jueves, 4 de febrero de 2010

LA FAMILIA DEL REY, LOS HERMANOS DE CARLOS II: DON JUAN JOSÉ DE AUSTRIA, BASTARDO REAL Y MESÍAS DEL PUEBLO (PARTE VIII)


Grabado en el que se representa a Don Juan de Austria.
En octubre de 1658, Felipe IV envío un despacho a su hijo ordenándole su regreso a la Península, una vez finalizada la campaña, para hacerse cargo del mando de las armas del Ejército de Portugal (1).

A comienzos de 1659, las miras del Rey de España estaban puestas en el conflicto portugués, el cual fue una de las razones primordiales para acelerar los acuerdos de paz en Flandes entre las coronas francesa e hispana. Don Luis de Haro encargó a don Juan la realización de una leva de 3.000 soldados valones para que se encaminasen a la guerra contra Portugal.

El 1 de marzo de 1659 don Juan salió de Bruselas, quedando como gobernador interino de los Países Bajos el Marqués de Caracena. Poco después, el 7 de noviembre, se ajustó la Paz de los Pirineos entre don Luis de Haro y el cardenal Mazarino, que sellaba la paz, tras casi 25 años de guerra, entre las Coronas de Francia y España (2).

Felipe IV firmó la paz con Francia con la esperanza de que este tratado constituiría la antesala a la recuperación de Portugal, relegada por la actuación en los frentes catalán y flamenco. Don Juan, aprovechando el inicio de las negociaciones de paz y el cese de las hostilidades, regresó a la Península en 1659 vía París, donde mantuvo una entrevista con la Reina de Francia (3). Sin embargo, no se dirigió a Portugal hasta después de haber sido firmados y ratificados los tratados de paz.

El 20 de febrero de 1661, Felipe IV emitió oficialmente el título de Capitán General de la Conquista del Reino de Portugal para Don Juan de Austria. Mientras tanto, se ordenó la formación de un ejército competente en las fronteras de Extremadura, así se institucionalizaba el ataque a un reino que, hasta entonces, se había limitado a escaramuzas de escasa trascendencia. Sin embargo, a diferencia de otros ejércitos liderados por don Juan de Austria en ocasiones anteriores, en donde primaban militares con experiencia, curtidos por las artes de la guerra. El que iba a participar en la campaña de Portugal estaba formado mayoritariamente por hombres provenientes e levas forzosas, gentes sin apena experiencia en el campo militar. Don Juan, desde un primer momento, no se encontró a gusto con aquellas tropas.

La campaña militar en Portugal comenzaría con un ejército integrado por unos 15.000 infantes y 6.000 jinetes, además de otras tropas adicionales a las que se encomendaría la vigilancia de determinados puntos claves a los largo de la frontera. Por otra parte, y además de su investidura como Capitán General, don Juan recibió amplios poderes para moverse en la guerra contra los portugueses:

“He resuelto darle y concederle (...) toda plenitud y Plenipotencia mía sin reservación de cosa alguna para que en mi Real nombre pueda titular, jurar leyes, usajes, constiticiones y costumbres de aquel Reino, perdonar, hacer mercedes, conceder privilegios...” (4)



Mapa de la frontera entre el Alentejo y Extremadura, c. 1650. Una de las regiones mas castigadas por la guerra entre 1651 y 1667.


El 21 de marzo don Juan llegó a Zafra, siendo recibido por el Corregidor, Alcalde y Cabildo, quienes le condujeron al Palacio del Duque de Feria.

La campaña de 1661 se demoró bastante debido a la llegada de don Juan y a los preparativos pertinentes. El primer objetivo que se planteó fue la recuperación de Arronches, pues tenía la ventaja de cubrir el territorio entre Badajoz y Alcántara y constituía la plaza más adecuada para servir de alojamiento al ejército. Don Juan se lanzó a su conquista al frente de 1.500 caballos y mandando por detrás 500 infantes y otros 600 caballos para que tomaran posiciones mientras se reconocía la situación del enemigo. Don Juan dio órdenes para que la artillería comenzara a disparar. Pronto se abrió una brecha en la ciudad y apenas transcurridas cinco horas de combate, sus habitantes decidieron rendirse y pedir clemencia a don Juan (5).

