miércoles, 22 de septiembre de 2010

LAS GUERRAS DEL REINADO (II): LA GUERRA DE DEVOLUCIÓN (PARTE XIV y FINAL)

Alegoría del Tratado de Aquisgrán o de Aix-la-Chapelle, obra Chales le Brun.


El 15 de abril de 1668 se firmaban los preliminares de paz en Saint Germain-en-Laie, y poco después, el 2 de mayo de 1668, se refrendaba el Tratado de Aquisgrán. La “buena, firme y durable paz” (artículo I), en la que se reconocía especialmente, en su preámbulo, la mediación de la Santa Sede, acordaba que Francia abandonara el Franco Condado (artículo V), al mismo tiempo que conservaba las plazas conquistadas en la campaña de 1667: Lille, Bergues, Furnes, Armentières, Courtrai, Menin, Douai, Tournai, Oudenaarde, Ath, Binche y Charleroi, con todos los derechos (artículo III y IV). Ambas partes reconocían la plena vigencia del Tratado de los Pirineos (salvo lo que hacía referencia a Portugal) (artículo VIII).

Luis XIV vio este tratado, en sus “Memorias”, como un éxito que reforzaba sus fronteras:

Me di cuenta que esa compensación, por mediocre que pudiera parecer en relación con lo que podía conseguir por las armas era, sin embargo, más importante de lo que parecía, porque al serme cedida por un tratado voluntario, entrañaba un abandono secreto de las renuncias por las que los españoles pretendían excluir a la reina de todas las sucesiones de su casa; de que si me empeñaba entonces la guerra, la Liga que se formaría para sostenerla permanecería para siempre como una barrera opuestas a mis más legítimas pretensiones, mientras que si me acomodaba de buen grado, la disipaba desde su nacimiento y ganaba tiempo para provocar entre los liguistas asuntos que les impidieran mezclarse en otros que el tiempo me podía deparar; de que si no ocurriera nada nuevo, no me faltarían ocasiones para romper con España cuando quisiera; de que el Franco Condado que yo entregaba podía reducirse a tal estado que haría de mí su dueño en cualquier momento, y de que mis nuevas conquistas, bien aseguradas, me proporcionarían una entrada más segura en el resto de los Países Bajos; de que la paz me daría tiempo para fortalecerme cada día más en dinero, en barcos, en inteligencia y en todo lo que pueden aprovechar los ciudadanos de un príncipe consagrado a un Estado poderoso y rico” (1).

A pesar del optimismo del Rey, la formación de l Triple Alianza fue un duro golpe para Luis XIV y un éxito para el Gran Pensionario de Witt, pues, de hecho, aquella fue una alianza militar que presionó a Francia para firmar un compromiso humillante para Luis XIV, en lo que sería un anticipo del papel que Inglaterra tendría en la política de equilibrios del siglo XVIII. Para España, Aquisgrán fue un mal trago, aceptado a regañadientes, y supuso pérdidas muy importantes en los Países Bajos, aunque el resto de sus territorios permanecieron intactos. Pero también sirvió para fortalecer una política diplomática basada en la alianza con diferentes potencias para contener a Francia:

“…la experiencia ha dado a conocer - escribía el conde de Molina en 1668 - que no podemos mantenernos por nosotros mismos sin apoyos extranjeros, importa mucho el fortificarnos con tiempo de buenas alianzas, uniéndonos con todos aquellos que se interesan en oponerse a los ulteriores progresos de la Francia” (2).

En definitiva, Aquisgrán puso de manifiesto varias cosas:

1º Que España ya no tenía capacidad militar para enfrentarse a Francia sola.
2º Que para Francia la política de agresión había resultado fructífera.
3º Que para Francia su verdadero enemigo en la zona eran las Provincias Unidas.
4º Que el principal peligro para la independencia de los neerlandeses era Luis XIV.

La amenaza y el temor convivían en las palabras que Colbert escribía por aquellas fechas:

Del mismo modo que hemos aplastado a España por tierra debemos aplastar a Holanda por mar. Los holandeses no tienen derecho a usurpar todo el comercio […] sabiendo como sabemos que mientras sean los dueños del comercio, sus fuerzas navales continuarán aumentando y les harán tan poderosos que podrán asumir el papel de árbitros de la guerra en Europa y poner límites a los planes del rey” (3).

Los años que siguieron constataron cuál iba a ser el próximo objetivo del Cristianísimo...



Fuentes Principales:

* Rodríguez Hernández, José Antonio: “España, Flandes y la Guerra de Devolución (1667-1668). Guerra, reclutamiento y movilización para el mantenimiento de los Países Bajos Españoles”. Colección Adalid / Ministerio de Defensa, 2007.

* Usunáriz, Jesús María: “España y sus tratados internacionales: 1516-1700”. Ediciones Universidad de Navarra. Pamplona, 2006.


