domingo, 11 de abril de 2010

LA FAMILIA DEL REY, LOS HERMANOS DE CARLOS II: DON JUAN JOSÉ DE AUSTRIA, BASTARDO REAL Y MESÍAS DEL PUEBLO (PARTE XXVI)

Retrato anónimo de María Luisa de Orleáns, Versalles, Musée National du Château.


El tercer hecho que centró la atención del gobierno juanista fue la búsqueda de una esposa para el joven Carlos II. Y es que, en efecto, la boda del monarca se había convertido en un asunto de suma importancia para los intereses españoles. El propio Carlos asumía la necesidad de contraer matrimonio cuando venía a indicarle claramente a su madre doña Mariana de Austria, en aquellas misivas que se dedicaban entre el destierro toledano y la Corte de Madrid: “en cuanto a mi casamiento, reconozco también lo mucho que conviene no dilatarlo ya, y tengo muy presente lo que te he escrito a ti y a mi tío [el emperador Leopoldo I], y está cierta que si, por precisas consideraciones de conciencia y obligación propia, hubiere de pensar en sujeto que pueda, mediante el favor divino, darme prontamente sucesión, serás tú y mi tío los primeros, no sólo que se conformen con ello, sino que la aprueben; y porque en breve espero escribirte sobre este negocio, sólo te pido ahora que lo encomiendes a Dios, que te guarde”.

Estaba claro que Carlos debía casarse, pero el problema era con quién. Aquella cuestión no habría tenido sentido si en el poder hubiera estado Mariana de Austria, pues ya en 1673, durante la embajada imperial del Conde de Pötting, se había convenido que la mejor candidata era la archiduquesa María Antonia, hija del emperador Leopoldo I y de la fallecida emperatriz Margarita Teresa, hija de Mariana de Austria y hermana de Carlos II. Aquellas negociaciones matrimoniales se habían deliberado posteriormente en 1674 con el también embajador imperial Conde de Harrach y los ministros españoles. Las opiniones por aquel entonces no fueron unánimes, aunque hubo una tendencia general a complacer los deseos de la Reina que, bien por su amor a la hija fenecida, bien por continuar la tradición matrimonial de las dos ramas de la Casa de Austria, consideraba a María Antonia como la candidata más adecuada.

Sin embargo, el cambio de gobierno acontecido con el ministerio de don Juan José truncó las esperanzas austriacas de conclusión de las negociaciones. Don Juan no estaba dispuesto a favorecer la entrada en la Corte de una reina consorte austriaca que pudiera convertirse en pivote de la facción imperial favorable a doña Mariana de Austria. Y para evitar el fortalecimiento del partido de la Reina madre era imprescindible buscar otra princesa ajena a la Casa de Austria; el nombre de la princesa María Luisa de Orleáns comenzó así a sonar en las sesiones del Consejo de Estado, haciendo perder votos a la candidata portuguesa del llamado partido hispanista (1) cuya influencia también quiso anular don Juan. Las noticias de las tramitaciones secretas del matrimonio entre Carlos II y la princesa María Luisa trascendieron los pasillos del Alcázar madrileño y llegaron, a través del Conde de Harrach a las estancias más privadas del Alcázar de Toledo. Doña Mariana, desde sus alejados aposentos, quiso influir en las decisiones del Consejo concernientes al matrimonio de su hijo; según su criterio, tenía derecho a conocer de primera mano el asunto de la boda y a decir la última palabra sobre la novia elegida. Junto al Conde de Harrach, Mariana luchó inútilmente durante aquellos primeros meses de encierro porque María Antonia se mantuviera como la prometida oficial de Carlos. Para ello escribió varias misivas a don Juan y a su hijo, y comunicó al Emperador las intenciones del bastardo, con el fin de reafirmar su capacidad decisoria en tan delicado asunto de la política de la Monarquía.

En Madrid se demoraba la respuesta a doña Mariana con respecto a la boda, y es que no se quería dar parte a la Reina madre de la clara inclinación existente en el Consejo hacia María Luisa de Orleáns, pues en aquellos momentos cruciales de la Guerra de Holanda en la que la asistencia militar del Imperio era indispensable para la supervivencia de los territorios flamencos, no se podía hacer tal ofensa al Emperador “despreciando” a la archiduquesa María Antonia y favoreciendo a una princesa de la potencia enemiga: Francia. El 2 de agosto, en el Consejo de Estado, se decidió que siendo María Luisa la candidata perfecta, había que mantener en secreto las negociaciones matrimoniales, procurando que no llegaran a conocimiento del Emperador (2). Mientras, doña Mariana esperaba noticias de tal importante asunto para comunicarlas precisamente a su hermano y así poder actuar en consecuencia, conjuntamente. Finalmente, las repuestas llegaron y como era de esperar no fueron del agrado de la Reina: María Luisa de Orleáns era la elegida para casarse con Carlos II.

