jueves, 16 de septiembre de 2010

LAS GUERRAS DEL REINADO (II): LA GUERRA DE DEVOLUCIÓN (PARTE XII)

Francisco de Moura Corterreal, III Marqués de Castel-Rodrigo, I Duque de Nocera, II Conde de Lumiares y gobernador de los Países Bajos de 1664 a 1668. Fue el principal mando español durante el conflicto.


Pese a los intentos del Marqués de Castel-Rodrigo, a lo largo del invierno los franceses, para dominar el comercio y las comunicaciones fluviales, se hicieron con el control de algunos puntos clave y nudos de comunicación de los canales flamencos. Este fue el caso de la toma del fuerte de Kenoque, puesto fortificado situado en la confluencia de los canales que iban de Ypres a Nieuwpoort, del interior a la costa. El fuerte era un bastión fortificado situado en una isla fácilmente defendible, desde la que se controlaban varias esclusas que permitían la navegación por los canales circundantes. A finales de enero de 1668 los franceses intentaron tomarlo por asalto, pero fueron rechazados por su escasa guarnición. No desistiendo de su empeño, las tropas galas volvieron días después con refuerzos y tres piezas de artillería, decididos a que el puesto cayera en sus manos. La guarnición se rindió después de resistir un duro asalto y bombardeo durante 5 horas, quedando como prisioneros de guerra. Con la caída de este puesto los españoles perdieron un importante nudo de comunicaciones, dificultándose mucho las comunicaciones entre Ypres y la costa (1).

Durante el mes de diciembre de 1667 la primera plaza en ser amenazada fue el castillo de Genap, ante el intento del nuevo gobernador francés de Binche de tomar por sorpresa la plaza. Pero aunque se llegaron a reunir en el Brabante valón 10.000 hombres, bastimentos y escalas para atacar la plaza, el ataque no se llegó a realizar. En ese momento los ojos de los franceses estaban puestos en zonas peor dotadas de guarnición ordinaria y, por lo tanto, más susceptibles de caer en su poder a un bajo coste. Este era el caso de Charlemont. Informados los franceses de los escasos soldados que mantenía el presidio intentaron sorprender el castillo. La fortificación había diso levantada en tiempo de Carlos V debido a su importancia estratégica y de control sobre las riveras del río Mosa, aunque el pueblo cercano de Givet apenas disponía de defensas. Los franceses intentaron asaltar Givet con la ayuda de escalas y mediante barcazas, pero la población se defendió, expulsando a los soldados franceses valerosamente, por lo que éstos se debieron retirar con notables bajas. Nuevamente la población mostraba su resistencia a los franceses, que se habían ganado el afecto de los habitantes ante sus continuas vejaciones, cargas, violencias y excesos. Castel-Rodrigo agradeció a la población su fidelidad, enviando refuerzos a la guarnición para intentar que no se volviera a repetir el asalto (2).

Pero durante el invierno, y pese a los temores de la toma por sorpresa de alguna plaza, los franceses sólo se hicieron con el control de algunos castillos menores y puestos fortificados de Hainaut que comunicaban Mons con Bruselas, aunque en repetidas ocasiones intentaron cortar las comunicaciones de la capital con el resto del país, creando en el gobierno una tensión continua. De esta manera se tuvieron que desviar hombres de la defensa de Bruselas hacia puestos avanzados y de comunicación, las guarniciones fronterizas y las ciudades de la retaguardia. Pero a lo largo del invierno ni Bruselas parecía a salvo de los ataques, ya que las partidas francesas encargadas de exigir contribuciones se llegaron a aventurar a pocos kilómetros de la capital. En este ambiente de tensión, a mediados del mes de enero los dos tercios de infantería española que estaban de guarnición en la ciudad permanecieron movilizados y pertrechados durante toda una noche debido a las sospechas de un ataque por sorpresa de los franceses, algo que nunca llegó a ocurrir. Durante estos meses los enfrentamientos fueron de carácter menor, casi todos escaramuzas a pequeña escala por el control de pequeños fuertes y pasos de comunicación, por lo que se deduce que los franceses no parecían disponer de medios humanos para llevar a cabo grande operaciones (3).

