Acabo de volver de mi viaje a Viena, donde entre otras muchas cosas he podido seguir el rastro iconográfico de Carlos II en la que fue la corte de su tío, el emperador Leopoldo I. Aunque en futuras entradas detallaré con mayor profundidad cada una de estas piezas, queda claro que la imagen de Carlos II en Viena responde a un claro programa dinástico diseñado por Leopoldo I para reforzar sus derechos a la Corona de España.
Nota: todas las imágenes son fotografías tomadas por mí.
1. Busto en mármol de Carlos II, obra de Paul Strudel (1695). Kunsthistorisches Museum.
2. Curiosamente el busto de Carlos II se sitúa junto al cuadro de su hermano, el príncipe Felipe Próspero, obra de Velázquez.
4. Estatua en mármol de Carlos II en la Prunksaal de la Biblioteca Nacional Austriaca, obra de Paul Strudel (h. 1705).
Hola Alberto¡¡
ResponderEliminarVeo que has aprovechado tu viaje a esa excelente ciudad. Hay que reconocer lo que comentas sobre Leopoldo I.
Un saludo¡¡¡
No has perdido el tiempo en lo referente a tu afición bloguera e histórica.
ResponderEliminarEstupendas imágenes.
¿Te has lanzado a la degustación de la repostería vienesa?
Hola, pesquisando a Carlos por Viena: el cuarto Hombre, entonces.
ResponderEliminarSaludos blogueros. Te leemos, Carolus
Monsieur, veo que el viaje ha dado de sí, y que regresa usted con material sobre su tema.
ResponderEliminarBienvenido de regreso.
Bisous
Javier: la verdad es que ha sido intenso y he recogido mucha información.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tella: la verdad es que no. En cuanto a los postres algo he probado, pero me he decantado más por la cerveza local.
ResponderEliminarUn abrazo.
José: no he entendido lo del Cuarto hombre.
ResponderEliminarUn abrazo bloguero.
Madame: la verdad es que sí jejeje.
ResponderEliminarUn beso.
Se ve que los "primos" querían dejar constancia de su afecto a Carlos II en vida... Claro, el peloteo tenía su misión: hacerles herederos del gran legado hispánico ante una posible muerte sin herederos...
ResponderEliminarEspero que te lo hayas pasado en grande. Quién pudiera...
Besos
De nuevo por tu casa, amigo.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana.
La medalla y la moneda muy curiosos se les nota un fuerte relieve. Esperamos tus nuevas entradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un viaje muy bien aprovechado por lo que veo. Seguro que de él saldrán buenos artículos que todos podremos disfrutar. Un abrazo.
ResponderEliminarLa cultura se adquiere viajando y se eliminan tópicos y manías xenófobas. Nada mejor que visitar otros lugares, como tú haces, para darnos cuenta de que no somos tan distintos ni mejores que nuestros vecinos de otros países. Muy instructivo tu viaje a Viena.
ResponderEliminarPor otro lado, comentarte que prácticamente voy regresando a la normalidad bloguera tras el largo, y sin duda merecido, paréntesis vacacional, durante el cual me he dedicado simple y llanamente a descansar y desconectar de todo. Ahora mi tarea es visitar a los amigos.
Un saludo.
En el busto está Don Carlos imponente. ¿Tendría en algún momento de su vida ese gesto de energía?.
ResponderEliminarSaludos.
Carmen: así es, era una especie de "peloteo" para ganarse el favor de Carlos II de cara a la herencia.
ResponderEliminarUn beso.
Hiperión: gracias y un abrazo también para ti.
ResponderEliminarEduardo: ambas son medallas de gran relieve sí.
ResponderEliminarUn abrazo.
DLT: espero que así sea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cayetano: así es, viajar abre la mente y el espíritu y es un ejercicio que todos deberíamos practicar. Bienvenido a casa de nuevo y buen comienzo de temporada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Retablo: es difícil de saber, pero no lo creo. El busto es de 1695, en plena decadencia física del Rey, por lo que es más que probable que fuera idealizado.
ResponderEliminarUn regio saludo.
Curiosa contradicción de reinado, por una parte, un país humillado en el plano exterior pero, sin embargo, un país que empezaba a despertar en ese mismo reinado en le plano interior, con aún un imperio grande y en plena actividad. El capullo ese de Leopoldo se tuvo que morder la lengua, aunque no le dió tiempo a ver el tratado de Utrecht, ni la muerte de su primogénito, ni cómo los ingleses abandonaron a su hijo Carlos cuando ya no les interesaba que fuese el Carlos III de Austria, que no el futuro rey alcalde de igual nombre.
ResponderEliminarSaludos Majestad.
Juan: así es, una Monarquía débil en los militar pero fuerte en lo cultural y en propagar la imagen de su Rey...una cosa para compensar la otra. Leopoldo I fue siempre muy vacilante respecto a su real sobrino y eso le acabó costando la sucesión como tantas veces hemos dicho en este blog.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Lo primero es expresar mi sana envidia por tu viaje a Viena.
ResponderEliminarY al respecto de las imágenes de Carlos II como bien dices parece una campaña publicitaria del buen Leopoldo de cara a la sucesión, mostrarse así de cercano a su sobrino indica la continuación de la política familiar de los Austrias.
Saludos,
José Luis: así es, una pura campaña propagandística en favor de sus derechos dinásticos al trono de España.
ResponderEliminarUn saludo.
Me quedo sorprendido ante tanta representación de Carlos II, se ve que la política propagandística de los Austrias era independiente de la rama a la que se perteneciera.
ResponderEliminarVeo que el viaje a la maravillosa Viena le ha cundido. Espero con impaciencia la descripción que nos propone de cada una de estas piezas.
Un placer volver de vacaciones y encontrarme entradas como esta.
Un saludo:-))