A pesar de las pretensiones de don Juan, el matrimonio de María Luisa de Orleáns con Carlos II no suavizó la exigente actitud de Luis XIV durante las negociaciones de Nimega, pues desoyó todas las súplicas españolas que clamaban por la posible restitución de alguna plaza en Flandes, así como de recuperar el Franco Condado . La única condescendencia se advirtió en Sicilia, de donde prometió retirar todas sus naves. En definitiva, la paz de Nimega, firmada el 17 de septiembre de 1678, supuso a ojos de los adversarios políticos del bastardo, la más grande humillación en la historia de la Monarquía.

Una lluvia de críticas arreció sobre don Juan desde comienzos de 1679. La formación de la Casa de la Reina fue un motivo más de descontento entre la nobleza, que observó con disgusto como los principales puestos eran encomendados a personas consideradas inadecuadas. Y a la desilusión general de los altivos nobles castellanos se vinieron a sumar los primeros conatos de una opinión favorable a Francia1123, dirigidos en la distancia por Luis XIV.

El declive de don Juan José alivió las relaciones de la Reina madre que, en su residencia de Toledo, comenzó a recibir las visitas de importantes nobles desencantados de la política juanista. Aquel verano de 1679 fue especialmente esperanzador para doña Mariana; a primeros de mes recibió la inesperada visita del embajador francés, el Marqués de Villars, que en vistas al realce del partido de la Reina madre, decidió realizar aquella cortesía para granjearse las simpatías de aquel grupo y de aquella Reina que nunca se había llegado a desvincular de las intrigas cortesanas (4). La alegría de doña Mariana debió ser inmensa al ver aparecer en sus aposentos al embajador del Rey de Francia, monarquía a la que se estaba empezando a sentir más ligada tras el desencanto sufrido con Leopoldo, su hermano, que había mostrado gran pasividad durante sus dos últimos años de destierro. Luis XIV y Villars intuyeron que doña Mariana cobraría protagonismo tras la inminente caída de don Juan y, en cierto modo, no se equivocaron.

Fuentes principales:

* Ruiz Rodríguez, Ignacio. “Don Juan José de Austria en la monarquía hispánica : entre la política, el poder y la intriga”. Dykinson, S.L. - Libros, 2008.

* Oliván Santaliestra, Laura: “Mariana de Austria en la encrucijada política del siglo XVII”. Universidad Complutense de Madrid, 2006.


(1) El partido español pretendía casar a Carlos II con una hija del Duque de Braganza (Rey de Portugal) con la idea de que de esta forma las Coronas de España y Portugal volverían a unirse bajo un mismo Rey.

(2) Manescau Martín, María Teresa: “Don Juan José de Austria ¿Valido o dictador?”.

(3) Sobre la discutible existencia de un partido francés en la corte de Madrid a finales de siglo véase: Ribot, Luis: “El arte de gobernar. Estudios sobre la España de los Austrias”. Ed. Alianza. Madrid, 2006. pp. 267-273.

(4) Visita de Villars a la Reina madre en Toledo. Villars: “Mémoires de la cour d’Espagne sous la regne de Charles II. 1678-1682”. Imprimerie de Whittingham et Wilkins. Londres, 1861. p. 27.


24 comentarios:

  1. Parece que no se daban cuenta del desastre genetico que suponia seguir mezclandose los Austria entre si, ya que pretendian a María Antonia. Que desdicha, lo mismo que les dio la fuerza durante tanto tiempo, siempre unidos el Imperio y España, fue a la postre lo que acabó con la dinastia y dio paso a la casa de Borbon.

    Feliz tarde de domingo, Majestad. Hoy hemos llegado a palacio casi a la vez!

    Bisous

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  2. Sí madame, por aquellos entonces no se sabían los problemas que traía la endogamia, solo se sabía que había que casarse entre iguales, y ´stos eran o los Habsburgo de Austria u otros reyes, y quién mejor que los dela otra gran potencia, Francia.

    un saludo

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  3. Que ironias de la vida, buscar en la misma dinastía una esposa para Carlos: la dinastía estaba en las últimas. Qué suerte, majestad, poder ver in situ la Sábana Santa, sin exponer desde hace diez años: que la disfrute. Un cordial saludo.

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  4. Gracias Paco.

    pues sí, la dinastía estaba dando sus últimos coletazos en España, pero en aquellos momentos y con un monarca veinteañero nada lo hacía pronosticar.

    Un saludo.

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  5. Había leído algo respecto al posible amtrimnio de Carlos II con una Bragança, pero supongo que fue algo no demasiado serio.
    El matrimonio con la archiduquesa y suponiendo que el rey hubiese podido engendrar, podía haber sentado en el trono de las Españas a un rey con más taras que el propio Carlos II, o quizá no...
    La elección de la de Orleáns fue la más práctica.
    Saludos

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  6. Dissortat había leído bien, como digo en la nota 1 el partido "español" pensaba que de esta forma se podía recuperar el reino de Portugal...pero las circunstancias llevaban a una alianza con Francia...la verdad es que no se si el posible heredero habría tenido o no taras pero habría salvado a la dinastía por al menos otra generación.

    Un saludo.

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  7. Es una maravilla cómoloexplicas y lo ameno que resulta leer Historia contigo.

    Los Austrias no le gstaron nunca a Fernando II de Castilla y I de Aragón (uséase, el Católico) y a mí tampoco.