A partir de febrero, los franceses, alentados desde la Corte de París, intentaron nuevamente tomar algún puesto más en los Países Bajos ante las inminentes conversaciones de paz. Para ello recibieron refuerzos desde Francia y parte de las guarniciones de las plazas fuertes fueron reclamadas para formar un pequeño cuerpo de operaciones. La plaza que debía ser conquistada era Genap, pero en esos momentos se encontraba bien guarnecida ante la reciente entrada de refuerzos enviados desde Bruselas. Lo franceses movilizaron unos 6.000 hombres y 2 piezas de artillería para tomar Genap, pero durante seis semanas seguidas se habían producido copiosas lluvias en la zona, lo que impidió el movimiento de las tropas y, sobre todo, de la artillería. En marzo, los atacantes recibieron refuerzos y más artillería, por lo que finalmente se decidieron a poner sitio a la plaza, pese a que en ese momento ya se había decretado la suspensión de los enfrentamientos ante el inminente acuerdo de paz entre ambas Coronas. Los franceses se hicieron con la plaza a mediados de marzo. Después de 8 días de bombardeo y asedio sobre la fortificación, su guarnición optó por la rendición. En abril, conforme a la ilegalidad de la toma, Luis XIV debió devolver la plaza, restituyendo todos los pertrechos que había obtenido (4).

Los franceses intentaron igualmente sorprender y conquistar las fortificaciones hispanas de los Países Bajos gracias al espionaje y el sabotaje. Su red de informadores de informadores parece que era considerable pues sabían en muchos casos cuales eran las dotaciones reales de parte de las plazas fortificadas. En muchos casos éstos indicaban las plazas que se debían atacar, descubriéndose también intentos de sabotaje. Así, el gobernador de Mons descubrió una trama para volar los depósitos de municiones de la ciudad, aunque llegó a capturar a los responsables (5).

Por otra parte, durante este período destacó el papel de la caballería. Los enfrentamientos fueron siempre de escasa entidad, pero en ellos siempre sobresalieron las unidades montadas por su movilidad y mayor operatividad en las acciones de acoso y rodeo del enemigo. Mientras que la infantería era esencial para presidiar las plazas fuertes, la caballería, sobre todo en el caso hispano, lo era más que nunca para las acciones de socorro a alguna plaza, de protección de convoy y de acciones de hostigamiento. Las unidades de caballería hispanas fueron las que más se destacaron en hacer prisioneros a grupos de infantería francesa aislados y sin apoyo de caballería, a la par que siempre se usaron para convoyar a la unidades de infantería que se mandaban de refuerzo a las plazas fuertes más amenazadas o incluso se introducían en las plazas como socorro. La caballería acantonada en los puestos avanzados, como Mons, Cambrai o Ypres, realizó también funciones de protección sobre los pueblos y aldeas circundantes, intentando mantener alejados a los franceses que pedían contribuciones.

Esta casi exclusividad de las acciones de la caballería era en parte porque el gobierno de los Países Bajos sólo disponía de una reserva estratégica de jinetes cerca de Bruselas para hacer frente a cualquier imprevisto, debido a que tan siquiera contaba con la infantería necesaria para resguardar todos los puestos fortificados. En cuanto a la calidad de esta caballería hispana, cabe destacar que debía ser buena, como se aprecia en las escaramuzas de caballería libradas entre ambos bandos. En ellas, si el mando era bueno y la superioridad francesa no era aplastante, la victoria era casi segura.

Finalmente, si bien las tropas hispanas, tanto de infantería como de caballería, demostraron durante toda la campaña cierta veterana, al ser muchos oficiales y soldados veteranos de pasadas guerras, sus oponente galos no podían demostrar lo mismo. Las tropas francesas eran numerosas, pero aunque su caballería era buena y tenía la confianza de los mandos militares y del propio Rey, la infantería no estab tan bien vista. En sus memorias, Luis XIV decía que su infantería era nueva y nunca antes había visto la guerra, por lo que simplemente esperaba que fuera útil en los sitios. El ejército francés que emprendió la Guerra de Devolución no era, por tanto, muy experimentado, marcando esta acción bélica un antes y un después dentro del ejército de Luis XIV. A partir de este momento las tropas francesas adquirirían experiencia a todos los niveles, desde el militar al administrativo, algo que propiciará su predominio en los campos de batalla europeos hasta la Guerra de Sucesión Española.