La facilidad con la que se había logrado la rendición de Arronches en ese 16 de junio de 1661, hizo concebir grandes experanzas en el éxito pronto y total sobre Portugal: con esta captura, el Ejército de Extremadura podía desplegarse en territorio portugués en la margen occidental del río Caia bajo la seguridad de las armas de Arronches, y lanzar una ofensiva. Aún más importante, se exponían las líneas de comunicación portuguesas a un ataque de la Caballería. Como resultado, immediatamente después de la captura de Arronches, los portugueses movieron los cuarteles del Ejército del Alentejo a Estremoz, 35 km más al interior, y (basado en el progreso de Alba en 1580) a por lo menos a cinco días de marcha de Badajoz. Sin embargo, don Juan no se mostró tan optimista cuando tuvo la oportunidad de estudiar la verdadera situación en que vivían las fuerzas de la Monarquía Hispánica.

En pleno mes de agosto, el bastardo real decidió repartir su ejército entre las plazas de Badajoz, Olivenza, Arronches, Alburquerque y Alcántara, para poder reunirlo con brevedad cada vez que fuera necesario. Sin embargo, el tiempo tórrido evitó que los portugueses diesen batalla, aguardando solo la retirada de don Juan para hacer ellos lo propio, dados los insufribles calores de la estación.

Pasados los rigores del verano, el hecho más significativo llevado a cabo por las fuerzas de Extremadura fue la toma de Alconchel, castillo situado a dos leguas de Olivenza. Mientras se producían estos éxitos por parte del Ejército de Extremadura, el Marqués de Viana, con el de Galicia, había fracasado, al levantar el sitio de Valença do Minho (19 de agosto) mientras el Duque de Osuna, igual de vergonzosamente, había retrocedido tras amenazar el fuerte de Valdemula (23 de julio).

Además, la campaña de 1661 tuvo en el ámbito internacional un acontecimiento que que no iba a redundar en beneficio de la Monarquía Hispánica. Si Luis XIV, a pesar de los capítulos concertados en la Paz de los Pirineos, continuaba enviando auxilios a Portugal, Carlos II de Inglaterra, que viviera antes de su restauración en el trono en Brujas al amparo de Felipe IV, lejos de otorgar su ayuda a su antiguo anfitrión, pasó a colocarse como un firme enemigo al concretarse, en la primavera de 1661, su matrimonio con Catalina de Braganza, hermana del rey Alfonso VI de Portugal que, entre otras cosas, incluyó en la dote la cesión a los ingleses de las importantes plazas de Tánger (6) y Bombay (7).

Al aproximarse la campaña de 1662, Don Juan recibió órdenes de entrar en Portugal con las fuerzas concentradas en Extremadura y que estaban constituidas por las milicias de las provincias de Extremadura, Castilla y Andalucía, así como por fuerzas auxiliares alemanas, lombardas y napolitanas.

En los primeros días se lograron la rendicón de varias atalayas al tiempo que se interceptaban un correo con cartas para los gobernadores de Elvás e Iurumeña, en las que se les avisaba de la premura con que se organizaba un gran ejército en Estremoz, formado por más de 10.000 soldados y 3.000 caballos que aguardaba además la llegada de unos refuerzos de otros 4.000 soldados y 2.000 caballos.

Don Juan envió al correo a Estremoz para que informara sobre la determinación del ejército castellano de buscar al rebelde en la campaña, por lo que se dirigió sin más dilación a la plaza, colocando la artillería a la vista del enemigo. Hubo varias horas de refriega, tras las cuales el ejército de Extremadura se acuarteló a menos de media legua de la villa. Entretanto, varios escuadrones consiguieron la rendición de la villa de Borba, enviando los prisioneros a Arronches. Luego tuvo lugar el saqueo del lugar por parte de la soldadesca. Los vecinos de Borba, a la vista de estos acontecimientos, juraron neutralidad y Don Juan, confiado, abandonó el lugar, tras lo cual los de Borba se apresuraron de nuevo a admitir a las tropas rebeldes y volvieron a fortificarse en su castillo. Actos como éstos no iban sino a contribuir, a la larga, a la derrota de Don Juan, dado a dejar calmados y derrotados los lugares, pero sin destinar una guarnición suficiente en ellos, por lo que los vecinos volvían con rapidez a adoptar una postura de rebeldía frente a España.

El 8 de junio, día del Corpus Christi, don Juan obtuvo la rendición de la plaza de Juromenha después de un largo asedio. Ésta se encontraba a dos leguas de Elvás, siendo una villa con abundancia de trigo, ganado y caza. El 23 de junio, el Ejército de Extremadura dejo Juromenha, no sin antes haber estacionado allí una guarnición de más de 800 soldados y unos 30 caballos, al mando del maestre de campo, don Fernando de Escobedo.

Don Juan, al frente de unos 8.000 hombres y unos 6.000 caballos, marchó hacia Vila Viçosa donde provocó al enemigo sin obtener respuesta, por lo cual, se vio en la necesidad de proseguir la marcha. Poco después logró la rendición de la villa de Veyros y de Monforte, esta última sin presentar batalla. También Cabeza de Vide se rindió voluntariamente así como Alter de Chaom y Alter do Pedroso. Posteriormente, Ocrato también cayó, pero esta bien si que hubo de recurrirse a las armas para ello. Después se entregaron Fronteira, Santa Olalla,...

