía inglesa, ocurrida en 1660.

Inicialmente y tras la subida al poder de Cromwell, Carlos, Príncipe de Gales, se instaló en La Haya donde los Estados Generales le trataron con respeto aunque, en medio de ciertas reservas. Posteriormente, y a pesar de la oposición de sus más hábiles consejeros, se instaló en Saint-Germain, con la excusa de visitar a su madre, la princesa Enriqueta María de Francia. La presencia del Príncipe en Francia comprometía seriamente la política amistosa que Mazarino trataba de desplegar respecto a la república inglesa, por lo que decidió trasladarse a Jersey, estado del que aún se consideraba en posesión. De allí pasó a Escocia donde un grupo de monárquicos, preparaba una rebelión mientras el Príncipe de Gales era proclamado rey con el nombre de Carlos II, tras haber firmado el Covenant. Sin embargo, la sucesivas derrotas en Durbar y Worcester, brindaron el triunfo a CromweII por lo que el rey inglés regresó nuevamente a Francia.

La Monarquía Hispánica se apresuró, entonces, por medio de su embajador don Alonso de Cárdenas, a reconocer a la nueva República de Inglaterra lo que propició el envío, por parte de CromweII, de un representante diplomático, don Antonio Ascham, quien caía asesinado en Madrid, junto con su secretario, por un grupo de ingleses realistas. Aunque el gobierno se esforzó por probar su inocencia en tan lamentable suceso, las relaciones se hicieron cada vez más tensas.

Además, CromweII, a cambio de su acercamiento a la Corona hispana, demandaba tolerancia religiosa para los ingleses residentes en España y admisión de los comerciantes británicos en el comercio colonial español. Concretamente, respecto al primer punto, la Inquisición se negó a propiciar la tolerancia y éste fue uno de los motivos que inclinaron al Protector hacia el bando francés.

En 1655 estallaron las hostilidades entre España e Inglaterra ensombreciendo gravemente el panorama en los Países Bajos donde aliados franceses e ingleses se disponían a actuar de forma conjunta en vísperas
de producirse el relevo en el gobierno de Flandes entre el archiduque Leopoldo y don Juan de Austria, hijo bastardo de Felipe IV.

Carlos II, dado el acercamiento entre Francia y el Protector, se trasladó a Brujas, solicitando asilo y ayuda de España como medio de impulsar la colaboración de sus parciales, tanto de los residentes en Inglaterra como de los dispersos por el continente.

Tras los primeros titubeos y vacilaciones, el gobierno de Madrid se avino a firmar un tratado con el monarca inglés, el 12 de abril de 1656.

(3) Carlos II, instalado en Brujas, recabó el concurso en Flandes, de los irlandeses que se encontraban sirviendo en el ejército francés y solicitó asilo para su hermano, el duque de York. Esta iniciativa encontró el beneplácito de Madrid ya que en novembre de 1656, llegaba a Flandes el hermano del monarca inglés, al que la generosidad de don Juan de Austria, proporcionó una jugosa pensión de mil quinientos escudos mensuales lo que propició las reprimendas del Consejo de Madrid, hacia el bastardo.

(4) Las cláusulas de este tratado en A.H.N., Estado, leg. 2.778, fol. 12.

(5) A.G.S., Estado, leg. 2.093. Carta de don Juan, de 1 de junio de 1657.

5 comentarios:

  1. ola me gustaria publicar un documental de reinaldo de carlos II si tienes alguno me puedes mandar la url para asi subirlo
    adios
    pd:estoy en tus seguidores

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  2. Hola, gracias por seguirme. POr desgracia no existe ningun documental sobre Carlos II a dìa de hoy. Todos los documentales que puedes encontrar finalizan con Felipe IV y reinician con la Guerra de Sucesiòn, es por ello que intento dar a conocer este blog, no solo a través de mis posts, sino también dando el nombre de las obras y los historiadores que lo tratan.

    Esperemos que pronto podamos ver un buen documental sobre el mismo.

    Un saludo.

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  3. Como siempre, una estupenda entrada.
    Se puede conocer mucho o poco la vida y milagros de don Juan José de Austria, pero nadie dirá que fue aburrida sino más bien ajetreada y con "la agenda" repleta de actuaciones y compromisos.
    Un saludo.

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  4. Very interesting. Have a wonderful weekend!

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  5. Me parecía imposible, según leía tu entrada, que Cromwell acabase aliándose con España. Pero en la política a veces las cosas sin sentido se llegan a realizar. Como veo al final Inglaterra se alió con Francia (todos contra nosotros, como siempre) y enmedio, Flandes. Quién iba a suponer que tiempo después un miembro d ela dinastía Orange se sentaría en el trono inglés, una vex restaurada la monarquía...

    Por cierto, una maravilla el resultado de la restauración del lienzo de Felipe II a caballo de Rubens. Han logrado recuperar el colorido que caracteriza los pinceles de este gran pintor, máximo exponente del contrarreformismo.

    Un abrazo y buen fin de semana

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