Fuentes Principales:

* Rodríguez Hernández, José Antonio: “España, Flandes y la Guerra de Devolución (1667-1668). Guerra, reclutamiento y movilización para el mantenimiento de los Países Bajos Españoles”. Colección Adalid / Ministerio de Defensa, 2007.


Notas:

(1) Carta del Marqués de Castel-Rodrigo de 17 de enero de 1668. A.G.S. Estado Leg. 2.107.

(2) Avisos de Bruselas, 3, 10, 17, 24 y 31 de diciembre de 1667. A.S.V. Segretaria di Stato. Fiandra 55.

(3) Avisos de Bruselas, 7, 14 y 21 de enero de 1668. A.S.V. Segretaria di Stato. Fiandra 55.

(4) Avisos de Bruselas, 11, 18 de febrero y 3, 17 de marzo y 7 de abril de 1668. A.S.V. Segretaria di Stato. Fiandra 55.

(5) Avisos de Bruselas, 18 de febrero y 14 de abril de 1668. A.S.V. Segretaria di Stato. Fiandra 55.

14 comentarios:

  1. Solo experimentando se aprende, bien por los franceses, jajaja.

    Reales Saludos

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  2. Mathìas: ya sabe aquello que dicen de que la experiencia es una grado...

    Un real saludo.

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  3. Es curioso que un estado como el de Luis XIV y en los anteriores estados monárquicos, no tuvieran en cuenta el estratégico valor de la caballería, usado en otros países europeos con grandes éxitos.
    A bientot¡

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  4. Javier: la caballerìa en Europa habìa perdido su peso con el auge de los tercios espaòoles, pero poco a poco se fue desarrollando esta caballerìa ligera de gran movilidad e importancia como se ve en esta guerra...

    Un saludo.

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  5. negociar con el sable encima de la mesa cuando tu adversario no tiene muchas bazas en su mano siempre es una ventaja... y los franceses lo hicieron muy bien... la calidad de las tropas ante un empuje avasallador de material y hombres poco podía hacer en una campaña larga. Si marcaba la diferencia en pequeños enfrentamientos pero a la larga eso no era suficiente.

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  6. José Luis: asì es, las tropas espanolas eran infinitamente màs experimentadas y de mejor calidad como demostraron los enfretamientos aislados, pero a la larga y en combates de gran superioridad numérica, los franceses tenìan siempre las de ganar...

    Saludos.

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  7. A pesar de la neo-nouvelle vague pacifista es evidente que la guerra ha hecho progresar enormemente a Europa, y si somos lo que somos (y si no espabilamos dejaremos de ser) es gracias a que estuvimos por los siglos de los siglos metidos en fregados como este hispano-francés.

    Unas veces ganamos (muchas) otras veces perdemos, pero siempre avanzamos.

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  8. Isra: las guerras configuraron el caràcter europeao durante siglos y los avances en esa materia permitieron modernizar y dar mayor eficiencia a los mecanismos del Estado moderno que empieza a nacer justo es esta época...

    Un saludo.

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  9. O sea que de los errores pasados aprendieron los franceses para que nadie más les "mojara la oreja". Buen aprendizaje por lo tanto de las tropas galas durante esta guerra.
    Un saludo.

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  10. Cayetano: asì es, esta guerra fue el hecho que marca el antes y el después de la hegemonìa de Luis XIV en Europa pues de ella empezarona aprender la administraciòn y el manejo de la guerra.

    Saludos.

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  11. Amigo, por aquí me tienes de nuevo.

    Saludos y un abrazo.

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  12. Descúbrome, como de costumbre, ante Vuestra Cathólica Majestad.
    Pasad por mis Humildes Zahurdas, que Hay Novedosas Nuevas, que espero plazcan a VM.
    SAludos.

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  13. Old Nick: eminente y laureado poeta, gracias por sus parabienes. Ahora mismo paso por su poética casa a leer esas nuevas que anuncia.

    Saludos.

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