Notas:

(1) Citado por B. Bennassar en 1994, extraído de la obra escrita por Luis XIV: “Memorias sobre el arte de gobernar”. Fondo de Cultura Económica. México, 1989.

(2) Citado por María Virginia López-Cordón en 1995.

(3) Citado por Zeller, Gastón: “Los tiempos modernos”, en “Historia de las relaciones internacionales”. Madrid, 1960.

19 comentarios:

  1. Colbert! Que tipo.

    Al menos, españa la sacò bastante bien librada.

    Un abrazo.

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  2. Al final el Cristianisimo se llevo su tajada, pero ¡Demonios! quiere el pastel completo...

    ...le convendría mas ser llamado "Golosisimo", no? jajaja

    Por lo menos, nos salvamos de esta.

    Saludos, Majestad.

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  3. Gaucho: sì, eran todo un personaje, pero sin duda, el minisro màs capaz de Luis XIV...

    Un abrazo.

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  4. Mathìas: jejeje muy bueno, la verdad es que sì, el Golosìsimo habrìa sido un apodo màs justo para él, porque de buen cristiano no tenìa mucho pero de hambre de pasteles y territorios sì.

    Un saludo.

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  5. Estupendo cierre para una magnífica historia.

    Pero no vayamos a reprocharle nada a los franceses, ni fueron los primeros ni serán los últimos, aunque lo que molesta es que fuese a nuestra costa.

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  6. Isra: por supuesto, pero no hay que negar tampoco que Luis XIV no respetò jamàs ninguno de los tratados de paz que firmò (Pirineos 1659, Aquisgràn 1668, Nimega 1678, Ratisbona 1685 y Riswijk 1697)...era muy listo pues no nos daba tiempo para recuperarnos y cualquier excusa le valìa para declarar la guerra...de no haber sido por esta agresividad luisina el reinado de Carlos II habrìa sido recordado de otra manera...

    Saludos.

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  7. Bueno, por lo menos acabó la pesadilla de momento para España. Y Francia creciendo, creciendo...
    Un saludo.

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  8. Cayetano: era el comienzo de la hegemonìa de Luis XIV sì...llegarìan momentos muchos peores para la Monarquìa Catòlica...

    Saludos.

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  9. Muy buenas las conclusiones que se sacan al final de esta larga guerra. El dominio de Francia sobre Europa no parece ser tan fácil como Luis XIv había creído. La balanza se inclina a su favor, pero Inglaterra emerge con fuerza. La alianza entre las Provincias Unidas e Inglaterra está clara como el agua, a pesar de sus desavencias en el mar.

    Besos

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  10. No creo que ese trato perjudicara a España, me refiero a su soberanía, aunque por otro lado perdiera intereses económicos e históricos.
    Virgencica, virgencica, que me quede como estoy¡¡¡
    Un abrazo, Carlos

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  11. Carmen: Francia se convierte en la potencia hegemònica pero empieza a verse que la potencia emergente serà Inglaterro, hecho que empezarà a conformarse a principios del XVIII con el reinado de Guillermo III y de la reina Ana tras la Guerra de Sucesiòn.

    Besos.

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  12. Javier: la verdad es que pese a la pèrdida de ciertas plazas podrìa haber sido peor...y llegaràn esos anos aciagos, aùn estamos solo empezando...

    Un abrazo.

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  13. La historia nos ha ido enseñando lo nocivo que fue el reinado de Luis XIV para las Españas. Entre todos no pudimos pararle los pies. Al final -salvo dejar un heredero de muy poca edad- consiguió prácticamernte lo que se propuso

    ¿Ahora vamos a por la siguiente guerra, de más triste final?

    Saludos, Alberto.

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  14. Jordi: Luis XIV consiguiò casi todo de la Monarquìa espanola, incluso la sucesiòn a la corona tan buscada desde su matrimonio con Marìa Teresa, pero no en su persona, sino en la de su nieto segundogènito Felipe,duque de Anjou...

    ...en cuanto a la prox guerra serà la de peores consecuencias para la corona de Carlos II, aunque ya llegaremos, ahora ahì que finalizar aùn la dècada de los 60 con algunos temas que me faltan...

    Un saludo.

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  15. Te copio aquí un comentario que ha dejado Vega, una de las autoras del artículo de Piedrahíta:

    "Para Carlos II: ¡eso, eso! escríbenos algo sobre Lagunilla para ponernos los dientes largos y que acabemos haciendo un viaje por allí.
    Un saludín,
    Vega"

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  16. Olvidé comentar lo de esas memorias del rey Sol, las desconozco ¿son reales?

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  17. Amigo, aquí me tienes, echando un ratito en tu espacio. Genial como siempre.

    Saludos y un abrazo.

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