    Cualquier matrimonio de este Austria, Carlos II, hubiera resultado un desastre en descendencia porque era un tarado.

    Los Borbones son, a juzgar por su trayectoria, unos hijosdeputa de primera clase pero su linea aún no está tan endogamizada ( si vale el palabro).

    Creo que el único Austria sano en muchas generaciones de siglos resultó el último, el que no reino pero que era el titular de la Corona alemana tras la segunda Guerra Mundial.

    No quedan ya en Europa dinastias monarquizables. Hasta los de Inglaterra son germanos de apellido alemán (Hannover), transmutado por papeleo en Windsor.

    Los Saboya no pintan nada en ninguna parte. Y los Borbón están en la última etapa de reinar, porque el nene sucesor nunca será rey.

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  8. Tellagorri has repartido para todos.

    En realidad tenemos que recordar que los Borbones que reinan en España son descendientes directos de Felipe IV (un Austria) a través de su hija María Teresa que casó con Luis XIV y de amboa nació el delfín Luis (llamado el Gran Delfín por lo obeso), padre del futuro Felipe V y deahí hasta nuestros días.

    Saludos.

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  10. Buscar esposa para el joven rey... La verdad es que el problema no estaba en lograr una doncella fértil que continuara la saga real, sino en la propia imposibilidad de Carlos II para engendrar un sucesor. Claro que todavía era pronto para saberlo. La política endogámica llevada a cabo desde tiempo atrás se va a cobrar un alto precio.
    Un saludo.

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  11. CAROLVUS

    Tienes razón. Luis XIV se casó en San Juan de Luz con Mª Teresa Austria. En realidad están mezclados todos.
    Y eso de que los actuales borbones son descendientes de Borbones y Austrias, falta añadirle y de VARIAS CÓMICAS o actrices de por medio.

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  12. Cayetano: dices bien, aún era pronto para saber de los problemas de Carlos II, de hecho todo parecía indicar que de tan joven matrimonio pronto se obtendrían los frutos deseados...después llegarían las desilusiones, los extraños métodos con María Luisa, hasta que al final del reinado (ya con Mariana de Neoburgo de consorte) se llegó al convencimiento de que el problema no eran las consortes sino el Rey...y ahí empezó toda una batalla entre Baviera, Austria y Francia por la sucesión a la que llegaremos en su momento.

    Un saludo.

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  13. Tellagorri: lo de Austrias y Borbones te lo puedo confirmar, sin embargo, mis conocimientos no llegan hasta las cómicas de quien hablas...

    Por cierto, también la madre del bueno de Alfonso XIII era una Habsburgo: María Cristina de Habsburgo-Lorena

    Un saludo.

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  14. La endogamia es un desastre genético de primer orden. Los Austrias fueron degenerando de uno en uno hasta llegar a este Hechizado Carlos II.
    Compadezco a la mujer que por razón de Estado se tuvo que resignar a ser su esposa.

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  15. Y, sin embargo, rosa se dice que María Luisa quedó muy contenta de Carlos II pues no era tan feo como nos lo ha pintado la historiografía clásica, y al final ambos se amaron.

    Un saludo.

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  16. ¿Sí? ¡Qué cosas! Me encanta saberlo, yo estaba convencida de que el pobrecillo no había triunfado precisamente, y además, entonces, qué mala baba la del pintor que lo retrató tan rematadamente feo.

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    1. Hi Rosa! I agree with the next comment under yours. I think Maria Luisa Orlèans was a very lucky woman, I envy this queen just because she spend her life with Carlos II

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  17. Ya sabes Rosa que para gustos están los colores que dice el refranero.

    Un saludo.

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  18. Estoy de regreso de un descanso que me ha venido de maravilla. Espero no haberme perdido mucho en la corte española...

    Por de pronto no me imagino el resultado de la unión entre Carlos II y otra infanta austriaca, aunque tal enlace no hubiese sido extraño. Sin embargo, era normal que don Juan no quisiera aumentar el poder de la reina madre.

    Supongo que no habría infanta de la Casa de Borbón adecuada para matrimoniar por entonces, dado que el matrimonio se concerta con una Orleans.

    Un abrazo

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  19. Bueno Carmen, en realidad la Orleáns era una Borbón, en cuanto hija de Felipe, duque de Orléans, hermano menor de Luis XIV, lo de Orleáns le viene por el título del padre pero en realidad se la podría apellidar de Borbón...recursos de la historiografía para no confundir personajes...

    ...en realidad Carmen te has perdido el ministerio de don Juan, ya llegamos al final, pero se que te pondrás al día.

    Un saludo.

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  21. Respetado CAROLVS II, interesante contenido. Son estos post un legajo documental para conservar en la memoria de España y el mundo la historia del último soberano durante la dinastía Habsburgo de Madrid.

    Acabo de apuntarme como su seguidora.

    En mi sitio web está la puerta abierta para recibirlo cuando desee.

    Un gran abrazo desde Venezuela
    Inés de Cuevas.

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  22. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  23. Gracias Inés, todo un honor las palabras que me dedicas.

    Igualmente seguiré con pasión su blog.

    Un saludo.

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