El 11 de julio don Juan dio por finalizada la campaña, con lo que el ejército se recogió en Badajoz y en otras plazas fronterizas (Juromenha, Olivenza, Ougüela, Montijo, Alburquerque). Pretextando el tórrido calor existente, se cerraba una campaña de apenas dos meses, en la que no se había sacado el debido provecho. Por su parte el ejército del Duque de Osuna había tomado Escalona, mientras que el de Galicia, dirigido por el Obispo de Santiago, en sustitución del Marqués de Viana, tomó Portela y Castel-Lundoso.

Con motivo del alojamiento de las tropas al finalizar la campaña, el 10 de agosto don Juan publicó un reglamento para evitar daños y abusos que se originaban del tránsito por la provincia, tanto de la infantería como de la caballería.

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Fuentes principales:

* Castillo Soto, Josefina. Don Juan José de Austria (hijo bastardo de Felipe IV) : su labor política y militar. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 1991.
* Ruiz Rodríguez, Ignacio. Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica : entre la política, el poder y la intriga. Dykinson, S.L. - Libros, 2008.

* Valladares Ramírez, Rafael. La rebelión de Portugal: guerra, conflicto y poderes en la monarquía Hispánica (1640-1680). Junta de Castilla y León, 1998.

* White, Lorraine. Estrategia geográfica y fracaso en la reconquista de Portugal por la Monarquía Hispánica (1640-1668). Ediciones Universidad de Salamanca. 2003.


(1) A.G.S., Estado, leg. 2.092. Despacho de Felipe IV para don Juan de Austria desde San Lorenzo de El Escorial, 31 de octubre de 1658.

(2) Texto de la Paz de los Pirineos.

(3) Se trataba de la infanta Ana de Austria, hermana de Felipe IV, que en 1615 se había casado con Luis XIII de Francia, en el famoso intercambio de princesas en el que a su vez la hermana del monarca francés, Isabel de Borbón, esposó a Felipe IV.

(4) A.G.S., Estado, leg. 6.152. Plenipotencia otorgada a don Juan en 5 de marzo de 1661 por parte de Felipe IV.

(5) Hubo rumores de transferir los cuarteles generales del Ejército a Arronches (un pueblo habitado por 300 vecinos). De hecho don Juan permaneció allí por un corto periodo de tiempo para supervisar el comienzo de la construcción de nuevas y mayores fortificaciones.
Sin embargo, antes de finalizar el mes de julio el calor del verano obligó a don Juan a retirar su Ejército a Extremadura, a sus guarniciones regulares

(6) Durante este período fue notable el interés de Inglaterra por disponer de una base de operaciones, en la zona del estrecho de Gibraltar, que facilitase una entrada segura al Mediterráneo para apoyar su creciente presencia comercial en aquellas aguas frente a la reciente rivalidad con Holanda y la tradicional enemistad con España y Francia.

(7) La cesión de Bombay supuso el inicio de la colonización inglesa en la India que finalizaría en el siglo XIX y que haría de este territorio la joya de la Corona Británica.

4 comentarios:

  1. Buena recreación de unos tiempor moviditos.
    Lusitania se va de las manos.
    La Paz de los Pirineos con Francia no va a ser el último contratiempo amargo para un imperio que se deshace.
    Un saludo.

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  2. Efectivamente, poco quedaba para perder Portugal, no obstante, Carlos II no dejarìa de nominarse como Rey de POrtugal hasta 1685...

    ...aùn asì el Imperio se mantuvo casi intacto hasta la Guerra de Sucesiòn

    Gracias por comentar cayetano

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  3. Inglaterra necesitaba el matrimonio portugues, en efecto. Por un lado necesitaban desesparadamente el dinero, y por otra les venian de perlas esas plazas (la de Bombay fue un negocio redondo!). Ademas, supongo que Carlos de Inglaterra aun recordaria los coqueteos con Cromwell y el poco apoyo recibido cuando lo necesitó.
    Para España, desde luego, no fue un buen asunto. Las cosas se torcian.

    Feliz tarde

    Bisous

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  4. También Portugal necesitaba un matrimonio que le diese aún un mayor reconocimiento a nivel internacional...desde luego una indigna traición la de Carlos Estuardo, que había sido hospitado y mantenido por Felipe IV en Brujas, mientras este se dedicaba formar un ejército para restaurarse en el trono.

    un saludo madame

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